180 Los domingos
cavilar
Yo no provoqué la
emergencia climática
Fernando
Merodio
15/08/2021
"La humanidad ha causado ya daños
irreversibles al planeta" (Primera página de "El Pais" a cinco columnas.
10.08.2021)
"Mi nombre es Greta Thunberg. Tengo 15 años.
Soy de Suecia (...) Ustedes solo hablan sobre seguir adelante con las mismas
malas ideas que nos metieron en este desastre (...), hemos venido para hacerles
saber que el cambio está llegando, les guste o no".
"Salir de la lógica del capitalismo no es
solo una necesidad de la clase obrera o de los comunistas (...) es una
exigencia que se puede ya formular y se formula en medida creciente desde áreas
mucho más amplias que la clase obrera" (Enrico Berlinguer. "Austeridad". 1977)
Irrita el titular de
"El País", falso y sectario,
que abre está cavilación, hay que ser muy esquirol y caradura para acusar de
"daños irreversibles al planeta"
a "la humanidad", vocablo
de origen latino que designa igual la naturaleza del género humano que a la
totalidad de los seres, también humanos habitantes del planeta que llamamos
Tierra o bien a la naturaleza o índole de cada individuo de tal especie, siendo,
por ello, muy cruel, servil y cínico no señalar a los auténticos culpables y
dejar -si se quiere e intenta ser exigente y duro con todos- para el resto, sus
víctimas, el gravoso baldón de ser cómodos, cobardes, egoístas cómplices pasivos
en la generación de la crisis global que, de modo indubitado, es imputable al
ilógico, desquiciado sistema social, político y económico capitalista,
apocalíptico jinete que cabalga sobre un desenfrenado, demente crecimiento inútil,
que los correveidiles llaman "desarrollo"
o "progreso" y cuyos
efectos hoy golpean con muy grave riesgo a todo el género humano, problema para
el que Greta Thunberg, niña sueca, venida de un país muy próspero, señala un
irrebatible, singular remedio: "Cambiar
el sistema".
Ya en 1977, hace casi
medio siglo, Enrico Berlinguer, carismático y culto secretario general del
-entonces- poderoso PCI, decir "pichí",
con acento en la segunda "i",
detectados los tímidos inicios de lo que hoy sufrimos, defendía como solución
marxista -sé que los de siempre, muchos, me arrojarán histéricos a la cara a
Stalin, tan lejano, opuesto a lo que proponía el desarrollo marxista que se
llamó "eurocomunismo"- para
una mayoría muy mayoritaria "la
política de austeridad transformadora", claramente ajena a lo que
liberales y socialistas mal "aggiornados"
llamaban "política de rentas y
estabilización económica", una política que, junto a los insoportables
abusos de los más crueles e ignorantes
dirigentes del cruel e ignorante capitalismo, nos ha traído al "cul de sac" en que nos encontramos; se trataba, se trata hoy de
una "austeridad" que,
obligada por la crisis global que atraviesa el capitalismo, debe tener un
"contenido de clase que sea
transformador y, por tanto, revolucionario, generador de tales cambios que
resulte inaccesible al propio capitalismo", al tiempo que "evite que la búsqueda de resultados a corto
plazo genere una evanescencia que no supere el mero reformismo y facilite su
absorción por el actual, corrupto sistema".
