207 Los domingos, cavilar
Aún les parece caro el pescado
Fernando Merodio
19/02/2022
"¡Que
viniesen allí todas las zorras que regateaban al comprar en la pescadería! ¿Aún
les parecía caro el pescado? ¡A duro debía costar la libra...!" (Grito
de la tía de Pascualet, pescador muerto en el mar, "Flor de mayo", 1895, Vicente Blasco Ibáñez)
"El
atestado de violencia de género y su tratamiento al denunciado significa que
hombres que jamás han tenido un problema con la Justicia, sin antecedentes, con
profesiones de todo tipo, pasen una o dos noches en los calabozos junto a
delincuentes comunes". (Del análisis jurídico del atestado policial
con perspectiva de género "¿Qué
queda de la presunción de inocencia?")
Vivimos una situación muy dura, no justificable en estos tiempos, la
"res publica", cosa pública
y la privada naufraga en el proceloso mar de la vida y generan razones
humanamente insoportables, de ineptitud humana y de corrupción (in)humana que,
a duras penas, ayudan entender que -según dicen- el pescado sea tan caro.
Vicente Blasco Ibáñez, 1867-1928, escritor, periodista y político
republicano que fundó y dirigió en Valencia el periódico "El Pueblo", en el que desarrolló el
movimiento republicano llamado "blasquismo", narra cómo Pascualet,
trabajador cordial era obligado a embarcarse en el pesquero "Flor de mayo", que da título a una
novela naturalista de ámbito regional y moría ahogado un día de borrasca,
provocando que una tía suya, encolerizada, bramara "¿Aún les parecía caro el pescado?", pregunta que, aún hoy, se
vincula a una pintura en la que, un año antes, su gran amigo también
valenciano, Joaquín Sorolla representaba a dos pescadores atendiendo a un
tercero tendido sobre un curvado suelo de madera, descamisado, con una medalla
de la virgen al cuello y rodeado de útiles y objetos propios de los barcos
pesqueros: peces, maromas, una lámpara, un barril de agua,...
El pasado martes, en la mar gélida de Terranova, costa este de Canadá,
con olas de muchos metros, se hundía el pesquero de nacionalidad española,
gallego, Villa de Pitanxo, permitiendo
llegar a tierra solo 3 supervivientes, dos de ellos el patrón y su sobrino,
mientras obligó a una dolorosa recogida de los cadáveres o la declaración como
desaparecidos de los 21 pescadores restantes; era un barco de 2004, 50 metros
de eslora, 10 de manga y una capacidad de carga superior a las 1.120 toneladas,
un arrastrero congelador que, entiendo, operaría con redes de arrastre para
facilitar que la diversa fauna marina fuera atrapada en ellas, pudiendo
disponer de sensores para detectar los cardúmenes, bancos de peces, de modo que
facilitara ajustar la altura de sus redes e hiciera más fácil, aunque no menos
dura para los trabajadores, tal pesca, una forma de extractivismo que destruye,
degrada, contamina y elimina ecosistemas naturales marinos con riesgo para muchas
especies y obliga a -sin, por desgracia, lograr la ficticiamente pretendida
protección de esas especies- imponer reglas a tal pesca; tan desconsoladora
como compleja noticia está llena de ángulos y aristas que obligan a reflexionar
sobre la dura e injusta desigualdad y muchas otras cosas que lastran la vida de
los hombres del mar y nos da alguna de las razones que explican que el pescado sea
tan caro como algunos se quejan... y cada día más escaso.
Colateral a ello, sé que cavilar sobre lo que sigue es políticamente incorrecto,
impopular, inoportuno, incluso peligroso expresarlo en público, pero pues en un
hoy de afanes fútiles transversales tengo que hacerlo sobre no haber oído a nadie
que en la lacerante lista de muertos, desaparecidos y supervivientes -como en las
de otros lances luctuosos en pozos mineros, andamios,...- no aparezcan mujeres
que asuman su derecho a trabajar en momios -mal- asalariados, duros, ingratos, alejados
de los cargos de dirección, gobiernos, consejos de administración, fotografías
"Vogue" y trajes Chanel, y que tal ausencia no haya provocado
la rasposa queja de las -cada día más desagradables- agresoras desde las "diferencias de género" entre "iguales", novedoso ingenio que
genera insanas diferencias y cuyo mayor éxito, (ab)usando de dolorosos,
insufribles casos de una concreta y abusiva violencia que mayoritariamente se exige
que sea perseguida por la Justicia, ha sido dañar la equitativa presunción de
inocencia del -para ellas siempre agresivo- género masculino frente al -por
contra, angelical- femenino, al que, desde que formula una denuncia, con o sin
pruebas, se dota de una veracidad que, en sede policial y en los primeros pasos
de la judicial, priva al denunciado varón de defensa, mientras si quien agrede
es hembra, siempre la asiste otra presunción, la de legítima defensa; una
situación que cada día hace más y más difícil, osada, dura la deleitosa relación
sexual entre personas de distinto género.
