DECONSTRUIR EL PROCÉS. ALERTA

Deconstruir el procés (34)
Errores y política
Fernando Merodio
ALERTA 14-06-2019
Sea cual sea la sentencia, empieza lo bueno; los independentistas lo avisan al final del juicio al admitir que, a lo sumo, hubo algún error mínimo -provocado por el resto- en el llamado procés que, por el momento, acabó el 1-O y sobre el que, con la narcisista certeza de haber sido juzgados por ser quienes son -al parecer, en España no tenemos otra cosa que hacer-, se asilan en su "ideología", "meros instrumentos del clamor del pueblo", precursores de algo insólito y, por ende necesario, "imparable", gestores de un desafiante día, el 1-O, "que va durar años",..., para dedudir que los hechos expresan "un fracaso colectivo", no de ellos, y que, tras la mística absolución que exigen de esos errores, será único final justo y lógico "devolver la cuestión al terreno de la buena política, al terreno de la negociación y el diálogo"... que tan bien les iba hasta el 1-O; fue su cuchufleta final, que alguno llamó alegato político.
Tal es la pretensión egoísta de los desleales -y cobardes- alzados contra el resto que, hoscos, a lo sumo admiten un irrelevante mínimo error en su actos y, para compensar, exigen que para que aflojen la soga con que pretenden ahogarnos, olvidemos su soberbia sin arrepentimiento -advierten que si tuvieran otra oportunidad, lo harían de nuevo- de esa minoritaria parte de la Arcadia feliz, dialoguemos con ellos, negociemos, obviemos la constitución, el contrato social que firmaron... y les demos, ¡ya!, lo que exigen; no se confunda nadie, eso y no menos es lo que nos exigen.
Desde el más mínimo adarme de raciocinio y con planteamientos -no muy rígidos- marxistas, del viejo, barbudo y tan actualizable Karl Marx, aferrado desde el sentido común a que, como entona el respetado himno, "el género humano es la Internacional"  y lo que, a partir de ello, sea dividir es perjudicial, letal para el débil, digan lo que digan el cura llorón Oriol Junqueras, la insufrible Ada Colau o el transversal ahora aferrado a "la casta", S.E. Pablo Iglesias, ¡qué ofensa para el tipógrafo!, consienta lo que sin duda consentirá por seguir en la presidencia Pedro Sánchez y sabiendo que Pablo Casado, Albert Ribera, Santiago Abascal o trapisondistas como M.A. Revilla,... serán mera filfa partidista para el resto de nosotros, no podemos permanecer inocentes.

Debemos recuperar la política y, en forma de urgente llamamiento, acudo, de nuevo, textual para no perder nada, al filósofo francés Alain Badiou que en su libro "La Ética. Ensayo sobre la consciencia del mal" avisa que "el totalitarismo "democrático", no hace otra cosa que instalarse cada vez más. Ahora más que nunca es necesario que los espíritus libres se levanten en contra de este pensamiento servil, contra el moralismo miserable en nombre del cual se nos quiere forzar a aceptar el tren del mundo y su injusticia absoluta", válido aquí para esto como en todo el mundo en la lucha contra el imparable atropello del calentamiento global.



Deconstruir el procés (33)
Defensa mediática
Fernando Merodio
ALERTA 12-06-2019
Llegado el momento procesal de que las defensas valoren lo visto y oído en el juicio sobre el gravísimo daño causado a toda la sociedad española y lo pongan en relación con la Ley del mejor modo para los intereses de sus defendidos, el lunes abría el fuego Xavier Vidal-Folch, acreditado y espurio defensor mediático de los alzados, punta de lanza en su cotidiana explicación de que lo sucedido en Cataluña en el procés no fue nada, abusando de la privilegiada cobertura que, sin que nadie, en especial lectores y oyentes, diga nada, le dan, "progresistas", El País y la SER.
Titula su informe de defensa, más de media página con seleccionada fotografía muy favorecida del estadista Junqueras, "Del golpe y la rebelión" y, con osadía de creerse único en saberlo y apoyo en lo mal que lo hizo Rajoy, manipula/tergiversa a Malaparte, Kelsen,... para explicar algo tan sabido como que "no hay en el Código Penal un delito de golpe de estado", pero sin desmentir -ni poner en duda- que el procés, utilizó en efecto la técnica política de tal golpe en la forma en que lo explican Kelsen y Malaparte: -intento de- "modificación o reemplazo" de la constitución, perjudicando de modo objetivo al resto, algo de lo que, inexplicable, se habló muy poco en el juicio.
El columnista/jurista, que debiera opinar política y socialmente sobre hechos en vez de malversar páginas y minutos del derecho a la expresión e información de todos, sobando a su favor pareceres leguleyos, se vuelca en explicar -su versión de- la norma española de la rebelión, en la que él exige: alzamiento, que éste sea público, que intente cambiar la constitución o buscar la independencia, que sin duda aquí concurren, y que, además, haya violencia, elemento a cuya posible falta, aunque no lo diga de modo expreso, es el único al que, frente a la existencia de rebelión, se agarra.
Pese a -o, quizás, por- ello, Vidal-Folch no es claro, es parcial, más incluso que las defensas jurídicas, cita jurisprudencia de los años 80 y 90 del pasado siglo para analizar un delito tipificado en una modificación que entró en vigor en 1996 e, incluso, oculta que el artículo 473.2 de tal modificación degrada la violencia a simple agravante del tipo base de la rebelión, si "se han esgrimido armas, o hubiera habido combate (...), hubiera causado estragos (...) ejercido violencias graves contra las personas (...)", tipo base para el que, sensu contrario, no exige el Código violencia grave.

Dado el alcance socio-político de lo hecho y el daño causado a individuos, nación y estado español, siendo obvio el uso de la técnica del golpe para variar la constitución, es lógico que, tras escuchar a las otras defensas, el tribunal sentencie que la violencia habida, poca, mucha, intelectual, moral, social, física,..., cubre las exigencias del tipo base de la rebelión; otra cosa me parece, además de ilegal, un insulto a la inteligencia.



Deconstruir el procés (32)
Rebelión, sedición, etc.
Fernando Merodio
ALERTA 07-06-2019
Es la Justicia, lo justo, idea mayor, valor nacido del convenio social de mantener la armonía entre humanos, expresado en las normas que regulan las relaciones individuales y con nuestras entidades, leyes que dicen lo que hay que hacer, qué se autoriza, se prohíbe, en su caso, se castiga y fijan, también, lo preciso para exigir su cumplimiento, con la peculiaridad de que, al intervenir personas -limitadas- en las fases del esencial proceso, se generan graves fallos al filosofar -decidir qué es justo-, legislar -darlo forma de ley- y, por supuesto, al juzgar -aplicarla-.
Tales son las reglas y herramientas que aquí ahora tenemos para enjuiciar los daños causados a todos por los graves hechos del insufrible egoísmo de parte de los llamados catalanes, los mayores -mucho más, pienso, que los del esperpento Tejero- que, tanto como los de la desigualdad e injusticia consentidas, nos hemos causado desde que murió -ahora resucitado por una recua de ineptos- Franco, respecto al que hay que insistir en que, cuando vivía, pocos se encararon a su idea de lo justo, a su ordeno y mando en leyes, jueces, policía, ejército,...
Hoy parece todo más lógico pero, oculto en la farfolla que genera el poder real, lo justo que afecta a lo común, claro objeto del contrato social, de la constitución, debiera ser tan claro que exija/posibilite protegerlo con fiereza incluso, ya que ir contra ello es, sin duda, el más grave atentado a la más imprescindible convivencia y debiera ser fácil para todo el mundo entenderlo; por consiguiente, algo falla.

Aquí ahora, vivido el grave atentado a la convivencia, hemos visto que la norma no es modélica -es de nuestros congresistas-, permite al parcial dudar entre dos delitos, rebelión y sedición, que podían tener cualquier nombre mejor, figurando el primero en el Código penal como delito contra la constitución, señal de su gravedad, índice de peligro, señalando reos de él a "los que se alzaren violenta y públicamente para (...) 1º. Derogar, suspender o modificar total o parcialmente la constitución. 2º. Destituir o despojar en todo o en parte de (...) sus facultades al Rey (...). 4º. Disolver (...) cualquier asamblea legislativa de una comunidad autónoma, (...) arrancarles alguna resolución o sustraerles alguna de sus (...) competencias. 5º. Declarar la independencia de parte del territorio nacional (...)", devaluando la violencia de la que, parciales, hablan algunos, cuando agravan la pena violencias ajenas al tipo base como "si se han esgrimido armas, o hubiera habido combate (...), hubiera causado estragos (...) ejercido violencias graves contra las personas (...)", y regulando la sedición, menor, como delito contra el orden público, haciendo ello dudar de la teoría de la abogada del estado de Sánchez; si ajenos a legalismos que alejan de lo justo, útiles para los que -de verdad- tienen poder, frente a Vidal-Folch leemos y pensamos atados solo a lo oído, leído y pensado, no dudaremos de cuál y cuán grave fue el delito.


Deconstruir el procés (31)
Rebelión golpista
Fernando Merodio
ALERTA 05-06-2019
Seguramente, una vez más, no gustara al totum revolutum que forman los acríticos, los progres buenistas y los aquí afines al cantabru, molestará también al trozo de mí mismo poco afín a cómo suele ser y actuar la fiscalía que coincida con lo grueso de su trazo, pero intento, como siempre, decir lo que pienso y me ratifico en que, como escribí al inicio del juicio, los hechos del 1-O, sus precedentes, desarrollo y efectos son una muy evidente, egoísta -luego cobarde- y en todo momento dañina para el resto rebelión golpista; poco que fuera sustancial de lo que pensaba ha sido afectado por la prueba y, ahora con más argumentos y como tipificación jurídico penal, sigo pensando que una pequeña minoría se alzó contra el resto con la técnica de un intento de golpe de Estado, que aun palpita.
Para clarificar ideas, además de a los códigos, acudí y vuelvo a Curzio Malaparte, que en Técnicas del golpe de Estado, 1931, analizó distintos putsch mostrando cómo, desde cualquier ángulo ideológico, con el uso espurio de la legalidad que emana de la norma que infringen, hay grupos que se apropian -o lo intentan- de la maquinaria estatal para, como ocurrió en Cataluña, procurar destruir la estructura del Estado y romper su convivencia con la gran mayoría que no piensa igual que ellos, incumpliendo parte básica del contrato social que les convirtió en porción voluntaria de un, pese a sus defectos, Estado democrático de Derecho que, aún hoy, los incluye.
Son muchas las víctimas del peligro generado por la insólita deslealtad política de unos pocos con pretensión unilateral de romper el contrato social y a todas ellas afecta la sentencia del tribunal supremo, que deberá valorar, lo primero, si tales hechos, deslealtad y peligro tuvieron como real objeto contra el que se dirigieron el bien jurídico que se protege al tipificar el delito de rebelión, la Constitución, norma de convivencia, y no el orden público que se protege al tipificar la sedición.

Evidentemente sí, y concurren, además, el resto de elementos del tipo, pues los acusados -y bastantes más- al intentar derogar o romper total o parcialmente la Constitución forzando la independencia de parte del territorio común, difundieron su alzamiento con normas ilegales, usaron el impulso de la movilización crispada de personas que ejercieron, cada una a su modo, presiones y alborotos violentos de difícil control, llegaron a utilizar, sin razón que lo apoyara, el cobarde escudo humano de mujeres, ancianos y niños, cantaron -insisto, de extravagante modo- la independencia del territorio y parte de los atados por el contrato social que habían votado, suplieron la monarquía -nos guste o no- legal por una irreal república,... y, lo más grave, pusieron con su deslealtad al muy mayoritario resto de quienes no estaban de acuerdo en situación de peligro cierto, todo lo cual, entiendo, los hace autores de, entre otros, un gravísimo delito de rebelión, cometido con la técnica de un golpe de Estado.

