Mostrando entradas con la etiqueta BANCO SANTANDER. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta BANCO SANTANDER. Mostrar todas las entradas

domingo, 11 de mayo de 2025

Lo cotidiano.103 De mi “modus operandi” y Rosa Fernando Merodio 11/05/2025

Lo cotidiano.103

De mi “modus operandi” y Rosa

Fernando Merodio

11/05/2025

Mi personal forma de luchar contra la re/opresión. “Modus operandi””, es expresión latina que fija en castellano/español -y otras lenguas- un actuar genérico o el modo logístico, científico, jurídico, profesional,..., de hacerlo una persona/grupo, siendo tal modo tan prístino en mi caso que, salvo los siete felices, plácidos años de mi Rozadío natal en que, junto a mi padre, el Sr. Merodio, y mi única maestra, doña Gloria, me di forma, se caracteriza, hasta hoy, por ir, de distintas formas, “contra corriente”, siendo muestras de ello el brusco trato físico que, a los pocos días de llegar a Santander, con apenas 7 años, di a otro niño, luego militar, en el colegio urbano -no mi escuela de pueblo-, un niño que creyó -error de la fe- fácil burlarse de mi “cantabru” abisal y sus “úes” finales o, 4 años después, la patada al salesiano que -con faldas- quiso hacerme daño, patada que me costó -con mi cuadro de honor bajo el brazo- mi primera expulsión del “sistema”, siendo la segunda, otra vez con un lapso de 4 años, por reprobar, delante de toda la clase, que un tal Bernabé, rector, desertor del arado en Cilleruelo, Burgos, humillara -su familia pagaba muy poco- a un becario en tiempos grises en que los “de pago” entrábamos al colegio por el simbólico paseo de la gruta de -decían- una virgen, mientras los gratuitos, otra clase, lo hacían por Canalejas

El Roto 06/05/2025

Así fue siempre, ¿y los que enchufan? ¿y los enchufados? ¿y los electrocutados por fallos?

Acaso, no siempre tuve yo razón, pero lo cierto fue que esa segunda expulsión del “sistema” por poco afable “modus operandi” me llevó al laico, oreado instituto Santa Clara y, un año después, al “Preu” en Madrid, donde aprendí a vivir solo, leí a los “heterodoxos españoles” de Menéndez Pelayo, supe lo poca cosa que eran nuestras plazas y provincias en África, filosofé sobre la persona humana y la personalidad, me aficioné a Kierkegard y, como Camus aprendí del fútbol jugando en el equipo del Hogar Montañés y yendo, no a “misa”, al tercer anfiteatro del Bernabéu, no franquista, en que, a vista de pájaro y ¡por 13 pesetas, 0,08 €! cada 15 días veía -quedamos muy pocos- a Di Stéfano, Puskas y Gento y empezaba a exigirme, político, actuar contra Franco por lo que al tiempo que estudiaba -casi nada- Ingeniero de caminos y los menos de 3 años usados para aprobar -facilón- Derecho -mi padre me decía que los ingenieros lo hacían en el tren-, me acerqué al rocoso, épico y -poco- marxista PCE.

A la derecha, arriba de todo, de pie, disfrutaba, con 16 años, a Di Stéfano, Puskas y Gento

Entonces, desde fuera de aquellas -mis- cosas, lo iluminó todo Rosa -19 años, yo 20-, gata madrileña, estudiante de Derecho, pequeña, inocente, alegre, positiva, guapa y, sobre todo, buena, desbordante de bondad, que no sé qué vio en mí para cambiar su vida y, con ella, la mía hasta hace unos meses, suavizar mi áspero “modus operandi”, renunciar a Madrid y a la asesoría de La Unión y el Fénix, donde -por supuesto- ganaba mucho más que yo, para venir a Santander a ayudar entonces al Sr. Merodio y, al tiempo, gestionar -con amoroso éxito- la sociedad familiar -desdeñada por miserables- que creamos ella y yo y a la que, muy pronto, se unieron dos hijos, sin dificultar que, arriesgado entonces, no ocultara ser del PCE y, con mi militante fuerza de trabajo y 500.000 -muchas- pesetas, también suyas, montara la sede en Santander de -aquellas, no éstas- CC.OO. y tuviera -al tiempo que ella formaba, seria, dos niños- mil ásperos pleitos -ni uno rentable en dinero- contra el peor poder, de los que, en dispar lucha, ganamos varios serios, al tiempo de vivir una vida en que, sensible e inteligente, cambió -lo que pudo- mi “modus operandi”, consiguiendo que, en 58 años juntos, no hiciera nada que, pese a perder -desiguales- muchas peleas, no perdiera la guerra y, otra vez, me expulsaran por evidenciarme, como soy, excesivo, logrando en medio de la vorágine profesional/política que fue aquello pulir mi -repito- áspero, distinto “modus operandi”.

Trajimos -y lo siento- “esta” democracia: multitudinario entierro de los “abogados de Atocha

Fuimos, no lo duden, una lógica -no esa cosa fofa, líquida de ahora- pareja de seres reales -uno mejorable-, dos amantes que hacían su camino al andar, iban y venían, vivían con placentera, satisfecha fatiga lo que durante tantos -60 casi- años fue su vida hasta que, dañada ésta por una salud -amigo José Ramón, médico, me decía que “es un estado pasajero y no presagia nada bueno“- que, hace 10 años, empezó a racanear con un feroz cáncer de próstata y el traicionero, brusco, ladino síndrome compartimental que el “sistema”, menos que nada, tras causarlo, calló, a lo que -más cruel- siguió el sádico deterioro cognitivo fronto-temporal que dañó a Rosa, demencia senil de la que, pese a ser tan habitual, se desconoce todo, exigiendo mi atención diaria, única, de años, freno a la exigencia de un trato juicioso, menos que profesional, en lugar del doloso silencio con que taparon el -para ellos- fútil síndrome, prueba del fraude del -dicen- “welfare state” y lo injusto que es con quien se gana, peleando, un respeto, al que, por contra, condenan al olvido, mientras los -dicen- neurólogos, ignaros de lo que -tan habitual- padecía Rosa, alardean de que en el huero, nimio, caro hospital con nombre -no franquista- de negrero, con un simple análisis de sangre -¿ellos?- preverán, años antes de declararse, la demencia/alzheimer, así que, ante tanta petulancia ridícula, vuelvo a mi viejo, sincero, eficaz “modus operandi” y, sin autocensura, digo, a la espera de respuesta, que sería bueno que, en lugar de tanto “sabio”, hubiera una medicina pública con más profesionales sin ínfulas (pre)ocupados por prevenir, diagnosticar, tratar y cuidar, callados, ¡uf!, la salud y el bienestar.

Flavita Banana 04/05/2025

Es lo que hay, lo que, como muchos millones, padeció Rosa, casi todos los cables, pantallas y gráficos son -entiendo- falsos, sobran corruptos y “especialistas” y faltan probos médicos como la mía, por lo que, ya en el tramo 80 pero fuerte en el viejo “modus operandi”, se lo debo pagar.

Coda.- Falleció en su cama, en su casa, a mi lado, muy sana a sus 77 años, cuando, tras  agotar sus neuronas, no hablaba, ni andaba, ni -quizás- me conocía y la ciencia y esa cosa que -aquí hoy- es el vicio que encarnó Fouché y dicen política, se esforzaron en negar -¿por mi agrio “”modus operandi?- ayuda a su cruel dependencia y, pese a que hace 9 meses es -solo- ceniza y ejemplo, ni la ignara/corrupta alcaldesa y su obscena troupe, ni los que liban el dinero del ICASS, ni los jueces y fiscales que, lentos y -algunos- ineptos y cosas peores, no imparten Justicia, arrumbándola en los cajones del profundo sueño de los (in)justos, como en mi otra guerra -hasta hoy- legal contra molinos, Sánchez, Ribera/Bacigalupo, Revilla/Media, el soso influencer jurídico Valcarce, El Delirio Montañés, sus -solo- escribidores, el resto de los medios, los ágrafos que dicen legislar, Iberdrolo, Saandero, Endeso, Repsolo, Edpo,…, gigantes -con cerebro enano-, no debieran relajarse, pues, como lo supo Rosa, sé que fue cierto y justo lo hecho a quien intentó burlarse de un niño de pueblo o al cura que, con faldas, pretendió hacerle daño o a aquel Bernabé, rector nacido en Cilleruelo, que quiso humillar a un débil o todo el resto, así que, siempre junto a ella, en la terraza desde la que -gata madrileña- miraba cada día la bahía de “su Santander”, me exijo volver, con más saña, al viejo “modus operandi” y, por ella, pese a pensar que, tan buena era, no la gustaría, ¡lo hago!

