202 Los domingos cavilar
Sobre los métodos del terror
Fernando Merodio
16/01/2022
“Creo
que fue Kant quien ya advirtió contra eso: “Nunca discutas con un idiota: la
gente podría no notar la diferencia”. Sin embargo, a veces es inevitable desoír
ese consejo, por ejemplo cuando los grandes imbéciles te están matando” (Javier Marías.
“Asesinos memos”)
1. Hace años, un grupo de
pensadores reunidos en Madrid acordó que vivimos tiempos de lenguaje pervertido,
que conceptos muy usuales con evidencia clara -paz, libertad, progreso,
cultura,...-, significan cosas muy diferentes para personas distintas, incluso
para la misma persona en situaciones desiguales, que ello dificulta,
imposibilita la eficacia de debate y acuerdo sobre las cuestiones de interés
general a que afectan tales conceptos y que, también por ello, para saber de
qué hablamos y ser eficaces, estamos obligados a lo que Jacques Derrida llamó “deconstruir” el lenguaje.
2. Un ejemplo muy relevante y
actual es el torticero uso mediático y político del concepto "terror", que el Diccionario de la
Lengua Española identifica como miedo muy intenso o, también, como persona o
cosa que lo produce.
3. Con Robespierre y la
Revolución Francesa se identificó "terror"
con método de acción con un fin político concreto, siendo hoy uno de esos
conceptos cuyo alcance y significado exige, si queremos que sea realmente
posible discutir, controlar, valorar,... objetiva y eficazmente sus muy
importantes efectos políticos, sociales, culturales, jurídicos,..., la máxima
precisión
4. Sociopolíticamente, el egoísmo
hace que (pre)ocupe el uso por el otro -no por nosotros- de los métodos y
estrategias del "terror"
con fines de dominación, una (pre)ocupación que espanta en especial cuando se desconocen
sus objetivos reales, llevando, habitualmente, a una crítica/solución egoísta, maniquea
para el problema: el malo es el otro y nosotros, siempre, los buenos.
5. Las estrategias utilizadas en
los distintos métodos del "terror"
son, hoy, muy difusas, oscuras y su motor/cabeza puede estar en los lugares más
insospechados.
6. El "terror" opera fundamentalmente sobre indeterminados -incluso
indeterminables- riesgos futuros vinculados a hecho o hechos pasados, presentes
o futuros que lo desencadenan, siendo la objetividad y alcance de sus riesgos,
supuestos o reales, lo que hay que valorar para, correctamente, diagnosticar y tratar el "terror" en cada caso.
7. Hoy, el análisis de los
métodos del "terror" tiende
a vincular este, de modo casi exclusivo, a una violencia física de origen bastardo,
que ejerce el otro contra nosotros, lo que genera fobias irracionales, llegando
terror y fobias a fundirse en una sola cosa, lo que hace afirmar a Rafael
Argullol que vivimos en un mundo de sospechas que alimentan eficazmente el
miedo, siendo su comprensión nuestra mayor fuente de seguridad, lo que exige “viajar, salir de nosotros, para mirarnos”.
8. Es innegable que, además de
la violencia física ajena de origen indeterminado que provoca una fácil,
demagógica y peligrosa exacerbación de la sensibilidad social, existen otras
formas de violencia que están en el origen de muy diferentes "terrores" usados como métodos de
acción, siempre fraudulentos.
9. La preocupación -obsesiva- por
el "terror" que nace de la
violencia física es debida, con toda seguridad, a que su ejercicio solamente
exige, en la mayoría de los casos, voluntad de hacerlo y está al alcance de
todos, igualándonos, mientras el ejercicio de otras violencias menos repudiadas
socialmente pero igualmente generadoras de "terror" en quienes las sufren, solamente está al alcance de la
minoría que ocupa el ámbito de las distintas formas del poder: económico, político,
religioso,...
10. Son poderes que, al manejar
a su conveniencia las potencialidades del "terror" que causan sus hechos, agravan o debilitan
voluntariamente el mismo.
11. Los campos de exterminio nazi,
estalinista o yanqui, la represión franquista, el napalm, los bombardeos de
Hiroshima y Nagasaki,... son ejemplos recientes, ciertos de "terror" violento e injusto generado
desde el espurio poder consentido.
