243 Los domingos cavilar
¿Cómo parar a alguien sin
escrúpulos?
Fernando Merodio
30/10/2022
“Si no te levantas y luchas, todo lo bello va
a desaparecer” (En Seattle contra WTO/OMC.1999)
“Creo que hoy el
mayor peligro son los que dicen ‘Sí, el cambio climático es real, pero no
podemos actuar ahora, vamos a esperar y no ser tan negativos’, los
retardatarios -en inglés ‘climate delayers’- del clima” (Greta Thunberg. El
País. 23.10.2022)
A partir del 29 noviembre 1999 y durante cinco días hubo ira y convulsiones cuando la policía (ab)usó (de) su monopolio -dicen que- legal de la violencia y agitó otras violencias en Seattle, próspera ciudad del Estado de Washington, costa noroeste de USA, machacando a decenas de miles de -en su gran mayoría- pacíficos miembros del movimiento antiglobalización, marxistas, anarquistas, profesionales cualificados, activistas ambientales, sindicalistas, gente corriente,… que, sin directrices de ninguna organización política expresaban su frontal oposición a la siniestra falacia que era -y también hoy es- la WTO, World Trade Organization, en castellano OMC, Organización Mundial del Comercio y su -globalmente- dañina Tercera Ronda del Milenio, sabiendo que -antes- otros se habían opuesto con razones contra el no menos siniestro y falaz FMI, Fondo Monetario Internacional, o el armamentismo nuclear, o la injusta guerra de Vietnam, o…, haciendo que una miembro del, siempre cauto, a veces incluso sistémico equipo de apoyo jurídico a los activistas detenidos mostrara desaliento, un encubierto deseo de, quizás, dejar la pelea, con una pregunta al tiempo incisiva y muestra de error, inmadurez, cobardía,…: “¿Cómo parar a alguien sin escrúpulos?”, pues nadie con uso de razón y algo informado ignora que el capital, enemigo de la humanidad, sus sicarios y seguidores nunca han tenido escrúpulos.
A finales del pasado siglo los trabajadores USA comenzaban
a sufrir graves efectos del NAFTA, North
América Free Trade, en vigor desde 1994, Tratado de Libre Comercio para América del Norte firmado por USA,
Canadá y México, y cuyo primer objetivo era facilitar una insana circulación de
mercancías, -que decían- libre comercio, reduciendo ciertos impuestos, creando
un peso mexicano vinculado al dólar, única moneda para sus transacciones y, más
nocivo, deslocalizando el trabajo, anulando el control gubernamental en ciertos
ámbitos de la economía, movilizando inversiones especulativas, con la lógica consecuencia
de facilitar la explotación del obrero en las zonas más pobres y generar, con
ello, más paro en el resto del territorio, algo ahora exacerbado hasta extremos
inhumanos en todo el mundo, con explotación incluso de niños para generar ilógicas,
antinaturales plusvalías/fortunas en base al brutal abuso, entre otras, la
familiar que tanto nos enorgullece de Industria
de Disdeño Textil, S.A., Inditex, crecida con la nociva deslocalización
laboral y un daño medioambiental sin freno, facilitado por la novedad que, a
diferencia de la UE, introdujo el
NAFTA, el hábito de no crear organismos ni leyes comunes y consolidar un
dominio neocolonial.
Los activistas en Seattle se oponían, además de a las
tropelías laborales y ambientales del capital local, también al -nuevo-
colonialismo de la WTO/OMC, que
pretendía consolidar -e incrementar- las diferencias entre países -y seres
humanos- ricos y pobres con la falaz demagogia de que el capitalismo que hoy
nos precipita en la catástrofe climática, es, por otra parte, benéfico contra
la enfermedad, el hambre, la muerte joven en el mundo, siendo la realidad que
el caos generado en Seattle, en especial por la abusiva brutalidad policial que
imponían los afligidos, aterrados políticos al servicio de la WTO/OMC, fue crucial en la consolidación
de un serio movimiento alternativo contra la muy dañina y -en casi todos sus
aspectos- destructiva globalización, movimiento hoy hibernado, con el que tenemos
la razonable, humana, solidaria, urgente obligación de reaccionar con -al
menos- tanta fuerza como la que arbitrariamente se usa en contra nuestra.