domingo, 25 de agosto de 2024

Lo cotidiano.66 The (Local) Godfather Fernando Merodio 25/08/2024

Lo cotidiano.66

The (Local) Godfather

Fernando Merodio

25/08/2024

Numero esta reflexión cotidiana con el 6 repetido dos veces y, al hacerlo, recuerdo que reiterar tres veces tal 6 es, para los miembros de la -afín al capital- comunidad teocrática de Israel, el número del diablo del que su Libro del Apocalipsis, 13:18 dice que a ese monstruo lo adorarán todos los que no tienen sus nombres escritos en el libro de la vida del Cordero, que fue sacrificado”, Libro de la vida que -según ellos- es registro que dota a los anotados, Éxodo 32:32, Isaías. 4:3 y Salmos 69:28, ¡vaya chollo!, del privilegio de ejercer todos los derechos de su “pueblo” y priva a los no inscritos de tal prebenda, desde, ¡uf!, antes de que su dios creara el mundo, todo ello unido a que el profético, sulfúrico “número del diablo”, con su habitual mezcla de fascinación y terror, coarta igual a quien cree lo de la biblia que al que piensa que tal metafórica idea de maldad y peligro, nace de la cultura y la literatura popular, por lo que, siendo yo de estos últimos y pese a que también pienso llegar, en “lo cotidiano”, a repetir tres veces el muy fatídico 6, el hecho de hoy reiterarlo dos veces hace congruo dejar aquí alguna referencia real sobre el metafórico monstruo,

The Godfather, El Padrino, cine potente, se abre en blanco y negro con los festejos de la boda de Connie, hija del Don de la famiglia Corleone, y con tal Don recibiendo, serio, pleitesía -y peticiones- de su -no atípico- mundo, siendo frase inicial de tan didáctico film, “Creo en América. América me hizo”, dicha por Amerigo Buonasera, patrón de pompas fúnebres que acudía al -solo en apariencia- alternativo método Corleone -útil alibí para el de bestias más peligrosas que honra la sociedad- vendetta frente a la -aquí hoy tan políticamente en boga- “violencia de género” sufrida por una hija suya, escena que, tras recibir la alambicada respuesta -más justa que la de nuestra “progresía” aquí- el mismo Buonasera cerraba con otra didáctica frase: “La justicia nos la dará Don Corleone”, lo que, ineludible, obliga a pensar en la Bestia, el Libro del Apocalipsis, el de la vida del Cordero, y, un orgullo nuestro, el Muelle.

El Muelle, balcón que, de espaldas a esta remilgada ciudad, da vista a una bella bahía -pese a nuestro miedo- no arruinada del todo por alcaldes, presidentes, concejales, diputados,… de postín, en 2012 sufría el cruel, ilegal mordisco de una Bestia local incluida, con tal estatus, en nuestro cateto Libro de la vida del Cordero que, pudiendo ser llamado Pirata, Salteador, Usurero, Saqueador,…, o cosas peores, la dicen, precisos y finos, Botín, quien, a dentelladas, arrancó lo mejor del fausto mirador marinero, mostrando por qué su histórico tinglado de usura no se llama, señal de gratitud, “Banco de Santander”, sino, marca de expolio y falso mayorazgo, “Banco Santander”, queriendo hoy la ignara, peligrosa alcaldesa, tras haberle regalado el Muelle para posar dos cajas y facilitado el uso de su viejo almacén de la usura como túmulo para sus peculiares, odiosas ideas sobre arte y cultura, además dar su nombre a una plaza en lo que, antes de que él los destruyera, eran bellos, serenos Jardines del autor de Sotileza y Peñas Arriba

Dice el plumilla que tal plaza es el hall de ¡uff! el Museo, en -lo que hace años eran- los Jardines de Pereda

Y desde la melancólica tristeza de mi reciente soledad actual voy a mostrar cómo, más luminoso y abierto que la oficina del Don, en el estudio italiano del “genio” que diseñó los dos containers arrumbados en el Muelle con -único mérito- nuestras vistas de siempre, a los que se cae la cubierta -¡ay la contracción climática!-, hoy sujeta con una red para no matar a alguien, en aquel 2011 damas/caballeros decidían, con labia, los detalles del ilegal atropello que santificó ese TS incapaz de que Europa nos entregue a “el del maletero” y, ¿por qué?, nos devolvió, al archivar nuestra querella -140 folios que ofrezco a quien, digno, aún quiera leerla- la disuasora fianza exigida para presentarla, dirigiendo tal alharaca -con tiento, pues su gente grababa, émula de Francis Ford Coppola en Staten Island- el usurero-jefe asentado en el Libro -local- de la vida del Cordero.

De la larga grabación que -de todo ello y “ellos”- hay, uso dos mínimos trozos que muestran la calidad social, jurídica, ética,… de quienes reparten la tarta, su idea de quién manda y de que las autoridades políticas les sirven para -“confiando” en ellas- saber que, en 2011, (Miguel Ángel) Revilla, gobierno, Iñigo (de la Serna), ayuntamiento, Christian (Manrique), puerto, harían lo preciso para que, anunciado el 31/06/2010 por El Delirio Montañes que “Botín construirá (…)”, el 19/03/2011, municipio, puerto y gobierno firmaban un Convenio Interadministrativo y un Plan Maestro ad hoc, 2 días después, 21/03/2011, se modificaban los usos de esa zona del puerto, el 13/04/2012 al aprobar la Modificación puntual del Muelle Albareda, al día siguiente, 14/04/2012, se publicaba el concurso, para, ¡en un mes!, poder solicitar la concesión del suelo marítimo, que otro mes después, 18/05/2012, se otorgaba al único postor, ¿saben quién?, ¿alguien ha pedido una licencia para arreglar una ventana?, ¿le fue tan fácil? El primer fragmento grabado explica claro lo que “ellos” hacían mientras tanto y cómo, sin autorización por supuesto, “el genio” avanzaba en el proyecto.

En lo de la justicia, como en Staten Island, se creó la “doctrina Botín” y para la política, ya ven

El segundo fragmento muestra a la perfección lo bien que se lo pasaban hablando, en 2011, de cambiar de lugar -o hacer nosequé con- la Grúa de Piedra e, incluso parece, conectar, ¡faltaría más!, las cajas -que hoy aguanta una red- con, monumento a la usura, Banco Santander, proyecto de faro cultural para todos nosotros, que hace meses ocupa un trozo del Paseo del mismo Pereda de aquellos jardines y dejará sin vistas a la calle del Martillo, riéndose felices al imaginar una unión que aclarara -aún más- quién manda en el mundo real.

Símbolo -algo desviado- de pasar todos bajo el aro

Coda para agradecidos.- Sabiendo que hay gente que vota al “progresista” Sánchez, amante de Begoña, y ve normal lo de Staten Island y el estudio del “genio” sumiso al dinero, ¿cómo no va a haberla, entre la que no tenga su nombre en el Libro de la vida del Cordero -local- y, para compensarlo, adorando a la Bestia, al Godfather local, sea tan agradecida como Revilla, Iñigo, Christian, Igual,… y El Delirio Montañés?

domingo, 21 de junio de 2020

110 Los domingos, cavilar Covilación 24 De la seguridad jurídica Fernando Merodio 21-06-2020

110 Los domingos, cavilar 

Covilación 24 

De la seguridad jurídica 

Fernando Merodio 

21/06/2020 

"Marcos predecibles y atractivos que ofrezcan seguridad jurídica" (Petición de Ignacio Sánchez Galán. Iberdrola, en un foro empresarial post-CoV19). 

"Cualquier iniciativa o política pública debe pasar por la creación de empleo, si no habría que repensarla". (Ana Botín en el mismo foro). 

Esa cosa amojamada -más incluso que los restos del naufragio de los partidos y sindicatos de clase- que llaman CEOE y apiña heterogéneas organizaciones y gentes a las que solo cohesiona una -insana- avidez, en medio de las gangas -los saldos- del descacharre global, del pánico en que alguien ha mutado la esotérica CoV19 pone, al tiempo, altavoz mediático de todos sus -asustados/ilusionados- "primeros espadas" con la intención de convencernos de que, en tan caótico -desnortado- estado de cosas, son ellos, "la iniciativa privada" -con el dinero, of course, de todos, público- los que, ¡pánico!, "tienen que liderar nuestro futuro y volver a poner en marcha nuestro país" y por ello reclaman lo que, peligrosa moda, los "progresistas" llaman "consenso", "diálogo social" y, en realidad, es farfolla, imposición del poder, con -falsas- ideas tan abstrusas, vacías, egoístas como los "ERTE", el "apoyo a la iniciativa privada", la "certidumbre fiscal", la "priorización del empleo",... y, en el centro de tal ampuloso poliedro, el tótem, icono de su (in)actividad, lo que ellos llaman "seguridad jurídica" y la pide con esfuerzo su crème de la crème, Garamendi, Botín, Sánchez Galán, Isla, Roig, Entrecanales, Brufau, Antoñanzas,…, listos que nadie sabe aún qué son. 

