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sábado, 5 de febrero de 2022

205 Los domingos cavilar La conservación de la especie Fernando Merodio 06/02/2022

205 Los domingos cavilar

La conservación de la especie

Fernando Merodio

06/02/2022

"Quien quiere hacerse ángel, se hace bestia" (Blaise Pascal)

La nueva casta -que dicen- política, evidentemente peligrosa, transversal y sin sustancia, está empeñada en imponernos su enésimo ejercicio demagógico, encelada ahora contra la intemporal pederastia..., merecedora -es cierto- del asco universal, con una campaña a la que, torpes populistas, privan de credibilidad y eficacia al limitarla al ámbito de la iglesia católica, contra la que pretenden crear una exclusiva comisión parlamentaria de investigación que les permita exhibir en los medios -los que dicen- serios modos, experiencia y saber en la materia.

EL ROTO 31/01/2022

Explicaba al respecto hace días en un periódico el filósofo Gabrial Albiac que "el hombre es un animal de deseos oscuros", tanto angelicales como demoniacos, lo que impulsó a Blaise Pascal a dejar, a modo de advertencia, un serio axioma: "Quien quiere hacerse ángel, se hace bestia", pues ambos caracteres rivales se amalgaman, imposible de separar, en el hombre, que es todo ello, pues "lo humano se juega en un combate sin fin contra lo inhumano", teorizándose, a partir de Claude Lèvi-Strauss, que el (ab)uso sexual sobre los niños nace en el rincón más oscuro de la mente humana y su prohibición radical, como la del incesto -intento de evitar que una escasa protección de las pequeñas crías frente al sexo propicie la destrucción de la especie-, "es la iniciativa fundamental, gracias a la cual y mediante la cual, pero sobre todo a través de la cual, se consuma el paso de la naturaleza a la cultura", paso sobre el que, sabio, advertía Freud que "lo que nadie desea, nadie lo prohíbe; una prohibición universal es síntoma de una tentación universal", insistiendo Albiac en que el horror del abuso sexual sobre los niños "acecha siempre en la sombra humana", aparece en los lugares en que, por la proximidad entre adultos y niños, las ocasiones son más favorables; en la historia humana no ha sido un horror limitado a determinados grupos religiosos o ideológicos, se trata de un abuso que acecha desde la sombra y emerge allá donde la ocasión es favorable, donde la relación entre adultos y niños es más cercana, por lo que la tentación del atropello infantil, lo mismo que la del -socialmente vetado- incesto, surge en especial donde se dan formas vicarias de paternidad como la docencia, sin que el monstruo se oculte y aceche desde un solo colectivo concreto, sino desde muy diversos ámbitos, con proporciones de agresión muy similares en todos ellos, abundando en la familia, donde la perpetran los dos -o cuantos sean- géneros que la forman, por lo que, para ser fuertes justos, no dañinos oportunistas sectarios, debieran ser personas y entidades capaces, no parvenues chiquilicuatres, quienes analicen al tiempo, globalmente todos esos ámbitos, sin olvidar que, para no causar más mal que bien, no se puede prescindir del rigor.

Parece adecuado a la realidad actual considerar "paidofilia" o "pedofilia" un grado para baremar la salud mental como mera excitación, placer sexual que un adulto obtiene mediante la simple entelequia sexual y "pederastia" el ejercicio activo con tal fin sexual contra la víctima, acciones ambas, la mera entelequia o la agresión, que se producen contra un sujeto pasivo infantil o preadolescente, menor de 13-14 años, con la personalidad individual y social del agresor definida por múltiples factores, externos o internos, circunstanciales o fijos, actitudes inofensivas poco -incluso nada- dañinas para el sujeto/víctima -hay pedófilos que no abusan de y ni siquiera se relacionan con los niños- o, por contra, agresivas, abusivas, penalmente tipificadas en el ámbito de lo criminal; son, pues, pedofilia y pederastia términos de la cultura griega que no debiéramos equiparar o utilizar como sinónimos y sí, por contra, valorar -y pensar- que, mientras nuestro código penal, artículo 189, castiga con penas de prisión de hasta 5 años, junto a hechos mucho más graves, difundir material con menores y finalidad de excitación sexual, desde 1998, naciendo en los USA, todos los 24 de junio se celebra públicamente el "Internacional Boy Love Day", "Día del Orgullo Pedófilo", promovido por la comunidad Minor Attracted Person, MAP, los que sienten atracción por menores y -con sus argumentos, como los de zoofilos y otros- reivindica iguales derechos que colectivos socialmente aceptados.