Deconstruir el procés (30)
Estrasburgo
Fernando Merodio
ALERTA 31-05-2019
Ciudad francesa que los romanos, 12 a.C., llamaron Argentoratum, arrasada por Atila y reconstruida, 500 d.C., por el merovingio Clodoveo, que le dio su actual nombre, Strateburgus; ocupada por la Alemania nazi, vivió episodios siniestros, tiene un centro histórico Patrimonio de la Humanidad  y toda la ciudad es hoy es notable sede administrativa, con el parlamento europeo, el Consejo de Europa, Europol, el Tribunal Europeo de los Derechos Humanos, TEDH,..., cuyas sentencias temen quienes no viven en paz con lo más serio de la equidad, la justicia y el respeto al otro.
Ese tribunal publicaba hace dos días, para alivio de los inseguros que aquí parecen dudar de su propia calidad democrática, el fallo que estimaba, como no podía ser de otro modo, "inadmisible" la demanda de setenta y cinco independentistas catalanes, irritados e incrédulos porque nuestro -y su- tribunal constitucional les exigiera, ¡a ellos!, cumplir la ley, el contrato social.
Se trata de una sentencia ajena a la delicada -según para qué-  sensibilidad jurídica de Xavier Vidal-Folch, influyente columnista catalán que ayer en su diaria campaña de poder mediático impune, ignora a Estrasburgo y no lo menciona pero sí acusa a la Fiscalía de "falsedades flagrantes", un delito, con el altavoz de la Ser/El País, capital progre-buenista partidario de, porque le viene bien, pactar con -presuntos- forajidos; hondamente preocupado por las garantías y el futuro de los que hurtan al resto el -en su caso ficticio- derecho a decidir e incumplen parte básica de la constitución que redactaron y, masivamente, aprobaron, Vidal-Folch ni menciona Estrasburgo.
Por contra, siete jueces del TEDH, seguros de su calidad democrática, unánimes dicen cosas tan evidentes como que al suspender, tras el referéndum del 1-0, el pleno del parlament de 9 de octubre de 2017 en el que Puigdemont declararía -de aquella chusca manera- la independencia de su pequeña, egocéntrica parcela, el TC estaba adoptando una medida "necesaria en una sociedad democrática" y hacía frente a la "necesidad social imperiosa" de "garantizar el respeto de sus propias decisiones para preservar así el orden constitucional". Una decisión contundente, varapalo he leído, que no niega la posibilidad de cambiar la estructura del Estado, siempre que se haga, al contrario de lo hecho, por medios " democráticos y legales", con el fin de promover "un cambio compatible con los principios democráticos fundamentales" y en especial con el solidario respeto al contrato social.

Si, como dice el TEDH, estaban en riesgo los derechos de las minorías -no en votos, en escaños-, había riesgo para el orden y la seguridad pública y si, además, la violencia física no es elemento exigible en la rebelión, sino agravante aplicable a tal delito, nadie que no sean los acusados o algún desorientado defendería, haga lo que haga el fiscal, que la acción de empujar a casi la mitad de los catalanes a incumplir activamente la ley no era violenta; me placería, en todo caso, conocer el fino sentir jurídico de Vidal-Folch acerca de esta sentencia.


Deconstruir el procés (29)
Nulidades e inmunidades
Fernando Merodio
ALERTA 29-05-2019
Atravesamos la árida fase procesal de practicar la prueba de documentos, que algunos periodistas, difusores parciales del espectáculo que mezcla justicia y política, ven tediosa, siendo en realidad fase complicada, capital para, además de evitar excesos y acumulaciones innecesarias, impedir que un mínimo error en su práctica, mechado en el futuro con legalismos que pueda tejer a su favor el interés de parte, dé lugar a recursos, solicitudes de nulidad y, lo peor, graves daños en el interés general; es obligado, pues, y de agradecer el prolijo afán que muestra el juez Marchena al practicar tal prueba, aunque con ello aburra a acelerados y amantes, no de la justicia, de las emociones fuertes que dan titulares.
En el feroz y feraz siglo XVIII, Montesquieu, poético, ilustrado y racional, decía que, dada la tremenda concentración de fuerza en los tres poderes -hoy, más que ellos, manda el capital-, para el sano ejercicio de lo público es preciso que, como por ahora, y espero que hasta el final, está haciendo Marchena, "por la disposición de las cosas, el poder contrarreste al poder", lo que, experto, sin retórica pero muy didáctico, en el mismo tiempo revolucionario, el abad de Sieyès expresaba diciendo que "toda sociedad en la que la garantía de los derechos no esté asegurada y la división de poderes no esté determinada, no posee constitución", por lo que, el trámite de juicio y, especialmente, su fallo nos darán la medida de la fiabilidad del -útil para el débil- vilipendiado Estado español.
Tiempos de cambio, peligrosos, y Daniel Innerarity, filósofo que se dice tan vasco como europeísta, colaborador habitual de El País, número uno a Bruselas de Geroa Bai, integrada en la coalición Europa Solidaria, se muestra -bonita teoría y, para la mayoría, peligrosa práctica- tan "reacio al independentismo mágico como al poder anacrónico de los Estados", lo que hace muy difícil entender, aún leyéndole atento, qué poder extraño será el que, en estos momentos, mantenga a Europa unida en la sociedad que él ve -tan aparentemente idílica en teoría como falsa y sin base en la práctica- "de ciudades, de regiones, de universidades, de redes", que hace que su conclusión sea que "el Estado español soberano ya no existe" y que "sin fronteras, moneda propia y ejército, es un anacronismo hablar de indisolubilidad" ¿No debemos pues, pregunto al filósofo, cumplir ya las normas del contrato social que aún nos vincula para convivir?

La dura realidad es que el juicio avanza mientras, por ejemplo, Oriol Junqueras, elegido ahora parlamentario europeo, pretende lograr inmunidad frente a la ley española, pero Diego López Garrido, constitucionalista poco sospechoso para él, explica que, a tenor del artículo 9 del protocolo sobre Privilegios e Inmunidades de la Unión Europea, único aplicable, su inmunidad desplegaría sus efectos el 2 de julio a las 10 horas, cuando él ya tendría suspendidas sus funciones como europarlamentario por la norma española, para Europa única aplicable al caso. Eso es lo que hay.


Deconstruir el procés (28)
Meritxell
Fernando Merodio
ALERTA 24-05-2019
Independentistas catalanes, supremacistas rígidos ordenan y mandan en el gobern, Joaquim Torra, parlament, Roger Torrent, cámara de comercio, Joan Canadell,... y también catalanes de perfil conocido, Meritxel Batet y Manuel Cruz, presiden congreso y senado, lo que es presagio de la "negociación dialogada" que se nos viene encima.
Meritxell, nombre cursi de advocación mariana, cariz líquido, joven y, quizás por ello, nadando en la osadía de quien sabe poco, se inicia dictando en el tercer cargo institucional, decide y lo hace al gusto catalán, abriendo un frente con otro importante órgano del Estado, fingiendo ignorar o, aún peor, retorciendo el artículo 21.2º del reglamento del congreso que, textual, la exige suspender de derechos y deberes parlamentarios al diputado que, "firme el auto de procesamiento, se halle en situación de prisión preventiva y mientras dure ésta", lo que ratifica sin lugar a duda, ni posible interpretación sesgada, el 384.bis LECr, pese a lo que decide procaz, so excusas vacuas que ya había desmontado un Auto de 14 de mayo del magistrado Marchena; por si alguien lego -como casi todos- tiene aún alguna duda de la mala fe de Meritxell, razone sobre que ella es la que preside el parlamento que elaboró y aprobó la norma sobre la que -ignara- pretende le emita un informe el tribunal supremo.
Y ha obligado al juez, vergonzante lección gratuita, a explicarle a ella, la osada que, ahora apoyada en los fieles del que ya tiene una parcela con chalet y piscina, preside a quienes -tan mal- legislan, que "la configuración constitucional del Tribunal Supremo hace inviable la elaboración del informe requerido por V.E." y, por si no lo había leído, reiterarle "lo que ya fue razonado en nuestro Auto de 14 de mayo de 2019, debidamente comunicado a esa Presidencia", un breve y sencillo curso de Derecho, dejándole claro que, pese a lo mucho que puedan preocuparla tanto la -inexistente- vulneración de los derechos de los que no dudaron en pisotear los del resto, como cualquier daño en la ambición política de su jefe Sánchez, "la causa penal va a seguir su curso y es misión de esta Sala salvaguardar los fines del proceso", afirmación severa que debiéramos leer despacio y darle la importancia que tiene, sin que haya que olvidar que en ese proceso se juzgan los hechos de una minoría egoísta y ambiciosa que tanto daño ha hecho -y continúa haciendo- a todo el pueblo español, titular de la soberanía nacional, pueblo del que emanan los poderes de un "Estado social y democrático de Derecho, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político".

Releo despacio la seria y severa afirmación del magistrado Marchena, "la causa penal va a seguir su curso" y pienso que no solo es misión de la Sala "salvaguardar los fines del proceso" pues, si hubiera dignidad, el resto del pueblo apaleado debiera hacer algo.



Deconstruir el procés (27)
Bochornoso espectáculo
Fernando Merodio
ALERTA 22-05-2019
El aire empieza a ser, aquí ahora, irrespirable para quien tiene algo de dignidad y, además, piensa; corrompidos los partidos por su previsibilidad y falta de diligencia en la acción ejecutiva, acomodados al inane ritmo que imponen a un legislativo que o no legisla o lo hace muy mal y sumisos todos nosotros a ello, comienza a trasladarse la podredumbre y exceso de cuajo al tribunal que juzga los hechos que -una vez asumido por todos como intocable el injusto sistema de desigualdad que destruye el planeta- son más graves, peligrosos y dañinos para todos nosotros entre los producidos desde la desaparición, solo física, del ubicuo y útil Franco.
Me quedan muy leves dudas de que todo es falta de aprecio a una democracia simplemente formal, sin demócratas, preocupada en exceso por ese pasado que fue un general y que tan mal han resuelto, pues entre quienes lo conocieron, solamente unos pocos -casi todos hoy muy lejos de cualquier poder- conviven sin vergüenza con sus viejos hechos, mientras el resto acumula -digan lo que digan- muy mala conciencia en las más antiguas organizaciones -el PSOE, por ejemplo- e inculta ignorancia en el resto, sin otra idea política que no sea su cómoda e insana ambición.
Nos tienen en un sucio y mórbido estado de judicium interruptus, metáfora del ser general de la sociedad y sus instituciones, causa del rubor -lean vergüenza- que causa el indigno espectáculo que, en pleno descontrol absoluto contra todos y en medio de la burla del contrato social y, ayer y hoy, de sus instituciones por parte del egoísmo independentista, genera la falta rigor, inteligencia y tino que muestran los tres poderes -gobierno, parlamento y tribunales- del pútrido, fallido estado español, hasta el punto de que, por si interesa a alguien, digo que me asquea formar parte de lo que ha quedado de la sociedad por la que algunos lucharon y en la que hoy vegetan Sánchez, Casado, Rivera, Iglesias, Garzón,..., el peligro renacido que es Vox, la caterva del dañino egoísmo localista y los paniaguados de todos ellos, que cargan de razones mi añeja obstinación en no ejercitar, tal como están las cosas, el derecho al voto por el que luché, al tiempo que renuevan mi grito, "¡No me representan!", del "15-M", las "Marchas por la Dignidad", "Rodea el congreso",... a que, con convicción y frecuencia, acudía con Miguel a Madrid, hasta la desmovilización total -¿intencionada?- que es el transversal que decía "poder" y, hortera, ya tiene una finca y un chalet con piscina.

Es el "espectáculo" que describieron Debord y los "situacionistas"..., sin ellos y su inteligencia, sin guerras mundiales, sin Hiroshima y Nagasaki, sin "lager" nazis,... pero con creciente opresión económico/tecnológica, pateras, "progreso" y calentamiento global, falta de dignidad ética, populismo transversal, desigualdad, progresismo buenista que pacta con cualquiera, presos que se burlan del contrato social, catalanes que presiden Congreso y Senado,..., espectáculo, bochornoso y macabro espectáculo.


Deconstruir el procés (26)
Organización criminal
Fernando Merodio
ALERTA 17-05-2019
Tras el sofocante esperpento del sacro triduo -de un día- que protagonizaron una filósofa, un abogado y un payaso, Marchena tendrá un descanso, mientras que, salto cualitativo, tras apilar con el tiempo razones y hechos probados, en la causa abierta por el Juzgado de instrucción número 13 de Barcelona contra 30 "números dos y tres" de las consejerías del gobern de Puigdemont, tres fiscales defienden que es delito por el que juzgar a tal segunda línea el de formar parte de una "organización criminal", (des)orden que el último párrafo del artículo 570, bis del Código Penal define como "agrupación formada por más de dos personas con carácter estable o por tiempo indefinido, que de manera concertada y coordinada se reparten diversas tareas o funciones con el fin de cometer delitos".
Se aplica tal tipo delictivo a personas aglomeradas con el simple fin potencial de cometer delitos, sean cuales sean estos, los instrumentos y métodos empleados para facilitar su impunidad y la de sus actos; el castigo a sus dirigentes por agruparse para delinquir puede llegar hasta 8 años de prisión, agravándola que los "organizados" sean "un gran número de personas", fijando el mismo artículo que, acreditada su existencia y peligroso objetivo, los tribunales "acordarán la disolución de la organización o grupo" y fijarán severas y largas "inhabilitaciones" para los responsables.
Desde la primera de estas reflexiones escritas, sabiendo que la ideología de los imputados es, sin excepciones, la de un populismo egoísta de derechas, digo que hemos sufrido un putsch o intento de golpe de Estado en el que un amplio grupo fijo y coordinado, hizo uso espurio de la legitimidad emanada de la norma que infringe, intentó dañar la maquinaria estatal, con o sin violencia, y modificar, contra ley y por la fuerza, la estructura del Estado en puntos sensibles de distintos aparatos y servicios públicos y, más grave, intentó -e intenta- dañar el patrimonio material y la imagen del muy mayoritario resto no alzado contra la norma.

