domingo, 16 de febrero de 2020

92 Los domingos, cavilar Divulgación dispar Fernando Merodio 16/02/2020

92 Los domingos, cavilar 

Divulgación dispar 

Fernando Merodio 
16/02/2020 

"El váter moderno es una buena metáfora de la sociedad actual: cagas en una tubería, tiras de la cadena y adiós. No tienes que lidiar con la mierda hasta que te llega al cuello". (Paul Kingsnorth, autor de "Confesiones de un ecologista en rehabilitación". 2017) 

"Gracias a Aude Catala, que defendió a Michel en secreto. Y a Mariano Fontaine, que dio las gracias a un mundo obrero" (Sorj Chalandon. Epílogo de "El día antes", novela sobre la muerte de 42 mineros, el 27/12/1974, en el pozo Saint-Amè. Francia). 

El pasado jueves, 13 de febrero, asistí en los locales del Colegio de Arquitectos a una "Jornada divulgativa" sobre la energía eólica en Cantabria que, con mayor rigor, debiera haberse adjetivado como publicitaria propaganda acerca de algo sobre lo que llevo años cavilando y respecto a lo que se han acabado las bromas; pongamos, para resumir, que hablamos de dinero, de muchísimo dinero, del capital. 

Lo organizaba una cooperativa, Solabria que, según la imagen que quiere transmitir de sí misma, es pionera en "energías renovables en Cantabria", atribuyéndose, nada menos, la finalidad de "cambiar el actual modelo energético por otro más democrático, social, distribuido y sostenible", si bien, contradictoria y pasmosa, tiene su sede en la nave Teican de Piélagos en que Agustín Valcarce desarrolla su frenética actividad como presidente de la Asociación Eólica de Cantabria, activo pacto oligopólico eléctrico a partir del ilegal-corrupto "concurso eólico", y como consejero delegado de Biocantaber, S.L., nombre neutro para ocultar la universal depredadora Iberdrola, una asociación y una empresa con prácticas opuestas al buenismo de los planteamientos de generación distribuida de que alardean Solabria y la Plataforma para un Nuevo Modelo Energético, ambas favorables a que el caos eólico siga (des)controlado en polígonos industriales -eufemísticamente llamados "parques"- que decide y gestiona, alegal y con enormes beneficios, el mismo ilegítimo oligopolio que, cruel y dañino, oprime con sus tentáculos todo el planeta y provoca su destrucción: Con su engañosa actitud, nociva, cooperativa y asociación forman parte del coro que se mofa de la silenciada niña sueca que, con cinco palabras, marcó una tarea urgente y exacta para que el planeta no se desmorone y aguante un ratito: "¡Hay que cambiar el sistema!"

Por si hubiera alguna duda sobre qué hay que cambiar aquí ahora, ahí va la réplica textual de uno de los fútiles subdirectores generales del ministerio de la "progresista" Teresa Ribera, ¡para la Transición Ecológica!, a una denuncia de la Plataforma para la Defensa del Sur sobre la nula existencia de planificación y ordenación en Cantabria, basada en que, para el artículo 4 de la Ley 24/2013, del Sector Eléctrico, "únicamente tendrá carácter vinculante la planificación de la red de transporte", lo que le hacía concluir en el peor delirio que, textual repito, "serán los promotores quienes decidirán qué instalación quieren construir: tecnología, ubicación, potencia"..., todos a casa incluido, el primero, su flamante bluff del ministerio y silencio, ni un comentario. 

El inicio de la "divulgación" lo coparon, como siempre, ayatolas, que calificaron de técnicos, del "progreso" representando a la CEOE, al IDAE, o sea al "progresista" gobierno, al negocio de la Asociación Empresarial Eólica y al exiguo Sea of Innovation Cantabria Cluster, aupados todos ellos para, pues son pequeñitos, parecer más altos, en el macarrónico inglés "científico" de los bussines administrators -o algo así- que nos han traído jovencitos inventores millonarios, Gates, Zuckerberg, Bezos,.., generadores de monstruos de la razón nacidos al calor de desiertos -culturales- en Silicon Valley. 