Recuerdo una vez más la certera y -siempre- actual
frase con que, en 1851, Karl Marx abría el opúsculo “18 de brumario de Luis Bonaparte” afirmando que “la historia ocurre dos veces, la primera
como una gran tragedia y la segunda como una miserable farsa” y pongo en
relación la radicalmente contestada Tercera
Ronda del Milenio, en Seattle, de la WTO/0MC
con el ridículo Global Youth Leadership
Forum -en la lengua del ‘imperio’- que, falaz medio, El Delirio Montañés calificaba a toda página como “Una cumbre de futuros líderes mundiales”
e ilustraba con la grotesca fotografía de ¡tres mexicanos y una alemana
treintañeros y un congoleño de 44 años!, como muestra del futuro liderazgo, usando como coso para
torear, fútiles (in)eficaces, entre otras fatuidades, “los principales retos de la sociedad tras la pandemia” y el eje
central de una -manipulada- “sostenibilidad”,
el Palacio de la Magdalena, cobista
regalo de los ciudadanos de Santander a un rey poco ejemplar que, tras usarlo un
rato, se lo vendió a la ciudad donante que, llena de sumisión, ahora quiere que
su idea de arte, cultura,… la fije la “familia”
Botín desde la historia que es el (ab)uso -hoy vaciado- de la sede del banco
convertida en depósito de algunos cuadros -¿incluirán el que intentó robar
Jaime?- y los dos containers que un marciano abandonó en el -donado- mejor
lugar del Muelle al que, desde hace más de 3 años y sin -casi- usar, se le
desprende, ¡buena metáfora del ridículo fracaso!, el alabado recubrimiento de
la fachada.
Si afirmamos que la “batalla de Seattle” fue una gran tragedia, nadie negará que lo de
los Global Youth Leaderships, marginal
boutade del capital, es una mísera
farsa, bendicida por el heredero de quien vendió el coso/palacio -que antes le
habían donado- a la dócil ciudad de Santander y hoy -impuesto- es profesional discreto
en el cutre circo de la política, protegido, pese a no ser esto Seattle, por
más de cien costosos y muy armados policías, con el chusco añadido de que, durante
un rato en que no estaba insultando en TV a su emérito padre, se le adosó,
populachero y mínimo, Revilla, babieca que le llega al codo, cutre regional populista
de la cosa que, para su beneficio, llamó Cantabria, al tiempo que quienes -en
interés del capital- nos “protegieron” de la covid19 con el sabido resultado,
reconocen, entre otros nocivos efectos de “su protección” -con miles de espantados
que aún se tapan boca y nariz y tragan sus miasmas- más depresiones y -en su límite-
suicidios, sobre todo jóvenes, para al final, como con sus otros atrabiliarios utensilios:
“ley mordaza”, sectario uso del -que dicen-
género, “perniziosos nazionalismos”,
(des)memoria histórica,…, los indoctos transversales que decían poder han sido
meros represores que imponen con saña para medrar y, tras causar depresiones, vanos,
quieren solucionarlo dejando que el deprimido haga lo que le plazca y castigando
rabiosos a quienes nos opongamos.
Sabido por todos, salvo egoístas y descerebrados, que
la emergencia del clima exige aplicar bisturí a los desmanes del capital, oídos
y leídos sus alardes en nocivos medios sobre cómo los causantes de la irreversible
situación, petroleras, gasistas, bancos,…, carroñeros siempre, Iberdrola -que, contra el calentamiento
y para ahorrar, propone apagar los pilotitos de los caros artilugios insertados
con fórceps en la vida idiota-, Repsol,
Santander, BBVA,,..., usan pandemia, inflación, guerra,…, causas -que dicen-
de la desigual pobreza y camino hacia el abismo para multiplicar, injustas, sus
insultantes ganancias, tiran migajas a sus minoritarios y se asientan como parte
del 1% que -insufrible- ya urge eliminar y leído que -siempre ridículo y falaz-
El Delirio Montañés troca una chanza en
“cumbre de futuros líderes mundiales”
y, con lenguaje pervertido, los dice preocupados por la “sostenibilidad”, fui a ver -por fuera- “lo de la Magdalena” y, rechazado por numerosos, (in)útiles polizías,
oteé a lo lejos al largo, elegante y
educado monarca actual, saliendo del ofensivo palacio seguido por el mínimo,
incierto bulto vacilante, sinuoso, sumiso que es el “antimonárquico” Revilla,
carnaza populista de tv, panfletos y radios basura y, conociendo lo que nos están
intentando hacer mediante la -para ellos- jugosa y -para el resto- vandálica generación
eólica con dañinos molinos, líneas, pistas, subestaciones gigantes,…, tras no ver
una sola pancarta ni oír un grito airado, me senté en el suelo, sorbí rabia y pensé
en qué cambiar si, de verdad, queremos aquí ahora parar a quienes no tienen
escrúpulos.