Lo cotidiano.121
De Montesquieu -muerto- y el servicio público de Justicia
Fernando Merodio
07/09/2025
Fue en 1985 cuando -precoz- Alfonso Guerra, tras
apropiarse de una Ley Orgánica del Poder Judicial, LOPJ que -solo- retocaba el
control franquista sobre el poder judicial, de los jueces, gritó -si
sabría él- “¡Montesquieu ha muerto!”,
viendo reforzado que la Constitución del 78 no garantizara la división e
independencia de los poderes políticos, legislativo, ejecutivo y judicial, los
tres en manos de mercantiles/partidos novatos, frescos -en el peor sentido-, agitando
el trilero que, a partir de ello, el bureaucrático
Consejo controlaría la actividad judicial de los jueces -el poder judicial que negaba Franco- todo
ello fruto del ingenio -solo- mercantil psoecialista
-ya “progresista”, no marxista, un
pelele al lado del histórico, potente PCE- que, para compensar su debilidad, tuvo
que ser financiado por la CIA y la
corrupción alemana para, entre más cosas, dominar “lo judicial”, que las empresas/partidos -el parlamento- designaran a
los barandas de tal Consejo, sin que la elección mixta del "pacto de Estado para la reforma de la
justicia" que, en 2001, impulsó la PP aliviara la -triste- situación judicial
ni, peor aún, dotara -clave para el débil- de independencia eficaz a su supuesto
poder estatal político, en realidad -casi- ninguno.
El Roto 27.07.2025
Vale igual para ejecutivos, legisladores,
jueces… y, sobre todo, ricos
No hay, pues, “poder judicial” instituido pero, ¡uf!, sí que hay jueces que, bien
o mal, usufructúan -dignos o sórdidos- la parte esencial de tal -supuesto-
poder, juzgar lo concreto relevante y, al hacerlo, enfrentarse/servir a
quienes, torticeramente, (ab)usan (de) cualquier poder real, siendo así que mi
yo -nadie es perfecto- de abogado que, del lado del débil, usa la Ley como
garrote contra quien -estima- lo merece, sabe que, como ese yo abogado, hay
jueces que no tienen un deseable nivel y más de los deseables que, en el grupo
de los segundos, sirven a quien -de cualquier modo- manda, obligando al justiciable
a más de lo justo para lograr -y, en la mayoría de las ocasiones, ni eso- que sentencien
lo innegable que todos, incluso los ciegos, ven.
Así están pinados los bolos de “nuestra Justicia” y así tiene -la
mayoría- que jugarlos sin protestar, sin más arma que la Ley… de otros, no apelando
al “servicio público de Justicia”
cuya “eficiencia” -dicen- busca esa L.O. 1/2025 y -sin duda- intenta manejarla -aun más- y -de facto- acabar con ella,
sino confiando en la vieja, fundamental idea, ¡uf, pensar!, que, precediendo a
Marx, definió Aristóteles en el libro V de su “Ética a Nicómaco” como virtud moral esencial no innata, que exige cultivo
y solo el individuo sabio y virtuoso -el que más allá de cumplir la norma le anima
en su interior hacer lo correcto/justo en toda situación- para, sin caer en injusticias
ni en victimismos o caprichos, dar a cada cual lo suyo -ni más ni menos- en
base a su mérito o necesidad, buscando -además, en lo posible- la igualdad y
proteger los derechos ciertos, sociales o individuales, no inventados ni coyunturales,
dentro de un orden legal elaborado por todos en concejo abierto -sin
intermediarios-, fijando las relaciones sociales y respondiendo a los actos
contra la legalidad aceptada, con un trato igual para todo derecho, limitando
la desigualdad, reparando daños -ilícitamente- causados y asignando -equitativo-
recursos, oportunidades y obligaciones.
El Roto
29.06.2025
¿Alguien duda que tal es el estrecho túnel en
que nos intenta meter Sánchez el Malo?
