domingo, 2 de febrero de 2020

90 Los domingos, cavilar El arco de un triunfo Fernando Merodio 02/02/2020

90 Los domingos, cavilar 
El arco de un triunfo 

Fernando Merodio 
02/02/2020 

"El gran reto es la conversión sensible en edificio público y, a la vez, ser honesto con su historia". David Chipperfield. Sobre el Banco de Santander. El Delirio Montañés. 08.12.19) 

"Tenemos a los mejores y más hábiles mentirosos del mundo, a los más astutos y diestros ladrones (...) Puedo proporcionaros ancianos que saben timar a los mejores timadores y quedarse con todo su dinero. Podemos ganar al mundo en todos los juegos" (Brigham Young. Segundo presidente del Movimiento de los Santos de los Últimos Días; los mormones). 

Al tiempo que peleo contra el jarrón chino en que tratan de convertir la catástrofe climática, coexisto con el ensayo general del virus -que quizás ensayan- para resolver el problema de la superpoblación mundial, me alarmo ante el crecimiento de populismos y nazionalismos -de toda laya- previos a un poderoso muy negro fascismo y convivo con la mercantil PSOE, el matrimonio peronista del chalet con piscina, el esperpento Revilla y ahora el -judicialmente-renacido Marcano, estoy atrapado en la lectura de "La poeta y el asesino", de Simon Worral, que narra con detalle de historiador cómo un mormón tramposo, ¡ay la religión!, luego asesino, falsificó un manuscrito de la poeta Emily Dickinson -"El corazón quiere lo que quiere, o, si no, se vuelve indiferente"-, al tiempo que saca a la luz pública la falacia que es Sotheby's y todo el mercado del arte; aquí nos lo ha dejado muy claro Jaime Botín y su "amor" por Picasso. 

Todo ello está directa, íntimamente relacionado con la infame parodia actual consistente en pretender convertir la tétrica historia de la sede de un cruel banco en sacrosanto depósito de -lo que él decida que es- arte y, al tiempo, sucio icono de una ciudad, la mía, muy favorecida por la naturaleza y cruel y estúpidamente dañada por el hombre... y la mujer; con las dificultades que supone acceder a la ajetreada historia del edificio del banco, en especial en la Wikipedia, que tiene denunciada la manipulación sistemática por la entidad prestamista de sus entradas en ella, parece estar claro que el edificio original -la mitad situada a la derecha de la calle Martillo- fue construida en 1881 para Claudio López y López, hermano de un reputado negrero, el primer marqués de Comillas y que, antes de ser banco, fue hotel hasta 1923, ocupando hasta 1962 sólo esa mitad; lo relato para, como, "poético artista", dice Chipperfield y, hasta la náusea, reiteran sus hagiógrafos, "ser honesto con su historia". 

Era 1947, el culmen ilícito de la negra dictadura franquista, y el arquitecto Javier González Riancho iniciaba la planificación del edificio del otro lado -no decir el izquierdo- de la calle Martillo con la para los hagiógrafos genial -y abusiva- idea de unir ambas mitades con un arco que, habida cuenta la propiedad ciudadana de la estoica calle que sobrevoló, supuso el abuso de crear, supongo que "manu militari" del ejército de Franco, sobre el derecho de propiedad comunal del suelo un nuevo derecho, ¿documentado y registrado?, real -del latín, rei, cosa- para construir, ocupar el vuelo y tapar el cielo, un insoportable y humillante gravamen para los propietarios de la calle, el resto, los entonces -como ahora- sufridos vecinos de Santander, finos y educados expertos en otorgar callando, prácticos en la cobarde ley del silencio; ignoro por qué, el atropello no se consumó hasta 1958-1960, y el edificio completo se inauguraba en 1962. 

 
       Arco de la Victoria de Moncloa                      Arco de Triunfo del Banco Santander

Considera hoy Chipperfield, arquitecto-artista que, a lo que se ve, ignora la historia, que "la característica más destacada del edificio es su arco monumental", un vulgar medio punto abovedado que, según él y los turiferarios que lo consideran "epicentro icónico" del Paseo Pereda sin otras consideraciones sobre su condición de abusiva imposición autoritaria en un momento en que mandaba el fascio, afirman que "a la vez define y divide al edificio. Lo hace especial (...)", obviando su similitud con otros "arcos monumentales" propios de aquella dura época, como el Arco de la Victoria de Madrid, conocido como "de la Moncloa" o "Arco del Triunfo", derrota de una mayoría, construido -casual, como aquí el icono- entre los años 1950 y 1956, para conmemorar, en la capital que luchó hasta el final, la victoria de los sublevados contra la República en la batalla de la Ciudad Universitaria, ubicado en una de las principales entradas a Madrid, la Ciudad Universitaria y la carretera de La Coruña, con ornatos de frisos alegóricos, la Cuadriga de Minerva, diosa de la sabiduría, las artes, la estrategia militar,..., e inscripción latina - "A los ejércitos aquí victoriosos / la inteligencia, que siempre es vencedora / da y dedicó este monumento"- que recuerda la victoria y, cruel, homenajea la construcción de la nueva Ciudad Universitaria que la (in)civil guerra había destruido​. 


