domingo, 28 de marzo de 2021

160 Los domingos, cavilar Peor, incluso, que un ecocidio Fernando Merodio 28/03/2021

 160 Los domingos, cavilar

Peor, incluso, que un ecocidio

Fernando Merodio

28/03/2021

"Ecocidio es un neologismo que en principio hace referencia a cualquier daño masivo o destrucción ambiental en un territorio determinado, parte de uno o más países, o bien con consecuencias a escala global” (Wikipedia).

Prestaremos atención a "los delitos cometidos mediante la destrucción del medio ambiente, la explotación ilegal de los recursos naturales o, en especial, la apropiación de tierras" (Fiscalía de la Corte Penal Internacional, CPI, 2016).

El 20 de noviembre de 1945 derrotados los nazis, pero sin aniquilar -culturalmente- el nazismo, suicidados Joseph Coebbels, Heinrich Himler y el propio Adolf Hitler, fugados Adolf Eichmann y Josef Mengele y en ignorado paradero, aún hoy, Martin Borman, comenzaban los llamados juicios de Nüremberg en que los vencedores, no mucho mejores algunos que los vencidos, utilizaban nuevas figuras penales para castigar los inhumanos actos por los que, evidenciando la “banalidad del mal”, se juzgó a otros jerarcas nazis, Hermann Göring, Alfred Rosemberg, Rudolf Hess, Hans Frank, Alfred Jodl, Wilhelm Keitel, Joachim von Ribbentrop, Albert Speer, Franz von Papen,…, histórico momento en que yo era cómodo nasciturus que, en la mitad de su gestación, supongo que inquieto, se revolvía flotando en el líquido amniótico con que me alimentaba en su interior mi madre, de la que salí enrojecido, larguirucho y gritón me han dicho, el 14 de abril de 1946, domingo de ramos como hoy, a los 7 años y 13 días del fin de la (in)civil guerra española, ensayo/anuncio de lo que vendría después con Mussolini y Hitler y a los 15 años, exactos, de que el -mínimo- triunfo en unas elecciones municipales y la -habitual- cobardía borbónica trajeran, el 14 de abril de 1931, una república, la II dicen, para la que, como el tiempo mostró, nuestros mayores, lo mismo que hoy nosotros para una hipotética III, no estaban preparados.

Las -siempre- dúctiles condenas, razonadas con normas posteriores a los hechos, fueron leídas, en Nüremberg, con prosopopeya, por ufanos jueces vencedores durante los otoñales 30 de setiembre y 1 de octubre de 1946, en que yo -dicen, pues no lo recuerdo- llevaba viviendo más de 5 meses y medio, 169/170 días en Rozadío, con mis padres, peñas abajo de la bella ribera del río Nansa, expoliada por el capital energético que abusaba de la represión y el hambre, y, sin haber sufrido las peores tropelías criminales de Franco y Hitler, sí que conviví sin percibirlo, ajeno niño feliz, con la corta, leve reparación que fue castigar una pequeña parte de las atrocidades del segundo y luego, algo mayor, acogido en el PCE, con quienes intentaban hacer lo posible para frenar los muy mayoritariamente consentidos abusos del primero.

Repito, algunas de las normas con que se juzgó a los criminales nazis, posteriores a sus atrocidades, nacieron de las atormentadas, inteligentes, justas mentes de dos víctimas miembros de familias asesinadas en medio de la barbarie, dos juristas, el polaco Hersch Lauterpacht, impulsor del tipo de los “crímenes contra la humanidad”, que, partiendo del ser humano individual como unidad última de toda ley, defiende que éste puede -debe- exigir su derecho a ser protegido por la humanidad cuando el Estado -allí entonces alemán nazi- pisotea sus derechos y ultraja la conciencia del género humano, añadiendo que nadie que colabore en la comisión de tales crímenes debe estar libre de responsabilidad, tipo que fue aplicado ya, 1945/1946, en los juicios de Nüremberg, y Rafael Lemkin, ucraniano que tipificó como “genocidio” “la puesta en práctica de acciones coordinadas que tienden a la destrucción de los elementos decisivos de la vida de grupos con la finalidad de su aniquilamiento”, delito que no recogieron las sentencias contra los jefes nazis, pero fue asumido en la Convención para la prevención y sanción del delito de genocidio, de la Asamblea General de la ONU, 1948, fijando que “el ataque contra un grupo humano equivale a atentar contra la humanidad”; dos gravísimos delitos, genocidio y crímenes contra la humanidad que, pese a los muchos motivos dados por países, organizaciones y dirigentes, han sido juzgado muy pocas veces y, además, con un criterio -político- selectivo y dudoso.

