181 Los domingos
cavilar
Afganistán, Ceuta,
etc., etc., etc.
Fernando
Merodio
22/08/2021
"Hay que poner en marcha los recursos
necesarios para proteger a los niños. Si no lo que se está haciendo es
responder favorablemente a los discursos de Vox, que tratan de identificar a
los menores inmigrantes como un problema social" (Isa Serra. Portavoz de
Unidas Podemos)
"Marruecos es un gran país y es un gran
amigo, pero mucho más en estos momentos. España y Marruecos están llamados a
tener una buena relación. para mí es una prioridad absoluta". (Manuel
Albares. Ministro de Asuntos Exteriores del reino de España).
"Yo no sé lo que es el destino, / caminando
fui lo que fui. / Allá dios, que será divino. / Yo me muero como viví"
(Silvio Rodríguez. "El necio")
En 2004,
el filósofo marxista Santiago Alba Rico publicaba en Rebelión una lúcida conferencia que, previamente dictada en la Asociación Cultural Tribuna Ciudadana de
Oviedo, llevaba como atractivo título "La
compasión", en la que, entre otras cosas, explicaba cómo "a unos los matamos sin compasión porque no
se rinden y a otros, en cambio, los compadecemos para que se rindan", respecto
a lo que, realmente, yo -y pienso que la mayoría de nosotros- me sé más sujeto
pasivo -me compadecen o me matan- que activo, en función de que me someta o no
a quien, en verdad, ejercita las dominantes opciones que analiza el filósofo,
pues cómo él señala en otro punto, "la
compasión nace de una relación desigual de fuerzas en la que el polo inferior
está virtualmente a merced del superior", transformándola en "sobre todo un movimiento de nivelación de
una situación desequilibrada" que pretende restablecer "una igualdad de iure o de core allí donde
hay una desigualdad de hecho"; otra cosa es la teológica caridad, que
el Catecismo -libro doctrinario que señala las bases, ideales, tradiciones y
modo de actuar en el seno de la iglesia católica- identifica como una de las
"virtudes teologales" -junto
a fe y esperanza, hábitos que dios infunde en el hombre para aproximarle a él-
y la define como aquello por lo que amamos a ese dios "sobre todas las cosas por él mismo y a
nuestro prójimo como a nosotros mismos por amor a dios", un galimatías
conceptual que -quizás- hizo que Atahualpa Yupanqui, serio personaje de mi
juventud, compusiera y cantara la "Milonga
del solitario", con cuya última estrofa cierro el largo exordio de
esta cavilación, "Toda la noche he
cantado / con el alma estremecida, / que el canto es la abierta herida / de un
sentimiento sagrado, / A naides tengo a mi lado porque no busco piedá /
Desprecio la caridad por la vergüenza que encierra. / Soy como el león de las
sierras. / Vivo y muero en soledad".
Afganistán,
cuyo nombre viene del pastún y del darí, es un país tan arbitrario como
todos, de 652.860 km2 y 38 millones de habitantes, en la “ruta de la seda”, sin
linderos marítimos, en Asia Central, una “cabra
entre dos leones”, Irán y China, que limita además con Pakistán,
Turkmenistán, Uzbekistán y Tayikistán, con una peliaguda orografía dominada por
la cordillera del Hindu Kush que, compartida con Pakistán, hace que el 75% de
su territorio sea montañoso; rodeado por grandes potencias, Persia, Rusia o la
India, perteneció a los imperios persa y macedonio, fue acosado por los hunos o
los mongoles, hasta que, siglo VII, llegaron los árabes y, al imponer el islam,
anularon su práctica religiosa secular, budismo o zoroastrismo, hasta la
llegada de los occidentales -belicosos británicos, ocupantes soviéticos y
abusivos yankees-, que no supusieron -ninguno en ningún sentido- una mejora
liberadora de su situación previa sino que, al contrario, radicalizaron lo peor
del islam, uno de cuyos episodios, de muy incierto e imprevisible final,
vivimos ahora, cuando vemos a los afganos, ¡insensatos!, sin mascarilla
anti-covid y puede que, incluso, alguno hasta sin vacunar.
