Lo cotidiano.114
De Marcuse, nazionalsozialismo y burundanga
Fernando Merodio
19/07/2025
De pronto, he regresado a los primeros 70s del pasado siglo, cuando aún Sánchez
el Malo, Trump y Putin no nos destrozaban la vida, lo hacían Franco, Nixon y
Brezhnev, yo no había llegado a los 30, acababa de casarme con Rosa y, tras
ello, nacido el primero de nuestros dos hijos, la PSOE seguía, ¿con el oro
robado a quienes no se rindieron?, gozando, no sé dónde, unas largas, placidas
vacaciones, sin que entonces alterara su cómoda, mercantil estructura la -posterior/impostada-
preocupación por los huesos de quienes acabaron en cunetas y sus tataranietas;
lo he hecho tras leer la reseña periodística de “La teoría crítica en la era del nacionalsocialismo. Ensayos (1934.1941)”
de Herbert Marcuse -y todo él en diagonal-, hurgando entre mis -mal- acaldados
libros, hasta que hice (re)aparecer, suyos también, -¡cuánto joven esfuerzo
para intentar entender algo!- Eros y
civilización, El hombre
unidimensional, Razón y revolución,
Psicoanálisis y política,… todos con
mi apellido y un 1970 y pocos en la primera página, con ideas del Marcuse que, utilizando
Marx, psicoanálisis y teoría crítica, revolucionó los campus en aquellos viejos
y -al contrario, por muchas razones, de estos- excitantes años en que -unos
pocos ilusos- intentamos cambiar el mundo.
En mi ajada soledad actual, la diferencia entre esto y aquello es patente,
en la España de entonces, sin ayuda, cuatro gatos nos creímos, ¡ay, la fe!,
capaces de virar la Historia, creamos la idea de que, solos nosotros, la
mejoraríamos muy fácil, yo entonces inmerso en la felicidad que era Rosa y la
juventud convencida de hacer lo que debía y evitar cada mañana odiar con -reflexivo-
desprecio mi cara en el espejo, no entendiendo que la -aparente- mejora del 78 que
-siempre- a otros beneficia, la decidían esos otros, y ahora, siendo cada día
todavía somos menos y lo que nos rodea, es cierto que, salvo victorias puntuales,
¡ay, los molinos!, nada va a cambiar.
Marcuse, anciano, sentado en una escalinata en la
universidad
Marcuse fue un filósofo, alemán por supuesto, activista que huyó de los
nazis -no sé si, además de la vida, ganó mucho- a las universidades USA, armado
con la “teoría crítica” de la Escuela de Frankfurt -a partir de Hegel,
Marx y Freud, gente que pensaba, Weil, Pollock, Adorno, Fromm, Löwenthal,
Horkheimer, Lukacs, Benjamin, Habermas, Bloch, Arendt, Russell, Foucault,…- que,
enfrentada a la -entonces- sociedad moderna y sus estructuras de poder, alentó
la idea de que la libertad no es solo ausencia de opresión, sino posibilidad de
que el individuo, la persona desarrolle todo su potencial, siendo clave de tan lógica
teoría en Marcuse la “racionalidad
crítica”, capacidad de, tras analizarla, desafiar la norma, saber ver en
las estructuras sociales la “represión”
del deseo y enfrentarse a la “falsa
conformidad” que impone tal sociedad unidimensional, convirtiéndose, él, en
ariete del pensar contracultural que, apoyado en la agitación social, fue
germen de los movimientos estudiantiles, de los derechos civiles, feministas, en
favor del medio ambiente y contra el consumismo, que hoy algunos fútiles,
ridículos arrastran por el suelo, movimientos que -pese a su certeza- fueron vilipendiados
a causa de su marcado pesimismo utópico.
Así me veo/recuerdo, como aquel Cohn-Bendit, riéndome
del vacío bajo el brillo de sus cascos
De ahí, entre otros orígenes, nació el feraz, agostado por políticos y
frívolos, “mayo del 68”, Cohn-Bendit,
Sauvageot, Geismar, Krivine, Tautin, Rudi Dutschke, muerto, tras un atentado,
en Aarhus, donde quiso nacer el derecho a participar informados, jóvenes
asentados, cada uno a su modo, en ideas tan lógicas como, en primer lugar, la crítica de la -muy-
dañina sociedad capitalista, cuyo conformismo sofoca la libertad real con falsas
exigencias, que alienando al individuo, lastran su aptitud para cuestionar la
realidad impuesta, impidiéndole acercarse a las reales necesidades humanas,
sustituidas por un consumismo compulsivo que obstruye la crítica al orden
establecido y frena un cambio social basado en la útil razón dialéctica
dedicada, no a estériles debates con el sistema, sino a denunciarlo/derrotarlo
hasta la emancipación política, no solo personal, social y, así, acabar con el
pensamiento impuesto.
El Roto 17//07/2025
Este máster se impartía, más barato, en el aula
de al lado a los de Begoña
Y es que el cercano nazismo, hoy más actual que nunca, merece el inusual
esfuerzo de pensar -un poco- y no dejarse mecer en la cómoda corriente que
lleva a la catarata que, para nosotros es tal “nazional-sozialismo”, engrudo que -no a los ultras- ata a La
Moncloa al yerno y la hija de un proxeneta, esos que -cada día más- se parecen
a lo de Perón, Maduro o Mussolini, socialismo que con “z” -¡si Marx viviera!- dicen “progresismo”
e, incluso peor, el insolidario chantaje del nazionalísmo pequeño de amigos del
tiro en la nuca no contritos, golpistas amnistiados -desde los Cárpatos- por el
conde Pumpido y los -listos- que recogen la fruta -de todos- del árbol movido,
amorrados a la teta de la mercantil PSOE
y sus rémoras, como explicó muy bien, ¡un esfuerzo y leamos!, Marcuse en “Teoría crítica en la era del
nacionalsocialismo. Ensayos (1934-1941)”, al decir que “liberalismo y totalitarismo son dos fases
del proceso”, fijas, cómodas, ¿lo duda alguien?, con “la misma base económica: el capitalismo”, amo a cuya exigencia
responden, tal como, preciso, dibuja El
Roto.
Esto es -y mucho peor- el camino y “pogreso” del horrísono ruido amigo de
Sánchez/Buruaga
Coda sobre burundanga y jaurías.- Se oye ya ahí cerca el horrísono taconeo nazionalsozialista de Sánchez y sus socios, que -¡uf!- interesa al capital y es tiempo de jaurías salvajes, aquí de lobos, estos sí, crueles y, según un aburrido amigo, el digital ¿y El Delirio?, la voz de su amo, cuenta que una de ellas, la de los Iberdrolos que cohabitaban con el vampiro Montoro -¿y otros?- y ahora vive en molinos y alardea de destrozar, bello territorio en mano común de vecinos y pueblos, el -muy protegido- entorno Red Natura 2000, sierra del Escudo, Zecs y Zepas río/embalse del Ebro, con burundanga -efectos amnésicos y alucinógenos vinculados al delito-…, ¡perdón!, me corrige el amigo -mientras esto escribo, mira sobre mi chepa- que no era burundanga, todavía peor, era la presidenta -¿qué pintaba en tal jauría?- Buruaga, cuyo mérito es tener el encefalograma, EEG, plano, por lo que ni sabe que el contencioso está vivo y quedan, frente a la tropelía, cautelares y casación, acciones civiles y penales contra personas en sus diversas variantes, así que jaurías, corruptos y corruptores, no tienen nada que celebrar y alguien debiera parar, ¡¡¡ya!!!, el destrozo. Al tiempo.
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