Lauterpacht y Lemkin, dos víctimas personales/familiares de la irracional, inhumana barbarie, vivieron, jóvenes, en la bélica Europa de las dos guerras en la ciudad de Lemberg, también llamada Lwów, Lvov, Lviv, incluso Leópolis, según quién mandara en ella, quien impusiera su voluntad sobre sus vecinos, Polonia, Ucrania, Galizia, Rusia o la Alemania nazi, reflejo de la locura de una época y unas ideas insolidarias, sangrientas que aquí ahora, gritadas por fascistas, nacionalistas y populistas, se exhiben desde distintos intereses y perspectivas egoístas, siendo la condición de víctimas, no verdugos, ni colaboradores necesarios, ni cómplices acomodados,… de los dos profesores la que hace que sus dictámenes jurídicos sobre los actos que penalmente tipificaron sean, además de justos, en especial, creíbles.



EL ROTO 28/03/2021

Pese a todo, próximo a cumplirse los 75 años de la manoseada, útil sentencia contra la barbarie del “mal banal” nazi, las cosas no han cambiado tanto, casi nada, salvo en una cosa, el despiadado control por el capital de -cómo se cuenta- la historia; vivimos enfangados en el mismo -o muy parecido- mal, insisto en que tan banal como aquel pero más impune, que continúa campando en el mundo con plena -en este caso, nadie lo dude- libertad y, si hubiera un mínimo de respeto a la humanidad, al género humano, no podríamos vivir sabiendo lo que ocurre en todas partes -en unas más que en otras- del mundo, mientras, ejerciendo la función de kapos del lager que es el planeta, alegamos que cada uno de- nosotros nos limitamos a hacer lo que, antes de suicidarse, Primo Levi definió como el “sucio trabajo de todos los días” de los guardias de Auschwitz; en la locura actual, las víctimas de los nazis de hoy, del capital global con su desmesura ilógica, no son una raza, una clase, una religión, un pueblo,…, los negros, los judíos, la fe católica u otra, los obreros comunistas,…, hoy el sacrificado en la pira del dinero, hasta el harakiri global, sería -no veo modo para que se salven los muy pocos causantes- todo el género humano, la humanidad, no, como algunos dicen, el planeta que, a su modo, nos sobreviviría a nosotros y a otros más salvajes incluso.

El “calentamiento global”, cuyos efectos futuros -y actuales- analizan cientos, miles de libros que solo los culpables del “cambio climático”, los que -un rato- se enriquecen con él o los abyectos lerdos que reciben migajas se niegan  a leer, debatir, aceptar,… y cambiar, ha generado una idea que oculta cómo las víctimas no serían los millones de los pasados años 40, sino todos y, pese a que muerto el perro no habría rabia, se finge solucionar el drama inventariando otro crimen, el “ecocidio”, tomado de Olof Palme, 1972, para el Estatuto de la Corte Penal Internacional, trampantojo que tape la única solución, tres palabras de Greta Thunberg, niña sueca: “¡¡Cambiar el sistema!!

En el ridículo canalla que aquí vivimos, la solución no vendrá del egoísmo nimby -No In My Back Yard-, el ¡aquí no! de relamidos videos que, sin explicar dónde sí, difunden El Delirio Montañés y los “nuevos ricos pasiegos, cuyo “progreso” empeora aquella forma de vida, la llena de artefactos, desfigura las cabañas, da la lata con “Garma Blanca" y ni cita las otras decenas de parques urdidos en toda Cantabria, como no traerán solución tampoco los saltos mortales sin red del gurú Revilla, obligado, ¡ya!, a explicar qué le exigen Iberdrola, EDP y demás cuates del “concurso eólico”, debiendo dejar de ser el lerdo bocazas que, ¡ay, la hemeroteca!, pasa de decir el 25/10/2010 que la comunidad puede ser el Kuwait de las renovables -con él y Alí Syed jeques- a, ayer diarreico, enmerdar el territorio aventando, falso, en los medios que la gente esté tranquila, que no vamos a convertir Cantabria en un parque eólico”, un negocio, jaez, ¡qué asco!, de “político”; urgen, sin duda, más juicios de Nüremberg, no con leyes hechas por verdugos USA, europeos, chinos,…, sino por víctimas como Lemkin y Lauterpatch, ahora suramericanas, africanas, asiáticas, …, juicios en que, siendo tan dañino y definitivo el delito y tan cruel el criminal, haya condenas como en 1946 e, inmediatamente, ¡cambio de sistema!, se elimine la generación concentrada -prototipo ejemplar de “ecocidio”- y se imponga la distribuida, sobre lo que, ¡ya!, hay que cavilar.

domingo, 21 de marzo de 2021

159 Los domingos, cavilar Delitos nuevos, muy graves Fernando Merodio 21-03-2021

159 Los domingos, cavilar

Delitos nuevos, muy graves

Fernando Merodio

21-03-2021

"El gobierno regional impulsará los proyectos eólicos de EDP en Valdeolea, Valdeprado del Río y Campoo de Enmedio" (Miguel Ángel Revilla. PRC. Presidente del gobierno de Cantabria).

