245 Los domingos cavilar
Resiliencia y resistencia
Fernando Merodio
13/11/2022
“La sequía es una amenaza
existencial, la resiliencia es una obligación (…) Solamente seremos resilientes al cambio
climático si nuestra tierra lo es” (Pedro Sánchez, España y Macky Sall, Senegal, ¿o era Kenia? El País 06.11.2022))
“Resiliencia. Del latín resiliens, entis, de
‘resilire’, ‘saltar hacia atrás, rebotar, replegarse. 1. f. Capacidad de
adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o
situación adverso.” (del Diccionario de la R.A.E.L)
No es tiempo de resilientes listos, aquí ahora nadie
debería esquivar los problemas serios, ni callar y adaptarse para sobrevivir, y
es una desgracia para quienes -siendo ajenos a su negocio- sufrimos a ese
Sánchez que alardea de contaminar con gas, infortunio que él mismo acreditaba hace
días, no sé a qué, en un criticable viaje a Kenia en avión, con CO2, aerosoles
y un séquito de ¡68 personas! ‘gratis et amore’, 11 previas, 33
“coleguis”, 12 de los medios y 11, menos del 15%, al parecer, de empresas, pese
a tantos asesores y ayudas de cámara, cual turista acelerado que visita varios
países, tuvo que ser corregido dos veces por un indulgente y, pienso, asombrado
presidente de la vieja colonia al confundir su Kenia con Senegal, ¡en qué estaría
pensando!, propósito que pude intuir cuando, siempre en domingo, 16.11.2022, neoliberal-“progresista”, El País, llenaba una página con un desaseado artículo que firmaban -¿quién
se lo escribió y para qué?- el “líder”
-así se dice él mismo- y Macki Sall, presidente de Senegal, ¿esta vez sí era el
país de Dakar?, en el que sustituía la “resistencia”
del “Manual” que le redactó Irene
Lozano tras caer en la PSOE desde UPyD, por la “resiliencia” que -tan bien- le identifica y que, contra lo que parece
creer, no es mérito o esfuerzo sino solo “capacidad de adaptarse” que le
permite decir casi al tiempo una cosa y la contraria, pactar con cualquiera,
sonreír mientras agrede a adversarios, incluso a propios,…; representa ese “progreso” que, con acer(t)ada crítica,
tan bien analiza y proscribe el filósofo italiano Giorgio Agamben.
Es, pues, peligroso para nuestro -muy- negro futuro
que el jefe de planta Sánchez, estirado resiliente, tras colegir que Núñez
Feijóo es pompa de nada, y aceptado como presidente en España por la codicia ignorante
y egoísta del 1%, ese capital que decide lo que conviene, de nuevo evidencie que
su (in)capacidad para adaptarse a lo adverso es mera hojarasca y no le preocupa
otra cosa que lo que él precisa para adaptarse al statu quo como -solo- resiliente, palabro de nuevo cuño que gusta
usar y modo de ser que le llevó al subalterno, intermedio y, para él, excesivo cargo
a que se aferra de timonel del errático navío que hoy es la mercantil PSOE en
la suicida carrera por medrar que, tras aniquilar(se) aquel PCE, hoy define al “progresismo”, antes izquierda, carrera
en la que, a su lado, se mueve un extraño -novísimo- bulto con raro gusto por
el vértigo en ropa y peinado, que dicen Yolanda y, como el detonado Núñez
Feijóo, viene de la sociopolíticamente poco sugestiva Galicia, su nacionalismo de
emigrantes pobres y los horrísonos ecos franquistas que, el más hábil de ellos,
prolongó Fraga.
Distinta
de la resiliencia que propone Sánchez, opuesta a ella, es la resistencia, el resistir
que, ya en la biblia como seria referencia, no es tolerar, sufrir y acabar adaptándose
al que exige, sino confrontar, hacer frente a lo que causa daño, algo que,
recurrente, me lleva a los inolvidables paseos que, en las visitas al París de
nuestro hijo mayor, dimos Rosa y yo por el rincón del homenaje antifascista
que, con amor y belleza, en el distrito XX, orgulloso exhibe el cementerio Père Lachaise, apodo del confesor de
Luis XIV -¿qué harían nuestros reinventores de la “memoria histórica” si fuera aquí?-, en el que, junto a los versos
de Marcelle Dudach-Roset, “seguiré siendo
testigo de vida / que protegerá de la barbarie / a todos los niños del mundo”,
a los que, al excitar lo peor del clima, hemos privado de un futuro razonable, hay
tumbas de héroes y textos a los brigadistas franceses y, en especial para mí,
el monumento “A la memoria de los
españoles muertos por la Libertad, 1939-45”, que, tras luchar contra el
fascismo, lo hicieron por sus ideas y, no resilientes, listos y -tan- vivos como
Sánchez, para, al contrario de él, sacrificarse, no adaptarse
a la nueva barbarie con la sumisión que exigían su amenazante crueldad de su
traumática fuerza y, en su lucha contra lo siniestro que el nazismo pretendía imponer
y sus futuras consecuencias, resistieron.