EL ROTO 21/06/2020

Su repetida -y apremiante- demanda de tal "seguridad" consiste en que, legales o ilegales, no se recurran sus actos y, si son recurridos, sean confirmados; habla, exige la cabeza -lo visible, no algo pensante- del endogámico, prieto, marcial empresariado patrio y nos quiere devolvernos a tiempos de la monarquía romana, anteriores a la república, en que el saber del Derecho como forma de regular -con justicia- las relaciones sociales era un arcano patricio para la plebe, todos nosotros, hasta que el año 462 a.C. el tribuno Terentilio Arsa propuso -impulsó- la elección de cinco hombres que redactaron un código de leyes que sería aplicado por la administración de Justicia, las "Doce Tablas" que, para general saber -y exigir-, se expusieron en el Foro y, como la "Carta Magna" inglesa, 1.215, son base del contractualismo de, con sus diferencias, Hobbes, Locke, Kant, Rousseau,... la Ilustración y la Revolución francesa. 

Los lugares comunes o leyendas urbanas sobre seres especiales que la reciente -y falsa- sociedad moderna llama "emprendedores" recomiendan ir al primer significado del término en los diccionarios de la RAE, "que emprende con resolución acciones o empresas innovadoras" y español jurídico, "persona física o jurídica que desarrolla una actividad económica empresarial o profesional que implica la asunción de riesgos económicos" y a los sujetos a que, con frecuencia, la publicidad mediática aplica, con interesada admiración, el adjetivo para ver cómo "resolución", "innovación", "visión", "tolerancia ante los riesgos económicos", de ellos,... no son notas que los definan, por lo que, según los casos, deben ser sustituidas, en el mejor, por otras neutras, no halagüeñas, pragmáticas y, en el peor, sin matices, por descalificaciones. 

Se inician en pymes o como autónomos, parvularios para "emprendedores", alevines que dan forma a lo más denso del entramado que contrata, aprisca y -de aquel modo- paga la -hasta ahora, al menos- imprescindible fuerza del trabajo, definiendo lo esencial de algo tan fundamental y difícil, objeto de valoración egoísta, que Marx trató, serio, como relación entre "trabajo asalariado" y "capital", o "salario", "precio" y "ganancia" y hoy, -eufemismo o lenguaje pervertido- llaman relaciones laborales. 

Es razonable verlos en la base del tinglado, con ambición de explorar una idea de negocio tras detectar alguna cómoda oportunidad en -lo dúctil y maleable que llaman- el mercado; fase inicial de un proceso que debería acabar en empresa consolidada, con el aventurero "emprendedor" trocado en "empresario" que, frente al osado que se arriesgó a poner en marcha un –posible, dudoso- negocio con final incierto, tendrá la misión de dotar de orden, continuidad y seguridad el movedizo caos instaurado por el "emprendedor"; es evidente que a ambos los impulsa la búsqueda de su ganancia económica, suya, diferencia entre lo ingresado y lo que les obligan a pagar -más sus costes "sociales"- a la básica y -por desorganizada- hoy indefensa fuerza del trabajo. 

La globalización trajo a los personajes que ahora piden "seguridad jurídica", guiñoles bien pagados de las grandes transnacionales, sin alma ni patria, propiedad del capital más amoral y duro, maldito dinero que -cumplida su sucia tarea de consolidar, entre otras cosas, la confusión entre valor y precio- tratan de suplir por el control de nuestros, para ellos, inquietantes, por muy pequeños que sean- gastos, por la trapacera y, desde todo punto, injustificada estructura urdida por el usurero moderno, el banco, cuya cabeza -no referencia a pensar-, el final de la familia predestinada por apellido, Botín, a afanar lo (im)posible al resto tiene el descaro de -no decir- pontificar desde el más sonoro altavoz mediático y con la seriedad impostada de quien quiere ocultar su nada sobre cómo crear puestos de trabajo, dogmatizando que "cualquier iniciativa o política pública debe pasar por la creación de empleo, si no habría que repensarla", sin aclarar, por supuesto, la opinión sobre las iniciativas "privadas" de quien acaba de reducir un 11,52% el número de asalariados de "su" banco en España, tras mandar a casa, ¡con una edad media de 52 años!, a más de 3.000 de los 32.229 que en 2018 fichaban en la cosa que usurpa el nombre de mi ciudad y cerrar al tiempo -¿para mejor servicio?- 1.130 de las 4.365 oficinas que tenía; no fue temporal, pagado con dinero público, ERTE, sino ERE que, como suelen, apoyaron los "combativos", sindicatos que, para parecer que hacen algo, tras cerrar el atropello, pidieron al banco una "mesa" -con canapés y dietas- en la desescalada de la crisis CoV19. 

Para seguir controlando la generación energética, o sea el futuro, Iberdrola, Endesa, Gas Natural/Naturgy, Repsol, Viesgo,…, a los que habría que preguntar si en sus actuaciones impuestas en Iberoamérica y otros lugares del -llamado- Tercer Mundo hubo sobornos, amenazas, denuncias, detenciones arbitrarias, agresiones físicas, hasta asesinatos de opositores indígenas, destrucción de ecosistemas y formas de vida,…, nos proponen una broma macabra, “otro modelo más sostenible”, “que cree empleo estable y de calidad”, un oxímoron, usar -ellos- “los recursos que la UE nos proporcione para transformar la economía y nuestro modelo energético”, la necesidad de “apoyar la industria, la pequeña, la mediana y la grande, en España”, “luchar contra el cambio climático”, del que son principal causa,…, insisto, una broma macabra. 

Frente al sucio interés por su “seguridad jurídica”, que maniata al resto, está la solidez que Kant atribuye a la forma de la ley, a su firme racionalidad general, ajena a los casos concretos, a esos intereses puntuales, a los poderes,… con que ahora, injustos e ilegales, agitan la vida de todos con (in)seguridad, tanto la punta de lanza, la cabeza descerebrada del capital que contrata con imposición, como los políticos de lo que dicen -su- “progreso” que, con totalitarismo normativo y policial, nos tratan como incapaces de pensar lo serio y, tras conocerlo, decidir, actuar, intentan impedir que, una vez valorado, podamos elegir entre la -poca- razón de su "progresista" norma de excepción impuesta y la lógica -esencial- que tiene nuestra práctica de vida. 

EL ROTO 20/06/2020

Coda final sobre el “progreso” político/sanitario/científico.- Meses de virus rampante para una solución progresista/sanitaria/científica, en el siglo XXI, medieval, distancia, bozal, miedo, multas,..., ignorante exhibición totalitaria; dijo Ivan Illich hace ya 50 años que el último avance médico lo trajo Semmelweis, 1860, la higiene, lavarse, mientras “la medicina institucionalizada ha llegado a convertirse en una grave amenaza para la salud” que, ayudada por los políticos, condiciona todas nuestras relaciones sociales.

domingo, 26 de abril de 2020

102 Los domingos cavilar CoVilación. 13 Algo más que palabras Fernando Merodio 26/04/2020

102 Los domingos cavilar 

CoVilación. 13 

Algo más que palabras 

Fernando Merodio 
26/04/2020 

“La libertad de hablar se está perdiendo. Antes, quienes mantenían una conversación se interesaban por su interlocutor, pero ese interés se ha sustituido por la pregunta sobre el precio de sus zapatos o de su paraguas. (...)." (Walter Benjamin. "Calle de dirección única"). 

"(...) hemos llegado a la asombrosa paradoja, ilustrada a la perfección por el permanente estado de negociación y desgobierno de la política española, de que la esfera pública está llena de vergonzosas disputas entre intereses particulares, que obscenamente se oponen al interés público, (...) la libertad de conversación se está perdiendo". (José Luis Pardo "En defensa de la esfera pública"

Quien -desde su alcance- pretenda ejercer su "libertad de conversar o hablar" o, lo que es igual, su libertad de pensar y, para generar efectos en la esfera pública, decirlo, sabe que el freno a ello -el poder de los que, para mandar, no necesitan pensar... más que en ellos- ha adquirido una tal gravedad y alcance –la gestión de la "pandemia" y el grave "desastre climático" son dos ejemplos actuales- que, si se quiere llegar a una solución humana, empieza a exigir algo más que palabras..., hay que subir el tono de lo que se dice y hacerlo más claro, desagradable para los que no quieren escuchar y, además, como advierte Pardo, "pretenden imponer esa renuncia -a hablar- a los (...) que defienden la necesidad de la esfera pública (...) que no quieren perder su independencia intelectual y su libertad de pensamiento", lo que "por lo que parece, es pedir demasiado". 