Vemos que el poder judicial actuó -y actúa- respecto a tal organización y personas con las normas del contrato social mayoritario, mientras aquellas mantienen su ánimo de dañar convivencia e instituciones -primero al PP/Gobierno y, ahora, vean las caras de Iceta y Sánchez, PSOE/Gobierno/Senado-, por lo que, al dar mi respuesta a su envite, repito a Giorgio Agamben, "la corrupción completa de las inteligencias asumió la forma hipócrita y buenista que hoy se llama progresismo", siendo "el principio en cuyo nombre se ha cumplido ese proceso, transigir (...), ceder en todo, conciliar todo con su contrario, la clase obrera con el capital, el medio ambiente con el desarrollo industrial, la libertad de expresión con los medios, la ciencia con la opinión, (...)", me remito a lo escrito y evito esquivar problemas o permitir que la acción de ley y justicia sea sometida a la ilógica presión de un confort inmediato.


Deconstruir el procés (25)
Esperpento
Fernando Merodio
ALERTA 15-05-2019
Hace casi cien años, Max Estrella, poeta de odas y madrigales ciego, y Don Latino de Hispalis, su lazarillo, hacían nacer la figura literaria del Esperpento en el diálogo que precede a la muerte del primero en un Madrid "absurdo, brillante y hambriento", dentro de la conocida escena XII de "Luces de Bohemia", -"¡Don Latino de Hispalis, grotesco personaje, te inmortalizaré en una novela! i Una tragedia Max / La tragedia nuestra no es tragedia / ¡Pues algo será! / El Esperpento"-, dando así vida al género que en los años 20 del pasado siglo utilizó Valle-Inclán para narrar una "realidad deformada y grotesca" y, al tiempo, "la degradación de los valores consagrados a una situación ridícula".
Para explicarlo, Valle-Inclán utilizó al hiperbólico Max haciéndolo decir que "los héroes clásicos reflejados en los espejos cóncavos dan el Esperpento", añadir que "el sentido trágico de la vida española solo puede darse con una estética sistemáticamente deformada" y concluir explicando que "las imágenes más bellas en un espejo cóncavo son absurdas".
Las testificales del juicio que -sin confiar en el sistema- espero sea capaz de deconstruir el procés, además de estar llenas de reiteradas y evidentes medias verdades, las peores mentiras, empiezan a generar la sensación de asistir a la representación de un Esperpento, con los hechos deformados -no por un espejo- por la cóncava negatividad de algunos actores, siendo desalentador y gráfico el descuido, deseo que no falseamiento, de la realidad que exhibió al declarar la joven filósofa Marina Garcés, a la que yo sigo y el juez tuvo que señalar que, siendo filósofa, debiera saber que un testigo no va al juicio "a explicar su grado de alucinación o su estado febril" y que sus valoraciones personales, importantes en sus libros, "no tienen ningún interés" en el juicio. Apena que ella pareciera ignorarlo o que, aun peor, condicione su declaración el hecho de tener "un café pendiente con Jordi Cuixart desde hace un año y medio" sin haberlo podido tomar o que sus relaciones personales quiebren su objetividad hasta hacerla intentar -lo que está prohibido- leer un guión en el juicio, obviando además que lo que se juzga es muy serio, no un juego y afecta a millones de personas que también, sin siquiera conocer a Cuixart, sufren, por -culpa de- él, estados febriles.

Si cabe, aun más propia del Esperpento fue la actitud del abogado que, ilógico, intentó argumentar para, contra ley y en el tribunal supremo, declarar en catalán, evidenciándose cada día más que, como ocurría en "Luces de Bohemia" con  la tragedia española, la actual tragedia catalana no es tal, sino "la degradación de los valores consagrados a una situación ridícula" y, además, una "deformación grotesca de Europa", muy difícil de expresar si, aunque se utilice la técnica del Esperpento, quienes intentan reescribir su historia no tienen la maestría de Valle-Inclán.


Deconstruir el procés (24)
Contradicciones
Fernando Merodio
ALERTA 10-05-2019
Junqueras, Turull, Rull, Sánchez y Romeva, se agarran al clavo ardiendo de su reciente condición de miembros del parlamento español y, ¡de verdad!, plantean que, en tal condición, para seguir juzgándolos, el Supremo deberá ser autorizado por el legislativo y, mientras tanto, ellos deberán gozar de plena libertad para ejercer como parlamentarios de España; son ideas que desnudan grotescas contradicciones ofensivas para su teoría y en especial su práctica del independentismo, siendo grotesco e indecente, exigirlo con supuesto apoyo en nuestra -para ellos, insufrible- constitución, el contrato social, no debiendo olvidar nadie que están siendo juzgados por dañar al resto con actos contra ese contrato social, ni ignorar que su exigencia del derecho a ejercer "con total plenitud las responsabilidades derivadas de su nueva condición" de representantes del pueblo español, siendo una burla para el resto, carece además de todo apoyo legal lógico, pues tanto los hechos litigiosos como el inicio del juicio son muy previos a las elecciones de las que, según ellos, nacería su derecho.
Aunque sea otra cosa, es también contradictoria la forma en que, aparentando ser un grupo monolítico, cada abogado propone y usa sus pruebas sin preocuparse de si benefician o no al resto de los alzados.
Dice Marx que la explotación, contradicción objetiva que sostiene al sistema capitalista, no se superará en el plano del debate de las ideas ni esperando que lo haga el devenir de la historia, es preciso que fuerzas sociales objetivas, que él identifica con la clase obrera organizada, se lo planteen y lo fuercen; del mismo modo, si aquí ahora aparecen contradicciones latentes en relaciones concretas, por ejemplo las de la sociedad española en general con las exigencias del independentismo -o incluso dentro de él mismo-, debemos saber que, en realidad, tales contradicciones solo son expresión de un egoísta y habitual enfrentamiento que, como el capitalismo, sólo confronta intereses, tratándose, pues, de un desafío sin solución dialéctica, que se resolverá cuando una parte se imponga a la otra, pues en tal contradicción no hay nada común que ate, se trata exclusivamente de egoístas intereses apoyados en muy subjetivos derechos que solamente separan.
Aceptado que existiendo, como existen, las reglas del juego previas de un contrato social, la constitución, nadie cuando quiera puede cambiarlas en medio de la partida, pues se trata, por su naturaleza pactada, de un contrato a respetar y para el que hay que exigir respeto, a partir de ello, en caso de contradicción entre dos partes, me parece lógico buscar el interés más amplio, más general, debatir, luchar por él,... hasta que, si las dos difieren, una se imponga a la otra, sin tener ningún complejo de culpa por el hecho de imponerse, siempre que haya respetado las reglas pactadas, pues si así se hace, no se es peor, menos honesto que aquel con el que se debate, se lucha,... y al que, si se le gana, se fuerza a respetar el interés general.



Deconstruir el procés (23)
Líquido
Fernando Merodio
ALERTA 08-05-2019
Zygmunt Bauman polaco-británico muerto hace dos años, usó la idea "modernidad líquida" para definir el "fin de la era del compromiso mutuo", sustituida por la de "la indiferencia hacia los demás", el "activismo de sofá" y la destrucción de la ética pública nacidos de lo digital, que logran que incluso "el viejo límite sagrado entre el horario laboral y el tiempo personal haya desaparecido" dando paso a una "vida líquida" sin ruta definida, llena por incertidumbres y precariedades, infinitos inicios y finales, que en su último libro vincula a la inmoral censura del "doble lenguaje orwelliano" que allanan internet y la propiedad privada de los medios.
Líquido es lo catalán actual, lo muestra en el juicio el inspector 5422 de los mossos, jefe de sus antidisturbios el 20 de setiembre de 2017, en que 40.000 alborotados pusieron en aprietos a una comisión judicial, inspector hoy intendente que afirma ante Marchena -coincide en ello con Sánchez, "pacífico" presidente de la ANC- que aquel día éste fue el representante de los alzados que, "altivo y prepotente", junto a Cuixart y Llach, exigió que, en base a lo acordado -no dijo con quién-, retirara su brigada móvil, lo que, como escribe Pablo Ordaz muestra "el lado oscuro del hombre pacífico" o, de otro modo, evidencia el cobarde doble lenguaje, el "activismo de sofá", "la indiferencia hacia los demás",... con que el procés se revela tan catalán como líquido.
Coetáneos, tres serios esperpentos: uno, la ley propicia a Puigdemont, "presunto fugado", ser candidato de España ante Europa, al tiempo que la Junta Electoral central se muestra inepta y los juzgados de lo contencioso ignoran sus competencias, dos, la ex-presidenta del parlament equipara con cerdos, por escrito, a sus rivales políticos y tres, otra representante del supremacista nacional-catalanismo rampante usa impune un acto en el museo del lager de Mauthausen en que su primo, el nacional-socialismo, hace casi 80 años, fue tan inhumano que -algunos- aborrecemos formar parte de su mismo género humano; la respuesta de la ministra fue ausentarse.
En sociedad tan líquida no tranquiliza, por legal que sea, que sólo siete magistrados y el grupo de tertulianos que, tras los indignos debates de hace días, no sé por qué, fueron votados por parte de mis conciudadanos, sean quienes vayan a fijar las pautas que, condicionado por mi idea del contrato social, regirán mis futuras relaciones con los nacionalistas, catalanes y vascos.

Insisto en la anomalía Vidal-Folch, que utiliza El País para, ayer, considerar más importante que la actitud del "oscuro" Sánchez el hecho de que, según él, el 20 de setiembre la policía tuviera "armas descontroladas" en un coche -no aclara si lamenta que estuvieran allí, que la policía no las utilizará, que los "patriotas" no las cogieran,...- en lo que llama la "manifa", sin duda para él inocente; debiera aclarar el peso que a ello atribuye en el juicio o si sólo trata de desprestigiar -aún más- a la policía estatal.


Deconstruir el procés (22)
Observar
Fernando Merodio
ALERTA 01-05-2019
El juicio abre la semana con cuatro amigos europeos -no saben quién los paga- amorosos con ese Romeva que, increíble, al parecer algún día militó en el PSUC comunista, y sigue con el tenebrosamente bueno Lluis Llach que, ilógico y dañino, ofende la memoria de los que arriesgaron todo para hacer caer y librarse de la estaca a que nos amarró Franco, de la que él decía: "¡si no podemos librarnos, nunca podremos andar!". Cantautor acabado, trata ahora de encadenarnos a otro garrote acaso aún peor, el del pútrido egoísmo nacionalista y utiliza, cursi, para justificarse el más retórico oxímoron, ¡se define independentista y aspirante a ciudadano del mundo!
Ni los amigos pagados ni Llach suman nada útil a la prueba en el juicio y no se me ocurre al respecto más que resaltar la falta de apoyos reales que con ellos evidencian las defensas, por lo que al saber que, al tiempo, otros recuerdan ahora en Menorca la obra, en el polo opuesto, de Albert Camus, pienso en lo que, pese a discrepar, admiré -y admiro- al francés de origen argelino, fallecido en 1960 en un extraño accidente automovilístico, que vivió siendo individuo exigente -y ejerciente- de su derecho a oponerse, a discrepar frente a dios o al amo, dejando dicho que "El hombre rebelde" es el que dice no y sabe que "negar no es renunciar", por lo que, pese a decir no a lo que no acepta, también sabe "decir sí desde su primer movimiento" y, en rebeldía constante, siempre "se vuelve o revuelve contra algo"; en su discurso del Premio Nobel de Literatura nos legó algo tan a tener en cuenta y actual como que "cada generación, sin duda, se cree destinada a rehacer el mundo. La mía sabe, sin embargo, que no lo rehará, pero su tarea quizás sea aun más grande, consiste en impedir que el mundo se deshaga".
En el otro extremo del comportamiento ético, en línea con los que, por egoísmo, no temen deshacer el mundo, los amigos europeos de los promotores del procés, todos nacional-populistas pagados por no saben quién, dicen ser parte observadora de no está claro qué de lo que, el 11-O, ocurría en Cataluña,..., si bien una, portuguesa, admitió que su modo real de observar fue ver la televisión. Todo penoso.