Todo ello cierto, es idílica teoría, pero aquí
hoy, en la descarnada, injusta, realidad de la sórdida cosa que -aún algunos-
dicen España Sánchez el Malo -por genes, no por (de)formación- denuncia cobarde
-sin identificar ni llevar a los Tribunales, como tiene que hacer el común de
los mortales- y su biblia laica, El País,
repica que -solo- “sobre los casos de su
familia, hay jueces haciendo política que no cumplen la ley”, refiriéndose
-entiendo- a los trámites existentes sobre la cátedra universitaria de la
bachiller Begoña, el extraño empleo público de -como Juan Guerra- su “enmano”, la financiación proxeneta -aun no
investigada- de sus inicios económicos, lo del Fiscal General del gobierno o Leire, la “fontanera pasiega”, la flatulencia política, opuesta a Montesquieu,
q.e.p.d., que es Conde-Pumpido, las -dicen- delictivas acciones del “trio de la Bencina”, Ávalos, Cerdán y -atípico,
irrepetible- Koldo, en los que -vitales para él- confió tanto en su “paso del Rubicón”, como Julio César, “cruce de los Alpes”, como Anibal Barca o
“batalla de las Termópilas”, como
Leónidas, hasta su titánica victoria sobre el “aparato PSOE”, que hoy él controla, iniciando ahora una nueva cruzada,
ésta muy peligrosa, contra jueces que -como si hubiera alguien que no- dice que
hacen política, intentando dar la vuelta total -¿para romperlo?- al gastado
calcetín que, hoy es la Justicia, virtud ética, intentando para ello modificar
la sobada LOPJ, cajón de sastre
cuando hay problemas, con otra clandestina, de la que nadie habla, la L.O. 1/2025, de (…) eficiencia del Servicio
Público de Justicia, que retoña -y empeora- los rescoldos de la -útil- Covid19, nueva Ley -de no duchos en
legislar- que solo con leer su inacabable Preámbulo,
antes Exposición de Motivos, aterra con
el grave caos que anuncia -mucho mayor que el actual, incluso bloqueo- con su
confuso/agobiante articulado y, sobre todo -casi un “quijote”- con sus 8 disposiciones adicionales, 15 transitorias, 38
finales y la derogatoria, en el inmediato actuar de Tribunales y Juzgados de nuestra
-disfuncional/deforme- administración de (in)Justicia actual, revelando un
-palmario- intento de alterar -solo- el caos judicial que, antropomórfico como
el del clima, acosa lógico a Sánchez e -insisto- su maldad genética, personal,,
pretendiendo -también insisto- dar la vuelta al -no por lo que él dice- ya
traslucido, maloliente calcetín que asfixia nuestra Justicia con modificaciones
materiales y formales que en nuestra desnortada administración, la circense “troupe” -émula de “Freaks”-, acaldada a su -sola- conveniencia por el “malo atornillado a un sillón”, encabezada
-en esto- por ese Bolaños inconstitucional ministro estraperlista que apila
Presidencia -ejecutivo-, Justicia -judicial- y relaciones con las Cortes
-legislativo-, ¡Montesquieu ha muerto!, sin otro mérito que sus -ilegales-
salidas de tono y su -bobo- conflicto con Grande-Marlaska -otro- en pro de lograr
el peinado más estrambótico.
Y, pese a todo, aguantamos sin hacer -casi nadie- nada
Coda
sobre eficacia, prontitud y prisa.- En 6 meses -eficaz prontitud no es egoísta prisa
tóxica-, la misma Administración estatal que incluye el MITERD de Sánchez el Malo/Ribera/Bacigalupo, populismo peronista
que empleó más de 12 meses en aportar al dúctil, maleable -y más que lento- TSJ
de Madrid, el caótico expediente -la Ley fija 20 días- del jugoso negocio de Iberdrola, Banco Santander y Valcarce,
conseguidor jurídico “para la democracia”
que es el muy dañino P.E. El Escudo,
usurpación de monte de utilidad pública propiedad en mano común -no de corruptas
instituciones- de los vecinos, ahora quiere, con sigilo, provocar un caos que
haga imposibles -o, al menos, dudosos- los juicios de los “casos de Sánchez el Malo congénito”, mediante una Ley clandestina
-yo, abogado, he sabido de ella hace 4 días y mi colegio, corporación
franquista guarda silencio cómplice- todo ello rematado por, muestra ebria de -delirio
de- poder, el disparatado apartado VII y último del citado Preámbulo al decir -textual-
que tan maliciosa, injusta Ley es “el
instrumento idóneo y ¡¡¡el único posible!!! para alcanzar el objetivo de
conseguir una reforma de la organización judicial y de la oficina (…) como
servicio público -que- se produzca en
condiciones de eficiencia organizativa”, y todo ello en seis meses, menos
de la mitad de lo tardado -caóticos- en aportar el expediente del P.E. El Escudo!, trampantojo para bobos
que intenta tapar, con egoísta furor tóxico, la corrupción que anega a Sánchez
el Malo con la bella/destructiva apariencia de una eficaz prontitud de la que
tan alejada, lamentablemente, está nuestro pésimo servicio público de Justicia
y ¡menos mal que, pues lo ignoran todo sobre ella, no pretenden, al tiempo,
arreglar lo del caos que sufrimos respecto a la idea aristotélica, marxista de
la Justicia como virtud moral!
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