34 Los domingos, cavilar
Violencias y mujeres
Fernando Merodio
13-01-2019
Básico, afirmativo, "si vis pacem, para bellum", si quieres paz, prepara la guerra, aforismo romano que algunos sustituyen por el condicional "igitur qui desiderat pacem, praeparet bellum", quien desee la paz, deberá prepararse para la guerra, excusa para la violencia al servicio del poder; la violencia, fuerza ajena ejercida desde afuera, no siempre afecta a lo humano, por lo que no siempre es susceptible de valoración moral, salvo que la consideremos como acción contra la naturaleza y la analicemos al tiempo que al que la padece y a aquel que, a su voluntad, la ejerce.
Tal voluntad es capacidad de buscar el bien universal, pleno, algo que, al ser deseo sometido a apetitos y pasiones, además de la inteligencia, obliga a analizar nuestros actos en el ámbito los afectos, las emociones,... en que se libra la esencial batalla diaria por la libertad, por la dignidad, cuya valoración es precisa para entender la difícil gestación de los actos humanos, en la que toma plena relevancia el fenómeno de la violencia, la passio violentiae, enraizada en la ambición, el sexo, el odio, la ira,..., lo egoísta, lo irascible, lo concupiscente,... que, o es bien encauzado o, como un río salvaje, nos anegará con las múltiples formas en que se manifiesta.
Dante, 1265-1321, guiado en su Commedia por Virgilio, transición del pensamiento teocéntrico medieval al antropocéntrico del Renacimiento, viaja al Infierno, atraviesa, de menos a más, la jerarquía del mal y tras la zona previa de los inútiles, los indecisos, los sin voluntad,..., explora sus nueve círculos, desde el limbo de los humanos de las épocas sin fe, anda desde el segundo al sexto entre los incontinentes, en especial los lujuriosos, los glotones, los avaros y despilfarradores, los coléricos y haraganes y los herejes, siendo el séptimo, atravesado por "el río de sangre en el que bullen / los que con violencia dañaron a otros", el de los que actuaron contra otros (criminales, tiranos, violadores,...), contra sí mismos (suicidas y derrochadores destructivos) o contra dios, la naturaleza, el arte,... (blasfemos, sodomitas, violentos contra el derecho humano al trabajo,...), los violentos, en el octavo estaban los pecadores maliciosos, mientras en el noveno, quienes usaban esa malicia abusando de la confianza de quienes se fiaron de ellos; vio gran maldad en el séptimo círculo, el de las múltiples formas de la violencia.
Definiré esa violencia que lleva al Infierno como acción deliberada para provocar -o intentarlo- daños físicos o de otro tipo a terceros, acción influida por circunstancias temporales, políticas, jurídicas, sociales, psicológicas, culturales,... que genera efectos negativos en quien lo sufre, su entorno, la sociedad,... con la relevancia cualitativa que expresa el hecho de que sea analizada desde teorías 1) biológicas, que la ven instinto animal o humano, 2) psicosociales, respuesta a un estímulo o deseo de destruir lo que no nos gusta porque se nos parece, 3) socio-dinámicas, reacción a desigualdad de poder, 4) estructurales, producto de la estructura social, el sistema,..., mientras que su importancia cuantitativa se muestra en que es calificada según varias taxonomías que, a tenor de los sujetos afectados, la consideran individual, grupal, de la sociedad o ejercida contra el estado o el sistema,... o, según su forma, la llaman física, gestual, verbal, simbólica, psicológica, sexual, ambiental,... o, en el específico ámbito familiar, distinguen la ejercida hacia los mayores, los cónyuges, los niños, las mujeres, los hombres, los discapacitados,...
En el medio en que hay violencia expresa social, familiar, laboral, económica,... hay el miedo que Freud definió como enajenación por problemas propios o agresión ajena, que afecta a todo tipo de personas, hombres, mujeres, nuños, jóvenes, ancianos,... y modifica sus conductas, lo que existe siempre que hay debilidad y poder, desigualdad, entre países, grupos, razas, hombres, mujeres, niños,...; violencia omnipresente. Con tal complejidad y volumen de formas, clases y daños generados, habiendo sido enseñado a, tras pensarlo, decir lo que pienso, digo que, en España un abusivo lobby con fuerza electoral, feminista acaso, con importantes intereses económicos, sociales, políticos,..., está desenfocando grave y peligrosamente un serio problema, el de la violencia hombre-mujer o mujer-hombre, y está causando daño, mucho daño.
