domingo, 26 de enero de 2020

89 Los domingos, cavilar Neoliberales, todos Fernando Merodio 26-01-2020

89 Los domingos, cavilar 
Neoliberales, todos 

Fernando Merodio 
26-01-2020 

"Había soñado con un tipo de integridad, un tipo de pureza cabal, había hallado compromiso y la desviación violenta de la trivialidad. Se le había concedido la sabiduría y al cabo de largos años había encontrado ignorancia ¿Y qué más?, pensó. ¿Qué más?, ¿Qué esperabas?, se preguntó." ("Stoner" de John Williams) 


"Por ello, serán los promotores quienes decidan que instalaciones quieren construir; tecnología, ubicación, potencia,..." (De la respuesta del Ministerio para la Transición Ecológica a una queja de la Plataforma para la Defensa del Sur sobre el caos eólico. 10/01/2020). 


Neoliberalismo es el modo actual en que, tras la caída del muro de Berlín, el capital ejerce su dominación, subjetividad sometida a él, política económica contra el interés humano que evita referirse a las relaciones de producción impuestas por ese capital, mínima minoría, que niega el conflicto, obvio, con su contrario, el trabajo, la mayoría. 

Se ha defendido tan ilógica creencia -cuestión de fe, no ciencia- negando que exista una teoría ideológica sobre la que se levante el mito y afirmando que el trabajo -en todas sus formas- no es esencial fuente de la riqueza que generan las mercancías, alimento del capital que, con el beneficio como meta, genera más empleos y, asentado en la ficción que es la "autorregulación del mercado", fija -a la baja- los salarios, inventa la "flexibilidad laboral" y crea los "trabajadores pobres", el trabajo precario, temporal, inseguro, mediante su Ley -suya- que impone los "contratos basura"

El capital, sus aparatos de poder político militar, policial, social, judicial ,... y la propaganda de sus medios de comunicación, sostienen el mito y, magnánimos, ceden nimias reformas no estructurales, negociadas con dúctiles "progresistas" y sindicatos flácidos, todos subvencionados, solidificando la injusta concentración económica y la desigualdad social que destruye el mundo a partir de la riqueza que acumulan unos pocos mediante transferencias de abajo arriba, aumentando la pobreza y propiciando el control de las decisiones estratégicas por el capital como, impúdicamente, exhibe en la contestación de arriba a nuestra Plataforma el engañoso trampantojo que es el Ministerio para la Transición Ecológica, revelando que las políticas “progresistas” no afectan a tan injusto/irracional orden socioeconómico, pues ellos, negociadores sumisos, se pliegan en la lucha contra los evidentes daños que causa el capitalismo. 

Lo que Freud denominó "principio de realidad" es el modo en que se regula y reprime el acceso a los caminos más lógicos para satisfacer las demandas -sexuales, sociales, culturales, económicas,...- del ser humano, llevándolo por los vericuetos del poder, haciéndole actuar contra las más razonables demandas psíquicas y sufrir las diversas formas de la represión, social, religiosa, económica, de los aparatos del Estado,..., apoyadas en los medios de comunicación de masas, propiedad del capital. 

Es cierto que algunos dicen, que en general, los humanos somos más ricos, más sanos, más altos, más libres, con más movilidad y -lo que llaman- ocio que en ningún otro período, debiéndose argumentar frente a ello que ocurre solo en una pequeña parte del mundo y, además, es exigencia para generar la productividad que conviene a la minoría que acapara los beneficios del capital, siendo, por otro lado, evidente que, como dice Terry Eagleton, "el hecho de que el comercio y la prosperidad hayan ido de la mano de la esclavitud, los sweetshops, el despotismo político y el genocidio comercial se pasa maliciosamente por alto"

La caída del muro de Berlín, el egoísta neoliberalismo de rapiña que el derrumbe generó y la levedad de las ideas de lo que quedó de la izquierda, desde los restos del naufragio hasta la hoy declinante/casposa socialdemocracia, empresa familiar, pago de sueldos, hasta el horrísono vacío del grito hueco de los populismos de chalet, ha generado la tenebrosa situación de caos en que -en todos los aspectos- nos hallamos, situación que no es preciso describir, pues cualquiera con diez minutos diarios de lectura más o menos seria, dos dedos de frente y un miligramo de honradez personal puede diagnosticarla con mucha mayor precisión que la de cualquiera de los peritos en tertulias que, sin pudor, nos engañan haciendo negocio con su cloqueo diario. 