Triste, acabo como ya he hecho otra vez, reflexionando sobre lo que piden, egoístas, catalanes y vascos, ¡sí, vascos! y, además, ahora sobre la mísera actitud del capital, la CIA, Trump, PSOE, Europa,.. con los venezolanos y aplicando a todo ello el poema de Pablo Neruda: “No hay que contar con su arrepentimiento / ni hay que esperar del cielo ese trabajo; / el que trajo a la tierra este tormento / debe encontrar sus jueces aquí abajo. / No lo aniquilaremos por venganza / sino por lo que canto y lo que infundo; / mi razón es la paz y la esperanza. / Nuestros amores son de todo el mundo".


Deconstruir el procés (21)
Bochorno
Fernando Merodio
ALERTA 26-04-2019
El procés se está juzgando en el Tribunal Supremo y en muchos otros sitios, por ejemplo, El País digital colgaba a las 19:32 del 24 de abril, el "análisis" diario del juicio que firma Vidal-Folch, titulado "Lo irreparable no es reparable" y subtitulado "¿Acaso no abochorna pensar que el Estado español sería incapaz de impedir la fuga de nueve ciudadanos archiconocidos?", junto a una gran foto -ya vieja y bien elegida- de todos los procesados colmando apelmazados, en columnas de a tres, las cuatro filas de bancos en que fueron acomodados -algunos sólo- los primeros días. En teoría era objeto del "análisis" -no en el título, en el subtítulo o en la foto-, enmascarado en el texto, la pasmosa peripecia procesal y carcelaria, que alguien deberá explicar, de Sandro Rosell, catalán ignoro si afín al procés, 21 meses de prisión provisional, duras acusaciones y hoy absuelto en sentencia no firme por falta de pruebas, no "libre de todo culpa" como afirma el selectivo garantista, que sería otra cosa.
En realidad, aprovechaba el influyente analista que "el Pisuerga pasa por Valladolid" para, con la gran fotografía-nexo, el título y el subtítulo, enlazar el "caso Rosell" con, Vidal-Folch dixit, "los 12 apóstoles del procés" -su Jesucristo, como Napoleón, eligió Waterloo-, ejemplo de lo que Alex Grijelmo calificaba en el mismo medio de "lenguaje identitario" que "utiliza determinadas palabras no tanto por su significado como por su valor simbólico"; son ejemplos acción y activista en lugar de asesinato y terrorista en el caso vasco o aquí, en el catalán, no viendo bastante burla en "presos políticos" y "exiliados", ahora "los 12 apóstoles", quién sabe con qué ilusorio valor simbólico; al día siguiente, la foto en el diario de papel, supongo que por vergüenza, era actual, menos sugerente y sectaria, con  parte de los "apóstoles", en estrados, tras sus defensas.
Lo de la prisión preventiva en general es complejo y debatido, requiere un trato más serio y genérico que el que le da Vidal-Folch, impropio de un periódico que alardea de objetivo y riguroso, pues también Bárcenas, Villarejo, Zaplana, Ignacio González,... y miles de investigados por causas graves o incomparablemente más leves, están o han estado, sin que altere al analista, presos preventivamente. Mensaje no subliminal, grosero, para equiparar el "caso Rosell", también catalán, al de "los 12 apóstoles", diferenciándolos él sólo por su "materia, implicados, ramificaciones y relevancia pública", obviando los incomparablemente mayores daños, deslealtad, certidumbre televisada en directo y peligro para el interés más general concurrente.

Al tiempo, sigue el carrusel de testigos, ahora son viejos socios de los alzados que se declaran huidos de primera línea del procés por miedo a lo que pudiera pasar, ¿no era todo un juego y, además, legal?, siendo decepcionante que un medio tan pagado de sí mismo y de su objetividad tenga, en tema crucial para todos, una analista diario tan poco neutral, tan identitario, que produce, él sí con razón, un soberano bochorno.



Deconstruir el procés (20)
Vacío legal
Fernando Merodio
ALERTA 24-04-2019
El vacío sugiere ausencia de solución a problemas, por lo que en el campo legal el vacío puede identificarse con falta de previsión normativa para resolver un caso, trance que el independentismo insinúa en su relación con el resto de España a partir del procés.
En estos días que evocan un notable drama religioso, político, humano,... sucedido hace casi dos mil años y que, formando parte del núcleo duro de mi poso cultural, no tengo claro -quizás ni siquiera me lo planteé nunca- si realmente los hechos ocurrieron o no como nos son narrados, hoy mutados, devaluados, en fiesta religiosa, folklórica, vacacional,..., se ha propiciado, además de otras cosas, la suspensión del juicio que fijará jurídicamente los hechos del procés y que, sea cual sea su resultado, condicionará seriamente el futuro de los 47 millones de personas que, por convención, llamamos españoles; es un parón judicial que facilita esta digresión colateral en mis reflexiones en torno al 11-0.
El estancamiento del juicio, los procesados, el parcial y atronador silencio político en su torno, el turbio futuro que anuncia, me da tiempo urgente y me refuerza en la idea de Marx, el derecho a politizar ideas y luchas individuales, destruir/alterar/mejorar el injusto curso del capital, la urgencia de izquierda de provocar un rápido vacío legal, constitucional incluso, una suerte de, como diría Kierkegaard, "suspensión política de la ética" para volver a empezar, pues hasta Greta Thumberg, niña, dice que "hay que cambiar el sistema", es urgente enfrentarse con seriedad y solidaria lógica objetiva a los síntomas de putrefacción del (des)orden capitalista -desigualdad, egoísmo, hambre frente a riqueza inimaginable, violencia, calentamiento global,...- hoy evidentes.
Entiendo que, por otra parte, no debemos olvidar que el imperio de la ley, el contrato social es, aun siendo deficientes las normas, arma para los más desprotegidos y débiles, a los que posibilita alcanzar analgésicos triunfos parciales, por lo que debemos estar prestos a toda suspensión de la norma desde la derecha, en especial desde el peligroso el nacionalismo, debiendo recordar que ya el Manifiesto comunista, 1847, un programa de partido, exigía en sus primeras líneas que "ya es hora de que los comunistas expongan a la faz del mundo entero sus conceptos, sus fines y sus tendencias", universalidad -la izquierda es internacional o no es izquierda- y transparencia que difunden sus sólidas -y debatibles- ideas, al tiempo que desmontan tanto muchos hechos propios posteriores como tergiversaciones de sus enemigos.
Al reflexionar sobre el egoísta vacío legal de derecha -como el de Oliver North en los USA o el de los antidreyfusards de la Francia de Zola- y el incurable daño que provocan a todos los independentistas en torno al 11-0 y su intento de vacío legal, apoyados, lo más grave, en la supina ignorancia de Pablo Iglesias sobre qué son los derechos de la Constitución y la desproporcionada ambición de  Pedro Sánchez, me vuelvo a hacer la pregunta, ¿y la izquierda?


Deconstruir el procés (19)
Mentira
Fernando Merodio
ALERTA 19-04-2019
La esencia del juicio es la justa calificación jurídica de los hechos pero, al margen de ella, cada día está más claro para el ciudadano interesado que el procés en su conjunto, todo él y en lo que aquí afecta los "días de autos", es una mentira, una enorme y reconocible mentira. "¡Parecía que los malos éramos nosotros!" fue corolario de la declaración de un oficial de las Unidades de Intervención Policial, "antidisturbios", que relató graves insultos, amenazas, lanzamientos contra ellos de piedras, vallas, los más diversos objetos, llamadas al regreso de ETA,... cuando entraron -más bien pretendieron entrar- en los centros de (mala) educación en que se ofició el aquelarre de urnas y papeletas, la burla del resto, de la que tan ufanos se mostraban los encausados y algunos -no se sabe cuántos- más, que ahora, cobardes, ni se atreven a definir, con la claridad, coherencia y valentía de quien asume sus hechos, lo que fue; encogidos, se refugian tras ridículos, vergonzantes trampantojos.
Es, de entrada, una grosera mentira la historia que cuentan como origen de sus presuntos derechos distintivos -superiores- de los del resto con la técnica que, en un artículo del filósofo Manuel Cruz sobre "mentiras de obligado cumplimiento", se identifica, más o menos, con sustituir la explicación de lo cotidiano, muy fácil y entendible, como vinculado a causas objetivas, por la mitológica (re)interpretación del pasado como subjetivo relato -propio de los politólogos, publicistas y vendedores de crecepelo que hoy copan la política-, versión maniquea de un ayer de persistente humillación, explotación, opresión,..., que justificaría su agresiva e ilegal respuesta en forma de mentiras, fake news que nos han dañado seriamente y en el procés tienen su culmen en la inexistente excepcional violencia de la intervención policial frente a la embestida del 11-O, que utilizó cobarde el escudo humano de ancianos, mujeres y niños, con la hinchada irreal cifra de 1.000 heridos que nadie osa negar en público, lo que yo hago aquí por escrito.
Falsario relato desleal que -con evidente éxito entre ineptos políticos- carga al resto de nosotros la culpa de sus vilezas, queriendo alterar, de modo ilógico, nuestra política en su beneficio, tarea en la que les apoyan psoecialistas deslucidos y populistas con chalet y permisos "políticos", que ofrecen a los chantajistas y sus afines vascos -para que nos perdonen lo que, desleales, ellos han hecho- referéndums unilaterales y transferencias contra castellanos, andaluces, valencianos, asturianos, cántabros,...

Frente a la mentira está el muro de lo justo que, a veces, al mostrarse lleva a incómodos enfrentamientos lógicos que invitan a ser cómodo ilógico, evitar debates honestos, acunarse en una sociedad políticamente correcta, anestesiar convicciones sólidas sobre lo que es verdad, sedarlas con mentiras históricas de los vendedores de su mal paño al precio de tejido oriental; el juicio, sentencien lo que ¡uf! sentencien los magistrados, señala a los desleales y la igualdad recomienda, urgente, ponerlos poco a poco en el lugar -legislativo, social y político- del resto.



Deconstruir el procés (18)
¿Y la izquierda?
Fernando Merodio
ALERTA 17-04-2019
Avanza el juicio, ahora -diversos- policías desgranan detalles, sabidos o no, de lo que, según ellos, ocurrió aquellos días, se acumulan datos objetivos contrastados que, puestos en relación con otros medios de prueba, armarán la base fáctica de la sentencia y servirán, en el criterio del Tribunal, para tipificar -o no- como delito lo ocurrido, cada uno de sus detalles y piezas que han motivado que una parte de los cabecillas del procés esté en prisión desde hace más de un año y otra huida.
Al margen de la calificación jurídica penal que finalmente merezcan tales hechos es cierto que, en torno al 1-O, un dispar grupo de levantiscos ciudadanos españoles habitantes del chaflán llamado Cataluña que, mientras yo, vulnerando las instrucciones del PCE en que militaba, votaba no y en toda España y Cantabria eran, respectivamente, un 59% y 59,4% los que decían sí al contrato constitucional de 1978, fueron masivamente, un 61,45 %, favorables al solemne pacto que ahora, unilateralmente desleales contra el resto, pretenden quebrar.
El cierto y grave riesgo de ese pequeño nacionalismo egoísta -y otros- en que se mueven los desleales hace que rescate de mi pequeña historia los términos izquierda y derecha que, no hace tanto, tenía tan claros, hasta que llegaron los que decían poder y, hablando como Perón y Evita, arriba y abajo, la gente,... y otras inanes nociones, mostraron que su último objetivo era acercarse -a toda costa- al poder, vivir en un lujoso chalet con piscina y finca, suyo, disfrutar largos permisos, acceder a las cloacas del Estado y, última ocurrencia, intervenir, ¡niños inocentes!, las grandes eléctricas... para bajar el precio de la luz.
En política, los términos izquierda y derecha nacen en la Revolución francesa, 1789, cuando los jacobinos de Robespìerre, republicanos, radicales, laicos, defensores de la soberanía popular, del sufragio universal, de la indivisibilidad de la nación y de un estado fuerte centralizado,..., se sentaban en los escaños de la Asamblea del Tercer Estado de los Estados Generales a la izquierda, inaugurando las ideas base de los partidos promotores de la Segunda y Tercera República Francesa.

Leyendo a Norberto Bobbio, "Derecha e izquierda", sus múltiples y solventes citas, concluyo que si al hombre de derecha le preocupa salvaguardar la "tradición", el de izquierda busca por encima de todo "liberarse" de las "cadenas" impuestas por razones de raza, casta, economía, clase,...; la izquierda enfrenta a la "tradición  de la derecha, tan vinculada al nacionalismo, la emancipación liberadora de la idea jacobina, unas señas históricas que, en tiempos de agrio resurgir del nacionalismo egoísta y el abuso -a él vinculado- del miedo físico como agente político, frente a los que unos dicen querer calmar a la bestia desleal y violente con mayores prebendas y transferencias y otros con referéndums ilegales para tranquilizar a los alzados, echo en falta el valiente antifascismo histórico, dolorosa ausencia que trae unida una inquietante pregunta ¿y la izquierda?


