domingo, 7 de agosto de 2022

231 Los domingos cavilar Estuve -y seguiré estando- allí Fernando Merodio 06/08/2022

231 Los domingos cavilar

Estuve -y seguiré estando- allí

Fernando Merodio

06/08/2022

 Ya no se puede ocultar que vivimos un gigantesco fraude social, con gobiernos que nos mienten sistemáticamente y hacen lo contrario de lo que prometen (...) El problema es de tal grado que su solución ya no pasa por los trucos del sistema(“Rodea el Congreso”)

 Vivir es tomar partido (…) quien realmente vive no puede no ser ciudadano, no tomar partido, pues la indiferencia es apatía, es parasitismo, es cobardía, no es vida” (Antonio Gramsci “Odio a los indiferentes”)

Con la intención, que algunos miles pusimos en práctica, de “Rodear el Congreso” -y lo que había dentro-, el 25-S de 2012, hace ya casi 10 años, estuve allí, junto a Neptuno, el hotel Palace, el  museo Thyssen-Bonemisza,…, lejos de los leones, que los diputados -con miedo- (man)tenían fuera, protegidos por policía motorizada, enmascarada, con chatarra militar, parafernalia represiva y -vana- intención de atemorizar, estuve incluso más lejos, por convicción, de “sus señorías”, llegado desde Santander a las 8,00 -más de 4 horas de coche- con Miguel, atendiendo a una llamada que el abuso de poder cada día más cierto, la cobardía general y el opresivo silencio de los medios dotaron de la antigua vis atractiva de casi clandestina; esfuerzo que era intención de no aceptar versiones interesadas y conocer de primera mano -en persona- qué era aquello que intuía -hasta que vi a Pablo Iglesias, no con el resto, de pie en una rotonda a la caza ya de palmadas y aplausos- el inicio de algo.

¡NO!

Estuve -y seguiré estando- allí porque, pese a todo, sé la urgencia de desmontar el perverso mensaje de que la crisis que -desde hace décadas- vivimos es severa, pero resoluble, más dañino que el silencio, mientras el sistema se despeña y empieza a aplastar -como siempre- a los más débiles y, explica Toni Negri, “habrá conflictos, enfrentamientos, violencias”, lo que exige apartar, afines, a reaccionarios dañinos y rosáceos progresistas, pues nos explica Rancière que la sabia Grecia, arrumbada hoy -como nosotros- en el basurero de la historia, mostró que, si el demos, los sin poder piden rango solo hay política cuando se gobierna sin intermediarios; tiempo convulso, peligroso, fronterizo, que no mezcla bien con el silencio cómplice, tiempo que Zizek llama “interesante” y exige firme acción popular frente a quienes nos quieren como felpudos y manduca para el enemigo agónico, capital, multinacionales, mercados, bancos,…, al que casi regalamos -a cambio de migajas que arroja Yolanda- alienada fuerza de trabajo, mientras perdemos -a chorros- derechos que ganaron otros mejores, libertad, sanidad, educación, pensiones,…, algo que, pese a -o por- ser tan malo, hará rebrotar -añoro- el viejo concepto de clase y ayudará a acabar con el consumidor individual, materia-masa para retacar el muro que se derrumba; llegó el momento de enseñar los dientes, explicar -si es preciso- con violencia, a gritos que no se sale del caos generado por “ellos” con más caos y menos derechos, inquirirles los porqués, exigir respuestas, reunirnos de abajo arriba en permanente asamblea sin burocracia, rozarnos, expulsar a los adoradores de los ricos que traen chucherías del consumo, promesas, molinos, banderas de insolidarias identidades separadoras, desigualdad, himnos, guerras,… denunciar, juzgar, castigar su dolo, la dantesca peste de un latrocinio que ni podemos imaginar, asumir ya, de una vez, que somos muchos, más que “ellos” y, porque no somos tan ricos como dicen, debemos abordar la turbadora tarea de replantear, alzar de nuevo todos, como se debe, de abajo arriba, la política.

