81 Los
domingos, cavilar
¡Joder, qué
tropa!
Fernando Merodio
01-12-2019
"Cuando el viento
sople por todos los lados, desde el Este, desde el Oeste / ¡Señor no quiero
morir en una tormenta!" (Dorothy Scarborough. Espiritual
negro en "El viento")
"Sí, señorita,
cuando salgo a buscar a un hombre regreso con él, vivo o muerto. Mientras yo
sea el sheriff de este condado, aquí no se bromea con la ley" (Dorothy
Scarborough "El viento")
Álvaro de Figueroa
(1863-1950), conde de Romanones, miembro de Partido Liberal de Sagasta y
Canalejas, 3 veces presidente del gobierno con Alfonso XIII y, además de
presidente del senado, ministro en 17 ocasiones, siendo jefe del gabinete, presentó
su candidatura a académico de la lengua, una distinción intelectual que le
halagaba y que, como ahora, exigía un contacto previo con los miembros de la
docta casa para pedirles su apoyo, un apoyo que, verbal, le dieron unánimes, propiciando
el chusco incidente de que el día en que se eligió al nuevo académico, estando
en un acto oficial, un compungido secretario le informara en un aparte: "Excelencia, tenemos malas noticias, no hemos
salido", a lo que él alegó perplejo, "Pero, ¿cuántos votos hemos tenido?", respondiendo el
secretario: con un hilo de voz: "Ninguno,
excelencia", lo que provocó que el presidente dejara una irritada y atinada
frase , merecedora de ser esculpida en mármol: "¡Joder, que tropa!". Por fiarse.
Tan ejemplar anécdota
remite a (des)lealtad, término que, en sus orígenes nos lleva al latín "legalis", "ser legal", forma que cada uno
tiene de "respetar la ley"
genérica, cumplirla; lo identifico con aquel de quien, sin duda, te puedes fiar
por entregado, cumplidor, en especial cuando la circunstancia es adversa hasta
el extremo de existir el riesgo de perder algo vital; es cosa de la conciencia,
exige ser fiel a lo comprometido con aquello y aquellos en lo que y a quienes
te debes, por desgracia hoy se trata de un valor infrecuente.
Lo ocurrido a
Romanones se desarrolló en el afectivo terreno de las relaciones privadas y,
sin duda, le debió resultar, además de humillante para el elevado concepto que
de si mismo tendría, personalmente dañino, pero más grave es el caso de los
que, sin que nadie se lo haya pedido ni, en la mayoría de los casos, tengan mérito
alguno que lo justifique, se postulan, voluntarios, para -previo y posterior
cobro de un buen estipendio... más lo que, en algunos casos, cuelgue- ocupar
las principales parcelas del poder político que gestiona lo común, de todos,
influyendo además en las vidas y haciendas privadas, o los que sin tener la
precisa inteligencia y formación, ni
saber de leyes legislan y encorsetan nuestras vidas con normas condicionadas
por intereses espurios, ajenos al bien de todos y a la Justicia o también los
que nos juzgan con inhumana impunidad de juez vocacional oculto tras la
habilidad de que sabe algo de leyes y circula por el carril de lo políticamente
correcto.
Lo que aquí ahora
ocurre evidencia lo peor de lo peor, la inadecuada gestión que de los graves
problemas de vivir en el siglo XXI, hace lo que llaman democracia, en especial
lo que se refiere a delegar en unos cuantos extraños todo el poder político,
¡absolutamente todo!, -poder que no se debe confundir con el de verdad, que
ostenta el dinero, el gran capital-, unos pocos que se identifican con las
cúpulas, primero ineptas y, además,
corruptas, de empresas familiares que ocupan el importante lugar que ocuparon
los viejos, respetables y, para los más débiles, imprescindibles partidos
políticos y sindicatos; con tal delegación entramos en un pantanoso terreno, el
más viscoso, que afecta a la gestión de la "cosa pública" y hoy genera una deslealtad que daña la
confianza, peor que la que hizo mascullar a Romanones: "¡Joder, qué tropa!".