"(...) confío en que la documentación presentada sirva para 'detener la ejecución' del parque eólico Garma Blanca" (Gema Perojo. PRC. Alcaldesa de Solórzano).

Con diferencia de horas, el Miguel Ángel Revilla que partió de Girón de Velasco para llegar a factótum del PRC impulsaba la turbia reunión de Marcano, Blanco, directores generales y -supongo que- algún guardia de seguridad de industria y medio ambiente con una multinacional portuguesa, capital chino, socia de Viesgo, y garantizaba que "el gobierno regional impulsará los proyectos eólicos de EDP en Valdeolea, Valdeprado y Campoo", al tiempo que Gema Perojo, alcaldesa PRC de Solórzano, y concejales de la zona y el partido reincidente en ilegalidad lobbysta ofrecía, -poco fiable- "detener la ejecución" -peligrosa coincidencia, ¡detener y ejecutar!- de unos aerogeneradores a los que, ¡vaya a saber por qué!, los medios y el "¡aquí no!", nimby, de algunos vecinos ha puesto de moda entre los varios cientos de turbinas que nos quieren implantar.

Regurgitan que esto es una democracia y, lenguaje pervertido, no es cierto, se trata de apariencia buscada que aconseja pensar, pues, tras acatar a un dictador y vivir una transición que, salvo para algún comunista desnortado, fue pacto de franquistas añejos con gentes que vivían apacibles con el dictador y un invento trilero financiado por la CIA y la socialdemocracia alemana, a partir de lo que estamos en caída libre a un fangoso muermo en crisis, mezclado ahora con la útil, dañina pandemia, y quien busque libertad, igualdad, fraternidad,… en el pútrido puré caldoso solo hallará lo que los pesimistas dicen bullshit, coloquialmente, pamplina, literalmente, mierda de toro, amasado por las dos sabidas oligarquías, una política, que es burocracia mercantil con ignaras cúpulas y, por encima, otra aun más oligárquica, la económica, el injusto poder del dinero de -muy- pocos, dos cuadrillas frente a las que, como contrapeso aparente, solo hay un falso respeto -formal- a la soberanía del pueblo, que ha quedado en mínimo poso, el derecho al voto y las libertades formales… y gracias; en eso hemos cuajado, injusto capitalismo sin freno y pervertidos vocablos vacíos en manos de impresentables: democracia, progreso, progresismo, libertad, liberalismo, mercado,...



EL ROTO 19-03-2021

Si estuviéramos de acuerdo en que política es arte de vivir juntos, buscar el bien de todos, y rastreáramos un camino hacia la libertad justa, que niegue la sumisión a imposiciones ajenas y se oponga a todo título -de nacimiento, mayor saber, religión, conquista,...- que legitime a nadie para imponerse al resto, sería muy fácil convenir que meter en una urna un papel -que dan ya impreso- para elegir cada cierto tiempo entre los que los oligarcas quieren no es democracia; hace casi dos siglos escribía Marx algo que hoy resulta aún más cierto, la igualdad de que nos hablan es mero interés mercantil, explotación de unos por otros, desigualdad brutal entre el que vende su fuerza de trabajo y el que se apropia de ella, egoísmo que trae hambre, paro, desigualdad,… que intentan ocultar en la huera cáscara del consumo que satisface, dicen, apetencias vitales y, por contra, exige producir más sin beneficio social; explica Rancière que al identificar tal cosa con democracia se entierra toda crítica al consumo insano y los nulos beneficios que la sociedad opulenta nos genera, convirtiendo al consumidor en irracional creyente de que algo tan bobo como ser capaz de expresar sus preferencias electorales y sus placeres íntimos” le convierte en un demócrata.