Es lo que, demagogia -distracción de los problemas reales- traída por la
"nueva política", cada día
más a gusto en el lodazal de una corrupción sistémica que no se debe confundir
con el barro de que habla Jean Paul Sartre en "Las manos sucias" e impide que el espectador que se limita a
votar y financiar sea capaz de valorar que esa "nueva política" alimenta personajes, muchos venidos del
fascio, que se mueven cual pez en el agua y resultan tan perniciosos como "nuestro" Revilla que, tras años de
insufrible, soporífera cháchara vendiendo que sus promesas, el "MUPAC" y "La Pasiega", se harían y serían financiadas con maná llovido
del cielo, "fondos europeos",
casi octogenario se entera de que va a ser que no, pues -él- no ha presentado
bien los proyectos y -si algún día esos dos se llevaran a la práctica- los
pagarían los de siempre..., evidencia de que el vejestorio de hoy -que nunca
tuvo ideas jóvenes- no sabe, pese a gastar tanta saliva, ni de qué habla u, otro
sangrante caso, que cuando en España "las
reservas de agua bajan hasta el 44,3% sin que se prevean lluvias" e
incluso ecologistas de cámara subvencionados deploran su "mala gestión", no le basta con
apoyar la salvajada de pretender ampliar la central hidroeléctrica reversible
Aguayo-Aguayo II y reservar para Repsol -petróleo,
gas y fango del comisario Villarejo- 10 Hm3 del caudal del doble embalse
Mediajo-Alsa, más de la mitad de su volumen utilizable total, con un incremento
de 270% sobre su uso actual, un agua que Santander y aquella comarca necesitan
para beber, al tiempo que, obsceno, junto a una ministra "progresista", informa en El Delirio Montañés, 17/02/2022, página
3, que ese dinero que "Europa"
niega al MUPAC y La Pasiega se lo regalará a Repsol,
Josu Jon Imaz, Brufau, Villarejo,..., "emblemáticos"
para el ex-sindicalista vertical, nueva causa que unir al troncal abuso que es
la pretensión de implantar el polígono industrial eólico "El Escudo", con trazas de
desembocar, en breves días, en querella criminal contra importantes políticos,
técnicos y funcionarios dóciles; se trata de (in)humana corrupción que ayuda a
entender la causa de que el pescado sea tan caro como dicen.
Larga, necesaria coda final sobre corrupción y partidos -que quiere ser-,
muestra gráfica de por qué en la sociedad actual el pescado es -como casi todo-
tan caro.- Un débil PP se desmorona y fracasa en su -angelical- intento de sustituir
al insufrible, duro -y, al tiempo, maleable- pastiche creado por el engolado
jefe de planta Sánchez, su sumisa corte, los usurpadores del "15-M" y el actual más insolidario independentismo
egoísta, se deshace cual azucarillo en el agua porque -dicen- un hermano de la
jefa de su centuria más populista aprovechó el lucrativo barullo cierto que fue
el estado de alarma, de excepción o como quieran llamarlo, instrumento para, en
el peor sentido, vacunar a casi todos de lo que y como se quiso, tapar -a la
fuerza- bocas, crear una sociedad más cobarde aún que la que había e intentar
(des)organizar como les vino en gana, con leyes de toda laya, el futuro, ese sí,
de todos; se trata -dicen- de un Diaz Ayuso que, al parecer, cobró dos o tres cientos
de miles de euros en aquel loco -y para ellos- feliz tiempo en que, como en los
años 20 del pasado siglo, reinaba un flagrante estraperlo y, en estado de
alarma(excepción se vendía carísimo, sin control, ilegalmente todo objeto que,
por estúpido e inútil que resultara, pareciera eficaz contra el terror que han
generado en torno a la "terrible
pandemia"; resumiendo, al parecer, unos cientos de miles de euros en
medio de una corrupción sistémica, despilfarro, opresión, privación de
libertades y derechos,... han bastado para que se desmorone el primer partido
de la oposición; con ese nivel, ¿cómo no va a ser caro el pescado?
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