Podemos añorar la eterna infancia de Peter Pan,
incluso creer en su "Neverland",
el "País de Nunca Jamás",
pero no podemos dejar de saber que el mundo real se mueve por motivos e
intereses mucho más sucios y, por ello, explica el mismo Alba Rico en su libro
"Vendrá la realidad y nos pillará
dormidos" cómo "en pocas
horas se pueden destruir conquistas de siglos, esos pequeños progresos de la
razón de que hablaba Kant en el siglo XVIII", insistiendo en que hoy
"Palestina, Iraq -Afganistán- (y de otra forma también Cuba) constituyen
sin duda focos centrales contra la posibilidad misma de un contrato civil (...)
y lo que ocurre tras el 11-S es en realidad el retroceso a un mundo más
antiguo, muy primitivo, muy bárbaro, una nueva Edad de Piedra (...)"; desde
que en 2001 todo el mundo clamó por una intervención militar en Afganistán como
respuesta a los ataques de Al Qaeda el 11-S, -decían que- para construir la
paz, su paz, pasados 20 años de cruenta intervención con miles de muertos civiles
y opresiva ocupación de territorios por la OTAN, por todos los países
occidentales, lo logrado en Afganistán es que los talibanes, autodenominados Emirato islámico de Afganistán, se hayan
afianzado como fuerza dominante en el país y los demás tengan que sufrir, de
nuevo, sus retrógrados -aún más que los nuestros- hábitos y ver a los antiguos
ocupantes negociar con ellos ¿Qué hemos hecho esos 20 años?
La situación provoca "compasión" -ignoro si "caridad cristiana"- en nuestro gobierno, en especial en su
presidente, forzándole a estropear un ratito de sus largas y -dicen que- irrevocables
vacaciones veraniegas en La Mareta, Lanzarote -entren en google- casa-palacio
construida para el viaje de novios de Hussein I y hoy lujosa residencia de la
familia real de aquí, ¡uf!, que gestiona Patrimonio Nacional, con un gráfico “posado”
como coordinador de los jefes de planta de la "gran superficie" mercantil que es España, ante una impoluta
mesa de cristal, con los dedos cruzados en actitud curil, una jarra de agua,
gel nosequé y cara de aburrido, sin casi un papel, ante una gran pantalla
cuadriculada, a través de la que -dicen- platicaba con amigos babeando
compasión sobre afganos que no llevan -ver fotografías- mascarillas ni -seguro-
se vacunan, pese a que, también al parecer, tienen un respaldo superior al
billón US$, en oro, hierro, cobre, litio para los “vitales” smartphones y,
además, opio, posado al que siguió un cimbreante, televisivo paseo en Torrejón,
junto a dos representantes -una mujer y un hombre- de la más inútil, cristiana
y caritativa UE, que exhibe superioridad moral sobre el islamismo pobre, no
sobre el rico de Qatar, Brunei, Kuwait, Emiratos Árabes, Arabia Saudí, Baréin,…,
que compra equipos de fútbol y exige cosas horribles a sus súbditos, incluidas
las mujeres, sin que nadie diga nada en voz alta..., no se vayan a enfadar,
olvidando que, hoy, ¡sí, hoy!, tras 20 años de las tropas OTAN -y miles de
muertos civiles- en Kabul, el 80% de las mujeres son analfabetas, el 66% de las
jóvenes no están escolarizadas, el 75% afrontan matrimonios forzosos y la
mayoría evita el transporte público y la calle, pues son numerosas las
violaciones y los abusos sexuales, siendo muchas las miles de refugiadas
afganas en Europa.
José Manuel Albares, ayer desconocido anónimo y hoy jefe
de planta de los asuntos exteriores, decía el jueves -le oí en directo- en la
SER, emisora de cámara, que los MENA, menores no acompañados, en especial
desprotegidos frente a la satrapía de Marruecos, no precisan los “contactos con su homólogo marroquí” pues
el “acuerdo bilateral de repatriación -Convenio
de 30 de mayo de 1997- de menores está en
vigor desde hace muchos años” y, pese a que el artículo 21.3 dice que “las dificultades que puedan surgir (…) serán
resueltas por vía diplomática”, ¡él supone! que se aplica bien y no ve precisa
la “negociación”, pues “Marruecos
es un gran país y un gran amigo”
de su plena confianza, siendo “prioridad
absoluta” una buena relación, a lo que pone la guinda Isa Serra, portavoz
de Unidas-Podemos, cuando pide medios para proteger a esos MENA porque, si no,
se “responde favorablemente a los
discursos del odio” de Vox, con lo que la “progresista que dice poder” politiza miserablemente el problema, lo
reduce a un conflicto entre dos sectas estúpidas, no busca justicia para los
MENA, solo quitar argumentos políticos a quien nunca tuvo ninguno, Vox; llama
Alba Rico “pansemia” a la situación
en que, en su vértice, la propaganda hace que las palabras, de tanto significar
demasiado, no signifiquen nada y crea el virus de la incomunicación, así que además de en Afganistán y Marruecos debemos
pensar en la emergencia climática, la generación, la sostenibilidad, etc.,
etc., etc., en problemas y soluciones.
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