La bella desmesura de la democracia era evidente en Grecia (Las leyes, III), cuando entre los siete títulos que habilitaban para gobernar, el más justo y de mayor autoridad era la elección por el dios azar mediante sorteo, que era base de esa democracia como modo de gobierno en el que no existía título alguno -repito, ni de nacimiento, saber, religión, conquista,...- que legitimase el poder de uno sobre otro, diciendo Rancière que la superioridad en democracia no se basa en más principio que en la ausencia de superioridad; sabían los griegos que al tratar igual a competentes e incompetentes asumían un riesgo, caer en manos de los más idiotas, pero evitaban otro mayor, ser gobernados por hombres hábiles para tomar el poder con artimañas, gobernantes corruptos, hoy evidentes, respecto a los que los griegos, como los revolucionarios franceses y norteamericanos del siglo XVIII sabían que para acceder al poder político no es exigible haber expresado, previamente, la ambición de hacerlo.

Si aspiramos a ser dignos, alejarnos de consensos instrumento trampa de oligarcas ajenos a la política, en vez de votarlos usemos, con insistente dureza, los peleados derechos de huelga, reunión, manifestación, asociación,..., que, ahora en lo que dicen, gráficamente, “pandemia” -del griego, “todo el pueblo”-, son derechos que, para existir, exigen diaria práctica y dejar que gobiernos, patronal, sindicatos, subvencionados,... sellen con el capital asesino la necrótica “paz social” a nuestras espaldas, contra la que, al ser tan dañina para nuestros derechos, debemos asumir riesgos, haciendo que suene el trueno de la razón en marcha que son los derechos como arma democrática.

Los aquí -se dicen- elegidos no son el “demos, base democrática, lo son la “gens de rien de Rancière, los “nada” de Galeano, los que saben que sólo hay libertad si cada uno influye en la acción política y que la emancipación no vendrá de la mano de elecciones que no deciden nada, ni constituciones, ni leyes y formas de gobernar con que los “elegidos” se blindan y perpetúan, ni de dividirnos en grupos políticos, sociales, de género,... que con (i)lógica policial son fáciles de controlar, comprar, vender, premiar, castigar,...; los “nada” solo nos liberaremos al acceder a cotas de poder, al ejercer con pasión los derechos de reunión, asociación, manifestación y huelga, al exprimir su jugo y generar brotes de democracia, coraje, alegría salvaje; para crecer hay que perder miedos, liberarse de mascarillas y atender al Mark Twain que decía que “cualquiera que haya agarrado a un toro por los cuernos sabe cinco o seis cosas más que quien no lo ha hecho” y, para ello, hay que empezar sabiendo que corrupción no es solo robar el dinero de todos, sino más, como hacen aquí ahora, convertir los partidos, torpes, en agencias que tratan al que paga y vota como a un memo.

En el duro tranco que es en pasar del pensamiento osado al acto, Kiell Askildsen, noruego, lúcido, nos avisa del mal mentor que suele ser el instinto de conservación, “instinto muy duro de roer que ha destrozado muchas decisiones sensatas” y, pues Shakespeare dice en boca de Hamlet que “la virtud no puede injertarse en nuestro viejo tronco / sin que nos quede algún resabio”, sé que para regenerar -un poco- el muy retorcido y añejo tronco de lo humano es preciso luchar, aferrarse a Marx, nominar a los corruptos y darlos la espalda, usar el bisturí de la venganza legal y no acudir, nunca nadie, al corrompido voto, abstenerse activos, ser beligerantes.

En Nuremberg, las justas ideas de un ucraniano y un polaco atormentados, Hersch Lauterpracht, “el ser humano individual (…) es la unidad última de todo el derecho”, The Law of Nations. The Law of Nature, and the Rights of Man, 1943, tipificando los “crímenes contra la Humanidad”, y Rafael Lemkin, polaco, “los ataques a grupos nacionales, religiosos y étnicos deberían pasar a ser delitos internacionales”, El dominio del Eje en la Europa ocupada, 1944, al dar forma al “genocidio” como tipo delictivo, hicieron que, con Justicia, se condenara a muerte por ahorcamiento, entre otros, a Hans Frank, jurista nazi, gobernador general de Polonia, pero el mundo vuelve, ahora, al miedo a "genocidios locales" y a formas ambientales de "crímenes contra la Humanidad" que demandan -no exagero- un nuevo y -muy- serio derecho penal ambiental que castigue duro el abuso, criminal en sentido estricto, del capital, sus corporaciones, varias españolas, frene la emergencia climática que aniquila la vida humana en el planeta y acabe, de una vez por todas, con eso que tanto gusta a entes como M.A. Castañeda y El Delirio Montañés y denuncia, administrativista sabio, Tomás Ramón Fernández al definir, alarmado, “el progreso del cangrejo”.



