Lo cotidiano.95
De soledades y
cuadrillas
Fernando Merodio
15/03/2025
Gene
Hackman, 95 años, con halzeimer, daños cardiacos y, supongo, otros moría el 18
de febrero, tras vagar, sólo, 7 días por su enorme casa en Nuevo México, después
de que a Betsy Arakawa, su esposa, pianista de 63, la derribara el síndrome pulmonar por hantavirus que
padecía, afección rara frente a la que él, al que siempre vimos fuerte, pudiera
hacer nada para ayudarla, lo que me deja un regusto personal agrio de aparente
fracaso, que no edulcoran sus 90 millones $, dicen, en algún sucio banco y 3
hijos que, sin llamarle en 3 meses ni, al parecer, preocuparse, sí irán a coger
su parte de lo que, -casi- solo dinero, llaman “herencia familiar” y no obstaculizó que muriera solo con Betsy -él,
aparente eremita, sin duda hizo algo para ello-, soledad que se alargó hasta 15
días después de que ella, pareja -que me parece- ejemplar frente al fracaso
social y el plañidero llanto por ancianos aparcados en asilos, se agotara.
Así
era al final Gene Hackman, consumido, solo con Betsy y, ¡ay!, su melancólica
mirada
Tras, ambos
atónitos, hablarlo con una buena amiga de la librería Gil, pensé en ello, leí, con apremio, dos libros que me aconsejó,
la ficción novelada “Mapa de soledades”,
de Juan Gómez Bárcena, santanderino, y el ensayo “Soledad voluntaria”, del filósofo francés Olivier Remaud y, además,
releí a trozos “Walden, Life in the Woods”,
de Thoreau, que “en casa tenía tres
sillas: una para la soledad, dos para la amistad y tres para la sociedad”,
ratificándome en que, solitario confeso pero distinto de Thoreau o Hackman/Betsy,
no soy -solo por eso- raro, hay mil serias, socialmente útiles razones que abonan
mi sólida, actual opción por vivir en -o hacerlo para la- soledad y, tras leer,
cavilar y actuar, observo que, cuando aquella es voluntaria o, peor, ¡uf, no
deseada, se vincula con diferentes grados, razones e imágenes más o menos
poéticas o bellas del suicidio, quizás pensando en el riesgo que supone afiliarse
al aislamiento que aleja del ruido cotidiano próximo, intentar discernir lo que
sólo depende de la voluntad personal, revisar pasiones, cultivar razones,…, es,
en realidad, muy duro y arriesgado; Melville, Conrad, Rimbaud, Kafka, London,…,
cada uno a su manera vagabundos del alma, vivieron, en algún modo, el delirio cierto
de quien, entregado a la búsqueda “territorial”
-hoy casi imposible- de lugares nuevos que explorar, no llega a estar nunca -en
puridad- solo en la lucha por sobrevivir a la dura prueba emprendida o el que
opta por un voluntario retiro -fatigoso en verdad- “mental”
y, animoso, opta por vivir -solo- cerca de sí mismo, aislado -en cierta forma- del
resto, intentando lograr algo tan arduo como atender experiencias no habituales,
pensar en lo hecho hasta entonces, huir de la miseria que, categórica,
inevitable, nos achata cuando, sin coto, (ac)cedemos a ser parte de lo que dicen
sociedad,… sin, con ello, buscar el solitario “mental” ningún mérito, sino -simplemente- (de)mostrar algo intuido
pero oculto para, tras objetarse, confuso, su pasado, intentar acceder, con
ambición excesiva tal vez, a algo distinto.
El Roto
¿Quién no lo ha pensado?..., pero ¡qué difícil es obrar en consecuencia!
