179 Los domingos
cavilar
Ruinosa, Campoo-Los
Valles y Arcera-Aroco
Fernando
Merodio
08/08/2021
“Me gusta estar en compañía de exploradores” (J.M.Barrie, autor de “Peter
Pan”).
“Otros se fatigaron / y
vosotros os aprovecháis de sus fatigas” (San Juan 4, 39).
Ruinosa, antes Reinosa, es un municipio con una única urbe, hoy centro administrativo, social y económico de la comarca histórica y geográfica Campoo-Los Valles, que -como también Santander, Torrelavega y Castro Urdiales, ella desde 1927- tiene el título de ciudad, hoy reducida a 9.000 habitantes de los casi 14.000 que llegó a tener en 1980; su moderna estructura económica se asienta en el siglo XVIII, cuando los Borbones construían el Camino Real y el puente del Ebro para convertirla, en torno sobre todo a grano y ganado, en una localidad activa e inquieta con pequeños negocios y mercados, en la que, en 1918, algunos concejales iniciaron trámites, fallidos es cierto, para solicitar -no conocían, sin duda, lo de los ignotos ancestros identitarios que, venido del fascio, nos contó el grupo de intereses de Revilla- una autonomía con las competencias de Cataluña para la comarca que conformaban varios municipios de la zona; fue ya en aquel tiempo, cuando los avatares de Reinosa -hoy, Ruinosa- se vincularon a los de “la Naval”, fundición y forja, para desembocar en la destrucción de empleo y los trágicos incidentes de 1987, provocados por la antisocial, injusta política de -lo que llamaron- “reconversión industrial” y que, al servicio de eternos intereses ajenos a los de los “obreros”, la “O” de sus siglas, con la dura virulencia que la -ya entonces- mercantil PSOE del trilero González usaba la Guardia Civil que mandaba el carlista José Barrionuevo, a cara tapada y armada hasta los dientes, dejando (in)olvidables escenas tenebrosas, para propiciar la destrucción de miles de puestos de trabajo e, incluso, la muerte -por asfixia- de Gonzalo Ruiz, joven sindicalista de Forjas, trance violento que no recibió el trato institucional, político y jurídico que exigía y certificó la derrota por la fuerza -más- bruta y -a causa de ella- el fin moral de lo mejor de un pueblo -tengo un recuerdo especial para el íntegro luchador Chuchi, roto por ellos- que en aquellos días, frente a la insufrible violencia de los aparatos -unísonos- del Estado más injusto y represor, psoecialista, tuvo un proceder que debe ser recordado como heroico; aquello fue, así lo veo, el destrozo de Reinosa que daba paso a la actual Ruinosa.
Aún forma
parte de Campoo-Los Valles,
pronunciar Campó-Los Valles, casi el
20% de la superficie de toda nuestra región, entre los 560 m. sobre el nivel
del mar de Pesquera y los 2.225 m. del pico Cuchillón, comarca histórica y
geográfica constituida -en orden alfabético- por los municipios -desde el siglo
XV la Merindad de Campoo- de Campoo de Enmedio, Campoo de Yuso, Hermandad
de Campoo de Suso, Las
Rozas de Valdearroyo, Pesquera, Reinosa, San
Miguel de Aguayo, Santiurde
de Reinosa, Valdeolea, Valdeprado
del Río y Valderredible, a los que algunos unen Valdebezana,
hoy parte de Burgos, que la inepta
desidia de nuestro andrógino, palurdo regionalismo político, que, desde abril
de 1999, hace más de 22 años, tiene vigente una Ley regional de Comarcas y, como pasa con todo en el pequeño y
desdichado territorio que sus ”inventores”
-con nombres y hechos fascistas, del “antiguo
régimen”- llamaron -porque sí- Cantabria no han desarrollado, habiéndose salvado
-de milagro. por la tradición- el nombre -ese sí- histórico de Campoo-Los Valles, la tienen jurídicamente
olvidada y tiene que sostener, indefensa, el muy importante patrimonio social,
natural, histórico, cultural,… de una comarca inexistente para la burocracia
con el -mínimo- apoyo de los resecos, partidistas, sectarios ayuntamientos y de
los abandonados -pero administrativa e históricamente potentes- Concejos Abiertos la imprescindible
tarea de proteger el importante, indefenso, valioso, bello, natural territorio
campurriano, escena de episodios relevantes de nuestra relación con los romanos
y sembrado de muestras sociales-culturales-artísticas importantísimas del arte
románico montañés, incluso del visigótico que, mientras nuestros “políticos”, pedigüeños inactivos, con la típica
bovina expresión de quien solo sabe mirar al tren que pasa, en Palencia, otra parte de Campoo, se intenta su reconocimiento
como Patrimonio Mundial de la UNESCO.