Aparecen -cada día más- ambiciosos egoísmos particulares de diversas fratrias -no de sangre, de intereses-, iglesias, partidos, medios de comunicación, empresas, grupos sociales -sindicatos, ONGs, asociaciones,... del momio-, ocupando cada día un mayor espacio social e intentando impedir que quienes no se someten a sus intereses privados y ridiculizan sus despóticos, casi siempre ridículos "argumentarios", puedan utilizar la lógica de pensar y hablar libremente. 

EL ROTO 25/04/2020

A partir de ello, hay que denunciar tesituras como la de Günther Grass, ya anciano, tratando de justificar en el libro “Pelando la cebolla” su juvenil pertenencia a las Waffen SS en base a una razón en exceso cómoda, “me dejé seducir por el nazismo sin hacer preguntas”, similar a las de Albert Speer, padre de la iconografía y arquitectura nazi y Gertraud Junge, secretaria de Hitler, ambos próximos al führer hasta el hundimiento, “Podemos hundirnos, pero nos llevaremos a un mundo con nosotros”, admitiendo, además, la última su cómoda cobardía de falta de esfuerzo para percibir lo que estaba ocurriendo y, de ser preciso, intentar frenarlo, reacción frente a hechos afín, a otro nivel, a la de quienes aquí ahora se solazan en torcer la memoria -que dicen- histórica, dañando su eficacia como referencia; frente a ello, libros, lectura que me pareció -y es- seria de “Castellio contra Calvino. Conciencia contra violencia”, Stefan Zweig, o “Responsabilidad y juicio”, Hannah Arendt, reflexión de cada uno a su modo sobre la humana fatiga de intentar separar bien y mal y actuar, o la de "Nosotros, los hijos de Eichmann”, dos cartas abiertas del filósofo Günther Anders, “probablemente el más lúcido de los críticos del mundo tecnificado”, a Klaus, hijo de Adolf Eichmann, responsable del traslado de judíos a los campos de exterminio, agrias severas cartas que expresan la firme convicción de que, si no razonamos -y hacemos-, perderemos resistencia y conciencia, seremos fácil engranaje de máquinas como la que movió la idea de liquidación industrial de masas humanas y acumulación sistemática de cadáveres con un fin político: una forma simbólica de ser hijos, todos, de Eichmann. 

Es cierto, resulta difícil distinguir bien y mal, sobre todo si quienes pretenden abusar de su -inmerecido- poder de influir ya han pre-juzgado en la seductora dirección de lo cómodo, han hecho la pregunta muelle, creado la útil coartada, ¿quién soy yo para ir contra el resto?, pero, aun siendo cierto que diluirse en la masa podría ser -irrelevante, coyuntural- eximente o atenuante legal en un juicio, está muy alejado de la categoría seria de justificación ética o moral; tal es la reflexión de Zweig en “Castellio contra Calvino”, su libro quizás más inquietante -más incluso que el que narra el zigzagueo vital del tenebroso Fouché-, análisis de la porfía entre humanismo, libertad individual, y fanatismo, violencia injusta que (ab)usa (d)el poder. 

Los razones de Castellio, solitario mosquito que en el siglo XVI se enfrentó, heroico, al elefante Calvino, poder religioso, liberticida y violento que envió a Servet al fuego y cristalizó el mal, están en su “De arte dubitandi”, donde explica que “la posteridad no podrá creer que después de que ya se hubiera hecho la luz, hayamos tenido que vivir de nuevo en medio de tan densa oscuridad”, siendo cierto entonces -y ahora- que la oscuridad se dilata -y dilatará- con la falta de educación, pues el cambio real, el revolucionario, se asienta en una instrucción pública accesible a todos, germen del poder republicano, al que se accede -no sólo echando al rey- con inteligencia, esfuerzo y mérito; Condorcet, en tiempos feroces -y feraces- República y logos, fin del mito monárquico de la religión, dijo que, “aún dando a todos la igual instrucción que a todos es posible extender, la república no niega a ninguna porción de ciudadanos esa elevadísima instrucción que puede ser compartida por la masa entera de individuos”, razón para que el pedagogo que fue presidente de la Asamblea francesa en 1791, se opusiera a ese cómodo aprobado general que -a cambio de unos votos- tenemos aquí. 

Desde antes del virus, sin planes de estudio republicanos, en tiempos de obscenos pactos, aprobados fáciles, títulos baratos, negación del pensar, acatamos -sumisos- el sistema -igual el dictado por Franco que el feo de hoy de la sucia mercantil muñida por el “vendedor” Sánchez y el desleal e irritante Iglesias y los demagogos gritones que en el parlamento arremeten contra esa "ley mordaza" que su líder único, junto a Irene Montero, los "comunistas" Garzón y Díaz y el enigma Castells, aplica con saña desde el gobierno del trágala que da -dicen- libertad e, insolidario, anima a gastar, consumir lo que, liberal, sobra al capital, participar votando... a los mismos siempre; lo explica Hanna Arendt, “la cuestión de la responsabilidad personal de quien debe hacer que funcione el sistema es algo marginal”, es cómodo, seductor aceptar que el gobierno es -solo- una pequeña e (ir)responsable pieza del preciso, puntual, infalible engranaje y si, con dolo o sin él, lo hace mal, no es peligroso, ¡el otro lo haría aun peor!, mientras sus altavoces, percuten mintiendo: ¡demócrata es quién vota y -ciego- delega! 

Tal grupo –solo- de intereses pre-juzga en la seductora dirección cómoda, imparte doctrina dudosa, no debate -pues no tiene- ideas, invita a no pensar ni hablar, muy al contrario del Kant que advierte que la libertad de pensamiento no debe ser confundida con solitarias, inanes certezas privadas y, por ello -aquí ahora- procede no prestar -ninguna- atención a la lerda doctrina de Sánchez, Iglesias & Co, instruirse, elaborar y asumir lo propio, dudar, hablar, enfrentarse al poder, denunciar el daño que causan los burócratas, defender la lógica de un progreso que no exija crecer, luchar por la igualdad, no dilapidar lo común, regresar a lo sostenible de cuando éramos pocos y austeros, participar -de verdad- en la sociedad civil haciendo política, no dejarnos caer en manos de policía y ejército, proclamar otras seducciones,..., cosas, todas ellas, serias que, para ser conseguidas, -temo que- quizás exijan algo más que palabras. 

Coda sobre la que no pensar ni hablar.- Si Banco Santander, dadivoso, donaba hace días 25.000 € y Revilla lo publicitaba en el BOC, ahora es Glaxo, farmacéutica que factura 26.500 millones €/año, con un beneficio de más de 7.000 (el 25-30% de sus ingresos), la que -tras, en 2012, reconocerse culpable penal, pagar 3.000 millones $ y no ser condenada- dona 28.000 € y Revilla, cuando menos indigno, lo anuncia también en el BOC, ¡publicidad muy barata a la sombra del, para algunos, útil virus!

domingo, 2 de febrero de 2020

90 Los domingos, cavilar El arco de un triunfo Fernando Merodio 02/02/2020

90 Los domingos, cavilar 
El arco de un triunfo 

Fernando Merodio 
02/02/2020 

"El gran reto es la conversión sensible en edificio público y, a la vez, ser honesto con su historia". David Chipperfield. Sobre el Banco de Santander. El Delirio Montañés. 08.12.19) 

"Tenemos a los mejores y más hábiles mentirosos del mundo, a los más astutos y diestros ladrones (...) Puedo proporcionaros ancianos que saben timar a los mejores timadores y quedarse con todo su dinero. Podemos ganar al mundo en todos los juegos" (Brigham Young. Segundo presidente del Movimiento de los Santos de los Últimos Días; los mormones). 

Al tiempo que peleo contra el jarrón chino en que tratan de convertir la catástrofe climática, coexisto con el ensayo general del virus -que quizás ensayan- para resolver el problema de la superpoblación mundial, me alarmo ante el crecimiento de populismos y nazionalismos -de toda laya- previos a un poderoso muy negro fascismo y convivo con la mercantil PSOE, el matrimonio peronista del chalet con piscina, el esperpento Revilla y ahora el -judicialmente-renacido Marcano, estoy atrapado en la lectura de "La poeta y el asesino", de Simon Worral, que narra con detalle de historiador cómo un mormón tramposo, ¡ay la religión!, luego asesino, falsificó un manuscrito de la poeta Emily Dickinson -"El corazón quiere lo que quiere, o, si no, se vuelve indiferente"-, al tiempo que saca a la luz pública la falacia que es Sotheby's y todo el mercado del arte; aquí nos lo ha dejado muy claro Jaime Botín y su "amor" por Picasso. 

