234 Los
domingos cavilar
Gas,
fracking y emergencia climática
Fernando Merodio
28/08/2022
“Sobre
el fracking Revilla ha recordado que el gobierno PRC-PSOE que presidió aprobó
un proyecto y ha confesado al respecto que ‘no tenía, hace tres años, ni idea -como
de casi todo- de lo que era el fracking’”
(europapress 13/03/2014).
“El
cambio climático golpea ya a a la economía europea” / El País, biblia neoliberal, 14/08/2022)
“Climate
Action so far: Blah, Blah, Blah” (Greta Thunberg. COP26 Glasgow. 2021)
Cuando -los de siempre- se resisten a
adoptar la ineludible, urgente austeridad que analizó Enrico Berlinguer -y, diferente,
ahora dicta Macron- y optan por seguir creciendo con gas natural, fracking y energía
nuclear, (i)lógicos frenos a la -capitalista- crisis energética y su caos
climático, debemos explicar que, mientras de fisión, fusión y sus riesgos se sabe
algo, el fracking es arcano de una técnica venalmente destructiva, sin control,
para extraer del subsuelo -fracturándolo y contaminándolo con ponzoñosos líquidos
a gran presión que destruyen el futuro- combustibles no convencionales como gas
natural, energía fósil insostenible, inadmisible para quien, con celo, intente
que “esto” cambie, una técnica que, (ab)usando
(de) la -lógica- oposición social y científica a carbón, petróleo y su dañino
uso masivo, al tiempo que manipulando la pandemia y la guerra que a los
geopolíticos interesa publicitar, para proponer -de modo torticero- tan funesta
técnica como seria, limpia solución “renovable”
a la suicida -y pueril- situación de dependencia tecnológica y energética del
capital europeo y USA respecto a China, Rusia, mundo árabe,… y su criminal
desprecio -incluso mayor que el nuestro- de los derechos humanos ajenos, lo que
exige cavilar sobre su incidencia en el caos climático y, con idéntico esfuerzo,
acerca de quién genera la energía y cómo lo hace.
Si, para limpiar tal mancha/lacra, se acude
al fracking, hay que saber que este multiplica por 5 las emisiones de gases efecto invernadero GEI, envenena
acuíferos, altera niveles freáticos, crea riesgo de seísmos e incendios,… y
preguntarse cómo es posible que, pese a ello, sea apoyada aquí y permitido en
los USA como forma de suficiencia energética “ilustrada”, debiendo (pre)ocuparnos por cómo desde que el 13 julio
2016, hace más de 6 años, el presidente de la Plataforma para la Defensa del Sur de Cantabria denunciaba en
Bruselas, ante la Comisión de peticiones
del Parlamento Europeo que las
532.100 Ha de nuestro pequeño, mínimo, inventado territorio tienen afectados dos
tercios -y en riesgo todas ellas- por derechos concedidos a -los proyectos Bezana-Bigüenzo, 2009, Luena, 2010, de la Repsol que quiere apropiarse del agua de Alsa, y Arquetu, 2011, regalo,
como en el “concurso eólico”, del peligroso
ignaro Revilla a un lejano, desconocido, oscuro capital gallego y no dejarnos
engañar porque los sondeos de prospección estén -administrativamente- “suspendidos”, pues los permisos están vivos
cual espadas de Damocles sobre -la vida de- las víctimas del osado facha
purriego, sin que ningún anti-taurino se apiade de Valderredible, Campoo,
Valdeprado,... y el dañino estoque que, junto a otros riesgos, pende sobre
ellos.