EL ROTO 25-01-2020

Y siendo cierto que la crisis financiera no sirvió para que nuestros gobernantes, no ya nosotros, reaccionaran ante el mal funcionamiento del mercado neoliberal salvaje, por lo que se ve, tampoco la crisis climática está sirviendo para que intentemos evitar, al menos frenar, el fin de la civilización humana para lo que una niña sueca nos exige, taxativa: "¡Hay que cambiar el sistema!"; evidentemente hay que decelerar, disminuir la generación y el consumo, pese a lo cual escuchamos cómo nuestros políticos, muy "progresistas" ellos, se alarman ante el freno -(in)voluntario- en el crecimiento patrio y nos intentan tranquilizar diciendo que es coyuntural, que ellos harán que volvamos a crecer. El nacionalismo cutre y pequeño fue germen del nazismo, pese a lo cual "el progreso" se pliega ante los peores y más egoístas caprichos de nuestros xenófobos, políticamente golpistas, desestabilizadores del resto. El primer feminismo, radical, real constata que mientras en los USA "el #Metoo se ha vuelto un mecanismo estalinista", el de aquí ahora "solo aplaude los logros acordes a sus consignas" de instaladas y que se prive a una mitad de la población, los hombres, de su presunción de inocencia. El Instituto de Actuarios, tozudos objetivos números, advierten que el actual sistema de pensiones es insostenible y pone en riesgo su futuro, pese a lo cual los "progres" deciden subírselas a tan nutrido saco de votantes... y el que venga detrás que arree. Hay que sanear, fortalecer lo público y, por ejemplo, quien es secretario general de la sucursal que aquí tiene la mercantil PSOE tuvo en su corta etapa de colocado en la delegación del gobierno un jefe de gabinete -que, quizás, cobrando del erario público dirigió su campaña electoral- y, al menos, tres personas "de confianza", ¿amigos?, muy bien pagados por todos y al marcharse a otra poltrona, la vicepresidencia de aquí, dejó atornillados a su sueldo en la delegación a sus íntimos..., lastre para Echevarría. Alardean de que en Parayas va a haber más dañinos vuelos a Budapest, vital destino. La "tecnología, ubicación, potencia,..." de la muy agresiva e insostenible generación masiva, industrial eólica la deciden -Transición Ecológica dixit- los causantes del caos, Iberdrola, Endesa, Gas Natural, Viesgo, Capital Energy,..., no nosotros, los dueños del territorio,..., ni siquiera ellos, nuestros "progresistas" venidos a neoliberales conversos. Etc., etc., etc., 

PERIDIS 23-01-2020

El presidente vendedor y las ministras de economía y transición ecológica han asistido a un curso acelerado en Davos, "Our planet: our business", Suiza ¿dónde si no?, han sido buenos alumnos y, titular de El País, "El mercado ha comprado -sí, comprado- bien este gobierno", pues así lo ha certificado Morgan Stanley a Sánchez; los "progresistas", ¡menos mal!, han pasado el duro examen y ya somos, otra vez y de pleno derecho, neoliberales, aunque, como dibuja incisivo Ansola, la del chalet con piscina insostenible, llena de agua, sigue teniendo un problema: "La mayoría de las familias monoparentales están formadas por la madre y su descendencia, deben llamarse, por tanto, 'monomarentales"; es cierto y sería un imaginativo gran avance. 

En una situación de gravísima vergüenza y riesgo para el género humano, Zalmen Gradowski moría en Auschwitz tras dejar dentro de una lata una crónica que, años después, permitiera formarse una ligera imagen de "lo que allí ocurrió" y Primo Levi escribió en "Si esto es un hombre" que "es hombre quien mata, es hombre quien comete o sufre injusticias; no es hombre quien, perdido todo recato, comparte cama con un cadáver" y, pido perdón por la licencia, la incierta y posible apariencia de falta de sentimientos hacia ellos, para decir que aquí ahora, en momentos muy graves para el género humano, con su futuro en juego, el ciego egoísmo neoliberal rampante de todos me está empezando a hacer sentir algo parecido a lo que sintieron aquellos; una metafórica sensación de dormir con cadáveres,... demasiados cadáveres.

domingo, 19 de enero de 2020

88 Los domingos, cavilar Desvergüenza y oportunidades Fernando Merodio 19/01/2020

88 Los domingos, cavilar
Desvergüenza y oportunidades 
Fernando Merodio 
19/01/2020 

"El cambio climático también hay que verlo como nuevas oportunidades" (Titular de El Diario Montañés en su crónica sobre la conferencia "Entendiendo el cambio climático y sus implicaciones para Cantabria", de Iñigo Losada) 