Todo ello está directa, íntimamente relacionado con la infame parodia actual consistente en pretender convertir la tétrica historia de la sede de un cruel banco en sacrosanto depósito de -lo que él decida que es- arte y, al tiempo, sucio icono de una ciudad, la mía, muy favorecida por la naturaleza y cruel y estúpidamente dañada por el hombre... y la mujer; con las dificultades que supone acceder a la ajetreada historia del edificio del banco, en especial en la Wikipedia, que tiene denunciada la manipulación sistemática por la entidad prestamista de sus entradas en ella, parece estar claro que el edificio original -la mitad situada a la derecha de la calle Martillo- fue construida en 1881 para Claudio López y López, hermano de un reputado negrero, el primer marqués de Comillas y que, antes de ser banco, fue hotel hasta 1923, ocupando hasta 1962 sólo esa mitad; lo relato para, como, "poético artista", dice Chipperfield y, hasta la náusea, reiteran sus hagiógrafos, "ser honesto con su historia". 

Era 1947, el culmen ilícito de la negra dictadura franquista, y el arquitecto Javier González Riancho iniciaba la planificación del edificio del otro lado -no decir el izquierdo- de la calle Martillo con la para los hagiógrafos genial -y abusiva- idea de unir ambas mitades con un arco que, habida cuenta la propiedad ciudadana de la estoica calle que sobrevoló, supuso el abuso de crear, supongo que "manu militari" del ejército de Franco, sobre el derecho de propiedad comunal del suelo un nuevo derecho, ¿documentado y registrado?, real -del latín, rei, cosa- para construir, ocupar el vuelo y tapar el cielo, un insoportable y humillante gravamen para los propietarios de la calle, el resto, los entonces -como ahora- sufridos vecinos de Santander, finos y educados expertos en otorgar callando, prácticos en la cobarde ley del silencio; ignoro por qué, el atropello no se consumó hasta 1958-1960, y el edificio completo se inauguraba en 1962. 

 
       Arco de la Victoria de Moncloa                      Arco de Triunfo del Banco Santander

Considera hoy Chipperfield, arquitecto-artista que, a lo que se ve, ignora la historia, que "la característica más destacada del edificio es su arco monumental", un vulgar medio punto abovedado que, según él y los turiferarios que lo consideran "epicentro icónico" del Paseo Pereda sin otras consideraciones sobre su condición de abusiva imposición autoritaria en un momento en que mandaba el fascio, afirman que "a la vez define y divide al edificio. Lo hace especial (...)", obviando su similitud con otros "arcos monumentales" propios de aquella dura época, como el Arco de la Victoria de Madrid, conocido como "de la Moncloa" o "Arco del Triunfo", derrota de una mayoría, construido -casual, como aquí el icono- entre los años 1950 y 1956, para conmemorar, en la capital que luchó hasta el final, la victoria de los sublevados contra la República en la batalla de la Ciudad Universitaria, ubicado en una de las principales entradas a Madrid, la Ciudad Universitaria y la carretera de La Coruña, con ornatos de frisos alegóricos, la Cuadriga de Minerva, diosa de la sabiduría, las artes, la estrategia militar,..., e inscripción latina - "A los ejércitos aquí victoriosos / la inteligencia, que siempre es vencedora / da y dedicó este monumento"- que recuerda la victoria y, cruel, homenajea la construcción de la nueva Ciudad Universitaria que la (in)civil guerra había destruido​. 


Nadie piense que el arco del banco se privó de esculturas -en la parte alta, explican su (falsa) realidad, el ahorro, la agricultura, la industria y la justicia (¡)- ni de la gloria de un friso con figura alada que, dicen, le representa; bajo el friso, grabaron en piedra Banco de Santander, humilde reflejo de su pertenencia a esta ciudad y, quizás, falso truco para la usurpación del vuelo de la relevante calle Martillo, que era camino hacia el, ese sí, hermoso Teatro Pereda y el Río de la Pila, hurtando el cielo de un suelo ciudadano, de todos, un reflejo que, pasado el breve sofoco de saberse autores de un atropello, a esa familia de nombre metafórico sin duda pareció un exceso de generosidad ser considerados parte de la ciudad, por lo que borraron la preposición "de" y, gramaticalmente, privaron a aquella de cualquier atisbo de afectiva proximidad con aquellos que viven del dinero del resto, lo llamaron "Banco Santander" y lo dotaron de la apariencia de dueño de la urbe que bordea una pequeña cala en el mar Cantábrico, golfo de Vizcaya, océano Atlántico, territorio todo él del dinero no nacido del sudor fatigoso del trabajo, al tiempo que iniciaron una apestosa retahíla de actuaciones de apariencia filantrópica, cual Médicis o, sin duda más horteras, Carnegies, Gates, Soros,..., o no sé si Trumps, que intentan no pasar a la historia como autores de múltiples abusos -impunes o no- sino de un ofensivo e interesado reparto de migajas; los que saben dicen que, hoy, pretensión de confinarnos en un pequeño rincón de la nada, identifican la entidad del arco, sin más, como "Santander". 

La derecha local, transparente, líquida y sumisa siempre, en la que ahora se incluye el (im)previsible y revoltoso reservista Ceruti que, tras haberse sumado a la ola de los que aplauden el destrozo de nuestros montes por las multinacionales eléctricas y su intento de agresivo pacto con el dios Eolo, revuelve "la cosa" y, provocadora, la bendice afirmando plano, sin matices, que es mérito de la omnipresente "familia" usurpadora de suelo, vuelo y cielo que "van a utilizar un edificio suyo en un lugar emblemático y en el que invertirán 45 millones", al tiempo que nuestra agencia local de la mercantil PSOE y la coyuntural rémora adherida a su chepa que, políticamente correcta y en femenino, histérica repite que puede, sin explicar qué, se quejan de ignorarlo todo sobre el proyecto de la familia Botín -acostumbrados como están a que sean sus amigos quienes les ayuden e influyan en los expedientes administrativos, como tan bien explica el (¿olvidado?) caso de los espigones de la playa de La Magdalena-, exhibe una ignorancia y desidia supinas, pues incluso yo he podido mostrarme parte interesada en el expediente y, a partir de ello, tener una copia completa de la denominada "Modificación puntual del Plan Espacial de reforma interior, protección y rehabilitación del Paseo pereda y calle Castelar"; ante su obvia dejadez ignorante resulta difícil imaginar cómo los munícipes de la oposición -con muy altos sueldos por no hacer nada- van a defender, incluso sin la amenaza de Franco ya muerto, el legalmente muy protegido Bien de Interés Cultural-Conjunto Histórico Paseo Pereda y calle Castelar y, aún más fácil, cómo van a librarnos de la humillación -casi física, real- de tener que agachar la cerviz cada vez que, osados, pretendamos pasar bajo el arco impuesto en los más duros tiempos de Franco, que ahora pretenden demediar y que, afín y coetáneo al de La Moncloa conmemora el triunfo del peor dinero, el que no nace del sudor y el trabajo, un dinero que fue financiador del golpe militar contra la Ley, entonces republicana. 

Los dos arcos, y otros, vulgares, ofensivos y repetitivos conmemoran pues, si es humano decirlo así, dos victorias abusivas y, con ello, el de La Moncloa nos restriega el abuso de un ejército faccioso contra el propio pueblo que, tras haberle armado y dotado de legitimidad, además le pagaba, mientras el que apabulla el centro del céntrico paseo ciudadano dedicado al autor de Sotileza y Peñas Arriba graba en el (sub)consciente de todos la abusiva superioridad forzada de dinero y ejército sobre la gran mayoría de quienes solo trabajan... y pagan; por ello, soy muy partidario de no agradecer nada a plutócratas y ejércitos y, tratando de ser suave, cubrir de un piadoso manto de silencio la ignominia que, en general, suponen los arcos, sus leyendas, sus frisos, sus estatuas,... Seamos, pues, todos honestos con su historia 

Coda triste. Me ha dolido ver en la contrapágina de la que ocupaba la última doctrina impartida sobre el tema en El Delirio Montañés el pasado viernes, día 31, a un miembro del combativo grupo municipal de Torrelavega que yo tanto aprecio exhibiendo un lazo amarillo sobre el bolsillo de una camisa que, al menos, no tenía las mangas remangadas ¿Qué cree este amigo -lo que es cosa de fe, no de raciocinio- defender con tal lazo? ¿Ha pensado un momento que los del lazo amarillo -tanto la derecha corrupta como los que dicen no serlo- están en las antípodas de la teoría y la práctica que dieron inicio a su combativo grupo político y, estentóreos, desde su xenofobia anuncian, junto a los populistas, un nuevo nazismo?

domingo, 10 de noviembre de 2019

78 Los domingos, cavilar ¿Y si esto no es una democracia? Fernando Merodio 10-11-2019

78 Los domingos, cavilar 

¿Y si esto no es una democracia? 

