158 Los domingos, cavilar
Juego de Tronos
Fernando Merodio
14/03/2021
“Desconfiar
de mí es lo más inteligente que habéis hecho desde que os bajasteis del caballo". (Petyr Belish, personaje de “Juegos de Tronos”).
“(...) sin duda somos muy inmorales y muy poco inteligentes
comparados con esos hombres del porvenir. Creo que con el tiempo mereceremos no
tener gobiernos”. (Jorge Luis Borges).
No tengo móvil, ni siquiera uno de
esos prehistóricos que solo sirven para llamar -o que te llamen- a todas horas,
a -y desde- cualquier lugar, no tengo coche, ni tampoco el carnet que
administrativamente me habilite como conductor, asesino y contaminador en
potencia, no he usado, ni una sola vez una tarjeta -de débito o crédito-
bancaria, por lo que, sin lograrlo muchas veces, me fatiga en tener 20 euros en
el bolsillo siempre, tal es el rechazo, la repulsión que siento hacia tan
señalados símbolos del “progreso”…, la
tecnología tóxica, el vehículo individual y, por encima de todo, el capital,
sus bancos, cosas que nos llevan hacia atrás; para compensarlo, he concluido en
5 ocasiones la maratón que me permitió conocer New York, algunas decenas de
veces más he corrido, en unas 3 horas, los míticos 42.195 metros en diferentes
ciudades del mundo, incluida Santander, me he fatigado en completar corriendo
en dos ocasiones 100 km seguidos en menos de 600 minutos y también me he mostrado
a mi mismo siendo capaz de, sin parar, nadar 1.500 m. en el mar, correr 30 km. y
pedalear en bicicleta 60 más, hasta completar la primera triatlón celebrada en
España, entre la segunda playa del Sardinero y Corbán, antes de mi solitaria, pedagógica,
cultural ruta de más de más de 800 km. del Camino
de Santiago; no me gusta, es cierto, lo que dicen “progreso” acelerado, ni conquistar el cielo, ¡ya, irreflexivo!,
para lograr un chalet, he sido y soy un lento, muy lento corredor de fondo, un marathoniano.
Casi por idénticas razones no he
visto ni un solo episodio de esa cosa “popular” que tenía tiempo para ver y, al
parecer, gustaba a “Evita” Iglesias,
“Juego de Tronos”, pues el viejo
televisor de mi casa, entre libros familiares, solo sintoniza, no sé por qué,
la Primera, la Segunda, Antena 3, Cuatro, Telecinco, la terrorífica Sexta, otras
emisoras más que no sé ni cómo se llaman… y, sobre todo, la Real Madrid TV, Don Santiago y Don
Alfredo que, junto a Bahamontes, Timoner, Santana y poca cosa más, colorearon
la gris infancia de quien, luego, fue clandestino en el PCE y las Comisiones Obreras,
para acabar desdeñado como “casta del 78”;
por todo ello, no he visto ni un solo episodio, ni un minuto de “Juego de Tronos”, repugnándome, además,
lo que oigo de tal serie…, a quién y cómo se lo oigo, pero, raro hábito, algo
he leído y sé, por ello, que sus pueriles fans justifican lo injustificable por
sus fines y que no debía ser muy sólida pues, a los cuatro días, nadie la
recuerda, sé también que sus personajes eran inamovibles, filosóficamente
invariables, de piñón fijo, sin fisuras en un mundo despiadado y peligroso, así
como que, cultura de supermercado, eran equiparados, a gusto y conveniencia de
cada cual, a Platón, Aristóteles, Voltaire, Kant,... y, sobre todo, a una
versión iletrada y light de Maquiavelo..., lo que no impide que todos sus
admiradores sean como Mortadelo, el socio de Filemón, y se reflejen en las
políticas tramposas y el ignaro populismo de Iglesias, Errejón, Revilla,... y el
reciente ridículo de Ciudadanos, personas
y grupos que, con fáciles tuits, whatsApp -o como se diga- y sin ideas, ideología
o pensados proyectos con frases subordinadas que sugieren, fingían querer acabar
con la vieja política… y quedaron en lo que ayer dibujó El Roto.