12. La injusticia, la enorme, inadmisible
desigualdad socioeconómica, el trabajo con salario injusto y precario, la
deslocalización,... son, entre otros medios, muestras del miedo, el "terror" como método para violentar
voluntades y forzar de modo irresistible las pautas de quienes lo sufren, solo
en beneficio de quienes, dolosamente, lo generan a partir del poder que les
otorga una injusta superioridad económica, militar/policial, social,
política,... y la práctica inexistencia de un sólido reproche -organización- social,
lo que genera miedo intenso, "terror"
en las vidas de los afectados y sus ámbitos.
13. Las religiones, aquí la
católica, han sido doctrinal e ideológicamente armas para perpetrar los
atropellos del "terror",
incluso matanzas -bíblicas, el llamado holocausto nazi, Bin Laden,...-, como modo
de represión que genera "terror"
con fines ciertos, ajenos a los religiosos -la Inquisición es un buen ejemplo-,
permitiendo decir a Antonio Elorza que, quizás, la única fe que no justificó la
violencia y el terror fue la de Grecia, donde, en cuya irracional creencia “los dioses habían de amoldar su conducta y
someterse al juicio de la razón humana”.
14. Igual que no existe causa
estrictamente lógica, racional que explique por qué se da tan distinta
importancia a las diferentes formas y métodos del "terror", tampoco existe la que explique cómo es posible que
determinados hechos tenidos por cotidianos -las muertes en accidentes de
tráfico, el abuso laboral o los efectos de la antropogénica destrucción
ambiental -que sus defensores llaman "progreso"-
no nos generen un miedo muy intenso, un "terror" como el que se causa desde el poder, provocado libre y
voluntariamente para aumentar los efectos causados en las personas por hechos con
potencialidad de causarlo.
15. La respuesta política,
social, jurídica, económica, diplomática, militar,... que han generado -y hoy generan-
los distintos métodos del "terror"
se muestra inane al identificar, en especial los políticos profesionales, el
problema -solo- con nuestro miedo concreto, de modo ficticio, ineficaz, injusto,
al ser necesario, exigible un elaborado análisis, razón, respuesta filosófica a
los problemas del terror, pues dijo Leonardo da Vinci que “la práctica siempre debe ser edificada sobre la buena teoría”.
16. Para Giovanna Borradori, es
objetivo esencial del fatigoso pensar filosófico aportar ideas contra la
opresión y el miedo, recuperar la confianza en nosotros y mejorar nuestra
condición material, política y cultural, lo que no conseguiremos culpando al
otro, en lugar de fatigarnos rastreando en el legado de la Ilustración en
urgente busca de “una perspectiva crítica a partir de un riguroso
examen de nosotros mismos”.
17. Alarmante coda triste sobre la situación actual.-
Esta cosa -al tiempo artificial y cierta- que dicen Covid19 nos tiene inmersos en un pastoso, desusado caldo de recelo,
aprensión, desconfianza, incluso temor, espanto, pánico,... que generaliza un injustificado
estado de miedo muy intenso, incrustado en la sociedad como angustioso
trastorno del ánimo a partir de un riesgo -que, insisto, veo- irreal y que,
tras burlar el frágil control de la lógica, genera perturbaciones tan patológicas
como la que Flavia Álvarez-Pedrosa Pruvost, Flavita
Banana, joven ilustradora, dibujante asturiana, refleja en su viñeta del
diario El País -de lo poco que en él
se salva, junto a El Roto- del día
14/01/2022, en la que un grupo de niños celebra una fiesta con sus progenitores
o enseñantes y, al entregarlos estos un cucurucho para que se lo pongan -como
han hecho siempre y ejemplifican esos mayores- en la cabeza, los chiquillos se
lo incrustan en nariz y boca -tal es la perturbación intensa/extensa que generan
en ellos capital, políticos, medios,...- al modo de una de las -costosas-
mascarillas puntiagudas que, engolado siempre, gusta exhibir Sánchez ¿Será eso
de los niños, acaso, el "terror"?
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