EL ROTO 21-03-2021

domingo, 14 de marzo de 2021

158 Los domingos, cavilar Juego de Tronos Fernando Merodio 14/03/2021

158 Los domingos, cavilar

Juego de Tronos

Fernando Merodio

14/03/2021

“Desconfiar de mí es lo más inteligente que habéis hecho desde que os bajasteis del caballo". (Petyr Belish, personaje de “Juegos de Tronos”).

“(...) sin duda somos muy inmorales y muy poco inteligentes comparados con esos hombres del porvenir. Creo que con el tiempo mereceremos no tener gobiernos”. (Jorge Luis Borges).

No tengo móvil, ni siquiera uno de esos prehistóricos que solo sirven para llamar -o que te llamen- a todas horas, a -y desde- cualquier lugar, no tengo coche, ni tampoco el carnet que administrativamente me habilite como conductor, asesino y contaminador en potencia, no he usado, ni una sola vez una tarjeta -de débito o crédito- bancaria, por lo que, sin lograrlo muchas veces, me fatiga en tener 20 euros en el bolsillo siempre, tal es el rechazo, la repulsión que siento hacia tan señalados símbolos del “progreso”…, la tecnología tóxica, el vehículo individual y, por encima de todo, el capital, sus bancos, cosas que nos llevan hacia atrás; para compensarlo, he concluido en 5 ocasiones la maratón que me permitió conocer New York, algunas decenas de veces más he corrido, en unas 3 horas, los míticos 42.195 metros en diferentes ciudades del mundo, incluida Santander, me he fatigado en completar corriendo en dos ocasiones 100 km seguidos en menos de 600 minutos y también me he mostrado a mi mismo siendo capaz de, sin parar, nadar 1.500 m. en el mar, correr 30 km. y pedalear en bicicleta 60 más, hasta completar la primera triatlón celebrada en España, entre la segunda playa del Sardinero y Corbán, antes de mi solitaria, pedagógica, cultural ruta de más de más de 800 km. del Camino de Santiago; no me gusta, es cierto, lo que dicen “progreso” acelerado, ni conquistar el cielo, ¡ya, irreflexivo!, para lograr un chalet, he sido y soy un lento, muy lento corredor de fondo, un marathoniano.

Casi por idénticas razones no he visto ni un solo episodio de esa cosa “popular” que tenía tiempo para ver y, al parecer, gustaba a “Evita” Iglesias, “Juego de Tronos”, pues el viejo televisor de mi casa, entre libros familiares, solo sintoniza, no sé por qué, la Primera, la Segunda, Antena 3, Cuatro, Telecinco, la terrorífica Sexta, otras emisoras más que no sé ni cómo se llaman… y, sobre todo, la Real Madrid TV, Don Santiago y Don Alfredo que, junto a Bahamontes, Timoner, Santana y poca cosa más, colorearon la gris infancia de quien, luego, fue clandestino en el PCE y las Comisiones Obreras, para acabar desdeñado como “casta del 78”; por todo ello, no he visto ni un solo episodio, ni un minuto de “Juego de Tronos”, repugnándome, además, lo que oigo de tal serie…, a quién y cómo se lo oigo, pero, raro hábito, algo he leído y sé, por ello, que sus pueriles fans justifican lo injustificable por sus fines y que no debía ser muy sólida pues, a los cuatro días, nadie la recuerda, sé también que sus personajes eran inamovibles, filosóficamente invariables, de piñón fijo, sin fisuras en un mundo despiadado y peligroso, así como que, cultura de supermercado, eran equiparados, a gusto y conveniencia de cada cual, a Platón, Aristóteles, Voltaire, Kant,... y, sobre todo, a una versión iletrada y light de Maquiavelo..., lo que no impide que todos sus admiradores sean como Mortadelo, el socio de Filemón, y se reflejen en las políticas tramposas y el ignaro populismo de Iglesias, Errejón, Revilla,... y el reciente ridículo de Ciudadanos, personas y grupos que, con fáciles tuits, whatsApp -o como se diga- y sin ideas, ideología o pensados proyectos con frases subordinadas que sugieren, fingían querer acabar con la vieja política… y quedaron en lo que ayer dibujó El Roto.