"Aceptar el cambio climático es aceptar el fin de cada uno de nosotros individualmente, nuestra propia muerte" (Paul Kingsnorth, autor de "Confesiones de un ecologista en rehabilitación"

El viejo edificio racionalista, Bauhaus, de Deogracias Lastra, que en enero de 1937 se abría como Ateneo Popular de Santander, tuvo como presidentes a Manuel Llano, Luciano Malumbres o el propio Deogracias Lastra y fue disuelto en agosto de ese año por el ejército de Franco, dejó una seria huella en la ciudad, estela que hoy ha difuminado la rancia, fósil, plana actividad del Ateneo -(im)popular- que, a partir de aquel Franco, usurpa su historia y que, un ejemplo, a las 19:30 horas del miércoles, 15 de enero de 2020, abarrotaba su salón de actos -sobre todo con señoras tan mayores como yo- para una charla de Iñigo Losada, despilfarrada herramienta de muda sobre algo tan actual, urgente, mal entendido y atendido como es el cambio climático. 

Preludió tal despilfarro el hecho de que el acto se iniciara malamente, dilapidando su credibilidad con la requisa del introito a tan serio y sensible tema por M.A. Castañeda, que desde los más inconcebibles altavoces mediáticos ha sido durante años -y aún lo es- adalid dañino de ese "progreso" que solo es insostenible crecimiento ilimitado, germen de la injusta desigualdad y antropogénica destrucción con el cambio climático. 

Lo ratificó Losada al evidenciar condiciones de sabio al servicio de "la causa" cuando cerró taxativo su charla con algo tan chusco y afín al capital más dañino como que "el cambio climático también hay que verlo como nuevas oportunidades", horrible dicho que, con reflejos de siervo, El Delirio Montañés convertía, al día siguiente, en titular que ayuda consolidar la opinión que conviene; tapan ambos con morralla lo más serio que, hasta hoy, se ha dicho sobre la destructiva amenaza del calentamiento global: "¡Hay que cambiar el sistema!", frase redonda, inapelable verdad de la ejemplar niña sueca que, con sus dichos, hechos y seriedad, debiera avergonzarnos a todos. 

Recalcó el sabio teórico que el 97% de la ciencia avala que el desastre es imparable, susceptible solo de maquillajes y alargues con nuestra actuación, cambio del sistema, ya que, sin duda, esencialmente es antropogénico, tiene su causa esencial en la descontrolada y destructiva acción humana, por lo que dejar la más leve duda sobre que en nuestra futura actuación pueda haber las oportunidades para "listos" que se anuncian en el final de la cháchara y el titular de El Delirio solo puedo atribuirlo, lo siento, a desvergüenza pues, como explica Sánchez Ron, académico de la RAE, catedrático emérito de Historia de la Ciencia, "no puede haber límites al conocimiento científico, otra cosa son los límites a su aplicación", pues "el riesgo de producir castas -¿les suena?- con aquellos mejor situados económicamente es enorme", llegándolo a calificar como "eugenesia por motivos económicos" 

Cambiar el sistema no constituye, evidentemente, un invento de Greta Thunberg. Lo decía hace ya años Enrico Berlinguer, secretario general del serio e influyente, partido comunista italiano, PCI, léase "pichí" con acento, en un potente librito introducido por un prólogo de Julio Segura, ayer responsable económico del PCE y luego Presidente, ¡disparates. que analiza el marxismo con su método dialéctico!, de la CNMV, "Austeridad", 1977, en realidad discurso para una convención de intelectuales en años muy duros, con terror de ambos extremos, que analizaba "la austeridad como columna vertebral de una futura sociedad profundamente alejada del modelo capitalista dominante y de sus desvalores (despilfarro de los recursos energéticos y materiales, consumismo desenfrenado, individualismo alienante, etc.) ". Anticipatorio y evidente. 