EL ROTO 13/03/2021
Aunque
ahora lo quieran sanar con -solo- dinero, miles y miles y miles… de millones de
euros, una deuda que alguien pagará en el futuro, el capitalismo agoniza, su
estructura ha colapsado, ha entrado en crisis, está agotado y el sistema
injusto se desmorona; repito, sin dudar, que, lo mismo que sus contradicciones
mataron lo que, sin serlo, llamamos marxismo, hoy el capital insano se ahoga en
el abuso y, en España, se evidencia que la banca ha sido, es y será exceso,
usura, carcoma, las energéticas destrucción del planeta, la empresa, grande,
mediana y pequeña, caja registradora de la que, a hurtadillas, el empresario saca
dinero, plusvalía que le genera la explotación de la fuerza del trabajo ajeno,…,
en el mundo, hay que gritarlo, hoy no hay Justicia, la Administración es cara
burocracia inútil en la que los funcionarios -ellos sí- son flamante peligrosa,
injusta casta, hay -y habrá muchos más- cientos de miles de nuevos parados, millones
de dramas cotidianos y pretendemos una sociedad de pensionistas en la que
partidos, sindicatos y grandes organizaciones han dimitido de su función social
para ser caras agencias de colocación,
sociedades mercantiles.
Miente quien
anuncia recuperación milagrosa en meses, igual que miente quien no advierte de que
lo que llaman “progreso” está agotado,
el consumismo loco exprimió el jugo del mundo y no consumir traerá más cierres,
esos cierres, lógico, mayor paro y el mayor paro disminución de ingresos y aumento
de gasto en -imposibles- pensiones para jubilados, limitados y parados; engaña,
pues, quien no advierte del riesgo que, de no cambiar la mentalidad/vida social
para caminar hacia una austeridad solidaria, corren sanidad, educación,
pensiones… públicas, de que paro, desigualdad, pobreza,... se multiplicarán si
no reducimos la jornada y viramos hacia unas relaciones laborales solidarias;
la Europa que, solo con dinero, finge apuntalar y mantiene como zombis a la
mercantil PSOE, el vago, egoísta populismo peronista y la derecha rancia es una
ruina y viaja hacia el (in)cierto (in)explorado corazón de las tinieblas, un
periplo en el que lo más grave es que lo guía el codicioso apetito del capital
y el silencio cómplice del resto, travesía suicida en que se hundirá nuestra “forma de vida”, una catástrofe con millones
de muertos, nada que ver con la pamema Covid19;
hay que aceptar -y procesar- que miente quien, informado, no advierte, no usa cada
día el altavoz e insiste en que debemos acampar ya, repito, en un decrecimiento
solidario, austero y, aun más urgente, organizarnos de otro modo ante la
gravísima situación que Nathaniel Hawthorne describía a mediados del siglo XIX al
escribir que “el abismo es simplemente
uno de los agujeros del pozo negro que hay debajo nuestro”.
Karl
Marx diagnosticó exacto la crisis estructural del capitalismo, analizó su
debilidad moral, económica y política, pronosticó el final del sistema injusto
tras la pérdida de autoridad que la degradación de la Revolución francesa y un
contrato social trucado facilitaron a instituciones políticas corruptas y, en
especial, a la clase capitalista dominante; la sociedad debe aprovechar hoy la crisis
de la estructura injusta y derruirla, teniendo en cuenta, como el marxismo post-Marx
avisa, que la capacidad de ser inmoral y hacer daño que tiene tal estructura
débil es infinitamente superior a la del individuo, por lo que, decía Jean-Paul
Sartre, la elección moral no consiste en ser bueno, sino en elegir un mundo
bueno que impida, por ejemplo, a Podemos,
Izquierda Hundida, Ciudadanos,..., que, igual que la PSOE, PP, PRC, no se atrevieron
a debatir el atropello eólico con la Plataforma
ante los medios, en el Parlamento, finjan ahora oponerse a él; no seamos
cómplices del “sistema de crímenes”
que se desploma.
Walter
Benjamín explica en su Tesis V sobre el concepto de la Historia que “la lucha de clases que tiene ante sus ojos
el materialista histórico educado en Marx es la lucha por las cosas toscas y
materiales, sin las cuales no hay cosas finas y espirituales” y, al tiempo
recuerda que éstas “están vivas en tal
lucha, en forma de confianza en uno mismo, de valentía, de humor, de astucia, y
su eficacia se remonta en la lejanía del tiempo”; lo ratificaba Mao cuando
decía que una chispa es capaz de incendiar una pradera, por lo que, a partir de
ello y en tal dirección, el fin de semana cavilo, acudo a la -buena-, novela
negra, de la que Wittgenstein decía que tiene más vida que un ensayo, por
nosecuantasava vez releo “1280 almas”, de Jim Thompson, acompaño
al sheriff Corey mientras aparta de su camino -de cualquier modo- a quienes le molestan,
mucho más inteligente, cruel y humano que lo del apestoso "Juego de Tronos", oigo, muy baja,
la obertura de “Tannhäuser” que canté de niño incrustado solidario en la
masa coral del colegio y, melancólico, me reafirmo en una idea, muy mía:
mientras haya fuerza, hay que moverse -y mover las cosas-, aunque sea lento.
EL ROTO 14/03/2021
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