EL ROTO 13/03/2021

Aunque ahora lo quieran sanar con -solo- dinero, miles y miles y miles… de millones de euros, una deuda que alguien pagará en el futuro, el capitalismo agoniza, su estructura ha colapsado, ha entrado en crisis, está agotado y el sistema injusto se desmorona; repito, sin dudar, que, lo mismo que sus contradicciones mataron lo que, sin serlo, llamamos marxismo, hoy el capital insano se ahoga en el abuso y, en España, se evidencia que la banca ha sido, es y será exceso, usura, carcoma, las energéticas destrucción del planeta, la empresa, grande, mediana y pequeña, caja registradora de la que, a hurtadillas, el empresario saca dinero, plusvalía que le genera la explotación de la fuerza del trabajo ajeno,…, en el mundo, hay que gritarlo, hoy no hay Justicia, la Administración es cara burocracia inútil en la que los funcionarios -ellos sí- son flamante peligrosa, injusta casta, hay -y habrá muchos más- cientos de miles de nuevos parados, millones de dramas cotidianos y pretendemos una sociedad de pensionistas en la que partidos, sindicatos y grandes organizaciones han dimitido de su función social para ser caras agencias de  colocación, sociedades mercantiles.

Miente quien anuncia recuperación milagrosa en meses, igual que miente quien no advierte de que lo que llaman “progreso” está agotado, el consumismo loco exprimió el jugo del mundo y no consumir traerá más cierres, esos cierres, lógico, mayor paro y el mayor paro disminución de ingresos y aumento de gasto en -imposibles- pensiones para jubilados, limitados y parados; engaña, pues, quien no advierte del riesgo que, de no cambiar la mentalidad/vida social para caminar hacia una austeridad solidaria, corren sanidad, educación, pensiones… públicas, de que paro, desigualdad, pobreza,... se multiplicarán si no reducimos la jornada y viramos hacia unas relaciones laborales solidarias; la Europa que, solo con dinero, finge apuntalar y mantiene como zombis a la mercantil PSOE, el vago, egoísta populismo peronista y la derecha rancia es una ruina y viaja hacia el (in)cierto (in)explorado corazón de las tinieblas, un periplo en el que lo más grave es que lo guía el codicioso apetito del capital y el silencio cómplice del resto, travesía suicida en que se hundirá nuestra “forma de vida”, una catástrofe con millones de muertos, nada que ver con la pamema Covid19; hay que aceptar -y procesar- que miente quien, informado, no advierte, no usa cada día el altavoz e insiste en que debemos acampar ya, repito, en un decrecimiento solidario, austero y, aun más urgente, organizarnos de otro modo ante la gravísima situación que Nathaniel Hawthorne describía a mediados del siglo XIX al escribir que “el abismo es simplemente uno de los agujeros del pozo negro que hay debajo nuestro”.

Karl Marx diagnosticó exacto la crisis estructural del capitalismo, analizó su debilidad moral, económica y política, pronosticó el final del sistema injusto tras la pérdida de autoridad que la degradación de la Revolución francesa y un contrato social trucado facilitaron a instituciones políticas corruptas y, en especial, a la clase capitalista dominante; la sociedad debe aprovechar hoy la crisis de la estructura injusta y derruirla, teniendo en cuenta, como el marxismo post-Marx avisa, que la capacidad de ser inmoral y hacer daño que tiene tal estructura débil es infinitamente superior a la del individuo, por lo que, decía Jean-Paul Sartre, la elección moral no consiste en ser bueno, sino en elegir un mundo bueno que impida, por ejemplo, a Podemos, Izquierda Hundida, Ciudadanos,..., que, igual que la PSOE, PP, PRC, no se atrevieron a debatir el atropello eólico con la Plataforma ante los medios, en el Parlamento, finjan ahora oponerse a él; no seamos cómplices del “sistema de crímenes” que se desploma.

Walter Benjamín explica en su Tesis V sobre el concepto de la Historia que “la lucha de clases que tiene ante sus ojos el materialista histórico educado en Marx es la lucha por las cosas toscas y materiales, sin las cuales no hay cosas finas y espirituales” y, al tiempo recuerda que éstas “están vivas en tal lucha, en forma de confianza en uno mismo, de valentía, de humor, de astucia, y su eficacia se remonta en la lejanía del tiempo”; lo ratificaba Mao cuando decía que una chispa es capaz de incendiar una pradera, por lo que, a partir de ello y en tal dirección, el fin de semana cavilo, acudo a la -buena-, novela negra, de la que Wittgenstein decía que tiene más vida que un ensayo, por nosecuantasava vez releo “1280 almas”, de Jim Thompson, acompaño al sheriff Corey mientras aparta de su camino -de cualquier modo- a quienes le molestan, mucho más inteligente, cruel y humano que lo del apestoso "Juego de Tronos", oigo, muy baja, la obertura de “Tannhäuser” que canté de niño incrustado solidario en la masa coral del colegio y, melancólico, me reafirmo en una idea, muy mía: mientras haya fuerza, hay que moverse -y mover las cosas-, aunque sea lento.



