182 Los domingos
cavilar
Emergencia en la
Magdalena... y otros lugares
Fernando
Merodio
29/08/2021
"El cambio climático se aproxima como una
realidad con la que inevitablemente
vamos a tener que convivir en el futuro, si bien los grandes perjudicados no
somos la generación actual, sino nuestros descendientes (...)" (Plataforma
Salvar la Magdalena. El Delirio Montañés 19/08/2021)
"Nuestra misión era proteger a Estados
Unidos, no a Afganistán, y lo hemos conseguido" (Jens Stoltenberg,
secretario general de la OTAN, Primera página de El País 26/08/2021)
Apellidos del rancio "Tennis" junto a restos de trivial ecologismo
vuelven a (ab)usar de la sectaria complicidad insana de El Delirio Montañés para atufarnos de nuevo con la decena de veces repetida,
aburrida cantinela de sus particulares "gustos" sobre el privilegiado paisaje de tan clasista club, remedo
de los implantados por colonialistas británicos, en el que, abusando y solos,
ayer jugaban ellos y sus hijos y hoy, supongo, lo hacen sus nietos, dañando, sin
que ello los preocupe un ápice, lo público -península de la Magdalena, ensenada
del Camello,...- del arenal que -contra el sentido común y quizás la Ley- ellos
ocupan y dañan con edificaciones, introduciendo en esta última epístola curiosas,
descabelladas alusiones frívolas, como todo en ellos, a un "cambio climático" que, siendo -dicen-
cosa del futuro, no les perjudicará; fatuos burgueses hasta el tuétano, no
hacen el menor esfuerzo para ocultarlo y ni siquiera me indignan, pues su
actitud solo puede producir, por lo que supone, tristeza y vergüenza ajena.
No se hartan de repetirnos que "el espigón construido es una escollera de
rocas", como las que ellos mismos han tapado con "ecológico"
hormigón al destruir la bella ensenada del Camello para que, élite, jueguen los
niños de "su" enésima camada; insisten en que el espigón no les gusta,
les parece "propio de un polígono
industrial", ¡uf, que asco!, y no tiene "ningún cuidado hacia un lugar -suyo, de ellos- de alto valor paisajístico y cultural", se trata de una acumulación
de rocas que, para los diletantes, carece de "ninguna calidad estética", ¡con la estética, teoría de la
belleza o filosofía del arte, más difícil que el propio montón de rocas, hemos
topado!, y para opinar sobre ello con seriedad tendríamos, quizás, que saber
más de lo que sabemos, analizar la expresión, representación y naturaleza del
objeto que valoramos, la tan sobada escollera, remontarnos a Kant, a finales
del siglo XVIII, y pensar que al valorarlo incluso como una obra de arte su
contenido no tiene interés estético, ya que el filósofo, "formalista", pensaba que la valoración
artística es impura, parte, en general, de "conceptos preestablecidos", se realiza utilizando patrones
cognitivos personales de forma impura, condicionada, y solo cuando tal
valoración es libre se puede pensar en una cierta objetividad, en "Bellas Artes", lo que no ocurre en el
actuar de los "estetas" de la Magdalena.
Kant analizaba la teoría de la belleza
pura a partir de cuatro ideas: libertad de los conceptos, fin o propósito de la
comprensión humana dirigida a un objeto, por ejemplo "unas piedras", hacerlo de forma universal y objetiva, no localista,
particular, subjetiva, desde un desinterés personal de espectador y, por
último, de modo que dicho análisis constituya un fin en sí mismo, no un mero medio
para interés futuro del que mira, quien debe elevarse de modo que el desinterés
sea obligatorio, con lo que la belleza se convierte en "símbolo de la moralidad", no siéndome
posible ver, y lo siento, que las exigencias kantianas se cumplan por el
"grupito" de la Magdalena, cuyo poco respetable uso de las
construcciones ideológicas no define un fin obligatorio, sino un medio
partidista y hace que no podamos pensar en lo suyo como algo similar a la idea
kantiana de que el disfrute compartido de, por ejemplo, una puesta de sol es muestra
de que existe armonía entre el ser humano y el mundo.