Digan lo que digan los "científicos" y vocee El Delirio del capital vasco, si en verdad no somos (in)humanos, no hay más que apretarse el cinturón y vivir de acuerdo con el hecho -sobre el que, por progresistas que seamos, no se puede dialogar hasta lograr acuerdos- de que hoy el planeta llamado, por convención, Tierra está colapsado por más de 8.000 millones de humanos, ¡y creciendo!, que, aunque queramos explotar a parte importante de nosotros, todos comen, necesitan vestirse y vivir a cubierto y, aunque mucho menos que lo que ahora hacen algunos, todos necesitan desplazarse algo, por lo que, si no queremos reventar ya y, además, nos parece bien un poco más -solo un poco- de igualdad, tras dar un toque de atención eficaz y serio, no solo palabras, asustar al 1% de Davos, Bilderberg o como quieran llamarlo, habrá que adelgazar, vestir lógicos, vivir con menos excesos, desplazarnos solo lo necesario, utilizar los automóviles y aviones como medios razonables, no compulsivos, repartir bien trabajo, salario, pensiones,..., incluso hasta en Bilbao, como si fueran bienes escasos y nosotros solidarios,... Les aseguro que, no siendo un dinosaurio aunque sí algo mayor, en mi infancia viví -cierto es que algo, no en exceso, privilegiado- en un pueblo llamado Rozadío donde las cosas funcionaban y sobrevivíamos para, algo escacharrados, llegar hasta aquí. 

Así pues, veo llegado el momento de no solo olvidarse de "oportunidades" para nosotros, incluso -o en especial- en Black Fridays, sino de impedir -por lo civil o lo criminal- que los listos de siempre traten, a nuestra costa, de aprovecharlas, pues lo que los "losadas" y El Delirio proponen no es cosa distinta de que el capital mal. injustamente, acumulado a costa de robar plusvalías del trabajo del resto, el 1% canalla, las oscuras "Bolsas", el oro, el coltán, la gentuza como Trump, nuestros políticos,... vean esas "oportunidades" cerca y, a costa nuestra, en su beneficio, se aprovechen de ellas. 

Frente a espabilados buscadores de "oportunidades" en ríos revueltos, conocidos por todos, dice Paul Kingsnorth, "ecologista en rehabilitación", que "aceptar el cambio climático es aceptar el fin de cada uno de nosotros individualmente, nuestra propia muerte", es el fin de una forma de vida evidentemente egoísta, autodestructiva, por lo que coloca en el inicio del magnífico libro que relata, sin prejuicios, su caída del caballo del ecologismo mas ecocida, feo pero descriptivo neologismo, citas de David Foster Wallace, extraordinario novelista que de modo voluntario puso fin a su joven vida de -supuesto- éxito, "operar con eficiencia en un entorno que descarta todo lo que es vital y humano (...) es la clave de la vida contemporánea" y, para decir de otro modo lo mismo, de Wendell Berry, granjero y escritor USA, defensor la agricultura ecológica y un movimiento agrario de masas, "la mejor forma de servir a la civilización es luchar contra aquello que normalmente se hace pasar por ella". 

En paralelo agravándolo todo, el pequeño grupo de politicastros que, entre apretones y prisas sus votantes arramblaron en los saldos, oportunidades del último Black Friday electoral, en el que nos llevamos como presidente al jefe de planta, nos presentan, cada uno a su pícaro modo, enormes carteras, lo único de que, niños, pueden presumir, en medio de la destrucción del imperio de la ley, el fin de la presunción de inocencia a todos los hombres, las alzas de insostenibles pensiones con rentabilidad un 50% superior a la que les corresponde, la cesión ante el 1% que nos desiguala, el olvido de que en Madrid hubo una cumbre sin acuerdos sobre el terrible clima, el entreguismo a Iberdrola, Endesa, Viesgo and Co, causantes del aterrador problema,... y, la mayor novedad, un muy pequeño vicepresidente que, frívolo populista como su adhesiva compañera, confunde ser comunista con arremangarse, llevar vaqueros y las piernas abiertas, parecer el niño abusón del colegio que asusta a la clase a principio de curso para, al final, quedarse, es muy poca cosa, en hazmerreir de todos, pues queriendo quizás emular al aterrador Jack Wilson, Jack Palance en Shane, Raices profundas, acabará haciéndonos -por no llorar- reír de pena al ver su gran parecido con Marty Feldman, el Igor, léase "Aigor", en el Young Frankenstein de Mel Brooks.

domingo, 12 de enero de 2020

87 Los domingos, cavilar La era de la información Fernando Merodio 12/01/2020

87 Los domingos, cavilar 
La era de la información 
Fernando Merodio 
12/01/2020 

"Ya sea el macropoder del Estado y de los grupos de comunicación o el micropoder de todo tipo de organizaciones, se basa en el control de la comunicación y la información" 
(Manuel Castells. "Comunicación y poder"