Nadie piense que el arco del banco se privó de esculturas -en la parte alta, explican su (falsa) realidad, el ahorro, la agricultura, la industria y la justicia (¡)- ni de la gloria de un friso con figura alada que, dicen, le representa; bajo el friso, grabaron en piedra Banco de Santander, humilde reflejo de su pertenencia a esta ciudad y, quizás, falso truco para la usurpación del vuelo de la relevante calle Martillo, que era camino hacia el, ese sí, hermoso Teatro Pereda y el Río de la Pila, hurtando el cielo de un suelo ciudadano, de todos, un reflejo que, pasado el breve sofoco de saberse autores de un atropello, a esa familia de nombre metafórico sin duda pareció un exceso de generosidad ser considerados parte de la ciudad, por lo que borraron la preposición "de" y, gramaticalmente, privaron a aquella de cualquier atisbo de afectiva proximidad con aquellos que viven del dinero del resto, lo llamaron "Banco Santander" y lo dotaron de la apariencia de dueño de la urbe que bordea una pequeña cala en el mar Cantábrico, golfo de Vizcaya, océano Atlántico, territorio todo él del dinero no nacido del sudor fatigoso del trabajo, al tiempo que iniciaron una apestosa retahíla de actuaciones de apariencia filantrópica, cual Médicis o, sin duda más horteras, Carnegies, Gates, Soros,..., o no sé si Trumps, que intentan no pasar a la historia como autores de múltiples abusos -impunes o no- sino de un ofensivo e interesado reparto de migajas; los que saben dicen que, hoy, pretensión de confinarnos en un pequeño rincón de la nada, identifican la entidad del arco, sin más, como "Santander". 

La derecha local, transparente, líquida y sumisa siempre, en la que ahora se incluye el (im)previsible y revoltoso reservista Ceruti que, tras haberse sumado a la ola de los que aplauden el destrozo de nuestros montes por las multinacionales eléctricas y su intento de agresivo pacto con el dios Eolo, revuelve "la cosa" y, provocadora, la bendice afirmando plano, sin matices, que es mérito de la omnipresente "familia" usurpadora de suelo, vuelo y cielo que "van a utilizar un edificio suyo en un lugar emblemático y en el que invertirán 45 millones", al tiempo que nuestra agencia local de la mercantil PSOE y la coyuntural rémora adherida a su chepa que, políticamente correcta y en femenino, histérica repite que puede, sin explicar qué, se quejan de ignorarlo todo sobre el proyecto de la familia Botín -acostumbrados como están a que sean sus amigos quienes les ayuden e influyan en los expedientes administrativos, como tan bien explica el (¿olvidado?) caso de los espigones de la playa de La Magdalena-, exhibe una ignorancia y desidia supinas, pues incluso yo he podido mostrarme parte interesada en el expediente y, a partir de ello, tener una copia completa de la denominada "Modificación puntual del Plan Espacial de reforma interior, protección y rehabilitación del Paseo pereda y calle Castelar"; ante su obvia dejadez ignorante resulta difícil imaginar cómo los munícipes de la oposición -con muy altos sueldos por no hacer nada- van a defender, incluso sin la amenaza de Franco ya muerto, el legalmente muy protegido Bien de Interés Cultural-Conjunto Histórico Paseo Pereda y calle Castelar y, aún más fácil, cómo van a librarnos de la humillación -casi física, real- de tener que agachar la cerviz cada vez que, osados, pretendamos pasar bajo el arco impuesto en los más duros tiempos de Franco, que ahora pretenden demediar y que, afín y coetáneo al de La Moncloa conmemora el triunfo del peor dinero, el que no nace del sudor y el trabajo, un dinero que fue financiador del golpe militar contra la Ley, entonces republicana. 

Los dos arcos, y otros, vulgares, ofensivos y repetitivos conmemoran pues, si es humano decirlo así, dos victorias abusivas y, con ello, el de La Moncloa nos restriega el abuso de un ejército faccioso contra el propio pueblo que, tras haberle armado y dotado de legitimidad, además le pagaba, mientras el que apabulla el centro del céntrico paseo ciudadano dedicado al autor de Sotileza y Peñas Arriba graba en el (sub)consciente de todos la abusiva superioridad forzada de dinero y ejército sobre la gran mayoría de quienes solo trabajan... y pagan; por ello, soy muy partidario de no agradecer nada a plutócratas y ejércitos y, tratando de ser suave, cubrir de un piadoso manto de silencio la ignominia que, en general, suponen los arcos, sus leyendas, sus frisos, sus estatuas,... Seamos, pues, todos honestos con su historia 

Coda triste. Me ha dolido ver en la contrapágina de la que ocupaba la última doctrina impartida sobre el tema en El Delirio Montañés el pasado viernes, día 31, a un miembro del combativo grupo municipal de Torrelavega que yo tanto aprecio exhibiendo un lazo amarillo sobre el bolsillo de una camisa que, al menos, no tenía las mangas remangadas ¿Qué cree este amigo -lo que es cosa de fe, no de raciocinio- defender con tal lazo? ¿Ha pensado un momento que los del lazo amarillo -tanto la derecha corrupta como los que dicen no serlo- están en las antípodas de la teoría y la práctica que dieron inicio a su combativo grupo político y, estentóreos, desde su xenofobia anuncian, junto a los populistas, un nuevo nazismo?

No hay comentarios:

Publicar un comentario