Para Hegel el Derecho podía ser sólida base de avance hacia la igualdad, para Foucault coartada del más duro uso del garrote y Alain Badiou se preguntaba, ¿de qué humanidad pueden ser cimiento y superestructura el Derecho que elaboran y manipulan los poderosos, o las egoístas reglas del capital, o la usura que gestiona el mercado? Un ejemplo lacerante, tóxico para la convivencia de hombres y mujeres, dos mitades de la humanidad es que, sabido lo que es violencia, su omnipresencia, formas,..., nos sobrevuela una "zapaterada" ajena a socialismo y Derecho, la Ley Orgánica 1/2004, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género, cuya Exposición de Motivos se inicia con las siguientes perlas, "la violencia de género (...) se manifiesta como el símbolo más brutal de la desigualdad existente en nuestra sociedad (...) se dirige sobre las mujeres por el hecho mismo de serlo, por ser consideradas, por sus agresores, carentes de los derechos mínimos de libertad, respeto y capacidad de decisión" -¿alguien se cree tales exabruptos?- y, en su desarrollo, priva al hombre del fundamental derecho a la presunción de inocencia y ve a todos, todos, todos... culpables por naturaleza; una ley buenista, injusta, retrógrada y represora porque sí, que crea más problemas que los que soluciona, culturalmente infumable, como casi todas,..., que desata el horror jurídico y fáctico de que, por el mero hecho de ser denunciado por una mujer con la que tiene -o ha tenido- relaciones, todo hombre sea -es protocolo- inmediatamente detenido, interrogado, llevado al calabozo, conducido esposado en un furgón ante el juez ad hoc, expulsado de su casa, limitado en el contacto con sus hijos, obligado a pagar una pensión,..., al menos hasta que -en un juicio muy condicionado- se vea si es verdad lo denunciado, todo ello con amparo en el -para mí- dudoso matiz leguleyo que distingue entre violencia machista y violencia de género, sin hacerlo en otros casos entre los diferentes.
Hay un problema cultural -y algunas cosas buenas- en la relación hombre-mujer, como lo hay también en la relación fuerte-débil, rico-pobre, patrón-asalariado, Estado-ciudadano, médico-paciente, juez-justiciable,... donde se manifieste, cada una con sus matices, alguna desigualdad, física, económica, política, social, cultural,...; la relación de pareja, como relación familiar, encubre violencia que a veces sale a la luz, más con la mujer como víctima, esa mujer que, por diversas razones, no aparece -casi nunca- en las estadísticas de muertes violentas en la construcción, la mina, la pesca, los altos hornos, los astilleros, las guerras,..., sin que el hombre, que yo sepa, se haya quejado nunca de tan fatal diferencia
Es sabido que en Dinamarca, Suecia, Finlandia, Francia, Reino Unido,..., donde, pese a ello, no han impuesto leyes de excepción, las mujeres que sufren violencia física o sexual oscilan entre el 52 y el 44% y en España son en torno al 22% y, por grande que sea nuestro fracaso al ser incapaces de resolver bien el problema, un Estado de Derecho no puede falsear el remedio con inseguridad jurídica y recortes populistas de libertad y derechos; repito con Giorgio Agamben que "la corrupción completa de las inteligencias asumió la forma hipócrita y buenista que hoy se llama progresismo", siendo "el principio en cuyo nombre se ha cumplido ese proceso, transigir (...), ceder en todo, conciliar todo con su contrario, la clase obrera con el capital, el medio ambiente con el desarrollo industrial, la libertad de expresión con los medios, la ciencia con la opinión, (...)"; no se pueden ocultar los problemas reales y someter ley y justicia a la irracional e irritante presión social y mediática.
Resumo con El Roto, siempre inteligente. Dos viñetas con un padre hablando a hijo/hija y en una, ante la pregunta, "Papi, ¿cómo es que puedo elegir si quiero ser niño o niña y no entre rica y pobre?", responde, "Es que eso es mucho más difícil", precisando fácil en la otra, "¿Déjate de matemáticas y todo eso y aprende a quejarte!".
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