Mientras nos hablan de fracking, gas, energía
nuclear,… como quijotesco bálsamo de Fierabrás, un informe del -poco fiable, es
afín al sistema- Panel Intergubernamental
sobre el Cambio Climático, IPCC ONU, dice que, con la política actual,
la temperatura media global aumentará 3ºC antes de 2050 y abre paso a
inestabilidad y fenómenos climáticos catastróficos -que ya se atisban-, no debemos
olvidar que, frente a los insufribles 4 millones de desplazados fijos que genera
“lo de Ucrania”, en 2020 estos fueron
30,7 millones y más de 9 millones los muertos prematuros -datos oficiales-
causados por la emergencia climática, cifras que, ciegos egoístas, interiorizamos,
mientras la “culta” Europa aprueba la
-útil en especial a Francia y Alemania- falacia de que energía nuclear y gas
natural cumplen como energías/inversiones sostenibles, con políticos españoles
tan míseros -y cínicos- que, reos del capital y, ahora además, de los sátrapas
de Argelia y Marruecos, no potencian el uso del transporte público, sino que
subvencionan 20 céntimos/litro a gasóleo y gasolina para el nocivo,
insostenible, anacrónico vehículo individual, al tiempo que la excepcional Ley de Cambio Climático y Transición
Energética -facilitada por la alarma del Covid19, mayo 2021- es apuesta suicida, servil al capital que mantiene
-infla incluso- la generación de energía -sobre todo eléctrica, salvajemente “concentrada” que enriquece -más y más- al
insaciable, maligno capital, siendo en especial ofensivo el alarde del
petulante “progresista” Sánchez,
gatopardiano cutre que pretende exhibir a -”la
pobre”- España como ridículo, increíble “hub de gas” que facilita servicios de mercado, logísticos,
financieros a países mucho más poderosos que ella, en una coyuntura con
urgencias de energía que, sin ningún mérito propio sino tras solo haber rendido
pleitesía a crueles sátrapas del sur y traicionado al pueblo saharaui, le
permite alardear -insostenible y ridículo insisto- de que almacena 540.000 m3
del -funesto- gas natural licuado y tiene capacidad para regasificar 1.800.000
m3 más, ignorando -solo es jefe de planta y, además, actúa con malicia- que ese
gas natural, siendo combustible fósil con menor impacto ambiental que el fuel o
el carbón, emite cantidades -muy- importantes de CO2, NOx, SO2, CH4,… y colabora
muy seriamente con ello a la catástrofe del caos climático.
Caos cierto que solo ambiciosos
interesados, ciegos estúpidos o políticos venales niegan o minusvaloran y es causa
de que la agricultura, dependiente del clima, la construcción, afectada en las
condiciones de su trabajo, el turismo, con desfavorables cambios de hábitos, y
-para fruición del gran capital- la energía, en la que se quiere imponer, como
vemos, el gas -insostenible provocación de una espiral destructiva- tengan que
asumir el -ya urgente- reto de hacer frente a los efectos de un clima impensable,
temperaturas extremas y sequía -o lo opuesto- de carácter estructural que “condicionen las fluctuaciones de crecimiento
e inflación”, frente a lo que los políticos no tienen respuesta, una situación
ya evidente cuando -siempre El País,
20.08.2021- la culta, “ilustrada”, revolucionaria
-realmente poco preocupada por la emergencia climática- Europa “acelera el acopio de gas con los precios en
máximos” beniciando, sin duda, a Argelia, Marruecos,… y, un poco, a la
patética, dócil España, que echa en saco agujereado, corcusido los -por nadie
cumplidos- acuerdos de las rimbombantes, caras y publicitadas Cumbre de la Tierra de Río, 1992, Kioto, 1997, con su célebre-dañino Protocolo que estableció la rechazable moda
de las “compensaciones” para ricos
incumplidores, Copenhague, 2009, sin
garantías para el compromiso de no exceder los 2ºC de aumento de temperatura, Varsovia, 2013, nuevo fallido “hito histórico”, París, 2015, que rebajó a 1,5º los 2º recomendados e instauró,
inane, lo del “daño irreversible”, Chile-Madrid, 2019, “Cumbre de la ambición” o del “Tiempo de actuar”, la más larga y con mínimos
avances, algo que también ocurre con la última, Glasgow, 2021, solo recordable por la acerada, exacta crítica de
Greta Thunberg: “¿Cuánto tardarán los
políticos en despertar? La cumbre del clima se ha convertido en un -caro- festival de dos semanas para lavar su
conciencia, donde todo sigue igual y todo es bla, bla, bla”. “Climate Action so far: Blah, Blah, Blah”,
algo exacto y cierto, pues mientras caemos hacia la destrucción, todo es -solo-
bla, bla, bla.
Si el resto, la mayoría, muchos de nosotros no actuamos enérgicos -nadie piense en el cuento chino de dialogar con quien, desde el poder, nos machaca- frente a capital, políticos y -la odiosa aportación de los- medios de comunicación perrunos con quien los paga, es evidente que “esto” -si es que aún tiene freno- no hay quien lo pare, no encontrando otra explicación posible a la suicida actitud de quienes abusan de espurio poder vicario que la de que estén en la pueril creencia de que basta taparse los ojos para que lo que temen no los vea y, además, hayan maquinado algo “genial” para salvarse -solo “ellos”- pues, quizás en efecto, sean tan egoístas y estúpidos como parece y -si es que piensan- juzguen que va a ser suficiente con acopiar destructivo gas caro extraído con fracking y despilfarrar dos o tres cumbres más para quedar “ellos” junto a, quizás, sus crías, fuera de la catástrofe global a que nos conducen.