sábado, 5 de marzo de 2022

209 Los domingos cavilar Preparar la guerra Fernando Merodio 06/03/2022

209 Los domingos cavilar

Preparar la guerra

Fernando Merodio

06/03/2022

"Si vis pacem, para bellum" "Si quieres la paz, prepara la guerra

(Máxima latina atribuida a Julio César)

"Igitur qui desiderat pacem, praeparet bellum" "Quien deseara la paz, se debiera preparar para la guerra" (Vegecio. "Epitoma rei militaris")

La advertencia amiga de que, sin duda, no es buen momento para cavilar sobre esto, no me impide encabezar estas líneas con dos belicosas formas gramaticales distintas para expresar una misma traza importante a favor de la refriega, la primera, con error atribuida a Julio César, de tono castrense, imperativa, impone adverbial que, "si quieres paz", forzosamente "deberás prepararte para la guerra", con verbos en indicativo que expresan contundentes ideas de apariencia opuesta y, tras generar dudas, dejan un vaho categórico, mientras la otra, del prefacio del libro de Vegedo, menos tajante y dinámica, supone condicional, reflexiva, con verbos en subjuntivo pero difumina lo mismo; dos matizadas formas de igual mensaje, que Silvio Rodríguez hace poesía en la "Canción del elegido", dedicada a Abel Santamaría, revolucionario cubano apresado, torturado, asesinado en el inicio de aquella revolución: "Y al fin bajó hacia la guerra... / ¡perdón! quise decir a la tierra. / Supo la historia de un golpe, / sintió en su cabeza cristales molidos y comprendió que la guerra / era la paz del futuro; / lo más terrible se aprende enseguida y lo hermoso nos cuesta la vida. / La última vez lo vi irse / entre humo y metralla, / contento y desnudo; / iba matando canallas con su cañón de futuro. / Iba matando canallas con su cañón de futuro".

Abel Benigno Santamaría Cuadrado nació en 1927, en Encrucijada, zona central de Cuba, hijo de españoles, Benigno y Joaquina, bondad para  estudiar a José Martí, fue a La Habana junto a su revolucionaria hermana Haydée que, en 1980, chasqueada por los hechos de Mariel, se quitó la vida, su apartamento de 25 y O, alquilado, fue núcleo conspirativo de los asaltantes del cuartel de Moncada, de un partido cuyos lemas eran "Vergüenza contra dinero" y "Prometemos no robar", bajo el símbolo de una escoba que barrería aquel Estado corrupto contra el que, como frente el imperialismo, luchaban para diversificar la producción agrícola, eliminar el latifundio, desarrollar la industria, nacionalizar los servicios públicos, impulsar la justicia social,...; opositor al cuartelazo chusquero de Fulgencio Batista en 1952, organizó, junto a Fidel, su hermana y otros el frustrado asalto al cuartel de Moncada, en el que fue apresado por los agentes que en Cuba tenían la mafia y la CIA, llevado a los calabozos donde fue salvajemente torturado, le dieron un bayonetazo en un muslo, quemaron los brazos, sacaron un ojo y, pues no delataba a nadie, le asesinaron el 26 de julio de 1953; tuvo clara y llevó al límite, generosa bondad, la sabia máxima "si vis pacem, para bellum".

EL ROTO 13/02/2022

Moleste a quien moleste, ofenda a quien se quiera fingir ofendido, tal heroica actividad iniciadora -que admiro- para la guerra es la que, con dolorosas lacras y defectos subsiguientes, convirtió al resiliente pueblo cubano en paradigma del fatigoso hacer frente -poca cosa, pero menos es lo de aquí ahora- para vergüenza del resto durante casi 70 años, pobre y dolido pero exuberante de dignidad, tanto a los naturales embates del irritado clima que a los alevosos, iracundos ataques del capital que eran Lucky Luciano, mafia, o la ominosa CIA, tan dañina, al menos, como el KGB de -el ahora demonizado- Putin y, mientras cavilo sobre ello, oigo en la temblorosa radio de mi ajada cocina el runrún tajante de la ultra capitalista SER que me agria el desayuno, soporto a la frívola Angels Barceló con su “buenísmo” inane, (des)informador, dañino para el débil, sufro sus largas “pausas”, lenguaje perverso que oculta opresiva publicidad de caras piezas inútiles, me duele oírla predicar, tajante desde su púlpito, que la vida “de antes” en Ucrania -a dónde, sin que la llamen, ha ido a, solo, molestar con su meloso, religioso fervor- era maravillosa… pero ha traído “esto”.