Entiendo
que solitario es pues, quien, tras pensarlo, decide acercarse -más- a sí mismo,
riesgo por el que, en ocasiones, debe pagar un alto precio, con prácticas muy
duras, momentos de desánimo, temor a haber caído en un -serio- error,…, siendo
actuar así lógico, con razones para ello, habiendo escrito Rainer María Rilke
que “sabemos pocas cosas pero hay que
empeñarse en que lo difícil es una certeza que no debe abandonarnos. Es bueno
estar solo, porque la soledad es difícil. Que algo sea difícil debe ser razón
para perseverar en ello”, debiendo, pues, tener claro que fatigarse en
soledad es hábito duro, constante, que exige organizarse para sobrevivir a lo
hostil de fuera, demostrar vitalidad frente a lo complejo/difícil, sin otro -eventual-
premio que el que nazca de algún -en pocos casos grande- logro, por lo que cuando el individuo, además de ser
solitario, lucha y lo hace sin intentar huir de sí mismo, es como quien, por
correr, corre maratones o acomete completar el “camino de Santiago”, solo y en tiempo lógico, con agotadoras jornadas
de marcha, los pies llagados, los ojos fijos en el suelo intentando no tropezar,
las rodillas duras, los tobillos frágiles,… u, otra cosa, como quien, a partir
de una soledad básica, se une a las luchas sociales de Plataformas -también solitarias- contra todo, en especial contra canallas
que nos quieren llevar sin debate -como hace Sánchez- hacia el fin de la
historia, con algo tan ruin, inaceptable como cancerígenos, kilométricos
tendidos de muy alta tensión, anuncio de lo que, durante 15 años, es ridículo, estéril
afán de -malo para el 99%- trocar en plantación de aerogeneradores gigantes -“ecologismo” industrial de
macro-renovables- el mejor territorio comunal de montaña, propiedad histórica de
los vecinos.
Coda sobre cuadrillas de gentes no solitarias.- Dice
el artículo 557 del Código penal, muy mal redactado para ni
rozar al poder, que “serán castigados con pena de prisión de (…)
los que, actuando en grupo y con el fin de atentar contra la paz pública,
ejecuten actos de violencia o intimidación: a) sobre las personas o las cosas;
(…) o c) invaden instalaciones o edificios alterando gravemente el
funcionamiento efectivo de servicios esenciales en esos lugares”, añadiendo que, además se penarán con
inhabilitación “(…) para empleo o cargo
público (…) cuando se cometan por una multitud cuyo número, organización y
propósito sean idóneos para afectar gravemente el orden público”, así como
que, “en caso de hallarse los autores
constituidos en autoridad, la pena de inhabilitación será absoluta por tiempo
de (…)”, penas que “se impondrán sin
perjuicio de las que les puedan corresponder a los actos concretos (…) que
hubieran llevado a cabo”, lo cual leído, me hace pensar, entre otras muchas
cosas, en 1) los “feministas” que tras sumar/poder,
junto a egoístas, golpistas y amigos de asesinos, se plieguen alimenticios a
que la corrupta PSOE de -alguien le
llama, y me parece poco, autócrata- Sánchez se ría del parlamento, de los que,
ilusos, votan, profundice en la eterna guerra que, engordando a la inútil,
irracional cuadrilla armada, agrande nuestra deuda y enriquezca al 1%... por “seguridad”, 2) los plumillas de medios
de (in)comunicación que -¿a cambio de qué?- publicitan que una cosa cateta llamada
Green Devco Energy 46, S.L. -de la
que callan que su capital social es de 3.000 €- se ha puesto en la cola de los tristes
gigantes fracasados que, desde hace 15 años, intentan plantar, sin lograrlo,
molinos en nuestro mejor territorio de montaña o 3) esa inane pandilla de vagos
ineptos que dicen ayuntamiento y -en Santander- tiene una regidora delictuosa y
subnormal -Nota para progres: “Dicho de una persona: que tiene una
capacidad intelectual notablemente inferior a la considerada normal”-
insulta y no atiende a los, además de solitarios, dependientes, sin que la
Justicia -lenta y, por ello, injusta- tenga prisa en actuar. Veremos como acaba
eso.
El
Roto
Soledad
de canallas que, muy sociales, actúan en cuadrilla
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