Salto hacia la alambicada relación que los
empeñados en "salvar la Magdalena" ven entre su idea de "lo bello, lo sublime y la paz perpetua"
y el "cambio climático", efecto
cierto que el ser humano provoca con -entre otros vandalismos- la quema ilógica
de combustibles fósiles, la descontrolada cría industrial de ganado o la tala
de bosques, cada vez más el desastre del clima, la temperatura de la Tierra y,
con ello, en el grave riesgo generado para la vida humana y constato que la
escollera no emite dióxido de carbono -CO2-, metano -CH4-, óxido nitroso -N2O-,
gases fluorados -HFC, PFC ó SF6-, ozono troposférico -O3-..., gases de "efecto invernadero", que masivamente
liberados a la atmósfera por la estúpida acción (in)humana, absorben energía
infrarroja del sol y provocan el -muy- peligroso calentamiento del planeta;
dedico un rato a ello y pienso que quizás estos amantes de la "sublime belleza" nos intenten
advertir de algo tan evidente cómo que tal escollera -que, dicen, pese a lo mucho
"que emerge por encima de la
superficie en pleamar (...) no sirva para nada"- no va a ganar la
urgente, esencial batalla contra un aplastante dato estadístico del que, sin
duda, paladines del "progreso"
como M.A. Castañeda se burlaran: la tasa actual de subida del nivel mar casi se
ha triplicado en comparación con 1901-1971... y crece.
Una futilidad indignante que no puedo
dejar de comparar con el peligro que, en el actual caos energético y emergencia
climática de nuestro pequeño territorio, genera un atípico personaje, Agustín
Valcarce, que lo mismo que se asocia con la muy dañina Iberdrola para intentar imponernos los 150 Mw del P.E. El Escudo, con Iniciativas Eólicas promueve en el mismo lugar los casi 50 Mw de
los P.E. La Costana y Campo Alto,
preside la Asociación Eólica de Cantabria,
desde Teican, ofrece mínimas
alternativas fotovoltaicas, o se hace oír unido a cooperativas que, como Solabria, venden la energía que, del
abusivo modo concentrado, genera el oligopolio,..., multifunción que, sin duda,
merecerá una tesis doctoral.
Es también emergencia provocada por la
insana voracidad del capital, sangrienta, lo que ocurre en Afganistán, atentados
terroristas y cientos de miles de víctimas civiles provocadas por gerontócratas
tan igualmente insanos como Trump y Biden, de los USA, a los que, alardeando,
tras el estruendoso fracaso e insoportable humillación, de "orgullo de país", útil mamporrero
de cuadra, sirve Sánchez ¿Qué vociferarían los "progresistas" si el indigno abandono de familias enteras,
ancianos, mujeres y niños que, cada uno por sus motivos, posibilitaron la extranjera
intervención egoísta en asuntos solo de ellos -ignoro qué pintaba España allí- si
Aznar o Rajoy hubieran sido responsables de la infamia?, ¿y si, además,
hubieran cerrado una de sus insufribles homilías, como hace el cimbreante
Sánchez, con el más que nunca inadmisible, atemorizador aullido militar: "¡Misión cumplida!", al que solo faltó
un explícito ¡A sus órdenes! previo,
dirigido a quién definió la misión y le exigió cumplirla? A saber.
Cierro lo de la emergencia que -dicen- aflige
a los “culturetas” de la Magdalena y
sus -pocos- compañeros de viaje -a los que, cuando hace décadas había política,
se llamaba “tontos útiles”,
simpatizantes de la URSS o, por analogía, aquí con Franco, del entorno no
militante del PCE- y explico que es miserable su ataque frontal a Iñigo Losada,
catedrático de Ingeniería Hidráulica de la UC, Director de Investigación del
Instituto de Hidráulica Ambiental, IHA, del que, sin pudor falsearon su indefinida,
ecléctica referencia a la Magdalena en una conferencia sobre la bahía, dolidos
hoy, quizás, al no poder tergiversar el tibio apoyo que en El Delirio da Losada a los espigones, sus informes técnicos y el
expediente cuya resolución favorable a las escolleras los del “Tennis” y adláteres, parte en él, no recurrieron,
si bien usan ahora su insana, viciada amistad “interclasista” con la PSOE y la
pegatina asalariada que dice poder para intentar la demolición de lo legalmente
construido, calificando como despilfarro el gasto de 2 millones de euros en
amontonar las piedras del modo en que dijeron los técnicos en el expediente que
ellos no recurrieron, pero no considerándolo demoler -de modo ilegal y porque a
ellos no les gusta- lo construido, sin plantearse, al menos, uno de esos “progresistas” crowdfunding entre sus
pudientes amigos para, sin evitar con ello que la PSOE prevarique, tener la
dignidad de pagar el coste de lo construido -que no recurrieron- y el de
demoler lo que tanto los ofende y (dis)gusta.