Todo ello muestra
evidente que, como dice Mao, "el aparato
estatal, administración, ejército, policía y justicia es el injusto instrumento mediante
el que una clase oprime a otra", argumento de Jacques Verger, letrado
defensor de, entre otros, los Jemeres Rojos, Carlos "el Chacal" o Klaus Barbie, "el carnicero de Lion", autor del libro "Estrategia judicial en los procesos
políticos" y protagonista de "El
abogado del terror", serio film documental de Barbet Schroeder, que
defendió, con coherencia, no el derecho, el deber de todo abogado de sacar ciertos
procesos de la sombría burocracia judicial y llevarlos, con honestidad, al útil
bullicio de la calle, distinguiendo, así, Verges dos estrategias, "de connivencia", que, cómoda, sigue
todas las reglas del juego legal e institucional y "de ruptura", en la que, arriesgando, el acusado acusa al
sistema injusto, como en el caso Dreyfus, con sul célebre, J'accuse hizo Zola o en sus juicios hicieron Sócrates o Jesucristo,
por lo que Verges, sabiendo que ley, justicia, incluso contrato social, emanan
-casi siempre- de un poder venal, explica que, mientras con la primera
estrategia se puede "salvar la
cabeza", con la segunda "se
gana la causa", siendo aquí hoy difícil distinguir los procesos de
derecho común de los políticos, pues nos ahoga el más sucio régimen, el
desplome de un sistema siempre injusto, no -como dicen- una crisis, la exigencia
de cambios radicales en el contrato social que obligan a intervenir en su nueva
redacción, preguntar a los que dicen actuar en nuestro nombre: ¿quiénes sois?,
¿cuál es vuestra razón histórica de ser?, ¿qué representáis?, pues, decía Verger, "la justicia es un asunto de Estado cuando el Estado es fuerte, pero si
el Estado vive en crisis es a la Justicia -con mayúscula- a la que debe rendir
cuentas", siendo hoy evidente que, por mucho que se oculte tras abusos
justificados por un pequeño y útil bichito, la política debe rendir cuentas a
la Justicia y sería bueno que abogados, alguno, se posicionaran frente al muy
poderoso enemigo venal e injusto.
Llegado a este
punto explico que Arcera-Aroco es un pequeño pueblo de
Campoo-Los Valles, en Valdeprado
del Río, entre Valdeolea y Valderredible, menos de 40 almas censadas, con Concejo
Abierto, un hermoso pueblo del que la vida, siempre ilógica e
injusta, el frío del invierno, el aislamiento y la insolidaridad expulsaron,
poco a poco, a sus escasos vecinos, haciéndolos emigrar a sitios peores, en
apariencia más cómodos de los que, el paso de los años y la nostalgia de quien
es jubilado del trabajo asalariado aconsejan, de nuevo poco a poco, regresar a
la busca del tiempo, olores y sabores perdidos, reconstruir hogares derruidos
para habitarlos, ocupar el territorio, herencia atávica, dar vida a lo suyo,
dotarlo de lo que, injusticia histórica, nunca tuvo, denunciar que el sistema
es útil herramienta que el poder usa a conveniencia, reglas y principios que
acotan todo a su conveniencia, falsas teorías económicas, alguno incluso lo cree
principios, forma injusta de reparto impuesto, frustrante capitalismo, aliado con
el cual, esa cosa que, sin serlo, alguien llamó socialismo, Estado-partido, ahora pretende rematar el destrozo de todo -pasado y futuro- con
infraestructuras industriales -dicen que- eólicas, evidente ejemplo sabido de
la degradación de la vida.
Lo de Ruinosa y Campoo-Los Valles, lo de Arcera-Aroco es real, lo saben todos y, a pesar de ello, lo callan rodeado de un atronador silencio; Vila-Matas en “Bartleby y compañía” homenajea a Melville y al escribano serio, educado y pulcro hasta el día en que, harto de serlo, requerido para que una mañana más realizara el trabajo que fiel, dócil y exacto ejecutó siempre, se plantó rotundo y dijo: “Preferiría no hacerlo” y, tras expresar tan lógica preferencia, dejó de colaborar, negó el sistema con un ¡No! rotundo, lúcido, revolucionario, no pasivo, de futuro contra lo arbitrario injusto; los que hoy vuelven a sus orígenes en el pueblo, encuentran enquistado lo peor del sistema, el capitalismo más turbio con su política de tierra esquilmada, negación de la agri-cultura, ganaderías mal-tratadas, despilfarro ilícito, miradas hacia otro lado,..., restos de un naufragio y, siendo pocos pero organizados, unos cuantos que leen a Verges, tras crear una pequeña y activa Plataforma, se han propuesto, conniventes o rupturistas, ya veremos, la imprescindible tarea urgente de volver a lo que, sin duda, quiso -y deberá- ser, como todo territorio campesino, Campoo-Los Valles, su capital -de nuevo- Reinosa y, por supuesto, el lugar de sus muy queridos ancestros, Arcera-Aroco.
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