El 16 de marzo de 1952, a los seis días del cuartelazo dictatorial de Batista y un año antes de ser asesinado, Abel Santamaría hacía pública una carta-manifiesto para cualquier lugar y momento, aquí ahora incluso: “Una revolución no se hace en un día, pero se comienza en un segundo. Hora es ya, todo está de nuestra parte, ¿por qué vamos a desperdiciarlo? Es necesario que todos vayamos con fe en el triunfo, pero si el destino nos es adverso, estamos obligados a ser valientes en la derrota porque lo que pase en el Moncada se sabrá algún día, la historia lo registrará (…)”, por lo que Silvio Rodríguez nos lo legó “entre el humo y metralla, / contento y desnudo”, al tiempo que “Iba matando canallas con su cañón de futuro. / Iba matando canallas con su cañón de futuro”, antes de ser asesinado para que no llegara a cumplir los 26 años.

Abel (de izquierda a derecha, el primero sentado, con gafas), junto a Fidel. (Fotocopia: Ramón Barreras. Cortesía Museo Casa Natal Abel Santamaría)

En los mapas que sitúan la redundante -poco seria e inútil- información con que se sienten obligados a bombardearnos medios y políticos sobre el (ab)uso -no es guerra- que trata(n) de imponer el KGB Putin -y otros- sobre Ucrania aparece continuamente un topónimo, Lviv, centro geográfico de la culta, democrática, pacifista Europa, sobre el que nadie dice nada y cuya sola visión me traslada, melancólico, al feliz recuerdo de la absorbente lectura atenta, durante semanas, de dos libros de Philipe Sands, “Calle Este-Oeste”, “East West Street” y “Ruta de escape”, “The ratline”, en las que, tras enseñarme que ese Lviv fue también Lemberg, Lvov y Lwów y, de forma sucesiva, perteneció, que recuerde, al imperio austrohúngaro, Polonia, la URSS y ahora a Ucrania, me introducían en apasionantes tramas de familias vejadas por la guerra del nazional-sozialismo, la difuminación del nazi Otto Wätcher y las peripecias de dos avanzados juristas, Hersch Lauterpacht y Rafael Lemkin, de Zòlkiev y Ozerisko y traslados a Lviv, Lemberg, Lvov o Lwów, obsesionados con las nociones complementarias, contrapuestas de “crímenes contra la Humanidad” que, al defender que “el ser humano individual (…) es la unidad última de todo el derecho”, exige que sea protegido en guerras y matanzas de todo tipo y de “genocidio”, que sostiene que “los ataques a grupos nacionales, religiosos y étnicos deberían pasar a considerarse delitos internacionales”, razón para que, agriado por los nuevos “pacifistas” del “no a la guerra” borroso, sin matices, peligroso que vocean llamativos pequeñoburgueses acomodados en “Podemos”, “ERC” e incluso, ¡uf!, en “Bildu”, me sienta obligado a recordar que ha sido gente -tan abnegada y, al tiempo, tan belicosa- como Abel Benigno Santamaría Cuadrado, “elegido”, torturado, asesinado que “sintió en su cabeza cristales molidos y comprendió que la guerra / era la paz del futuro” y, por ello,iba matando canallas con su cañón de futuro”, la que ha posibilitado que, con todos los errores habidos en Cuba, en el tormentoso Caribe, el pueblo cubano mantenga la altísima dignidad -para algunos poca cosa- que le permite hacer frente a los embates de la naturaleza, la mafia, la CIA o el KGB, mientras el pueblo austrohúngaro, polaco, soviético, ucraniano… de Lviv, Lemberg, Lvov o Lwów, centro geográfico de la culta, democrática, “pacifista” Europa, cuna de Hersch Lauterpacht y Rafael Lemkin, parteros de conceptos jurídicos tan relevantes como “crímenes contra la humanidad” y “genocidio”, todo lo que ha conseguido en muchos lustros es seguir siendo epicentro de lo que, con meliflua piedad religiosa y, sobre todo, miedo y mala conciencia, políticos y medios nos frotan en los ojos hasta, irritados, hacernos llorar.

EL ROTO 21/02/2022

No hay que engañarse, ni ser tibios, “si vis pacem, para bellum”.

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