martes, 26 de marzo de 2019

Deconstruir el procés (12) Abogados Fernando Merodio ALERTA 27-03-2019

Deconstruir el procés (12)
Abogados
Fernando Merodio
ALERTA 27-03-2019
Es antijurídico e ilógico que, desde la jacobina y colonialista Francia, senadores juzguen este juicio y, crecidos por lo mal que lo hacen nuestros políticos profesionales, nos digan cómo debemos impartir Justicia; pienso, además, que no puede haber muchos juicios en que, pese a -o, quizás, por-, estar juzgándose delitos tan graves, de tanto riesgo, con tanto desdén hacia el resto -lo que más molesta- y con una colección de abogados -supongo que- muy caros y elegidos a dedo, haya tal delicadeza en las garantías como la que -al margen de la prisión provisional de la que escribiré otro día- reciben quienes germinaron -fracasando- un golpe de Estado contra el resto, sabiendo que lo de los senadores nace de que la "estrategia de ruptura" de algunos abogados de la defensa ha hecho mella, sin duda, en su mala conciencia colonial.
Estrategia de ruptura. Aún joven leía y subrayaba queriendo saber "De la stratègie judiciaire", aquí titulado "Estrategia judicial en los procesos políticos", Anagrama, del abogado francés Jacques M.Vèrges (1924-2013), sobre cómo utilizar la dialéctica en ciertos juicios, forma de la retórica, tela de araña que enreda a los abogados en el exigible y arduo equilibrio entre la mera defensa profesional del cliente frente a cualquier interés o derecho, público o privado y buscar la meta de la Justicia.
Apoyado por Foucault y Derrida, Vèrges llevó al límite el fundamental derecho de todos a la defensa, lo hizo en principio contra el abuso del colonialismo francés, ayudando al FLN argelino para, tras años desaparecido, defender al "Chacal" Carlos, el nazi Klaus Barbie, "el carnicero de Lion", a dirigentes de los Jemeres Rojos, a Milosevic,..., usando, frente a la habitual de "connivencia", la que él llamó "estrategia de ruptura", que no acata los valores del juez, pone en duda el sistema judicial y difunde al máximo el juicio, que él consideraba un "campo de batalla que tendría que hacerse público, a fin de que -el justiciable- luchara en igualdad con los jueces".
Mantenía Vèrges, marxista, sólido izquierdista en sus inicios, una dura hostilidad hacia la aceptada idea de que la función del juicio era "arreglar las contradicciones entre los individuos y las sociedades mediante el acuerdo o, al menos, la aquiescencia de los propios acusados", hostilidad que aquí ahora parecen mantener -con muy serias diferencias con él- quienes defienden a los miembros de la egoísta y desleal burguesía catalana independentista, que no podrían responder a la crucial pregunta de Jacques Derrida a Vèrges sobre si su estrategia -copiada por los catalanes, sin su coherente solidez- se desarrolla "en nombre de la ética de la política o de otra clase de ley" -en especial, la del puro y duro interés-, igual que los senadores que nos critican no podrían -sin sonrojarse- explicar su planteamiento frente a la pretensión de un golpe independentista en el sur de Francia o su -aún hoy- intolerable política colonial.

Tras lo dicho, sería bueno que, si saben, nuestros asalariados políticos mejoren.

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