125 Los domingos, cavilar
40 Covilación
Resistir como Madrid
Fernando Merodio
04/10/2020
“Resistir no significa solo
negarse a aceptar la absurda imagen del mundo que se nos da, sino también
denunciarla. Y cuando el infierno es denunciado desde dentro, deja de ser
infierno. (...) El carácter armado del ¡aquí estamos! de los indígenas
zapatistas no les importa. Lo que importa y molesta es (...) su existencia
misma”. (John Berger “El tamaño de una bolsa”)
Chirría el trato que el resiliente
pueblo madrileño, robusta aleación de ciudadanos del mundo entero, recibe de su
gobierno más próximo, ahora esa derecha alterada por los seísmos de su
sistémica corrupción de siempre como, en especial, del "sanchista" gobierno de España, liga
de intereses “populista/progresistas”
de la que, Félix de Azúa dice que destaca por ser realmente aciago en la lucha
contra el virus, la corrupción, la pobreza,…, salvo si se la compara con
Brasil, Venezuela, Argentina, Haití, México,…
En la extraña y cara inutilidad
que es la titulada universidad de verano que lleva el nombre del insólito polígrafo
neurótico que bebía aguardiente al tiempo de inventariar heterodoxos españoles,
¡si levantara la cabeza!, José Luis Sampedro, que acumuló casi cien años de saber
con coraje, decía que “la literatura tiene
que ver con el arte de vivir, mientras la ciencia sabe mucho de haceres -excepto
del virus numerado- pero no de fines”
y, literato, advertía que “la omisión es
acción y cuando callamos aceptamos”.
(Breve acotación al margen. Admirando
al economista /humanista, de noche, en fin de semana releo con gozo lo que, al
hilo del 11-S, dejó escrito sobre una deliciosa -¿y perversa?- relación tenida,
con más de 70 años, mientras fisgaba en librerías de sexo, con una sádica culta
“mistress” en St. Mark’s Place, en el
colorista y desaliñado East Village, New York, ciudad que tiene “toda la iridiscencia de los principios del
mundo”).
Vuelvo a lo de la resistencia
de Madrid y recuerdo que John Berger, marxista, autor de “Puerca tierra”, muerto nonagenario potente como Sampedro, en un absolutamente
recomendable hermoso libro se ocupaba con fatiga en lo que crípticamente llamaba
"El tamaño de una bolsa",
aclarando a inquietos, ya en la contraportada, que “la bolsa es una pequeña bolsa de resistentes” que “se forma cuando dos o más personas se ponen
de acuerdo y se unen” para hablar de cosas serias, del poder, de historia,
de sexo, de arte,..., pues ese
“intercambio refuerza inesperadamente nuestra convicción de que lo que está
sucediendo hoy en el mundo es perverso y las explicaciones que se nos suelen
ofrecer al respecto son un montón de mentiras”, enfatizando que escribía
con la “mayor sensación de urgencia”;
motivos hay, cada día más, para ello.
Meditaba sobre resistentes,
dialogaba/escribía de cosas diversas, con apariencia hermética, pienso que sugerente,
sobre Miguel Angel y lo contrario a un nacimiento, Rembrandt y los abrazos, Van
Gogh, su corta vida y el riesgo de perderse, Brancusi y sus “besos”,
¡cuánta verdad hay en el sugerente, cerrado y áspero “beso” de su tumba en Montparnasse!, Diego Rivera, Frida Kahlo y su
lance amoroso con Trotski, la belleza, el dolor, el suicidio, el comunismo, el “Viva La Vida” de su último cuadro,...; luchaba
contra la gran derrota del mundo, cruzaba ideas escritas con el subcomandante
Marcos y concluía que igual el águila que la garza, el campesino europeo al
intentar no ser abatido por el capital que los indígenas de todo el mundo enfrentados
a sus asesinos, lo mismo el pausado vuelo de la escritura que la heroica resistencia
armada de Marcos o las reflexiones sobre temas de aspecto impenetrable, al compartirse,
hacen que la serpiente se estremezca en la caverna, tema el mañana.
En la caverna del reptil no hay razón humana, ni sexo libre y feliz, ni cultura
o arte ajeno a fundaciones para evadir impuestos, ni águilas, ni garzas, ni campesinos,
indígenas, poetas,…; allí hay riqueza material, mares de sucio dinero robado, baldío,
cuentas de resultados, fusiones, absorciones, compras de otros, agio con la desdicha
ajena, crimen y guerra, desigualdades, hambre y, ahora, "progresistas/populistas" que
califican el excesivo virus con número, no de amenaza, de “oportunidad” para acelerar, dicen, la transición a un mundo
diferente… en el que seguirían mandando sus amos.