Deconstruir el procés (17)
La Hidra crece
Fernando Merodio
ALERTA 12-04-2019
Al tiempo de este juicio y el que la Audiencia Nacional instruye contra el exmajor Trapero y otros, una juez de Barcelona, tibia, ha procesado a 30 directivos y -relativos- altos cargos del gobern por indicios de participación en hechos delictivos del 11-O; la simbólica y significativa Hidra crece o, quizás más preciso, se evidencia.
En diversas culturas y religiones la Hidra es un mito que en la griega toma forma de serpiente policéfala, hasta diez mil cabezas llegaron a atribuirla, si le eran cortadas tenía capacidad para reproducirlas, guardaba un acceso al mitológico "inframundo", nuestro "más allá" en que se almacena, dicen, el espíritu de los muertos y, en tiempos en que tenía nueve cabezas, fue muerta por Hércules cumpliendo la segunda de sus doce tareas; lo que era y aquí ahora es, lo que intenta proteger y ocultar, qué trato debiera dársela tras decidir el tribunal supremo, que debe hacerlo, son asunto básico para todos y hace años que no era tan necesario preguntar y acopiar millones de papeletas en las que opinen todos los vinculados al contrato social, computarlas y cumplirlo para que, así sí, quien haya votado haya hecho política.
Nunca un policía autonómico, un mosso, tuvo tan merecida -y quizás efímera- fama como el numero 18849, Robocop que en un reciente video, con tono irritado y mérito en momento de gritos, insultos, "lanzamientos de botellas, latas, piedras, puñetazos y patadas", regaló a un manifestante, funcionario agente forestal -y a todos nosotros- una síntesis de filosofía política en cuatro frases -la primera y la tercera son del forestal- que, pese a haber sido tan repetidas, por su valor simbólico, me niego a no reproducir: "Estamos construyendo la república" / "Pues defiéndeme a mí y no a estos hijos de puta" / "Yo defiendo la república" / "¡Qué república ni qué cojones! ¡La república no existe, idiota", en línea con el celebrado ¡es la economía, estúpido! del asesor de Clinton, en 1992; lección gratis para pícaros ignaros que, lejos de atender y aprender, han decidido, como en las películas USA, que Asuntos Internos, ¿o Sucios?, investigue al mosso.

Columnista afín a "negociar", "hacer política" y flexibilizar ciertos delitos, Vidal-Folch, El País y otros medios, rellena cada día su columna sobre el juicio con el puntilloso inventario de nimias paradojas mezcladas con cifras, fechas, horas,... devalúa pruebas y, al tiempo, revaloriza la infame "política vista como un gran negocio", frente a la que la Liga por los Derechos Humanos, disuelta por decreto del movimiento nacional-socialista en Alemania en febrero de 1933, tenía como lema "¡Por la verdad y la justicia!", herramientas que entonces debieron ayudar a Hércules contra la Hidra y aquí deberán ser bien explicados para evitar que, tras el juicio, pase lo que avanza von Horvàth en "Juventud sin Dios" sobre la culpa y el castigo a los nazis, "(...) el verdugo pide perdón al asesino, (...), el asesino renace en cierto modo en el verdugo".



Deconstruir el procés (16)
Sin normas
Fernando Merodio
ALERTA 10-04-2019
No es de izquierdas ni de derechas, el juicio al procés revela, a escala menor, algún síntoma latente equiparable -con el sustancial matiz, entre otros, de su falta de fuerza militar- a los momentos previos a, en España la guerra (in)civil o en Alemania la II mundial, signos que colaboraron a desencadenar ambas violencias.
El libro "Jugend ohne Gott", 1937, Juventud sin Dios, de Ödön von Horvát, como setenta años después la turbadora "Das weisse band", 2009, La cinta blanca, película de Michael Haneke, evidencian que, en general, nada ocurre por sorpresa, el riesgo del mal avisa y, por ello, film y libro advierten a despistados que en los años previos a la dañina explosión del nacionalsocialismo la semilla del mal, además de en los fanáticos dirigentes, "ya estaba presente en niños, jóvenes y educación", un ámbito en el que era bueno/justo lo que venía bien a ellos y los suyos, por lo que Horvàt advertía que "desde que existe la sociedad humana, no ha podido renunciar al delito por razones de supervivencia, pero los delitos se silenciaban, se encubrían, se sentía vergüenza. Hoy en día están orgullosos de ellos"; repito, era 1937, tiempo previo.
En España, 1936, la violencia vistió diversas ropas, lucha de clases,  hostilidad entre nacionalismos, guerra entre fascismo y comunismo, de religión, entre dictadura militar y democracia,..., pero en realidad nació del desprecio de militares y alzados a la norma legal nacida del pacto social previo.
Alardear de desprecio hacia la norma, intentar burlar el contrato social libremente firmado anuncia días ásperos, avinagrados y tal es, no otra, la pestilencia que, hoy por hoy, desprende lo acreditado en el juicio sobre los actos de los que empujaron el procés, que admiten incumplimientos en los hechos que se juzgan, se ufanan de ello y, junto a otros, presionan fuera de la ley, avisan que si no se modifica de modo unilateral la constitución, contrato suscrito por 46 millones de españoles, y se les regala el -capricho inexistente de su- derecho a autodeterminarse, habrá problemas para todos, incluso ellos.
A partir de un planteamiento tan parcial, de máximos, sin fijar números ni aportar detalles de la forma en que desarrollarían todo, sería suicida por pueril cualquier "negociación" con un grupo de antiguos socios tan desleal y egoísta, desconocedor de los detalles de su ruta, incapaz de acordar entre los suyos, ni explicar qué harán con los que discrepen y no admitan separarse; von Horvàt aclara tal situación con dos certeras frases que explican la destacada presión religiosa de la culpa entre alemanes -¿y entre nosotros?- en torno al irracional nazismo: "Como un ave de rapiña la culpa va trazando sus círculos. Nos atrapa rápidamente", frente a lo que plantea una salida lógica: "Sí, Dios es terrible, pero yo le ajustaré las cuentas. Con mi libre albedrío".

Sería un éxito que el juicio declarara, justo, los daños y delitos de ese nacionalismo, sin alimentar ningún complejo de culpa.



Deconstruir el procés (15)
Prisión provisional
Fernando Merodio
ALERTA 05-04-2019
La prisión provisional, aplicada en el procés, es una medida excepcional y, sin duda por ello, es también argumento utilizado contra nuestra ley y su aplicación por el tribunal; se trata de una limitación cautelar personal que implica el ingreso y estancia en prisión durante la instrucción/juicio de quien es investigado/juzgado penalmente, previamente a que haya sentenciay, por ello, al restringir derechos tan fundamentales como la presunción de inocencia o la libertad, una mínima seguridad jurídica exige que tal prisión se acuerde en una resolución judicial motivada con estricta aplicación de exigencias jurídicas tan indeterminadas como la necesidad y la proporcionalidad, cumpliendo, además, la exigencia objetiva de que haya sólidos indicios racionales de criminalidad de, al menos, dos delitos con una pena igual o superior a los dos años de prisión.
Si, al pensar, queremos conceptuar los citados criterios -que aquí ahora se aplican como equiparables a los del entorno- desde el punto de vista del más serio pensar europeo nacido de la Ilustración, habrá que empezar viendo que el derecho es norma de relación emanada del -interés del- poder real y que suele llevar unida represión coercitiva, generando, como analizó, marxista, Walter Benjamin un repetitivo bucle que se retroalimenta: la violencia genera derecho y éste más violencia, ésta represión y más derecho,..., bucle muy nocivo que el filósofo equipara a los dañinos mitos de Prometeo y el águila devorándole el hígado con reiteración o Tántalo y el castigo a estar junto a un  lago y un frutal sin poder probar -nunca- ni agua ni fruta.
Benjamin se pregunta sobre si es posible un modo de violencia revolucionario que no necesariamente desemboque/exija un nuevo derecho y más represión, dando vueltas a la idea de que, usando el ejemplo de las antes llamadas huelgas proletarias, de las que los revolucionarios desechaban las que pretendían leves logros laborales o salariales y, por contra, apoyaban la huelga general que busca un total cambio de sistema y relaciones sociales, conduciendo a la -dicen- utópica igualdad solidaria y acabando con el Estado que, 70 años más tarde que Benjamin, dice Giorgio Agamben que usa a los terroristas para aterrorizar con leyes a sus ciudadanos; sin duda, exigirá muchas fatigas pero veo razonable impulsar tal cambio revolucionario.

Caminando hacia ello, en una sociedad en la que el poder genera el derecho y lo introduce en el bucle violencia, derecho, represión, violencia, derecho,..., revuelto el nacional/patriotismo que, sabio, Samuel Johnson define como "último refugio de los canallas", dando por cumplidas las exigencias de arriba, habiendo riesgo cierto de que "los canallas" se fuguen o destruyan pruebas, valorando lo ya dicho en el juicio por muchos,... y, además, sabiendo con Maquiavelo que, pues "la condición humana no lo permite", en el ejercicio del poder no es posible el uso exclusivo de medios honestos, yo aquí ahora, para propiciar un juicio viable que se acerque a justo para todos, gradúo los males, y elijo lo menos malo.


Deconstruir el procés (14)
Els altres catalans
Fernando Merodio
ALERTA 03-04-2019
Cuando en España se vendían -aún- menos libros que ahora, algunos sólo se encontraban -en traducción sudamericana- en la oculta trastienda de pocas librerías y los otros que se compraban debían tener el visado de la intolerante censura, en 1964, Francisco Candel publicó un desorden de reflexiones y artículos titulado "Els altres catalans", los otros catalanes, referido a los que, llevando su pasión por las semanas santas, procesiones y ferias anuales, hacían en Cataluña el trabajo más rudo y odioso, acabaron llenando el "cinturón rojo" que rodeaba Barcelona y, al tiempo que resolvían serios problemas ajenos, soportaban caritativa ropa usada de endomingadas señoras y daban forma a un inédito dilema en la "identidad catalana", una duda que resolvió, pillo, Pujol haciendo catalán a "todo aquel que vive y trabaja en Cataluña" ¡Así de fácil!
Pese a tan imaginativa solución, aquello desembocó en esto que hoy llaman procés, empujado incluso, sin duda, por hijos de "altres catalans", más papistas que el papa y más ignaros, incluso, que las que hace años los hacían sufrir la caridad de ropa -muy- usada, colaborando a que, en una reciente entrevista, el anteayer fallecido Rafael Sánchez Ferlosio, siempre inteligente, exclamara: "Cataluña me aburre, me aburre mucho. No se puede aguantar. Los mismos diciendo una cosa y la otra. No creo que termine ni bien ni mal. Es más aburrido que un partido con empate a cero. Es un coñazo. No tiene solución o será una solución aburrida. Alguna vez decrecerá. Y ellos entonarán los cantos de los segadores... y vuelta otra vez".
El procés se llena de nombres y apellidos de "altres catalans", políticos, mossos, guardias y ladrones, seguidores del Barca, coactivos manifestantes que cantan, sin conocer, "els segadors",...; hace días leía en un periódico que Eliseo Aja, amigo en juegos infantiles, camarada en afanes políticos que quisieron ser serios, catedrático discípulo del recordado Jordí Solé Turá, padre de la constitución por el PSUC/PCE, santanderino, fue ¡presidente del Consejo de Garantías Estatutarias de la Generlitat! y hoy afirma cosas tan evidentes como que, tras concluir los traspasos, a partir de 2001 las autonomías tuvieron que gobernar y hubo problemas que se agravaron al dejar la crisis sin financiación el sistema comunitario, por lo que el problema "de Cataluña no surge por el factor único del estatuto de 2006 y la sentencia del constitucional de 2010, eso es un cuento chino"; al final será verdad, la pela es la pela.
Pese a que como Wittgenstein recalca, aunque usemos las mismas palabras no siempre queremos decir lo mismo, Aja dice que, toda vez que las instituciones no tienen la libertad de expresión de los ciudadanos, "lo primero debería ser crear un lenguaje común" que, con una franqueza hoy inexistente, facilite la comunicación entre ellas, un esfuerzo que los torpes muñidores del procés, hoy juzgados por hechos, deben a todos los españoles, en especial a los "altres catalans", tan leales con ellos.



Deconstruir el procés (13)

¿Rebelión?

Fernando Merodio

ALERTA 29-03-2019

Cada día está más claro, hemos sufrido -y sufrimos- la insólita deslealtad política de un grupo de firmantes del contrato social de nuestra vieja nación con pretensión de romperlo de modo unilateral, con riesgo para todos y tan ásperos modos que obliga a reflexionar sobre si esos hechos, riesgo y deslealtad estarán tipificados en el grave e infamante delito de rebelión.