Cerraron el acto, cuatro penosos teloneros locales del mismo pelo, dos miembros de CORE, organización urbanita sin personalidad jurídica, también motor del ruido mediático sobre unas escolleras que tampoco les gustan, santanderina, autora de una alterada y fea infografía que aparenta que los molinos que pretendían imponer oligopolio y gobierno afearían las vistas de los montes situados frente a su -lo creen suyo- muelle ciudadano y, además de a ellos, molestarían a los filántropos propietarios de los dos containers depositados en el borde de la bahía y del arco que pretenden demediar, arco que, así como otros celebran el triunfo de las armas, festeja el de la cultura del dinero sobre cualquier otra, santanderinos con una intervención encogida a la que siguió la de un diplodocus jurásico de un caduco ecologismo que, al servicio del gobierno "progresista", vino de Asturias a ofrecer que si destrozamos los montes con generadores eólicos impuestos abandonaremos el déficit en generación energética -no explicó cómo lo haríamos en fabricación de zapatos, automóviles, motocicletas de alta cilindrada o jamones de recebo y, así, volveríamos a la autarquía franquista-; para guinda reservaron a un alcalde agradecido al dinero que, explicó orgulloso, le trajeron los molinos a cambio de, milagroso, ningún perjuicio. Como siempre, no hubo nadie que pudiera defender la respetable postura de quien quiere acabar con la generación concentrada en manos del capital, siendo urgente que quienes defienden tan lógico planteamiento pudieran debatir con los "divulgadores" de la nueva religión de los que mandan, sería positivo que los dejaran hablar unos minutos y explicaran, para que se difunda, que gobiernos, oligopolio y prehistóricos ecologistas subvencionados mienten al servicio de alguien y algo que, como siempre, permanece oculto: el dios dinero. 


Se cerraba el círculo ayer, sábado, a toda página y con fotografía de los ayatolas, con El Delirio Montañés echando, siempre, su cuarto a espadas de la asimetría, titulando con algo tan cierto como "burbuja eólica" y "gran pelotazo" y recogiendo, novedad, algo siempre negado y sobre lo que los "divulgadores" habían pasado de puntillas, aceptándolo a regañadientes tras ser preguntados -al modo coreano, por escrito, no verbalmente y sin responder a todo-, que "39 proyectos eólicos se han presentado para instalarse en la región", si bien lo descafeinaba al atribuir una ficticia sensatez a la CEOE, "nos preocupa (...) una burbuja (...) que perjudique los proyectos sensatos en Cantabria" y resaltar la ilógica pretensión de uno de los de CORE, "la actividad eólica es buena, pero los parques pueden ser desastrosos en las zonas de montaña"..., afirmación de quien se lava las manos y obligaría a la implantación -para él necesaria en todo caso- de los imprescindibles molinos en la costa. 

La burbuja y el gran pelotazo de que habla El Delirio lo causan los miembros de la CEOE y esa civilización que tanto gusta a todos y silencia, ¡cuánto molesta!, a Greta Thunberg, siendo magnífica metáfora de todo ello la del inodoro de que habla Kingsnorth, "ecologista en rehabilitación", su tubería que sirve para ocultar en falso, temporalmente, nuestras heces hasta que nos es inevitable aceptar que existen, pues ya nos llegan a la altura de la boca; la idea de tirar de la cadena o apretar un botón y trasladar a otros el problema nos remite al religioso cuento chino del salvador y en ella está el comienzo, aunque no seamos conscientes, de la actual catástrofe. 

La jornada estuvo repleta de datos falsos y valoraciones/dictámenes tendenciosos, engaños a la gente, al pueblo, nadie dijo que esto es un caos, que nos retan 2.000 Mw de molinos de hasta 200 metros a colocar, Teresa Ribera dixit, donde al oligopolio plazca, mientras el PSEC 2014-2020 alardeaba de pasar de 825 Mw instalados en 2014 a 2.670 en 2020, aumento de un 225% -1.000 Mw ampliando el salto de Aguayo y 707,3, eólicos-, pero, por ineptitud, ilegalidades y corrupción, no se ha implantado ni uno solo de esos Mw y, la guinda del pastel, agotado el ilusorio Plan 2024-2020, ni se han iniciado los trámites -que costarán años- para elaborar el nuevo, fundamental para -ya saben lo del cambio climático- frenar la insoportable presión a que nos somete el corrupto caos eólico y su insana obsesión por la generación concentrada. 

Coda para reír,... por no llorar.- Un "sabedor" me decía al concluir -yo silenciado- la dispar jornada que si no se había implantado ni un solo molino en Cantabria había sido por voluntad de Revilla, al tiempo que culebreando la mano me aseguraba que él "sabe bien cómo funciona eso". Reflejo de un enfado abisal y, por ello, no coment.

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