EL ROTO 14/03/2021

domingo, 7 de marzo de 2021

157 Los domingos, cavilar Calor de establo Fernando Merodio 07/03/2021

157 Los domingos, cavilar

Calor de establo

Fernando Merodio

07/03/2021

“La tradición de los oprimidos nos ha enseñado que el estado de excepción en que vivimos es la regla". (Walter Benjamin).

 

“Cualquier interpretación del significado político del término pueblo debe partir de que, en las lenguas europeas, éste incluye siempre a los pobres, los desheredados y los expulsados. Un mismo término designa tanto el sujeto político constitutivo como la clase que, de hecho y derecho, está excluida de la política”. (Giorgio Agamben).



EL ROTO 21/03/2016

Fue, al parecer, Nietzsche quien identificó, escueto y gráfico, como calor de establo a la animalidad rentable -en el peor sentido- a que se aferran los nacionalismos, pútrido calor que es, sin duda, el más sobado argumento para sus demandas egoístas, codiciosas reclamaciones, peligrosos desmanes, en cuya senda, avergonzado, pulula lo que aquí ahora esgrime, azorado, el regionalismo político, venido del fascio, pariente mínimo de aquellos, sus mayores, anacrónico, sin otra idea que la irrelevancia de lo propio, fúnebre en el mínimo territorio en que nos ha confinado, sitiado por la atronadora virulencia injusta e ignara del separatismo periférico, ofensivo, uniformista, cuasi-militar, hoy inviable, cuyo fondo y forma son goteo de carencias ideológicas, infecto residuo incorrupto y rescoldo de un peligroso pasado rancio.

Por duro, “impopular” que hoy sea oponerse a ello, no se puede dejar de lado, ignorarlo es peligroso, las egocéntricas exigencias de lo propio no son nunca, en política, estación termini, sino parada técnica alimenticia en el camino hacia metas aun más desleales y pancistas de los que esperan, en cada caso, tener la fuerza propia que les permita dar peligrosos pasos aproximándose al cruel, extremo racismo, último refugio de canallas que creen -cuestión de fe- que lo suyo es lo mejor, magnífico, y el otro un peligro y, por ende, el enemigo.


EL ROTO 12/09/2015

Fernando Savater, profundo conocedor, teórico y práctico, de los variados excesos del cruel nacionalismo próximo, dice que no hay mejor candidato a caer en el racismo que quien ignora que todos tendemos a serlo, esperando solo que mínimas miserables circunstancias lo propicien, consideración que nos aproxima -con los matices que la laxitud moral de cada cual le aplique- a la inhumanidad generada por la doctrina nazional-sozialista, cuyos seguidores, los nazis, se justificaban diciendo, no olvidemos, que lo suyo era solo un trabajo, muy sucio pero legal, diario e impuesto, o también nos acerca a la silenciosa crueldad que vivieron –y en cierta forma viven- los discrepantes de las tesis abertzales en Euskadi, o nos hace admitir, cómplices, el tenebroso avance sobre esa Catalunya a la que los de la PSOE miran con la bobalicona cara de vacas viendo pasar el tren, de una ruina socio-económica, deportiva, ética... que pagaremos todos; en tan peliaguda, alarmante situación, lo que impide analizar -y denunciar- de modo valiente y justo el codicioso egocentrismo del nacionalismo sangrante y, en casos, sangriento, es una suerte de remordimiento cristiano interesadamente inoculado en algunos, incluso jóvenes, que, ellos sabrán por qué, se sienten coautores cómplices del viejo autoritario patrioterismo españolista, también sangrante/sangriento; es daño que causan quimas del tronco de egoísmo ilógico que nos distrae y desocupa de los problemas reales y es tal la mentira hoy que los ex-presidentes y la oposición no asistieron a la ofensiva farsa de Sánchez apisonando algunas viejas armas nazis. 