"Esto percibes, lo que hace tu amor más fuerte, / amar bien aquello que debes abandonar pronto" ("Soneto 73". William Shakespeare, citado en "Stoner", de John Williams)


EL ROTO 12/01/2020

Vivimos, ¿alguien lo duda?, malos tiempos en un mundo tan sobrado de información como desinformado es imprescindible reivindicar el derecho de todos a usar los medios de comunicación de masas en condiciones de igualdad, hacer que deben dejar de ser el feo negocio de unos pocos y, lo que es peor, el peligroso instrumento de poder espurio que analiza Manuel Castells, anciano que ahora emerge políticamente, en “Comunicación y poder” al afirmar que éste, “sea el macropoder del Estado y de los grupos de comunicación o el micropoder de todo tipo de organizaciones, se basa en el control de la comunicación y la información”, siendo que parte esencial del mismo radica en la capacidad para modelar las mentes de -casi- todos, por lo que cualquier intento de constituir un contrapoder justo obliga a romper tal monopolio, de modo que Castells cierra su libro llamándonos a exigir un mejor funcionamiento de los mass media y además, pues las redes de comunicación tienen una importante dimensión local, a hacer un mayor uso en el ámbito próximo; debemos comunicarnos, difundir nuestra versión de lo visto y vivido, establecer prioridades y conceptos base, analizarlos, explicar causas y efectos y, como en tiempos de guerra hiciera Chaves Nogales, contar lo visto y vivido “más fielmente de lo que uno quisiera”. 

A tal fin, es, para ir abriendo boca, buen camino utilizar el útil instrumento que es la ley que regula el derecho a exigir a los medios que rectifiquen hechos "inexactos y cuya divulgación pueda causar perjuicios"; una ley de 1984, seria, eficaz, contundente, escueta, de unos tiempos en que, diga lo que diga la desordenada tropa insolvente del insaciable ambicioso de la coleta, que impúdico se remanga como si trabajara, las leyes nacían con ambición de servir para lo que estaban previstas y no eran las inanes cosas que hoy abortan analfabetos funcionales que aparentan justificar su sueldo afirmando que legislan; recomiendo la lectura de la admirable, corta -y no usada, vaya a saber por qué- Ley 2/1984, de 26 de marzo, reguladora del derecho de rectificación.

Da razones para tan escaso como acobardado, miedoso uso de importantes derechos Étienne de La Boètie, 1530-1563, amigo de Montaigne, alto funcionario, autor de un corto panfleto, quince folios en Internet, "El contra uno o Discurso de la servidumbre voluntaria", advertencia moral frente al tirano y, más aun, frente a quienes le siguen o copian, que nuestra cómo multitud de seres capaces se someten, de modo enigmático, al déspota; con ello, La Boètie abre el arcano, lo plantea, no lo cierra, no distingue el poder legítimo del ilegítimo ni alumbra soluciones, pese a lo cual -o quizás por ello- conviene leerlo para, a su tenor, valorar lo que aquí ahora hacemos. 

En lo próximo, la cosa nos viene del periodo que se inicia en 1939, fin de un conflicto (in)civil con muchísimas víctimas de todos lado y, a partir de él, cientos de miles de perseguidos, un período que concluye en 1975, cuando moría en la cama, maltratado por los suyos, un tal Franco, general-dictador que ganó la guerra; con él coexistí 30 esenciales años de mi exprimida, vivida vida y, siendo sabedor de ello casi desde niño, le vi abusar de fuerza e imponer leyes ilógicas que, millones de españoles siervos, vascos y catalanes incluidos, avalaban; fue el general bajito, barrigudo, de voz atiplada y ridícula buen ejemplo de la servidumbre voluntaria que describe La Boètie, más grata para unos que para otros, corolario quizás del miedo invencible de muchos que hizo que, mientras el tirano vivió, solo unos pocos asumieran el riesgo de enfrentarse a él. 

Muerto en 1975 el sátrapa, la mínima oposición y lo más listo de sus muchos siervos voluntarios aprobó una Constitución -dicen- democrática que arrumbó los petrificados Principios del Movimiento y, sin aprender a respetar la ley y luchar por un contrato social igualitario, abrió paso a lo peor de -salvo uno viejo- medrosos partidos, nuevos y novísimos, con gerencias cada día más inexpertas y tiernas, pero muy ambiciosas y telegénicas que, pasado casi medio siglo, vuelven a hablar -diría que con voluntario miedo- del general bajito, el tirano admitido, frente al que, ahora, finge actuar la empresa familiar PSOE que de 1939 a 1975 tomó vacaciones y, con mínimas excepciones, fue voluntario siervo; le apoyan en la pantomima los petimetres que, tras lucrarse de ella, traicionan la, con sus errores, fértil idea del emancipador movimiento en América Latina, al tiempo, que le extorsiona la infinita codicia independentista, más hostil que nunca, un trío al que, con inasumible y torpe lógica, solo se opone la vieja/insoportable derecha patria, mientras el furtivo -¿existe?- marxismo que, con su sola oposición, obsesionó al sátrapa, se pone de perfil ante la historia. 