Fernando Merodio 

10-11-2019 

“(..) una vez que los ambiciosos fueron atraídos por las ventajas de estar por encima de sus semejantes, trataron de darse una reputación fingiendo ser amigos de los dioses invisibles que el vulgo temía” (Panfleto s. XVII "Tratado de los tres impostores"

“(...) se está instalando un neofascismo en relación con el cual el antiguo quedará reducido a una forma folklórica” (Gilles Deleuze) 

Democracia, palabra tomada del griego -démos, ‘pueblo’, y krátos, 'poder’-, remite a forma de gobierno en que el poder lo ejerce el pueblo, un sistema político en el que imperarían los derechos del hombre-ciudadano, la libertad individual, la discrepancia política, la libre asociación, el sufragio universal, la libertad de información y opinión, la limitación del poder,... y, por encima de todo, el respeto a la Ley justa, al contrato social, base del Estado de Derecho. Muy exigente. 

Lo actual era avanzado por Gilles Deleuze al publicar el 18 de febrero de 1977 en Le Monde un texto incorrecto, El judío rico, en el que explicaba cómo, mediante una inane acusación de antisemitismo, se pretendía prohibir -y de hecho se prohibía- la bella película de Daniel Schmid, L’Ombre des anges (La sombra de los ángeles) y, aun peor, se destruía su espíritu; decía Deleuze que, “se está instalando un neofascismo (...) organización coordinada de pequeños miedos, de pequeñas angustias que hacen de nosotros microfascistas encargados de sofocar el menor gesto, la menor cosa, la menor palabra discordante en nuestras calles, en nuestros barrios (...)” y advertía de las limitaciones que impone tal miedo personal, individual, un miedo y unas secuelas hoy evidentes; explicaba sus mecanismos el Nobel nigeriano Wole Soyinka, en 2004, en cinco conferencias recopiladas con el título Clima de miedo, señalando que son pilares del mismo, de un lado la humillación, verdugo de la dignidad, que es dique frente al horror y las amenazas, y de otro la seducción que sobre los más majaderos ejerce el “poder puro”, una seducción que se evidencia en la satisfacción, visible aquí ahora, con que el poder nos mira y piensa: “Os tengo en mis manos y voy a decidir vuestra suerte”, con esa odiosa sonrisa que, mientras jugábamos niños, veíamos en el patio del colegio y nos debiera preocupar. 

Humillación, falta de dignidad y sumisión al poder, son causas de ese miedo, también origen de la etérea unión líquida, casi metafísica, entre quien paga y quien cobra, el que vota y el votado, y, además, dan forma a esa cosa maleable y viscosa que llaman política, propiedad privada de una casta “sin habilidad laboral, ni saber específico o maestría valorable en el mercado, que no sea parasitar (...); una casta que hace de su (in)actividad “fuente de vida y perenne privilegio”, por lo que a aquel joven yo que, con dieciséis años ajenos a miedos extraños, dejaba el bovino calor de creencias venales y premios lejanos, sustituyendo el plácido opiáceo del hogar familiar por una política que entonces era seria, para descubrir, mérito solo del tiempo que, tras años de firmes creencias -casi- nada es cierto y manda el egoísmo, el dinero, lo que me invitó a blindarme en lo raro y así vivir, más o menos, en paz, al tiempo que olvidar las certezas “que se fueron quedando entre las hojas gastadas de los libros” y seguir fatigándome en vivir mientras viva, sabiendo que lo tendré que hacer de otro modo, pues -si existió- murió la izquierda, aplastada por buenismo, progresismo y progreso, inventos mediáticos, monstruos plutocráticos, herencia postrer del viejo fascio del que se aprovechan los que alientan el miedo. 

Ahora se busca una inane paz, propia de los cementerios, ignorando que Spinoza, en su “Tractatus politicus” (6/4), decía que paz no es “carencia de guerra; es virtud de la fortaleza de ánimo” y que de no actuar en consonancia con ello, solo habrá miedo, servidumbre, humillación, ellos. 

Botín, ¡simbólico apellido!, guerrea contra nosotros y gana, gana, gana, gana,... sin que a nadie importen ni el cómo ni el cuánto, ni si roba o engaña, ni si negocia ilegal, sucio con el arte, ni si, aún peor, como desde Iberdrola Galán -el que oculta el paterno Sánchez-, pretende imponer qué es belleza, arte, cultura,... y nos amenaza, abusa de nuestro miedo, pretendiendo que sean ellos, los de siempre, y no nosotros, sus víctimas, quienes además ahora abanderen la lucha contra el calentamiento global, el cambio climático la destrucción de nuestro único planeta; ellos son los que, certero, desnudó el filósofo diciendo que “ni siquiera recuerdan donde han dejado la ética”. 

Me irrita ser tomado por idiota, que me roben los deseos y los cambien por placeres falsos, que me lo den todo (mal) hecho y pues me sé limitado, regreso al filósofo, al Deleuze que habla de Foucault, del análisis de la oscura crueldad del poder y sus mecanismos actuales, “en lugar de represión o de ideología, configuran el concepto de normalización y de disciplina”, y veo claro que ya no necesitan los viejos aparatos de Estado y les bastan los medios, prensa, radio, televisión, el dinero que les “infunde confianza”, es el peligroso fascismo actual que se apoya en nuestros miedos. En Deleuze el deseo es un proceso completo en cada uno, individual, personal, es afecto, acontecer variable, asunto de un día, de un rato, “cuerpo sin órganos, definido por zonas de intensidad, umbrales, gradientes y flujos”, sea personal, colectivo, político,..., pues, desde Sacher-Masoch, quien quiere sabe que el placer regalado anula el deseo, desnuda sus carencias y niega la posibilidad de intentar conseguirlo. 

¡Pásalo!, desoye el mensaje de quien usa la técnica fácil, siempre arcana, hoy oculta en móviles y ordenadores, sin esfuerzo ni conciencia, que sigue órdenes de quien manda e inventa placeres, como ahora en Santander pretende el banco, inquisidor, represor, asesino, definir y manejar nuestros deseos, afectos, gradientes y flujos; son impunes y, frente a ello nos queda solo ser radicales, pensar y repensar la libertad, luchar contra el totalitario capital, regresar al barro de la política contra la economía canalla, abandonar la institucional, no pararse en teorías, pasar a la práctica empezando por no regalar nuestro voto, que no es nada, a nadie. No me oculto. 

Vuelvo a lo del principio, la idea de democracia, y la identifico con algo que tiene la apariencia provocativa de las cosas que aconsejan reflexionar un rato sobre ellas. Hagámoslo y reconozcamos que venimos de una sociedad que, salvo excepciones, convivió plácida con Franco y que la llamada transición, en cierta forma provechosa y útil, fue hecha por franquistas confesos, gentes de buena fe, trileros de la PSOE y otros que fracasaron queriendo cambiar -de verdad- las cosas, entre los que me cuento, por lo que, quizás, nos cueste tanto intuir siquiera qué es la democracia. A partir de ello y si analizamos en concreto la forma esencial de lo que aquí llamamos Estado social de Derecho tendremos la evidencia de que en realidad es un ente oligárquico en el que mangonean dos minorías, una política, burocracia de partidos, sindicatos y subvencionados diversos y, por encima de ella, otra económica encarnada en el soberano y más corrupto poder, el del capital; son oligarquías sobre las que pretende ejercer contrapeso la apariencia de un respeto formal a la soberanía popular, a los derechos de la mayoría, al poder del pueblo, limitado a la esperpéntica forma que hoy tiene el voto -hemos podido ver unos horribles debates televisivos- y las capitisdiminuidas libertades individuales; es el viejo capitalismo, desigualdad, hoy, lenguaje pervertido, oculto tras voces como democracia, progreso, liberalismo, Estado de derecho,... Si pensamos que la política es el arte de vivir juntos buscando el bien común y aceptamos una idea de democracia -que Platón y los antiguos griegos veían nefasta- vinculada a la libertad que niega cualquier título (de nacimiento, conquista, mayor conocimiento, religioso,...) legitimador del derecho a gobernar al resto y si en momentos tan duros como los que, en caída libre, se avecinan, coincidimos con la niña sueca en que la única solución frente a la catástrofe es, urgente, "cambiar el sistema", debiéramos detenernos, reflexionar y hacernos la pregunta del título ¿y si esto no es una democracia?, para responderla y, rápidamente, actuar con energía.