Al regular tal delito, el legislador señaló como bien jurídico protegido, objeto contra el que, pública y violentamente, se dirige el alzado, la Constitución, añadió el dolo específico de constituir un atentado contra una superestructura esencial del Estado y la irónica característica peculiar de que, pese a su gravedad, solo tendrá castigo su autor si fracasa en su pretensión, pues, si triunfa, es evidente que no se le considerará un criminal/rebelde; se trata de un delito que se consuma anticipadamente, con el público alzamiento violento, sin que para perfeccionarse precise alcanzar el fin que persiga el alzado; no es, pues, eximente ni atenuante el fracaso del golpe. 

Fija la ley que la rebelión podrá tener como fines derogar, suspender o modificar total o parcialmente la Constitución, despojar de sus facultades, igualmente, al rey, declarar la independencia de parte del territorio nacional,..., se difunde el alzamiento mediante proclamas, bandos, normas ilegales,..., que definen su objeto y recibe impulso de la movilización de un cierto número de personas, a las que el tipo delictivo básico no exige que estén armadas, si considera agravante lo no exigido para tipificar el delito base, utilizar armas, enfrentarse a la autoridad legítima, ejercer violencia grave, física o de otro tipo contra las personas, cortar comunicaciones, causar estragos, exigir contribuciones o dar a fondos públicos un fin ajeno al legal,...

(Vi)Vimos un alzamiento en el que, cada una a su modo, intervinieron numerosas personas, hubo presiones con alborotos de difícil control, violencia física y de otro tenor, intentos de modificación básica de la Constitución, se declaró - sin consumar, de modo extravagante- la independencia y secesión de parte de territorio atada por un contrato social votado por todos y se sustituyó la monarquía por una etérea república, difundiéndolo con proclamas y normas ilegales publicitadas,..., todo ello reproducido ahora en el juicio, con garantías, por sus actores, para que siete jueces -con severa incumbencia- nos digan si la agresividad física es sólo una agravante de la rebelión o resulta imprescindible para que exista el delito y si, en su caso, concurrió o no; siete jueces que sentenciarán -es su función- si el acreditado desprecio de los alzados hacia el resto, el riesgo generado, los daños causados, el costo de repararlos, incluidos los de ellos,... y, en especial, la dolosa deslealtad de quienes actuaban, no sólo opinaban, es delito de rebelión agravado, o básico, o sólo malversación y desobediencia, o nada, sin que ello impida que quien tenga criterio pueda valorar ya la intención de un titular de El País -no de un abogado defensor- que califica los hechos como "insurrección de pacotilla".



Deconstruir el procés (12)
Abogados
Fernando Merodio
ALERTA 27-03-2019
Es antijurídico e ilógico que, desde la jacobina y colonialista Francia, senadores juzguen este juicio y, crecidos por lo mal que lo hacen nuestros políticos profesionales, nos digan cómo debemos impartir Justicia; pienso, además, que no puede haber muchos juicios en que, pese a -o, quizás, por-, estar juzgándose delitos tan graves, de tanto riesgo, con tanto desdén hacia el resto -lo que más molesta- y con una colección de abogados -supongo que- muy caros y elegidos a dedo, haya tal delicadeza en las garantías como la que -al margen de la prisión provisional de la que escribiré otro día- reciben quienes germinaron -fracasando- un golpe de Estado contra el resto, sabiendo que lo de los senadores nace de que la "estrategia de ruptura" de algunos abogados de la defensa ha hecho mella, sin duda, en su mala conciencia colonial.
Estrategia de ruptura. Aún joven leía y subrayaba queriendo saber "De la stratègie judiciaire", aquí titulado "Estrategia judicial en los procesos políticos", Anagrama, del abogado francés Jacques M.Vèrges (1924-2013), sobre cómo utilizar la dialéctica en ciertos juicios, forma de la retórica, tela de araña que enreda a los abogados en el exigible y arduo equilibrio entre la mera defensa profesional del cliente frente a cualquier interés o derecho, público o privado y buscar la meta de la Justicia.
Apoyado por Foucault y Derrida, Vèrges llevó al límite el fundamental derecho de todos a la defensa, lo hizo en principio contra el abuso del colonialismo francés, ayudando al FLN argelino para, tras años desaparecido, defender al "Chacal" Carlos, el nazi Klaus Barbie, "el carnicero de Lion", a dirigentes de los Jemeres Rojos, a Milosevic,..., usando, frente a la habitual de "connivencia", la que él llamó "estrategia de ruptura", que no acata los valores del juez, pone en duda el sistema judicial y difunde al máximo el juicio, que él consideraba un "campo de batalla que tendría que hacerse público, a fin de que -el justiciable- luchara en igualdad con los jueces".
Mantenía Vèrges, marxista, sólido izquierdista en sus inicios, una dura hostilidad hacia la aceptada idea de que la función del juicio era "arreglar las contradicciones entre los individuos y las sociedades mediante el acuerdo o, al menos, la aquiescencia de los propios acusados", hostilidad que aquí ahora parecen mantener -con muy serias diferencias con él- quienes defienden a los miembros de la egoísta y desleal burguesía catalana independentista, que no podrían responder a la crucial pregunta de Jacques Derrida a Vèrges sobre si su estrategia -copiada por los catalanes, sin su coherente solidez- se desarrolla "en nombre de la ética de la política o de otra clase de ley" -en especial, la del puro y duro interés-, igual que los senadores que nos critican no podrían -sin sonrojarse- explicar su planteamiento frente a la pretensión de un golpe independentista en el sur de Francia o su -aún hoy- intolerable política colonial.

Tras lo dicho, sería bueno que, si saben, nuestros asalariados políticos mejoren.




Deconstruir el procés (11)
Orden público
Fernando Merodio
ALERTA 22-03-2019
Desacreditados los mossos d'Esquadra por los meros hechos declarados del 1-O y deshonrado, sobre todo entre los suyos, el mayor Trapero, héroe/mito independentista, para acercarnos a la verdad jurídica, ir hacia el relato de hechos de la sentencia, sobre todo en lo que afecta al orden público y la posible violencia, junto a lo que de esos días contaron los -poco fiables- medios de comunicación, habrá que escuchar, leer y analizar -con el tamiz de cautela que a cada uno haya impuesto la vida- lo que en el juicio declaren y cómo lo documenten las vejadas "fuerzas de seguridad del Estado opresor", que para mí siempre serán extrañas, la guardia civil y "los grises".
Hablar de "orden público" me pone a la defensiva, remueve pesadillas de tribunal de excepción en el que, para desazón especial de abogados y comunistas, campaba el juez Gómez Chaparro, amigo/tutor de González Pacheco, el aciago "Billy el Niño", cuyos despojos hoy, con mucho retraso, luz de gas, vejan. En lo que aquí ahora importa, el orden público es concepto jurídico indeterminado, inseguro, maleable como el chicle, riesgo cierto para la estabilidad legal, engloba orden, seguridad respecto a accidentes naturales o humanos,... y debe garantizar, yo así lo veo, el libre y pleno ejercicio por todos de todos sus derechos fundamentales frente a violencias, molestias, coacciones,..., pero sin, por supuesto, limitar otros derechos.
Hubo, ha declarado un comandante de la guardia civil, una instrucción del secretario de Estado de seguridad con "criterios de actuación", inmediata y previa al 1-O que, al parecer, no fue propagada en forma, tal era el desconcierto entonces, lo que sirve al "dialogante" Xavier Vidal-Folch, de El País, para, sin valorar lo que pudo pesar la -falta de- acción de los mossos, criticar agrio que no se siguiera la norma escrita de impedir "la consecución del referéndum, sin afectar la normal convivencia ciudadana", no se olvide, previamente alterada por otros, blandiendo taxativo y alarmista que alguien cortocircuitó la instrucción y que "cuando se sepa, sabremos quién fue la mano negra más negra de aquel día negro" ¿Más que las de los autores del golpe que se juzga? Abusa parcial el habitual columnista de la denunciable violencia represiva de las provocadas, traídas, llevadas, escasas cargas del 1-O, que no se juzga aquí y fue inferior -no la disculpa- a la sufrida por mí en alteraciones del orden más justificadas y menos agresivas o, tambien, la usada meses antes por los mossos en la protesta que rodeó el Parlament.

Influirá en la sentencia si, como parece, los mossos, siguiendo órdenes, espiaron la estrategia de los "opresores" para dificultar su actuación, en especial en los colegios electorales, como también lo que se acredite sobre las aglomeraciones -más o menos nutridas y planificadas- que están en el origen parcial de los sucesos de -resbaloso- orden público, entre los que fue anécdota -no sorpresa- la presencia, al parecer activa, de Quim Torra, que aún no se juzga. 



Deconstruir el procés (10)
Trapero, el mito
Fernando Merodio
ALERTA 20-03-2019
A José Luis -así en castellano se identificó él en el juicio- Trapero, al que la mitología independentista llamó en algún momento Trap-Hero, mayor de los mossos d'Esquadra, máximo grado de la policía catalana en el procés, le asistía la posibilidad legal de evitar el riesgo de perjudicarse al tener pendiente un juicio por rebelión en la Audiencia Nacional, pudiendo eludir la obligación de testificar, pese a lo cual y por razones solo suyas, declaró -ignoro si se benefició- y, como dicen los medios, pasó de héroe/mito a villano independentista en una sola jornada, tal como resumía en un tuit Mireia Boia, de la CUP, "Bé, acaba de caure l'heroi de Catalunya", "Bien, acaba de caer el héroe de Cataluña"; así construyen/destruyen sus héroes/mitos los iluminados.
Inició su declaración poniendo el "respeto a la convivencia" por encima incluso de la obediencia debida a la orden judicial de desalojar y cerrar los centros de votación, con lo que forzó a suplirle en el cumplimiento de esa obligación -mal y a destiempo- a las fuerzas de seguridad del Estado, "fuerzas de ocupación" para sus superiores políticos, superiores a los que, según dijo en el juicio, planeó detener, pues el Gobern conocía el riesgo de que la ilegalidad aumentara la violencia y veía a los mossos d'Esquadra como una policía que, bajo órdenes políticas, podría proteger con coacción (i)legal el plan delictivo; reforzaba con ello lo declarado por sus subordinados, que esos políticos sabían que al promover la consulta vulneraban la ley y se servían de la población llevándola a votar algo ilegal, inviable y forzado.
A preguntas del presidente Marchena, asistido del derecho y la obligación de pedir las aclaraciones que entienda precisas sobre los hechos en que basará el fallo, el jefe de los mossos amplió que él había advertido a los políticos -Puigdemont, Junqueras y Forn- del riesgo de que crecería la violencia si seguían incumpliendo la ley.
Se construye día a día la sentencia sobre una prueba con garantías legales e inusual transparencia -se televisa el juicio-, mientras se desmorona el mito levantado sin base en torno al valioso viaje a Itaca que, con letra de Cavafis, cantó el hoy envejecido/enloquecido Lluis Llach, el mismo que ayuda a prostituir el rebelde canto de "L'estaca", que no le pertenece, pues ahora es, de pleno derecho, de los que -con razón, pundonor y riesgo- la entonaron como arma en contra del franquismo.

Fuera del solemne salón del juicio, refuerzan a España como democracia -a lo que, hoy por hoy, no le veo mérito- la latosa plaga de ilegales banderas estrelladas que, atónita, siguió por Madrid la "policía del Estado opresor", un viaje a no sé donde para no sé qué que pagamos todos, en el que no intervinieron ni los municipales, ¿notarían el desdén? Las banderas son nocivas, en especial éstas por ajenas al contrato social, querer imponerse y dar más la tabarra que las rojigualdas legales.