Tengo ideas sobre lo que habría que hacer y, por respeto a los que sufrieron en su lucha contra Franco, tras la indigna y colectiva servidumbre voluntaria, aun visible, me irrita que junto a los restos del naufragio de la cobarde PSOE, un grupo de penenes ensoberbecidos que, impúdicos, lloran en público por la incredulidad de ver sus peores ambiciones cumplidas y el independentismo insolidario y hostil sean quienes, cada uno con sus opacos -poco colectivos- fines, levanten la pesada losa que cubrió al sátrapa y pretendan dar -otro mal- carpetazo a parte tan humillante de nuestra historia. 

En torno a un vendedor de -malos- perfumes, nos inundan de caros vicepresidentes, ministros, subsecretarios, directores generales, secretarios, asesores, amigos de los secretarios y los asesores, rémoras de toda laya, lobbystas sin regular,...; parece que, tras arriesgados equilibrios para que nuestro esencial futuro energético se empantane entre dos vicepresidencias -una de la PSOE y otra del petimetre llorón jefe- y, así, decidan los -dicen- supuesto- comunista se ocupe, sin competencias del destructor "consumo",..., de modo sorprendente, se dejaron para el final del mercadeo los muy importantes ámbitos de la Justicia, que atenderá un juez-político que, inanemente, se dice para "la democracia", la Cultura controlada por un fiel ex delegado del gobierno y el Territorio -que sobrevuela, ávido, el capital- en manos de una lejana canaria. Si, con el batiburrillo montado, las encuestas dicen que hay satisfacción, es este un momento idóneo para ejemplarizar lo que La Boetiè decía sobre la "servidumbre voluntaria". 

Vuelvo a Manuel Castells y acabo; es un extraño ministro -solo- de "Universidades", algo que me alarma y retrotrae, la vejera, a los tiempos de un infausto amigo de Franco, Manuel Lora-Tamayo, químico orgánico que entre 1962 y 1968, años de estudios -y otras cosas- fuera de Santander, ministro de "educación y ciencia", tan represor en ciertos momentos que, incluso con el dictador, tuvo que dimitir. Castells, sociólogo, ¡uf!, vinculado desde hace años al saber norteamericano, de 77 años, es un hombre inteligente, trabajador, listo, al que seguí en su creación teórica sobre los movimientos ciudadanos y, luego, la comunicación, respecto al que explico que sus varios libros por mí leídos han pasado, salvo en pocos aspectos, a la balda más llena de polvo de mi biblioteca y, siendo experto en su materia vinculado al comunismo antifranquista con escasa, para mí nula, presencia en la primera fila de la política activa, me sorprende y, experto como es en comunicación, me preocupa verle actuar ahora en el gobierno, vinculado a la turbia Ada Colau y los populistas "de izquierdas". 

Intento evitar que, sabiendo que camino hacia la destrucción del planeta, si hubiera supervivientes alguien, a causa de lo que yo haga, tenga que repetir lo que, inteligente y apocalíptico en "The Road", "La carretera", escribía Cormac McCarthy: “Una vez hubo truchas en los arroyos de montaña, se veían en la corriente ambarina donde los bordes blancos de sus aletas se agitaban suavemente. (...) Mapas y laberintos de una cosa que no tenía vuelta atrás; ni posibilidad de arreglo. En las profundas cañadas donde vivían todo era más viejo que el hombre y murmuraba misterio”.

domingo, 5 de enero de 2020

86 Los domingos, cavilar ¡Qué deprisa va todo! Fernando Merodio 05/01/2020

86 Los domingos, cavilar 
¡Qué deprisa va todo! 

Fernando Merodio 
05/01/2020 

"Hay algo que es seguro: estos políticos acabarán siendo derrotados por su propia voluntad de ganar a cualquier precio" (Giorgio Agamben "Medios sin fin. Notas sobre la política"). 