Gerry Adams, líder del Sinn Fein, teórica rama política del Ejercito Republicano Irlandés, IRA, modelo hoy para algunos, animaba en una entrevista publicada en El País hace 15 años a aplicar, irreflexivos y mecánicos, a la situación de Euskadi -y, ahora de Catalunya- los mismos -o similares- mecanismos de pacto que en Irlanda, pues decía que “la idea de que se puede resolver un conflicto derrotando al otro bando no funciona cuando se habla de autodeterminación" y añadía que, “debido al carácter militar de la situación -de Irlanda del Norte-, hemos tenido el desarrollo de una política de la fuerza física que es progresista, pero que se apoya en un brazo armado en vez de en la masa popular”, ¡triste fallo del omnipresente dañino ”progresismo”!, “si hemos conseguido algo, es dar la vuelta a la situación y tener algo parecido a un movimiento de masas”, un lóbrego simulacro usado para justificar la violencia injusta y el -extraño- “algo parecido a un movimiento de masas”, no como sueño nacionalista de expulsar a los británicos, sino como -imaginaria- reacción frente a “las injusticias palpables con que se encuentran los católicos” de Irlanda, de lo que nacería su “compromiso ideológico con el republicanismo” -Adams, al que copia hasta la cleptómana derecha pujolista, evita hablar de nacionalismo-, un “republicanismo” propio que ahora, ignaros, proponen en Euskadi y Catalunya con diferencias, pues en ambos territorios, en medio de sus ansias de “Pueblo” y “república”, quienes sufren las mayores “injusticias palpables”, son, evidentemente, los maketos, los otros.

Oculta Adams -y le copian, en especial, los de la extraña Esquerra, ya que su historia se lo pone más crudo a Bildu- su separatismo y roba el discurso a la diferencia entre ”pueblo” y “Pueblo”, que, más solidario, desarrolló con fatiga el filosofo italiano Giorgio Agamben al analizar, desde una izquierda real, la ambigüedad semántica y profunda contradicción existente entre el “Pueblo” de Adams, ideal cuerpo político integral, y el “pueblo”, multiplicidad fragmentaria de excluidos indigentes que lo forman, que Marx analizaba dentro de la genial idea de la "lucha de clases", guerra interna que divide al “Pueblo” y solo concluirá cuando se alcance la sociedad sin clases, o, para Agamben, cuando “Pueblo y pueblo coincidan y no haya ya pueblo alguno”.

Quien sepa y analice cómo “el poder no tiene mejor forma de legitimación que las situaciones de peligro grave y que a ellas apela en todas partes de forma permanente y, por ello, se esfuerza en producirlas secretamente” halla magníficos ejemplos actuales en las adulteradas “pandemia”, “derecho a decidir” o leyes de “(des)igualdad de género y LGTBI”, problemas reales pero, repito, viciados, deformados por el poder real, cuestión sobre la que el filósofo Agamben abre nuevos cauces al decir que “uno puede envolverse en la bandera y lograr apoyos con el discurso de los intereses patrióticos y tener un enemigo -un hombre del saco- tiene su utilidad política”, siendo cierto, evidente que, a quien detenta el poder o aspira a detentarlo -para ejercerlo en forma grosera- le interesa crear la apariencia de esa situación de riesgo grave y permanente; y, por ello, si en la realidad no existe, se crea.


EL ROTO 16/01/2015

Vuelvo a Savater, a Euskadi y Cataluña y, ejemplo de insoportable deterioro socio-económico, a El Egido, para ver las diferencias: en los choques de El Egido, no hay muertos, pese a los motivos reales, múltiples necesitados y excluidos, lucha de clases, mientras en Euskadi y Cataluña, donde la situación de los afectados es otra, por causas difíciles de explicar desde la razón humana ha habido -y hay- violencia, incluso muertos, lo que marca diferencias… que no explica Adams ni su rulo sobre Irlanda.

Hoy –me lo muestra la lectura lenta, con el detenimiento que exige, la larga y densa novela "Calle Este-Oeste", de Philipe Sands, reflexión sobre Hersch Lauterpacht, Rafael Lemkin y Hans Frank, totalitarismo y Derecho-, el siniestro lugar que ocuparon los judíos en la Alemania nazi, aquí, en Euskadi y Cataluña, a su modo con matices en cada lugar y momento, en el eterno y visible estado de excepción enquistado en sus territorios, lo ocupan los no nacionalistas, señalados, amenazados por no integrarse en un pretendido cuerpo político nacional, convertidos por el independentismo en el “pueblo” de Agamben, al que los “Pueblos“ alemán, catalán, vasco, …, tras exprimirlo a su egoísta interés, desprecian y, a partir de ello, usurpan la exclusiva representación de todos y pretenden anular al otro, eliminarlo para, en un bucle melancólico, volver a empezar, monopolizando egoístas y cómodos, a su conveniencia, el calor -en el peor sentido- animal de eso que -como otros muchos- consideran su establo, exclusivo y vitalicio pesebre, solo de ellos, por lo que entiendo llegado el momento de empezar a preocuparse y, por ello, andar con pies de plomo.


EL ROTO 07/03/2021