Sí se sabe en la gruta de lo
que, lenguaje pervertido, dicen progreso y es ruina de nuestro medio ambiente,
el de nuestros hijos y nietos y, si llegaran, el de los hijos de estos, causada
por los que trafican con aerogeneradores gigantes mortíferos para la vida en
montañas y valles, líneas de alta tensión y subestaciones hasta las ciudades,
coches cegando calles y carreteras, aceras llenas de bicis, patinetes y
skates,..., tal es el progreso que chivatos voceros como M.A. Castañeda patrocinan,
al tiempo que nos pretenden condenar a ser, todos, camareros, vivir del
turismo, puertos deportivos, campos de golf, planes para (des)ordenar el ordenado
y bello litoral legado por los mayores,...; se sabe que todo son sucios papeles
viejos -y ahora cabalísticos trámites fáciles con destructivos smartphones- ¡ruinoso y cruel dinero! vigilado
por fieles siervos que aquí adquieren la dominante fea forma de la carcasa de
un banco y la injusta omnipresencia destructiva pueblerina de un panfleto, un Delirio que premia y castiga a diario y deja claro qué es progreso...
para ellos, para su consejo de administración.
La vieja y culta Europa -a la
que nosotros, ignaros, nos opusimos en aquella guerra de la independencia- se ha rendido a esa caverna y no hay obreros
que, tras fatigarse, exijan cobrar el salario decidido por sus explotadores, ni
clases, sí capital, burócratas, pensionistas y funcionaros quejosos inactivos y
restos de la vieja esclavitud atrapados entre las ruinas del naufragio, con subvencionadas,
burocráticas castas políticas, sociales, ciudadanas, ambientales,... y
gobiernos que, gestores (in)fieles, aguardan las migajas que, desde arriba, les
tiran las constructoras, energéticas, bancos,... que les pasaron por encima,
aplastaron, laminaron; casi no hay trabajo ni sueldos, todos deslocalizados, al
tiempo que intelectuales orgánicos como Otegui, Puigdemont, Rufián,..., sabidos
demócratas izquierdistas de Cataluña y Euskadi quieren cambiar sus mínimos
votos por la panacea de la mirífica ansia nazional asesina,...; productores
baratos y gastadores caros, estamos acomodados, privados de saber, lealtad,
sexo, vida,... y su oportuno, oscuro virus es la puntilla que nos deja sin nada
de lo que, usado con el personal libre albedrío de cada cual, nos permitiría
enfrentarnos al poder, a ellos. ¿La alternativa? Difícil, muy difícil.
Jean-Paul Sartre y Hoederer, las “manos
sucias”, piensan que “la revolución
no es asunto de mérito, sino de eficacia, y no hay cielo” -¿se enterará
"Evita" Iglesias, asustadiza
“rata” que ahora copia el moño a mi abuela Agustina, mujer del ferroviario
Fernando?-, piden militancia, lucha entre fines y medios, “reconciliación por aniquilamiento del adversario”, no “progresistas” pactos; esto es la guerra
y la caverna -hay ya que señalarla- lo ha hecho, lo hace y lo hará siempre, pero
sé que para el hombre y su conciencia es difícil. Yo no dudo, pero… ¡uf!
Antonio Gades, resistente a su
modo, dijo que “no perdonan a Cuba que no
haya claudicado frente al país más poderoso de la tierra”, no les asustan
sus armas o su fuerza, solo ven falta de libertad y pobreza, ¡no dinero!, pero les
molesta notar país y pueblo, y, sobre todo, saberlo, ver su admirable dignidad
resistente que, con lacras y defectos, son como el águila y la garza, los
indígenas y campesinos de todo el mundo, las palabras, las armas, el arte, el
sexo, Berger frente a la serpiente en su caverna, por lo que, molestos y con
prisa sin pausa, debiéramos reunirnos, hablar, hacer crecer bolsas de
resistentes; en la insana ridícula España cobarde de las mascarillas, urge.
Acabé ya de leer "Telefónica", de Ilsa Kulcsar, mujer
de Arturo Barea, censora de la prensa extranjera en Madrid, 1937/38,
socialista-comunista que se salvó de milagro de un "paseo" anarquista y habla -sin ira- de la hoy venerada "república" que, al huir a Valencia,
abandonó al pueblo madrileño y le obligó a tener que, diferente, resistir solo
hasta el final, 1939, a Franco y sus "moros":
"¿Aviones de maniobras o la fuerza
aérea? Aquí tienen tiempo de formar a los pilotos porque Madrid ha resistido
hasta ayer, no se rindió -como otros- hace
dos años y medio", 29 marzo 1939. Resistieron.
EL ROTO 22/09/2020
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