domingo, 3 de noviembre de 2019

77 Los domingos, cavilar Santander no es, solo, un banco Fernando Merodio 03-11-2019

77 Los domingos, cavilar
Santander no es, solo, un banco
Fernando Merodio
03-11-2019
“Estamos en el firmamento / entre billones y billones de galaxias / y billones y billones de estrellas / (...) / millones con la misma evolución / nacidos de las cenizas de estrellas muertas” (Ernesto Cardenal. "Estamos en el firmamento")
(...) producto de un turbo-capitalismo llevado al extremo (...), mientras el país está deshecho y la economía por los suelos (...), todos estamos en el psicoanálisis de la identidad”. (Eduardo Mendoza, refiriéndose a su país, Cataluña).
Está de moda y voy a cavilar un rato sobre mi identidad vinculada al territorio, a un borde de la ciudad que dicen la marinera, la del viento sur, borde suburbano/rural en que hace 73 años yo nacía, a los 15 justos de ser proclamada la II República un 14 de abril, el martes siguiente al domingo 12 de unas elecciones locales en que, con menos votos totales, en las urbes se imponían candidatos republicanos, ¡floja victoria!; iniciaba mi andadura en ese borde urbano -rural entonces-, cuando, como hice yo luego hasta los 7 años, mis padres vivían laborando en Rozadío, asidos al río Nansa, daba mis primeros gritos en la casa con huerta de Fernando, mi abuelo, en la Fuente de la Salud, barrio -casi pueblo- de Cajo, junto a la finca psiquiátrica del Dr. Morales, al oeste de Valdecilla, Sur de Cazoña, este de Campogiro, y, en línea recta, a un corto agradable paseo de los juncos y arenales del Barrio Pesquero; casa familiar con huerta, conejos, gallinas,... que mi abuelo, ferroviario, usó con cariño y que, muerto él, fue expoliada a mi abuela -por lo que costaba la entrada de un piso en Fernando Ateca- para construir, decía el "régimen", viviendas para adeptos -de la vida de mi abuelo y la mía propia se aprovechó una cooperativa de alféreces provisionales, familias numerosas o algo así-, para iniciar lo que hoy es chapuza dormitorio: Cazoña.
A partir de ello y de que la identidad puede ser un conjunto de notas que ayudan a distinguir a una persona o grupo del resto, la personal me define, con hechos, idéntico solo a mí mismo y me marca como hombre, rústico-urbano, proletario por ancestros, burguesito por economía paterna y (de)formación "escolapia", apátrida social por ideas y, pese a nacer en un borde, entonces rural, ciudadano de Santander, adornado, eso sí, por lo mucho que, en siete importantísimos años de infancia, me regaló Rozadío.
Más complejo es fijar mi identidad cultural como miembro burgués ¡de Santander!, algo que, casualmente, fui, cruzado por tradiciones, creencias, valores, economía, clima, paisaje,..., hasta manías claramente condicionadas por la asfixia de un entorno ciudadano que, ¡vaya Ud. a saber por qué!, se imagina más, mucho más, de lo que es; salvo el natural, sin mérito personal alguno, paisaje que por norte, oeste, este y sur nos rodea y el privilegio del clima, lo cierto es que en lo que en tal entorno afecta, quizás culpa de un devastador incendio y la rapiña de quienes abusaron del daño del fuego y los negros tiempos, sólo encuentro, con muy leves rarezas, incomodidad, falta de juicio, fealdad y signos de malas pautas de vida social; Eduardo Mendoza, catalán, triste coyuntural, decía hace días que "Barcelona es un producto turístico, diseñado para pasar cinco días, no más" y aquí es aún peor, excepto lo natural aún no destrozado, Santander no ha pensado, así de inútiles somos, ni siquiera su diseño.
La revillesca Cantabria del lábaru facha, pese a mi cariño a una infancia vinculada a la u, avergüenza, aparte corrupción, altos sueldos para adeptos y el bochorno de la TV, quisiera saber una cosa, una sola, que haya hecho Revilluca en los años que, desde que vivía Franco, lleva amorrado a la fuente de la que mana el dinero público.
Mi identidad personal/cultural me define idéntico sólo a mí mismo y es, pues, urbana con sedimento rústico, de burguesito por economía paterna y (de)formación escolapia devenido a proletario y social/culturalmente desclasado por convicción.
Me gusta ir al Muelle y tras disfrutar su belleza a ras de mar, doy la espalda a la bahía y su verde montañoso fondo, pierdo de vista la vergüenza Botín/Piano y paso a ver las pretenciosas mansardas del Paseo Pereda que tapan el poco habitable, caótico mogollón que hay detrás, sin alcanzar a ver, por fortuna, la ladera norte del lomo de la ciudad, en el que vivo desde hace casi 50 años -¿cuándo será Paseo del Alta en vez de, "liberador liberticida", General Dávila?-, hiriendo mi vista, siempre, la abusiva e ilegal apropiación en primer plano del vuelo/cielo que, en vida del dictador exhumado, perpetró, ¡uf!, el banco que, una vez robado el nombre de la ciudad, ahora quiere, con, al menos, la complicidad de políticos, funcionarios, burgueses,..., eliminar el derecho a debatir, ¡algo que odian!, y decidir qué es cultura, progreso, arte,...
Es cuestión mayor, no solo de estética opinable o influencia cultural infame, quiebra del Estado de Derecho, humillación a una ciudad dormida que obliga a poner sobre la mesa, si es preciso violentos, el peso que Max Weber atribuía a los valores, sabiendo que, escribió Claudio Magris, no es preciso “hacer alarde de ellos", basta que sean visibles en el día a día, pues no es lógico ni ético que sociedad, cultura, arte,... los acalde el capital, botín de pocos, ocultando que él no habla de valores, solo es precio, lo que exige recordar que, como escribió George Steiner, agitador intelectual: "Si no encontramos otro ideal, el dinero acabará con todo".

Ya lo he escrito antes, Enrico Berlinguer fue secretario general del PCI y defendió "definir una política de austeridad con contenido de clase, transformadora y por tanto revolucionaria, que genere una dinámica tal de cambios que, a medio plazo, resulte inasequible al propio capitalismo”; austeridad, idea muy rica a la que, ya, la quiebra provocada del planeta exige dar vida y, ajeno a ello, el banco que robó el nombre a la ciudad nos exhibe un despilfarro que lave su sucia imagen y, en lugar de destruirlo, troque en museo propio un edificio que es gráfico símbolo de la usura y, sin informar ni debatirlo de verdad antes, incrementar la rapiña de cielo y vuelo en la calle Martillo, cegar a los de detrás, para exhibir -lo que él dice que es- arte y fingir, el capital, que recuperará para todos el planeta que -en su solo beneficio- él ha destruido.

Es un poder acatado como absoluto que, en el mejor territorio, nuestro patrimonio, tiró dos contenedores, túmulo, pirámide -digan lo que digan los más laxos tribunales- radicalmente ilegales, con su apellido inscrito en el frontis para recordar quien manda y allí cerca ahora también desde el banco con nombre de ciudad y feo arco franquista, una pesadilla, ilegal/alegal, difundir su ponzoñosa idea falsa de que "cultura" es lo que -en su solo beneficio- decide el capital.
El contenedor/túmulo, su plan, trámites complejos y fin único eran lo que El Roto explica en una viñeta en la que, en penumbra, una figura entrega un papel a otra y ordena: “Páseme a legal este atropello”, dotar de apariencia lícita lo que el 31 de julio de 2010 anunciaba en seis páginas El Delirio Montañés, que 1) modificarían los usos públicos del Muelle Albareda, 2) implantarían un edificio ilegal/ilógico y 3) regalarían espacio y uso, con un sucio pacto previo del dinero y tres Administraciones, con elementos de los tipos delictivos de la prevaricación, cohecho, omisión del deber de perseguirlos, tráfico de influencias, fraudes y exacciones ilegales, desobediencia, negociaciones y actividades prohibidas a los funcionarios, alteración de concursos y subastas,..., que, como ocurrió en el juicio del procés con la rebelión, no vio inteligente Marchena; ahora se está iniciando, donde el arco facha, igual fraudulento trámite.
Sabido lo de su Ciudad Financiera, los 2.000 millones de euros evadidos en la guerra, los trapicheos en paraísos fiscales y con obras de arte,..., en medio de un estentóreo y totalitario silencio mediático, fiscales y parlamentarios europeos, Urtasun, Urbán,... -mientras aquí lo callan los de Pablo Iglesias- investigan desde 2013 al omnipresente banco y otros por "el mayor fraude fiscal en la historia de Europa", ¡55.200 millones de euros!; está claro, pues, que quien se opone a su abuso no se enfrenta solo a cuestiones de identidad.

domingo, 27 de enero de 2019

36 Los domingos, cavilar Tartufo, la sartén y el cazo Fernando Merodio 27-01-2019

36 Los domingos, cavilar

Tartufo, la sartén y el cazo

Fernando Merodio 

27-01-2019

Jean-Baptiste Poquelin, Molière (1622-1673), dramaturgo francés, fustigó en su obra toda clase de supercherías, sobre el saber de una ciencia, la cultura, la riqueza propia,... y con el célebre Tartufo centró su ataque en la hipocresía con fin egoísta, un reproche que en la inestable sociedad española de 1969, no la ñoña de hoy, vivió para gozo de la frágil izquierda cultural la incisiva versión de Enrique Llovet y Adolfo Marsillach, que dejó en la pequeña historia el certero estribillo de la poetisa argentina María Elena Walsh, valorado como una crítica al Opus Dei y la tecnocracia que entonces mandaba junto a su enemigo Fraga Iribarne, cancerbero importante de la dictadura, motivo, quizás, de que éste desde (in)Cultura y Gobernación, mirara hacia otro lado y permitiera la que parecía inocente canción, “¡Ay! ¡qué vivos son los ejecutivos!, qué vivos que son, del sillón al avión, del avión al salón, del harén al edén siempre tienen razón y además tienen la sartén, la sartén por el mango y el mango también”, cancioncilla que entonces sonó a poco menos que la revolución, estribillo actual, aplicable, con mucho más alcance y enjundia, a la guardia de corps del gran capital, abogados del Estado, ingenieros de caminos, altos magistrados,... y, en especial, a la dirigencia de los 35 del Ibex. 