El capitalismo, destilación de la reforma luterana, en especial del calvinismo que, como el catolicismo, con esgrima metafísica justifica a quien se apropia de la fuerza del trabajo ajeno y acumula riqueza, al otorgarle la etérea condición de “predestinado”, une religión y dinero, graba a sangre y fuego el pecado en nuestras afligidas mentes y nuestro código genético, pero no puede ocultar que asistimos a la agonía del sistema que -solo- aparentando igualdad en una parte del mundo, es guerra y hambre para el resto,… y, al tiempo, del pastueño halo con que lo orlan los profetas del despilfarro, incompatible con el contrato social y el Estado de Derecho, logros de la Ilustración y la revolución francesa; frente a él, Enrico Berlinguer patrocinaba en 1977 “austeridad”, no como “política de nivelación tendente a la indigencia”, sino con “finalidad de instaurar la eficacia, la justicia, el orden y una nueva moralidad” y, como Antonio Gramsci, encarcelado en 1921 por Mussolini y el fascio, declaraba “odio a los indiferentes”, pues “vivir es tomar partido” y “quien realmente vive no puede no ser ciudadano, no tomar partido, pues la indiferencia es apatía, es parasitismo, es cobardía, no es vida”.

En la cara norte de la escalada de mi vida, seguiré empujando con quienes, desde casi la clandestinidad, hace 10 años me convocaron a “rodear el Congreso” para “ocuparlo”, pues, hoy más incluso que entonces, “la situación supera los límites tolerables, somos víctimas de un ataque sin precedentes que utiliza la crisis como excusa y nos arruina en beneficio de una oligarquía intocable que, con la complicidad de la política parlamentaria, usurpa los poderes del Estado para incrementar sus privilegios y enriquecerse de modo ilícito” y, dado que, cada día más, “el problema es tal que su solución ya no pasa por los habituales trucos del sistema”, se nos exige la radical -que vaya a la raíz del problema- acción de disolver parlamento y gobierno, convocar elecciones a una Asamblea que, con participación de todos, elabore una nueva constitución, audite las cuentas públicas, bloquee el pago de la pútrida deuda, reforme la legislación electoral y fiscal, acabe con los privilegios -incluso los de los que decían “poder”- que embadurnan la política y, esencial, reparta trabajo y salario con justicia mediante el control de los medios de producción,…, o sea, ¡cambie el sistema!

Somos más... y mejores

Con la misma crisis de diseño ad hoc de siempre, el antropogénico caos climático, más visible, da argumentos reales para alarmarnos como hacía Barry McGuire, en 1965, con “Eve of destruction”, “¿No entiendes qué te quiero decir? / ¿No sientes el mismo miedo que yo? / (…) / Mira a tu alrededor, / Seguro que te asustas, chico / E intenta repetir, mi amigo, que / No crees que estemos en vísperas de la destrucción”, un tiempo que, insisto, Slavoj Zizek  considera “interesante” y a gente como nosotros, la “gens de rien”, los nadie, convoca a abandonar la quietud suicida y empezar a hacer frente al poder venal y su –servil- política que, cruel e hipnótica, nos zarandea y nos usa como cosas; ya es urgente ejercitar la mente, arriesgarnos, pensar para dibujar y, a continuación, construir un futuro que sea posible, pues lo actual conduce a la nada, al vacío, a la aniquilación, no exigiendo un gran esfuerzo llegar a la convicción de que es preciso “rodear” el Congreso que ahora -cobrando mucho- ocupan, revueltos con los de siempre, incluso los más “listos” de aquel primer 25-S.

Aunque, seguro, algunos ya lo hayan hecho, es urgente, imprescindible reflexionar seriamente al respecto, leer y pensar en ello y, tras concluir la reflexión ilustrada, ver que merece la pena, por nosotros, solo por nosotros, actuar con rigor bravo sabiendo que, es inevitable, como en las viejas revueltas revolucionarias, deberemos subvertir el espurio orden actual, con apoyo en la -hoy aletargada- voluntad emancipadora, que tan ajena (a)parece en nuestro viejo, ufano, “civilizado”, pobre mundo y, pese a que la propuesta contiene razones bastantes y la realidad circundante la dota de argumentos sobrados para seguirla, se argumentaría aún mejor y se fortalecería su lógica acción, leyendo -y releyendo-  El despertar de la historia”, de Alain Badiou, profundo filósofo marxista al que la grave urgencia del curso actual hizo escribir -más fácil- lo que alguien denominó “libro de combate” y yo veo como didáctico “panfleto (in)formativo”, que, entre otras muchas cosas, invita a no confundir, aunque los de siempre intenten engañarnos, la necesaria, urgente necesidad de actuar con fofas procesiones y desmovilizadoras convocatorias de mercantiles partidos “progresistas”, sindicatos burocráticos y asociaciones sufragadas, todos traidores, aferrándonos, si -humanos- tememos los riesgos que implica la acción de llevar a la práctica tal propuesta, a que tales riesgos son infinitamente inferiores a los derivados de no hacer nada. Estuve allí.

Orquesta Solfónica... y coros

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