Deconstruir el procés (9)
Falso testimonio
Fernando Merodio
ALERTA 15-03-2019
Es este un juicio clave para todos, está en juego, además del restablecimiento de la verdad jurídica, el respeto a nosotros mismos, la confianza en el contrato social y el estado de Derecho, la idea -y algo más- de que la constitución debe ser respetada, la respetamos y, además, exigimos igualitarios que la respete todo el mundo.
Los testigos son personas físicas que facilitan información relevante que han conocido personalmente y su testimonio veraz es medio de prueba clave en el que el juzgador puede basar su criterio, por lo que están obligados, so pena de falso testimonio, a decir no sólo la verdad, sino toda la verdad y nada más que la verdad. Esta semana se ha ocupado en parte por testigos de hechos notables que publicitaron y oficiaron el 11-O, testigos civiles afines política y económicamente al corrupto nacionalismo catalán del 3% y otras canonjías, que están escenificando unas jurídicamente ofensivas jornadas de omertá disfrazada de amnesia e inconcreción y trufadas con incoherencias entre ellos y respecto a numerosos documentos fidedignos.
Uno de esos testigos es Jaume Mestre, especialista en comunicación, publicidad institucional y planificación de campañas, motivo, quizás, de que en lo más intenso del procés, en torno al 1-O, tuviera -y aún tenga ahora- la incumbencia de la difusión internacional y publicidad de la Generalitat y, por ello, coordinara, al menos, dos campañas para facilitar el voto de los catalanes residentes en el exterior, testigo que olvidó tanto lo que le vinculaba como tal que obligó al presidente Marchena a advertirle, garantista, que pudiera estar "eludiendo algunas preguntas" y al fiscal Moreno, más acelerado, a solicitar testimonio -copia total o parcial de su declaración- para remitirlo al juzgado de guardia por un posible delito de falsedad testifical.
Se puede cometer tal delito sin necesidad de faltar sustancialmente a la verdad, simplemente testificando con reticencias o inexactitudes parciales o callando hechos o datos notables que el testigo conociere y es también delito relacionado con la falsedad en juicio presentar testigos mendaces, siendo autores responsables los abogados, procuradores, incluso el representante del ministerio fiscal,... que lo hicieren. El delito de falso testimonio se consuma con la falsedad que pueda influir en el fallo y se trata de un delito notable, pues supone un atentado contra la correcta actividad de la administración de justicia, bien jurídico protegido, y ya que pudiera provocar el error la sentencia, debiendo ser garantista, al valorar si concurre se habrá de ser también riguroso, sobre todo en un juicio con tan graves consecuencias, sabiendo además que incoar un procedimiento por falso testimonio, como argumentó Marchena en su respuesta a la fiscalia, exige que una resolución firme haya establecido ya la verdad jurídica en que pudiera haber influido el testimonio inveraz.
En cualquier caso, si, como parece, hay indicios sólidos de que alguien ha testificado en falso, por respeto propio y en defensa del interés general, concluido el juicio, tales indicios deberán testimoniarse para ser juzgados.


Deconstruir el procés (8)
Negocios
Fernando Merodio
ALERTA 13-03-2019
Que las distintas policías, al explicar lo ocurrido en torno al 11-O, ratifiquen sin duda lo ya sabido, anima a agitar juicio, procés, dinero, negociar y negocio,... con ideas del sapiente Rafael Sánchez Ferlosio, hijo de Rafael Sánchez Mazas, fundador de la Falange y promotor del grito ¡Arriba España! que, con tal antecedente y el de bachiller como único título, medró hasta sabio sólo a lomos de su perezosa e indiscreta inteligencia, ahondó en la árida -palpitante, dicen- lingüística y escribió "El Jarama", "Industrias y andanzas de Alfanhui",..., junto a agudos ensayos, fue premiado con el Nadal, Nacional de la Crítica, Nacional de Ensayo, Cervantes,... y autor de "Non olet", obra en la que explica cómo Vespasiano respondía a la crítica de su hijo Tito sobre el cobro de una tasa a las hediondas letrinas, con la pragmática frase "Pecunia non olet", el dinero no huele, ofreciendo ricos matices aplicables al procés, sobre dinero, capitalismo, mercado de trabajo, globalización, negocio del ocio,...
También cabe aquí -y en cualquier lugar- su saber y juicio sobre el nacionalismo, "esa superstición... La palabra identidad (...) personal, nacional colectiva (...) no es más que un fetiche. No me cabe en la cabeza ¡Las cosas que dicen los catalanes! Ah que cosas dicen. Se sienten mirados, como los que entran en el Liceo" y puntualiza algo que define con precisión parte esencial del problema catalán, "entre los que entran en el Liceo y los que aguardan hay un intercambio de miradas. Por primera vez los dos existen para el otro y cada uno de ellos puede ser el otro. Unos pueden subir y otros caer. Ahí está el paso del orden estamental al burgués".
Un problema del que, mientras las policías certifican los mitos del 11-O y la DUI, se dibujan evidentes sus planteamientos en los debates para elaborar las listas que garantizan puestos tras las elecciones, puestos a los que, tan contradictorios como son, salvo la CUP no renuncia nadie, haciendo evidente su idea de, en primer lugar, no negociar nada que no lleve la independencia en el frontispicio y sólo acudir a las Cortes, además de a cobrar, "para bloquear hasta el colapso el legislativo".
Negociar, hacer negocios, tan en boga, proviene del latín, de unir nec otium y, pues nec es negación y otium lo que, sin retribuir, se hacía en el tiempo libre, nec otium era tarea retribuida, no debiendo, además, olvidar que negociar es, según el Diccionario de la RAE, entre otras cosas, "tratar por la vía diplomática, de potencia a potencia, un asunto", algo que saben muy bien y de ello usan y abusan los cismáticos al tratar con cándidos, así que, si ni se es ingenuo ni se quiere perder tiempo, antes de sentarse con ellos, quien quiera hacerlo deberá dejarles claro que el límite del diálogo es la igualdad solidaria de todos y no olvidar qué era -y aún dicen que es- el procés.


Deconstruir el procés (7)
Policías
Fernando Merodio
ALERTA 08-03-2019
Lo mismo que Woody Allen no podía oir a Wagner sin sentir un irrefrenable deseo de invadir -creo que- Polonia, a mí todo lo que se refiera a policías siempre me recuerda una viñeta de, inteligente, El Roto, "Yo lo único que espero de las distintas policías es que no me roben lo que no me hayan quitado los ladrones", querencia acentuada tras conocer la forma en que, de ser cierto lo -verosímilmente- declarado en el juicio por miembros responsables de la policía estatal, actuó la policía catalana, los "mossos", desoyendo órdenes de mandos y tribunales, hasta el constitucional, no haciendo, de modo flagrante, lo debido para impedir el simulacro, teatro, broma, película,..., o como ahora, medrosos, quieran llamar a los alarmantes hechos de los que encabezaron el 1-O y la posterior DUI.
El tema me retrotrae a hace más de cincuenta años, despierta a Althuser, a Marta Harnecker, a sus leídos y releídos, quizás con poca aptitud, "Cuadernos" y "Conceptos elementales", a la seria idea marxista de que la policía es parte esencial, junto a administración, gobierno, ejército, prisiones, tribunales,... del aparato represivo del Estado en el ámbito público, titular de los distintos modos de la violencia legítima y diferenciado del aparato ideológico -familia, escuela, política, información, cultura,...- que, desde lo privado, controla la clase dominante.
Ideas actualizables -hechos actuales- que minimizan las continuas apelaciones de los impulsores de la ilegal, desleal secesión a un imaginario "Estado opresor español", pues el juicio ya evidencia que son ellos quienes no solo dominan los aparatos ideológicos en su territorio sino que también controlan parte sustancial de los represivos -govern, administración, prisiones, incluso policía -mossos-,..., y que lo hacen con exclusividad y mano de hierro.
Los que ahora se acurrucan tras una ficticia "opresión" se creían, pues son Estado, impunes y mandaban de verdad excepto en la justicia que, con defectos, juzga a todos y el -por sí solo peligroso- ejército que, vista la declarada deslealtad que exhiben, sería de locos permitir que controlaran ellos, regían los aparatos ideológicos y represivos de "su parte" de Estado, incluida una buena porción de los que administran la violencia allí -administración, prisiones, policía,...- y el aparato de Estado que gestiona la Generalitat, más que el del resto, siempre funcionó en exceso en base a una ideología capaz de generar desigualdad, terror real, pero también por medio de estricta violencia física, lícita e ilícita; empieza a acreditarlo la prueba.
La deconstrucción del procés en el juicio ya muestra que se avivaron violencias de todo tipo, sin que quepa la eximente de "opresión" que los encausados alegan y hace pensar que Robespierre, revolucionario francés incorruptible que luchó por la libertad, igualdad, fraternidad y nuestros derechos del hombre y el ciudadano, se irritaría y criticaría con saña que la estructura que llamamos Cataluña sea parte de un Estado central débil, incapaz de controlar su descabellado egoísmo desleal, pese al solemne contrato que vincula a Estado y parte.


Deconstruir el procés (6)
Gatopardos
Fernando Merodio
ALERTA 06-03-2019
"Il gattopardo", relato de Giuseppe Tomasi de Lampedusa, cumbre de la literatura italiana del siglo XX, nos legó, en especial a través de la película de Luchino Visconti de igual título, la cínica idea de que "Se vogliamo che tutto rimanga come è, bisogna che tutto cambi", "Si queremos que todo siga como está, es preciso que todo cambie", alineada con las tesis políticas del entonces influyente PCI de Palmiro Togliatti y ajena al escéptico desencanto que sugería la novela, su idea central, el declive de un mundo en extinción, la aristocracia, derruida por el estallido liberal, que aquí ahora se intenta sustituir, más peligroso, por patrioteros populismos independentistas.
"El País" "gatopardeaba" el domingo intentando influir en la decisión jurídica de la crucial batalla contra la lacerante deslealtad separatista y en el cambio social paralelo a tal acción jurídica, intentando condicionar la opinión pública para que todo siga -a cualquier precio- como está; prejuzgaba desdeñando, sectario, diferenciar información y opinión al titular en primera página y sin citar fuentes, "Un sector del Supremo ve difícil encajar el 'procés' en el tipo de rebelión", al tiempo que, no casual, El Correo titulaba el mismo día, "¿Y si el 'procés' se quedó en conspiración?". Cimientos de la deforme construcción ideológica en que, entre otros, se afana Xavier Vidal-Folch.
Tan influyentes medios actúan así pese a saber que aún es muy pronto para titular de tal modo, pues han declarado pocos más que los encausados y hay que practicar,  íntegra, una prolija prueba que la Sala valorará para dictar sentencia, único "titular" válido, así que lo del domingo fue prejuzgar -como lo es la temeraria valoración pública de algunos jueces y ex-jueces-, siendo obvio que prejuicios tan osados responden a algún interés espurio y carecen de todo valor o interés sano para el resto.
Ambos medios manipulan el derecho a la información de todos, sirven al capital que, al amparo de lo que llama "desarrollo" y "progreso", sólo destruye y son, además, declarados partidarios de "no judicializar" los posibles delitos habidos en el "conflicto catalán", queriendo demonizar hasta la idea de que el Tribunal Supremo castigue con justicia los indiciariamente muy graves delitos que juzga, pues en ellos ven solo un problema que exige negociar, hacer negocio, para que, como siempre, al final pierda el resto. Por contra, veo claro que la solución al "problema catalán" es juzgar rectamente los delitos cometidos en su caso y, al tiempo, empezar, ¡ya!, a poner coto político serio al desbocado populismo independentista, aunque se arruinen prósperos negocios del capital en ese territorio administrativo, pues son gravísimos los riesgos y en Europa hay muestras sobradas, guerras balcánicas, Hitler, Mussolini, Franco, Yugoslavia,..., de las atroces secuelas de abrir la espita al dañino egoísmo nacionalista.
Los jueces deberán ejecutar su trabajo y el resto no "gatopardear", sino hacer política que consolide la Europa solidaria de las obligaciones justas y ayude a cambiar para que nada, nada, siga como está.


Deconstruir el procés (5)
Desobediencia civil
Fernando Merodio
ALERTA 01-03-2019
Henry David Thourau (1817-1862), vivió algo más de dos años, entre julio de 1845 y setiembre de 1847, alejado de la civilización, en la naturaleza, entre animales libres, flores, árboles,..., en el lago Walden, que da nombre a la obra subtitulada "La vida en los bosques", experiencia durante la que fue multado por negarse a pagar los tributos que le reclamaba un gobierno del que no recibía nada y al que moralmente -no sólo políticamente- rechazaba, episodio vital que le llevó a escribir su breve y brillante panfleto "Del deber de la desobediencia civil", en el que explica por qué y cuándo se debe desobedecer, lectura obligada para comprobar que lo que explica Thorau no tiene nada que ver con la actuación durante el procés del bien pagado "activista social", Jordi Cuixart, no justificando, pues, su violación de las normas.
Cuando dice haber incumplido la ley el 1-O por "dignidad colectiva" y "ejercicio de derechos fundamentales", el tal Cuixart ofende a quienes se han visto forzados -por razones de legalidad, políticas y, en especial, éticas- a "desobedecer civilmente", a no cumplir normas casi siempre jurídicas, de cumplimiento obligado y a las que el poder atribuye tal relevancia que su desacato acarrea un duro castigo. Son casos conocidos de tal modo de protesta/acción política, como los particulares motivos éticos de cada uno, los de Jesucristo, Tolstoi, Gandhi, Luther King, Mandela, Rosa Parks, Desmond Tutu, José Bové,... e intentar limitar, como quien quiere escindirse de España, las razones para desobedecer al simple rechazo de una norma que molesta, significaría convertir en desobedientes civiles/héroes a todos los criminales.
Define a los independentistas, además del ultraderechismo, racismo y nacionalismo xenófobo que aquí muestra, un ejemplo, el actual presidente de la Generalitat, Quim Torra -"hay algo freudiano en estas bestias (los españoles), un pequeño bache en su cadena de ADN"-, la insolidaridad que se evidencia en el hecho de que los territorios que exigen su segregación suelan ser los ricos, Flandes, la Liga Norte o Cataluña, por lo que el activismo de Cuixart es, además de delictivo, insolidario y racista, no ético.
Son fúnebres los intentos de defensa en el juicio de Ada Colau y, fuera de él, del desleal y, en el peor sentido, listo Piqué que difundió tras finalizar el partido R.Madrid - F.C.Barcelona, evidenciando histeria o idea de -irreal- superioridad ética, un novedoso exabrupto: "Si las televisiones -deportivas- españolas que estáis aquí dedicarais más tiempo al juicio que hay de los presos políticos -televisado íntegro para todos en directo-, que es súper injusto, y la gente de España pudiera ver un poco más lo que pasa, en vez de hablar de VAR, iríamos un poco mejor como país"; no puede ser más miserable hacia sus compañeros y el fútbol que le ha hecho millonario, ni pudo vejar, con menos palabras, más a todos como personas y país.
Lo que se juzga no es, pues, desobediencia civil, sino posibles actos delictivos.