"El innominado animal (topo, raposo o ser humano) que protagoniza el relato -'Der Bau', de Kafka- está obsesionado por construir una guarida inexpugnable que poco a poco resulta ser, por el contrario, una trampa sin salida" (Conversación, en 1966, de Agamben y Heidegger) 

EL ROTO 30/12/2019

Valorar lo que aquí ocurre a la velocidad de vértigo y que, sin duda inquieto, muestra El Roto en su viñeta, me parece fácil y permite, a todos, extraer nuestra personal idea, que en mi caso es la de la perturbadora sensación de estar apresado, desde hace tiempo, en las peligrosas arenas movedizas de lo no razonable, lo ilógico. 

Entiendo razonable lo acorde a la razón que, mediante procesos de juicio, permite cavilar -"reflexionar con preocupación e insistencia, de forma profunda y minuciosa, sobre algo"-, analizar lo que interesa e inferir sobre ello y que, en el ámbito del derecho, orden normativo pactado que prefija las relaciones humanas, exigiendo si se quiere alumbrar lo razonable, acudir a un concepto jurídico tan indeterminado como el "principio de razonabilidad" que, útil para arbitrar bretes entre actos/intereses de grupo o individuales, siendo inteligentes y leales ayuda a buscar el sentido común, el "deber ser" mezclando inteligencia, emociones, tradiciones, experiencias, normas,... que nos vinculan; es uso de criterios lógicos que, partiendo de datos de hecho, permite inferir conclusiones lógicas -no seguridades- que ayudan a separar lo razonable de lo que no lo es; un método humanamente inseguro, manipulable por ineptos, que en manos de desleales poco instruidos puede ser muy peligroso. 

Permanecí el día 1 de enero, íntegro, sin salir ni al portal de mi casa, tal es la desazón que me crea la injustificada prisa en abordar cuestiones serias que, siempre, acaba siendo irrazonable y, tras escuchar relajado el Concierto de Año Nuevo dirigido por un letón, me entregué a una larga y kafkiana, pero divertida, tarea, leer íntegra la pesada broma que Pedro Sánchez Pérez-Castejón (dos apellidos vulgares le exigen un tercero) y Pablo-Manuel Iglesias Turrión, la -empresa familiar- PSOE y el batiburrillo de intereses diversos Unidas Podemos-En Comú Podem-IU-Galicia en Común han llamado Coalición Progresista-Un nuevo acuerdo para España, ¡uf!, en 50 páginas sin "razonabilidad", diseño profesional genérico del logo común en el que empresa familiar y batiburrillo, sin duda también empresa familiar, incluyen dos -sentimentales, dúctiles, manipulables- corazones, uno rojo y otro verdimorado, ¡oh!, que suplantan el cerebro, la Razón, guía de las hoy casi olvidadas Ilustración y revolución francesa con su, dolorosa pero necesaria, guillotina a cuestas, que, más prosaico, pocos años después, Karl Marx acompañó de su preocupación por el trabajo, la hoz y el martillo, para llenar los estómagos; es mal comienzo sustituir cerebro y trabajo por sensiblera demagogia. 



Aparecen además en todas las páginas -de nuevo el diseño- dos puntas de flecha encuadradas que, enérgicas, nos dirigen a la derecha -que, sin duda, asocian a crecimiento, avance, progreso,...- y, al tiempo, recuerdan el logo del caído -y muy corrupto- Banco Popular, referencia a las -¿aún odiosas?- hipotecas, en general precisas para pagar una mínima vivienda social o un lujoso chalet con (in)sostenible piscina llena de -bien escaso- agua. 


Tengo muy repetido lo que, con Agamben, opino de los que, como estos "parvenues" de la izquierda sin riesgo, gustan identificarse como "progresistas" e insisto en que lo mismo que "no hay nada más nauseabundo que la procacidad con que los que han hecho del dinero la única razón de vivir agitan el fantasma de la crisis económica", pasma la obsesión de los "progresistas" por "transigir" en lo esencial, ceder en todo, llegando en la lucha obrera a tolerar el capital más infame, conciliar razón con, ¿eso es el corazón?, televisión, libertad de expresión con El Delirio Montañés & Cía, medio ambiente con el crecimiento sin fin que tan progresista Coalición propone, ciencia con opinión abstrusa, democracia con pequeñas hojas, previamente marcadas, para votar,..., no extrañando, pues, que inicien las 50 vacuas páginas de su "memorial de insultos a la inteligencia", sin conformarse con algo adecuado a la situación actual, sino alardeando de que van a situar "a España -¿eso qué es?- como referente de la protección de los derechos sociales en Europa", para, a continuación, agredirnos con un oxímoron de catálogo, "potenciar el crecimiento sostenible", ignorando lo que ahora ya dicen todos los científicos, difunde con fatigoso valor una niña sueca y, ya en 1977, decía el comunista Enrico Berlinguer en "Austeridad", que nuestro crecimiento sin límite es, sin duda, insostenible, lleva a la desigualdad y destruye el planeta. 