La forma que hoy se nos
propone -más de lo mismo, que gestionarían los mismos- para afrontar el caos
actual es la misma que lo ha generado y propiciado, además, una evidente
corrupción sistémica que, unida a la absoluta falta de política y eficacia en la
gestión de la catástrofe nos tiene en el profundo pozo en que nos encontramos y
hace más que razonable la austeridad que defiende Berlinguer, con elementos,
valores y criterios del socialismo auténtico como 1) "un desarrollo que eleve al hombre en su esencia humana", 2)
"superar los modelos de consumo e
individualismo exasperado", 3) "ir más allá de la satisfacción de necesidades materiales artificiales",
4) "participar todos en la gestión
política, empresarial, social,...", 5) "plantear una solidaridad y una cooperación que conduzcan a la
redistribución de la riqueza mundial",..., pues "salir de la lógica del capitalismo no es solo una necesidad de la clase
obrera o de los comunistas (...) es una exigencia que se puede ya formular y se
formula en medida creciente desde áreas mucho más amplias",…, siendo
urgente utilizar el consejo de Marx, que en el prefacio del primer volumen de “El Capital” modifica el religioso “Vien retro a me e lascia dir la gente”,
“Sígueme y deja hablar a la gente” con
que exhortaba el poeta Virgilio a Dante en el Purgatorio de “La Divina
Comedia” por el liberador, combativo, revolucionario “Segui il tuo corso, e lascia dir la gente”, “Sigue tu camino y deja que hable la gente”, sin importarte, idea
que marca la enorme diferencia que separa seguir en la vida, sea cual sea, el
camino que nos marca cualquiera o, por contra, elegir el que nos exigen la integridad,
la razón, la experiencia, la naturaleza,…
Me lleva ello a un reciente debate en el
-muy- amenazado valle de Iguña con, “progresistas
próceres” del sistema que nos ha traído al caos, en el que Ángel Agudo, acomodado
tránsfuga psoecialista, Agustín Valcarce, representante local del sucio interés
del oligopolio energético o dinosaurios del ecologismo subvencionado caduco, se
removían, entre ahogadas risas de “perros
pulgosos”, tras mi llamada a decrecer, afirmando hueros que no renunciarían,
textual, a su coche privado, su smartphone,…, esas formas del progreso en que
coinciden, al milímetro, con “la derecha
climática” -de la que forman parte- partidaria de “una política medioambiental -que dicen- realista, progresiva, que pueda ser compatible con las reglas del libre
mercado y las economías”… de ellos, partidarios del miserable “Vien retro a me”, su amo, rey, dios,
señor,…, en lugar del fatigoso, innovador, revolucionario,… “Segui il tuo corso”, decidir junto al
resto; las emociones climáticas han venido… para quedarse.
La pelea será desigual, pero emocionante
y el mismo Joe Biden que abandona Afganidstan tras destrozarla, lleva para subsecretario
de Estado de Economía, Energía y Medioambiente, a consolidar los sucios intereses
del gran capital que campa en USA a José Walfredo Fernández, nacido cubano y
ayer consejero, miembro de la Comisión de Auditoría y Supervisión del Riesgo de
la misma terrorífica Iberdrola que elimina indígenas, pretende adueñarse de
nuestro territorio y arrasarlo con rotores gigantes y, en época de sequía
extrema, vacía los pantanos robando su agua a los pueblos para generar energía
hidráulica, barata, que vende al caro precio de la generada con gas, mientras la
corrupta ministra que la PSOE ha puesto al frente de “la cosa”, con cara de lela, crítica, dice -textual- que lo de
Iberdrola es “legítimo”, no solo
legal sino “de acuerdo con la razón o con
lo que -ella y su mercantil- considera
justo
y razonable”; José Walfredo, “embajador
de la marca España”, “gusano” de
Cuba, se encuentra en la puerta giratoria con González y Aznar, Ana Palacio,
Alberto Nadal, Ángel Acebes, Hernández Mancha, Elena Salgado, Isabel Tocino,
Josep Borrel, J.J.Imaz, Manuel Marín, Marcelino Oreja, Mario Fernández, Miquel
Roca, Pedro Sobes, Pío Cabanillas, J.M.Atutxa, Carmen Becerril, Miguel Boyer,
Luis de Guindos, José Folgado, Joan Majó y un largo etcétera de comisionistas,
conseguidores y lobbystas de las energéticas -no “la humanidad” a que acusa El
País- que, egoístas, han provocado la emergencia climática de la que,
ofensivos desvergonzados, intentan convencer a los cretinos de que -con el tal
José Walfredo y el resto a la cabeza- solo ellos pueden sacarnos.
Es insoportable tener aquí a Revilla,
Marcano, Blanco y sus “palanganeros”
de la PSOE local, cuadrilla de desarrapados que, con el cuento de lo que dicen
“pandemia” y es un bichito pequeño
del que nadie sabe nada, desde diciembre de 2018 ha dejado “caducar” -como todo en este pequeño
territorio abandonado de “la mano de dios”-
lo que llamaban su “estrategia climática”
que, es evidente, no servía para nada y ahora quieren poner, para no trabajar
ellos, en manos de un “Consejo Asesor”
de la misma universidad (in)dependiente que, hace 13 años y junto a algún
“ecologista”, les aconsejaba achicharrarnos con la salvajada de los 1.400 Mw del
muy ilegal “concurso eólico”, polvos
que han generado los lodos que, ahora, nos embarran; cavilado todo ello y
expresado con -quizás en algún punto- crudeza, espero que a nadie le quede ninguna
duda de que -siendo parte de la humanidad que no tiene coche, ni smartphone, ni
tarjeta bancaria- yo no provoqué la emergencia climática.
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