Deconstruir el procés (4)
Trama organizada
Fernando Merodio
ALERTA 27-02-2019
Pese a quienes pese, que parecen ser muchos y poderosos, el importante juicio avanza y las declaraciones de los acusados convalidan hechos y pautas de actuar que sólo conocíamos por los -parciales- medios de comunicación; lo dicho en estrados dota ya de efectos jurídicos al dato cierto de que -al menos desde que se incubaba el referéndum del 9-N de 2014 sobre la Arcadia feliz- se apoyó en una amplia trama organizada para aprovecharse de la fútil respuesta a las dos preguntas: "¿Quiere que Cataluña sea un Estado?" y "¿Quiere -no, querría- que este -no, ese- Estado sea independiente?".
Por ahora no iré  más allá de dar a tal "trama" el alcance -aún no jurídico- que le da el diccionario de la RAE, "disposición interna en que se relacionan o se corresponden las partes de un asunto", y decir que implicaba -¿e implica?- a más que los procesados: el govern en pleno, la presidenta y parte de la mesa del parlament, mandos y miembros de los Mossos d'Esquadra, los grupos -Omnium Cultural, OC, Assemblea Nacional Catalana, ANC, y Associació de Municipis per la Indepèndencia, AMI- que propagaron el bulo de un -hoy inexistente- derecho a decidir de los catalanes,... que, de común acuerdo, con fondos públicos, dinero y medios de todos, tras propalarlo, propiciaron oficiar tal referéndum.
Me parece que se ha dejado en las declaraciones evidencia jurídica bastante de que existió -y existe- esa trama para, con muy alto grado de sincronía y sin siquiera capacidad legal para convocarlo, celebrar tal referéndum con preguntas muy expresas sobre una -ilegal e ilusoria- independencia de su territorio administrativo, un referéndum, sin duda, con un fin que el juicio deberá fijar, junto a otros hechos.
Admiten -incluso alardean- los acusados que el procés coge forma en torno, en especial, al argumento de un inexistente -y hoy, con nuestras normas, inviable- derecho a decidir separarse del resto de España, con cientos de miles de catalanes, quizás muchos mal informados, convencidos de poder conseguir lo que solo sería lícito pactando con todos los vinculados al contrato social que firmamos hace más de cuarenta años o, última posibilidad, el empleo de tanques.
Pienso que dada la importancia de los hechos ya admitidos, hay muy graves delitos, pero aún no hay prueba bastante para la tipificación adecuada de los mismos y en tal punto resumo lo que, acreditado, veo más reseñable hasta el momento: se utilizó la técnica socio-político del golpe de Estado y en el juicio se deberá acreditar si la violencia usada -que sí la hubo- fue material o de cualquier otro tipo, no veo que la estrategia de defensa política, poco jurídica, vaya a ser penalmente eficaz, tampoco lo va a ser escudarse tras un vago mandato ciudadano y, por último, entiendo probado que el procés se construye por -y en torno a- una trama organizada real.


Deconstruir el procés (3)
El mandato ciudadano
Fernando Merodio
ALERTA 22-02-2019
El espectáculo del juicio empieza a perder la batalla frente a unas inanes elecciones y, salvo vistosos "incidentes" en estrados, su presencia disminuye en los titulares de los medios, evidencia de una general torpeza al no ver, por encima de una inane alternancia electoral entre similares, el riesgo evidente -simbólico y real- de lo que se juzga y el disparate que es sepultar tan graves hechos bajo engaños, pactos y olvido. 
La bipolar estrategia defensiva abre grietas y ayuda a deconstruir el procés cuando Jordi Turull y algún otro -mejor preparados que los fiscales- se defienden alegando haber cumplido las obligaciones de su "contrato social" -que, al ser políticos, supongo más rígido y exigente en el respeto a leyes y órdenes judiciales que el mío- pues están obedeciendo, dicen, un "mandato ciudadano". Ya que el contrato social genérico que acatamos casi todos en lo esencial es claro y público y no lo es su auto-exculpatorio mandato, en el juicio podrían fijar quiénes y cuántos son sus mandantes y documentar -para probarlas- las concretas órdenes que, porque les atan, sirven para excusarles, siendo en especial leales y exactos al detallar la relación entre el mandato y la constitución, apoyo/obligación hasta para ellos, que la han votado y jurado.
En "El orden del día", premio Goncourt 2017, Eric Vuillard narra aspectos -no muy- ocultos del ascenso del escalofrío nazi al poder y, tras explicar algo tan sabido como el papel de Basf, Bayer, Agfa, Opel, Siemens, Allianz, Telefunken,..., razona que las empresas no mueren como los hombres, son cuerpos místicos que perennes pueden pactar con cualquiera, detalla cómo Hitler humilló a las autoridades de Austria antes de someterla por la fuerza, tras que su débil y tiránico presidente, Schuschnigg, tuviera el dramático error de pensar poder vencer al führer con sus "objeciones de derecho constitucional" pues, abogado, creía que las constituciones, "como las matemáticas, no permiten hacer trampas"; Hitler le demostró en días que no era cierto, sufriendo los duros corolarios del error, no el ignaro político, todos los austriacos.
Hitler derribó la hegemonía normativa de la constitución en Austria con amenazas respaldadas por la fuerza, Junqueras, Turull, Romeva, Rull,... intentan, con amenazas pero poca fuerza, sustituirla por lo que dicen pide -parte de- su sagrado pueblo, o sea ellos y, con apariencia impune, repiten que "no es un texto sagrado escrito en piedra" y "se puede adaptar a los cambios",... cuando y como ellos quieran.
El juicio y la deconstrucción del procés me acercan a Vuillard, a cómo narra lo ocurrido en Austria en mil novecientos treinta y tantos y me sugiere que, en otro nivel ahora, en una Cataluña lugareña y egoísta se empieza a percibir, como allí entonces, el tufo de una "propaganda repetitiva y vulgar" junto al "aspecto pegajoso de los trapicheos y la impostura" y, aún peor, algo de "amenaza brutal", no un leal mandato ciudadano o un juego.


Deconstruir el procés (2)
Estrategias de defensa
Fernando Merodio
ALERTA 20-02-2019

Preocupa que el hecho de que el primer día del juicio algún abogado de la defensa definiera el proceso como una "causa general y prospectiva" y, aún más ultrajante, como un "vodevil procesal" haya provocado que ministerio público y abogacía del Estado entraran al trapo con algo tan inexactamente melodramático como que es "un juicio en defensa de la democracia" y los acusados intentan "sentar en el banquillo al Estado", mientras el Tribunal contrariaba una petición de la poco grata acusación popular fijando que sentarse en el banquillo real con un lazo amarillo -que todos sabemos lo que significa- no tiene "una carga política indudable"; sin duda todo ello falsea lo real, daña el proceso y es, pues, arriesgado.
Se ha abierto -y habría que cerrar- la espita que lo muta todo en mitineo político, religioso, sentimental,... como el de Oriol Junqueras, que se evidencia al negarse a responder, no a Vox, al ministerio fiscal, intentando, quizás, devaluar el juicio o acaso evitar que se altere su preparado discurso, poniéndose al nivel de esos corruptos que, con hechos evidentes, no contestan a cuestiones difíciles de justificar. Es la eterna cruzada de la imagen y los titulares mediáticos, de obviar el debate jurídico sobre la autoría o no de hechos delictivos, punibles; epígono de fray Gerundio de Campazas, hijo de Antón Zotes, tiene Junqueras de sí un alto concepto, " buen hombre", habla -y mucho- de su amor a Cataluña, su ética de las convicciones,... pero no dice nada del contrato social -cualificado y muy bien remunerado- que, como elegido, le ata a la Ley.
En una conferencia dictada en 1919, editada en el libro "La política como profesión", Max Weber fijaba los límites entre pensamiento y acción política, explicando que toda sociedad establece sus formas de dominación y las somete a técnicas y mecanismos de legitimación no condicionadas, como pretende Junqueras, por el peso -confesional o laico- de las religiones, pues no debe olvidarse que esto no es un convento sino el mundo rebosante de mal, por lo que la personal y privada "ética de las convicciones" de que él alardea debiera claudicar ante la de "las responsabilidades", sobre todo si, libremente como él, se ocupa un cargo político.

Con tal estrategia de defensa -política, ética y sentimental- parca en Derecho y ajena a los hechos que se juzgan y visto que además, al deconstruir el procés declarando en el juicio, no se intenta aclarar los hechos, ni explicar la difusa ética de las convicciones, es lícito que, lo mismo que Weber, los muchos inquietos por lo ocurrido, al contrario que Junqueras, entiendan que "lo que tenemos ante nosotros, no es la alborada del estío, sino una noche polar de una dureza y una oscuridad glacial..." y que, pues además se muestra deslealtad e intenta provocar algo parecido al llamado "síndrome de Estocolmo", yo empiece a dudar que él sea el "buen hombre" que dice.


 Deconstruir el procés. 1
Técnica de golpe de Estado
Fernando Merodio
Alerta 14-02-2019

Acepto el envite de opinar dos veces por semana y hacerlo política y jurídicamente acerca de lo que ocurra en Madrid, en el Tribunal Supremo, en torno a los hechos del ámbito del referéndum de independencia de Cataluña de 2017, el mediático 1-O, y para ello intentaré deconstruir en el trámite del juicio penal contra algunos dirigentes lo que fue -y es- el procés, sabiendo que no es posible una única lectura de cualquier episodio, texto o concepto, en especial éste, pues hay casi tantas lecturas como lectores, así que a lo largo del juicio habré de aplicarme en aclarar el significado esencial, tema, contenido, contexto,... de ese procés tratando de fijar la representación mental o concepto que, para mí, encarne tal significante.
Para ello parto de la base de que, tal vez, mucho de lo que pienso será desmontado por lo que viva los próximos meses y aclaro que ahora identifico lo ocurrido en torno al 1-0 en Cataluña con una noción, sólo sociopolítica que no vinculo a efectos jurídico penales; me parece, llanamente, que una minoría usó la técnica de un intento de golpe de Estado, aun latente, al que hoy tampoco califico desde un plano ético, pues según circunstancias, razones, objetivos,... me cuesta criticar en otros casos tal intento de cambio. Veremos en éste.
Para clarificar ideas, acudo a Curzio Malaparte, que en Técnicas del golpe de Estado, 1931, analizó distintos putsch o intentos habidos en Europa entre el 18 de Brumario de Luis Bonaparte y la Marcha sobre Roma de Benito Mussolini y muestra cómo, desde cualquier punto del espectro ideológico y apoyándose en el uso espurio de la legitimidad que emana de la norma que infringen, hay grupos que se apropian -o lo intentan- de la maquinaria estatal, con o sin violencia, para modificar la estructura del Estado, concentrando su fuerza en puntos sensibles de los servicios públicos o los distintos aparatos.
Analizo momento y circunstancias de este intento de putsch, insisto que aún latente, y veo que en el territorio en que los sometidos a juicio eran autoridad rigen dos leyes, Constitución y Estatut, aprobadas en Cataluña de forma más mayoritaria que en toda España, que definen normas que, me parece, admiten incumplir, violentando tanto la confianza de la gran mayoría que no piensa igual que ellos como parte básica del contrato social que les convirtió en porción voluntaria de un, con defectos y límites, Estado democrático de Derecho que, de momento, los incluye.
Esa deslealtad genera serios riesgos al resto en temas importantes y entiendo que justifica el juicio; poco a poco, al deconstruirse el procés, además de ver en la sesión inaugural que no han sido un bloque simbólico, han ejercido con amplitud de tiempo, fondo y forma su defensa jurídica y política y me sugieren estar distanciándose de la calle, diré si -me parece que- cometieron delitos y, en su caso, cuales fueron.

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