Además, al elegir sus socios, olvidan nuestros ejemplares "progres" que, como tan bien se explica en el libro alemán, Juventud sin Dios, 1937, de Ödön von Horvàt y en la película La cinta blanca, 2009, de Michael Hanecke, nada ocurre por sorpresa, el riesgo del mal avisa y, por ejemplo, en los años previos a la dañina explosión nacionalsocialista -nazionalismo y socialismo compinchados- la semilla del mal había prendido y, además de en los dirigentes, "ya estaba presente en niños, jóvenes y educación", advirtiendo Horvàt de cómo, "desde que existe la sociedad humana, no ha podido renunciar al delito por razones de supervivencia, pero los delitos se silenciaban, se encubrían, se sentía vergüenza. Hoy en día están orgullosos de ellos"; lo escribía, repito, en 1937, previo al desastre nazi, y parecía anunciar Cataluña. 

Alardear desleales, como hacen quienes les aúpan por interés, de repulsa al contrato social firmado por todos es preludio de días muy ásperos, avinagrados, cuya pestilencia acompaña ya al silencio general que rodea a esos que, ufanos, alardean de incumplir las normas y, exigen que se cree -exclusivo para ellos en todo el mundo- un derecho inexistente a la autodeterminación, llegando, matones "curas trabucaires", a, como explica en su libro Horvàt, enfrentarse a su propio Dios diciendo: "Sí, Dios es terrible, pero yo le ajustaré las cuentas. Con mi libre albedrío". Sin normas, olvidando que en un Estado de Derecho para, como pide Sánchez Pérez-Castejón, alejar la "deriva judicial" de la política, es preciso, en primer lugar, que los políticos -inmunes, impunes o mediopensionistas- respeten la ley de todos, dejen de delinquir y dañar ilícita y gravemente el futuro de los no sé cuántos millones que, por convención pactada, llamamos españoles. 

El "Nuevo acuerdo para España" es una tomadura de pelo, inventario de intenciones sin fuste, cosas que, sin explicar cómo, la "coalición progresista" dice que hará, inventario merecedor de inclusión en "las enumeraciones dispares, la brusca solución de continuidad, la reducción de la vida de un hombre a dos o tres escenas" que es la Historia universal de la infamia escrita por Jorge Luis Borges, 1933-1934, lleno de planes, mejoras, cuantiosas inversiones, pensiones, salarios servicios, cientos de nuevas leyes,. 4 párrafos sobre la Justicia, 3 líneas sobre el derecho a la información, y 4 plúmbeas páginas enteras dedicadas a "Políticas -paternalistas, no- feministas- para (des)proteger a las -minusvaloradas- mujeres con más leyes -"proliferación normativa sin precedentes que hace perder la legitimidad"- contra la igualdad, hablan del cambio climático sin siquiera citar al capital que lo causa,..., inane/falso documento para cándidos o socios que me parece producto de una noche de un currante fiel puesto ante el ordenador cargado de anfetas, centraminas o algo más fuerte. 

El Manifiesto comunista, 1847, programa de un partido de lucha, en sus primeras líneas decía que era hora de exponer "a la faz del mundo entero sus conceptos, sus fines y sus tendencias, su universalidad", pues la izquierda, "esquerra" en catalán, es internacional o no es izquierda; parece llegado, de nuevo, el momento de que, quienes saben salgan de la cueva y, con valentía en la lucha por la igualdad, usen su base teórica para la difusión y el debate de sólidas ideas que, para empezar por algo fácil, servirían para explicar a Pedro y Pablo-Manuel cuatro cosas y mandarlos a la esquina, donde no hagan daños, castigados con los brazos en cruz cargados con libros hasta que sepan la práctica socialista para el catastrófico siglo XXI; al tal Rufián, metáfora de lo que hay que soportar, que deje de insultarnos a todos y, por favor, calle un rato. 

Que todos ellos abandonen la caída en vertical y vuelvan a la horizontal o, al menos, lo inclinado un poco, paliando lo que denuncia El Roto: ¡qué deprisa va todo!