Del resto, de nosotros, escribió Galeano que “sueñan las pulgas con comprarse un perro y sueñan los nadies con salir de pobres, que algún mágico día llueva de pronto la buena suerte, que llueva a cántaros la buena suerte; pero la buena suerte no llueve ayer, ni hoy, ni mañana, ni nunca, ni en lloviznita cae del cielo la buena suerte, por mucho que los nadies la llamen”, pues para los nadies solo hay buena suerte cuando se pelea con fatiga; miro, veo, estoy, canjeo ideas, leo, oigo música, ahora hablo poco, selecciono, dudo en exceso y, a mis muchos años de desasosiego por haber vivido, me cargo de cabreo.

Eso que ocurre a casi todos nosotros, los nadies, que con tal precisión describe Galeano, no es mero azar o combinación de hechos o causas imprevisibles sin propósito previo ni vínculo causa efecto o intervención humana que lo determine, nos lo estamos ganando a pulso; tampoco lo es que los alguien, unos pocos -en apariencia- difusos y neutros, no sueñen ni esperen que les llueva buena suerte pues, procaces y altivos, saben -creen cierto- que todo lo que puedan querer en cualquier momento ya les pertenece... aunque lo esté usando otro o sea de todos, se sienten seguros, tienen experiencia; nos los merecemos.

Obscena exhibición de la Gran Mentira, asistimos atónitos a lo cool que resulta alardear de qué es tener la sartén por el mango y el mango también; una alta empleada de Banco Santander que, ¡oh casualidad!, se apellida Botín y se llama Ana, con descaro impune, quiere mantener vivo uno de los indecentes culebrones generado por los suyos que avergonzaría -casi impediría salir de casa- a los nadies e impugna públicamente que el juzgado de lo mercantil nº 9 de Madrid haya adjudicado la freudiana Ciudad Financiera del banco por 282,3 millones de euros a Sorlinda Investment, sociedad de otros alguien que realizaron la mayor oferta en el concurso de la arruinada Marme a la que en 2008 la tal Ana Botín, que hace negocio con dinero de otros, lo había vendido por 1900 millones, ¡plusvalías!, tras haberlo construido en terreno rústico con la impagable -pero bien pagada- gestión de Leopoldo Arnaiz, arquitecto tramposo de Boadilla del Monte, Madrid, el ayuntamiento del "albondiguilla", epicentro de Gürtel; a la alta empleada del banco con sociedades offshore en paraísos fiscales como Nort Star Overseas Enterprises, Swissindependent Trustee, Tinre Stablisssement, diversas Santander Investment y Abbeys, Cherokee Bay Limited,... decenas o cientos de nombres extraños y un sinfín de fundaciones y trusts en paraísos fiscales como islas de Jersey, Liechtenstein, Luxemburgo, Bahamas, Bermudas, Panamá,..., testaferros y "conseguidores" habituales,..., le parece ¿ilegal?, ¿injusta?, ¿inmoral, acaso?, ¿poco ejemplar? tal adjudicación a una sociedad, ¡escándalo!, de las islas Vírgenes, paraíso fiscal, en lugar de ser para ella -mucho más barato- lo que construyó con trampas "su banco", vendió por 1.900 millones, mantiene arrendado, le es insoportable que no la permitan prolongar el momio por 232,2 millones; gráfico ejemplo de pringosa sartén que reprocha a un cazo que se acerque y la tizne.

Urge investigar -¿quizás los fiscales y la policía?- qué hace en la Cantabria del lenguaraz y líquido Revilla, PP, PSOE, Podemos,...., tramitando las dos modificaciones -urbanística y de usos- y la concesión ilegalmente aprobadas en el muelle Albareda a fin de calzarnos la mole que pierde costra cerámica o jugando peligrosamente con el PGOU de Valderrebible -Val de ripa Iberi, valle de la ribera del Ebro-, paraíso -hoy más que del arte rupestre- del apetitoso y sucio negocio del fracking, lo eólico que el sagaz arquitecto revuelve,..., y otras actuaciones de similar sospechoso pelaje que ha desarrollado -y aun desarrolla- el ubicuo Arnaiz.

La que fue ejecutiva desde casi niña, hoy quizás con problemas, se queja además del trato fiscal que se da a sus nuevos y duros rivales, las empresas tecnológicas, y en el discurso inaugural de la Conferencia Internacional de la -pobrecita- Banca, ante directivos, fondos de inversión, reguladores financieros,..., igualitaria y altruista, exigía "normas fiscales justas (¡) para que cada actor pague de forma equitativa (¡) los impuestos según la actividad que lleva a cabo y dónde genera sus beneficios (...)"; imborrable e infame momento.

Al tiempo que eso pasa y el banco, la usura, ofende desde su abusiva libertad de expresión y muestra lo útil que es tener la sartén por el mango y el mango también, un grupo de los nadies más nadies, ocho ninguneados, despedidos, hoy inexistentes,... mineros nos daban ejemplo de lo que es importante, se jugaban la vida y ponían todo su valor y conocimiento para ayudar, echaban, no una, todas sus manos a un desdichado niño y sus aturdidos padres, a todos nosotros, el resto de los nadies; ignoro -y no me importa- si han cobrado por ello, pero si lo han hecho, sea lo que sea, ha sido muy poco para la lección, acaso estéril y vana, que nos han regalado y, mientras otros solo piensan en atesorar el sucio y maldito dinero que ganan haciendo uso de mango y sartén, esos nadies tan ninguneados, despedidos, inexistentes ya hoy,..., esos ocho mineros, han hecho lo que había que hacer, trabajar largo y duro con fatiga y riesgo, en una humana tarea que ha explicitado en que hay que gastar lo que sea preciso del dinero de todos, en lugar de tirarlo rescatando bancos.

Una bella historia de dolor humano, esfuerzo, sacrificio y solidaridad, con un grupo de gente muy valiosa donde, como casi siempre, ha sobrado el exceso de ruido de algunos medios, con su ofensivo espectáculo al servicio del morbo y su negocio; pediría que, ya hecho lo mal hecho, nos ahorren sus tan llamativas como inanes elucubraciones y no hagan sangre buscando mediáticos culpables de lo que fue fruto de la mala suerte y el sistema que ellos patrocinan.

Mientras escribo esto, escucho que un tal Sánchez, presidente accidental con caché de buen encargado de la planta de señoras en una gran superficie, que tiene acreditada, es bien conocido, compulsión alérgica a unas elecciones que justifiquen por qué nos mangonea tanto, socio del Podemos del chalet y la piscina, tumba de la izquierda hasta no sé cuándo, cobista arrastrado de la insana e ignorante codicia por la independencia de no se sabe qué y que ahora oye a lo peor del peor norteamericano, a Trump, y hasta a Bolsonaro, se pliega a ellos y a Felipe González, Aznar y otros que tenían -y quieren volver a tener- sus sucias manos puestas en lo que es solo cosa de los venezolanos, se mete, ignaro, en su vida y no en la de otros más necesitados y, para intentar hacerse una foto en el espectáculo, agarrado al mango de una pringosa sartén, fija, ¡él! un plazo a Maduro para convocar nuevas elecciones. ¡Será ...! 

Muerto Franco hace ya 43 años, quienes tienen como gran tarea, además de ofender al pueblo venezolano, sacar al dictador difunto de su sepultura para depositarlo no saben dónde e ignoran cómo hacerlo, con su tóxica ignorancia inconsciente y sectaria nos están devolviendo a los viejos tiempos de Tartufo, la sartén, el cazo y el mango de ambos.