27 Los domingos, cavilar
Muerto Franco, qué es Viesgo
Fernando Merodio
ALERTA 25-11-2018
Cavilando, hace domingos describía la nada, un holograma, una empresa prestamista de servicios básicos que gozó de simpatías locales por su imagen cántabra y ahora es especulación pura y dura. En 1983 la compró Banco Santander y luego fue propiedad sucesiva, siempre por dinero, de Endesa, Enel, italiana, E.On, alemana y, en 2015, fondos de inversión opacos que vendieron comercialización y generación a Repsol; sólo sucio negocio.
Hoy Viesgo es, ella lo dice, Repsol, gas, CO2, metano,..., industria contaminante, libadora ansiosa de la fuerza del trabajo que controla desde la propiedad del medio de producción Viesgo y, además, trueque de capitales, finanzas, aspiradora de dinero improductivo; urge, pues, que si en Viesgo -o cómo diablos se llame- hubiera aún sindicatos, informen y, así, incluso los niños podrían saber qué es. Aguardemos.
El pasado nos lleva a un hoy que en dos hechos evidencia qué es y hacia dónde va Viesgo/Repsol, el primero, de risa, es que, sin generar aquí energía y en pleno alud de cartas intentando explicar el cambio, sus más adictos paladines políticos, Revilla, Igual, Martín, González, Zuloaga,..., ayudan a Antoñanzas -energéticas y medios de comunicación, Viesgo/Repsol y Vocento- en el raro afán de enterrar una caja de plástico como base de lo que quiere ser -aún está en trámite- una más de sus infecciosas subestaciones eléctricas y su idea de electrificar, ¿no será electrocutar?, la economía.
Otro hecho. Viesgo Renovables, actora en la pantomima del "concurso" eólico que adjudicó -de aquel modo- 1.400 Mw -miles de millones de euros- de generación eólica a nuestras ricas energéticas y algún agiotista próximo, es ahora el único colega fallido que exige indemnización porque en 2012 el TSJC y después el Supremo dijeron que aquel regalo era obsceno e ilícito; y, sin contar lo que sabe, no exige el momio a quien le hizo el feo regalo nulo -alguno aparece aún cargando la caja de plástico-, sino a todos los cántabros. Habrá que intentar pararlo en los Tribunales.
Lo lloró Arias Navarro, Franco ha muerto, y ya no podemos culparle, por lo que, tras ver lo de Viesgo y leer atónito, dos veces, otra expresión de la ruina actual, un artículo miserable e indocumentado de Pablo Iglesias, casi una página en El País para causar miedo como expresión de poder, ¿Para qué sirve hoy la monarquía?, sabiendo que es más republicano un noruego que un italiano y pese a que, error de joven que desoyó a su PCE, voté no a la Constitución contra la monarquía, me uno al Javier Marías que dice que quienes, con cerebro y nervio, padecieron a Franco pudieron salir a Francia, Alemania, México,... y hoy ni eso, por lo que, como le anima Pérez Reverte, queda hacer lo que se pueda y, sin sentirlo mucho cuando proceda, irse de forma radical, definitiva, para no soportar esto.
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