Mientras el planeta
Tierra está -más que- amenazado por un estrago total de origen antropogénico y nuestro
vecinos más simpáticos, catalanes y vascos, nos anuncian horribles cosas de
mano de los CDR, los del tsunami
democratic y similares cabestros si no dialogamos con ellos -si no les damos
todo lo que quieran-, los llamados progresistas -perfectamente definidos por
Giorgio Agamben-, la PSOE y la pareja que no alcanza a convivir honestamente con
una hipoteca para pagar su parcela, chalet e insostenible piscina en la sierra
rica de Madrid, han firmado, ¡saben firmar!,
“unos ejes prioritarios de actuación del
gobierno progresista”, escasos dos folios de lugar común buenista que
no les obliga a nada, pero nos reconoce -sin garantizarlos- todos los derechos,
llegando a explicar, sin rubor, en el apartado 3 con 19 palabras, en qué
consistirá para ellos la urgente lucha contra el pavor del cambio climático:
"la transición ecológica justa, la
protección de nuestra biodiversidad y la
garantía de un trato digno a ¡los animales!"; son tan progres que no
gastan ni una sola palabra en identificar -y definir su política frente- a los
causantes de la catástrofe; tan eficientes como el simulacro de -nueva y cara-
cumbre que la sociedad del espectáculo va a escenificar.
74.146 socios con
intereses han aprobado tan acerados "ejes
prioritarios", el 41,50% del censo de 178.631 socios que dice tener la
PSOE, un número de avalistas que, seguro, es inferior al de "representantes" -presidentes,
ministros, consejeros, alcaldes, concejales,... y "designados" -directores generales, asesores, secretarios,
técnicos, cargos de confianza,...- con sueldo garantizado en Administraciones y
organización, sin que haya que olvidar a los constructores, contratistas,
comisionistas, enchufados,... que pululan a su alrededor. Lo de los que dicen
poder y, de momento, ya tienen un chalet con piscina, es más difuso -ignoro por
qué, hay quienes son invitados a votar en todos los referéndums peronistas-,
afirman tener una "bolsa o censo de
inscritos", móvil, laxa, de 523.800, casi el triple que socios de la
PSOE, de los que 130,150, en esto solo son el doble, apoyaron la firma de su
"líder carismático", pareciendo ser que también IU -las "Unidas" de la coalición que
puede-votó querer sueldos. Valorar a los progresistas dialogantes
independentistas republicanos golpistas leales exigirá, sin duda, más tiempo
para saber lo que harán, pues Rufián, su intelectual orgánico público, dosifica
y oculta cómo van a vulnerar tanto el espíritu de esas Leyes que Montesquieu,
inocente, pretendía no concentradas en las mismas pocas manos, como también su
texto para, tras la vulneración, acusar al resto de judicializar la (su) política.
Si no fuera tan
serio, me carcajearía con esta muestra de cómo esta "democracia" de
-lo que hoy son los- partidos es tan corrupta que sería insensato depositar
todo nuestro -escaso- bagaje político en la hucha -el cerdito- de tan desleales
grupos, entre los que ejemplifica cual es su gestión como empresa política la PSC-PSOE,
obligada deshacerse de su sede por tener
deudas mayores que las de Alemania al terminar la I Guerra Mundial, deudas cuya
exigencia dio paso al nazismo y, con éste, a la II, una deuda que aquí se
agrava por el hecho, dicen, de que las cuentas no están nada claras y alguien,
seguro para repartir, se llevó crudas importantes cantidades, por lo que,
habiendo creado esa cosa aparente e ineficaz que es una comisión interna de
investigación, los propongo que, para hacerla eficiente, real y útil para
regenerar, den un paso más y regresen a 1993, a Construcciones Burcan, S.A, propietaria
entonces de lo que hoy es tal sede, al arrendamiento con opción de compra firmado
en 1995, a los meses que, en su caso, pagaron de renta, a la compra del
inmueble en 1997, a su extraño bajo precio y a las hipotecas de entonces, a los
porqués de todo ello y, para tranquilizarnos, en especial a sus exigentes
socios que dicen poder, nos lo cuentan.
Esta PSOE y los que,
felices populistas, han comenzado su, por ahora, fructífera andadura política
multiplicando por mucho -¿quizás hasta por infinito?- su caudal inmobiliario,
dos socios aficionados a vincularse a los bancos con "odiosas"
hipotecas, ajenos a la exigencia de que no se bromee con la Ley tal como exigía
el adusto y -ese sí- radical sheriff de "El viento"; son los mismos desleales que, con al franquista
Revilla y otros cuantos, nos engañan con programas y nos tienen indefensos ante
la gravísima, inaplazable amenaza del antropogénico cambio climático ¡Joder,
qué tropa!
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