Vuelvo
al escrito de quien -varias veces en él- se dice “líder” y, ofendido, le replico que no es, ni mucho menos, tal, sino
una ficción jurídica, imagen etérea creada por quienes, engatusados, hayan
votado a la empresa-partido que delegó en él, le designó -vaya a saber quién- agente
de segundo o tercer grado, por lo que, lejos de ser un “líder” y, habiendo sido, además, elegido con un sistema ad hoc para -solo- algunos intereses, mi
consciente juicio me impide -incluso- votar; de nuevo regreso al escrito con
que, evidente, adula a alguien de esa Senegal que, días atrás, había confundido
con Kenia y, en plena ¡¡27!! COP, cara e inútil Cumbre del Clima de la -aún más- cara e inútil ONU habla de una “Alianza
Internacional para la Resiliencia a la Sequía” -¿a imagen de la de “las Civilizaciones” del peligro gótico de
la Z y Erdogan?- que -dice- “movilizará
líderes de todos los ámbitos”, líderes
-otra vez- que harán “de la resiliencia -de
soportar- la sequía una prioridad”
ayudada por “la innovación, la
transferencia de tecnología (…) y la movilización de recursos”, para lo que,
¡uf!, anuncia -en vano- el “compromiso”
del “sector privado!”, cerrando su efervescencia
de líder de la PSOE afirmando que “solo
seremos resilientes al cambio climático si nuestra tierra lo es”, mientras
el resto de líderes de la difunta C.E. -a lo suyo- anuncian que acelerarán el beneficio
-pastel capitalista privado- de las renovables, a costa de (des)proteger, aún
más, el -comatoso- medio ambiente
La
enorme (in)seguridad psíquica que transmite ante el caos climático el
resiliente líder que -frívolo y egoísta- se exhibe con Kenia y/o Senegal, me aproxima
a las “bárbaras” formas de activistas
resistentes, con “capacidad de resistir o
resistirse” al agónico caos del clima que, como, ejemplares lo hicieron
organizados en especial los grupos marxistas que mereciendo textos y monumentos
en el Père Lachaise, empiezan a resistir
-sin adaptarse- pues, lo denuncia el Libro
del clima, “hasta ahora hemos
fracasado” al permitir “que la
avaricia y el egoísmo (la posibilidad de que unos pocos ganen sumas de dinero
enormes) entorpezcan el camino hacia el bienestar común” y, conscientes -sin
duda- de “vivir en el momento más
decisivo de la historia de la humanidad”, se sienten obligados a no ser resilientes
-el final de la adaptación que practica Sánchez sería el caos- sino resistentes
frente a la poderosa codicia, el avaro egoísmo que, lector de Marx desde joven,
sé que, ciertamente, encarnan los capitalistas, el capitalismo como dañino sistema
que debemos derribar.
En la
lucha resistente -recién- iniciada contra el caos climático, grupos -entre los
que domina el género femenino- ya cuestionan la prioridad de los pactos “culturales” implícitos entre el mundo macrosocial, económico, político, del
consumo, mediático,… y el microsocial del individuo, pequeños grupos, escuelas,…
y comienzan a verse grietas que sugieren la urgente necesidad de resistir y,
para ello, ¿cambiar el mundo?, ¿otra educación?, ¿conocernos mejor?,… para lo
que luchan, llaman la atención -y me entristece que parezca no entenderlos El
Roto- lanzando líquidos, pegando sus manos a los marco, pintando sus quejas en
la pared,… sin dañar, por ahora, lo que aquellos pactos dicen “obras de arte”, planteando, creo entender,
la urgencia de hacer algo para que tan “culturales”
pactos no impidan la supervivencia de la especie.
Coda
para caóticos, ignaros médicos resilientes listos.- Según un exconsejero de
aquí, el salario medio bruto anual de un médico de atención primaria es 67.000
€ y, dice el INE, el de un trabajador en general algo más de 23.000, lo que
hace irritante que, tras la publicitada, útil hasta hace poco pandemia que los
aplaudía y con lo que está cayendo aquí fuera, sea quien sea -quizás ellos-
culpable del denunciado caos, se pongan, ¡contra nosotros, los indefensos, y no
contra los otros, el poder!, en huelga.
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