EL ROTO 03/02/2022

Vivimos tiempos en que a ineptos que -dicen- que pueden les ofende ser comparados con Franco u otros practicones de la prohibición, se valen de que el Pisuerga pase por Valladolid, lo llaman "pandemia" y olvidan la sabia advertencia de Freud de que "lo que nadie desea, nadie lo prohíbe", pues "una prohibición universal es síntoma de una tentación universal" y tratan de privarnos de algo hasta ayer tan libre como inhalar y exhalar CO2 -y otras cosas- sin bozal en nariz y boca, fumar, comer -y gozar de la- carne, unirnos en masa para hablar de lo que nos interesa, ver a las distintas policías como floreros achatarrados y entender que camareros, tenderos,... no deben ser, además, policías represores, no admitir ser vacunados, como niños, porque sí,..., tener miedo solo al miedo.

Se trata, dicen, de conservar la especie en el planeta y, peligrosos populistas, lo hacen contra la pederastia -solo en la iglesia- o el incesto con el mismo cínico descaro fútil que exhiben al -no- enfrentarse a la gravísima emergencia climática dejando el control de la caótica situación en manos de los mismos que, con la muy dañina masiva generación concentrada, nos han traído hasta aquí o, también, al -no- promover una igualitaria supervivencia en el trabajo asalariado cuando -no- derogan -solo blanquean- la normativa laboral que dicen de Rajoy e, igual que esa sucia afición a dialogar contra natura con cualquiera que, sabio, desautoriza el filósofo Giorgio Agamben, fue obra del mismo amo, el capital con que ahora pactan para, en lo positivo mínimo, permitir recuperar -con matices- la ultraactividad y prohibir que los convenios de empresa fijen salarios inferiores a los de sector, único aspecto en que la masa sectorial se impone al poder de empresarios y empresas, mientras -si analizamos con rigor lo aprobado- vemos consolidadas las injustas normas del despido improcedente, el "descuelgue" de los convenios, la flexibilidad de la jornada o los despidos colectivos sin previo control administrativo y cómo se han perdido, entre otras, reclamaciones tan esenciales como eliminar la contratación eventual -perdida al flexibilizar el contrato "fijo-discontinuo" y posibilitar a las ETTs intervenir en él- o acabar con la injusta desigualdad que la subcontratación y externalización de actividades suponen para los trabajadores afectados; quien, con seriedad, haya luchado por una supervivencia real digna del trabajador sabe que el poder no regala nada a quien no lo tiene, así como que los pactos entre desiguales, nada fiables, solo generan más desigualdad y son una burda trampa muy fácil de detectar.

FLAVITA BANANA 05/02/2022

En el actual paripé de lucha por la conservación -(in)digna- de la especie resulta especialmente ofensiva y gráfica -por lo que de burla a las normas del contrato social supone- la exultante exhibición de felicidad con que los y -en especial- las mismas "progresistas" que, tras imponerlo como imprescindible, destierran el "pasaporte Covid" o ahora consideran innecesario enmascararnos en la calle, celebraron lo que la "biblia" del liberalismo listo que hoy es "El País" tituló, inmoral, "Un voto erróneo del PP salva la reforma laboral del Gobierno", algo que vaya usted a saber si fue error al votar u otro oscuro pacto como el que sirve para intentar sembrar los montes de dañinos polígonos eólicos, dejarnos sin agua con el nuevo salto de Aguayo o limitar la seria crítica de incesto y pederastia a una comisión de investigación suya, otro pacto de los que fingen discrepar y, cínicos, usan la dificultad que, para analfabetos funcionales, supone votar lo que se quiere, e imponen con tal -ese sí, pueril- voto lo que -en este momento y siempre- conviene al mismo amo de todos ellos, al capital.

EL PAIS 04/02/2022

domingo, 14 de noviembre de 2021

193 Los domingos cavilar Mandato imperativo Fernando Merodio 14/11/2021

193 Los domingos, cavilar

Mandato imperativo

Fernando Merodio

14/11/2021

La soberanía no admite representación, ni enajenación. Es la voluntad general y no puede ser representada, porque, o es ella misma, o es otra, (...). Los Diputados del Pueblo no son ni pueden ser representantes, son Comisarios que nada pueden concluir por sí” y pese a que “(…) los elegidos representan al conjunto de la nación, no detentan soberanía, ejercen un mandato imperativo y solo representan a sus electores (...)”. (J.J. Rousseau. El contrato social).

Conviene a todos ellos, legitima al resto de nombrados, igualmente impropios y menos evidentes; el parlamento, su gran mayoría, PP y “progresistas” -salvo algún hipócrita que votó en contra-, apañan señalar para el -ya muy- depreciado Tribunal Constitucional a Enrique Arnaldo, letrado de las Cortes -y de quien le paga-, ¡piense cada cual lo que puede haber hecho!, llamado de igual modo que otro con la grave lacra de haber militado activo en organización sanguinaria, que hoy avala a autores impunes del tiro en nucas inocentes, insulto viviente que dice ser filósofo-; los dos “impresentables” en sentido vulgar y jurídico, éste por lo dicho y el primero, letrado con currículo plagado de tachas que le privan de la apariencia de imparcialidad y sobrados indicios, incluso penales, que legal y éticamente le inhabilitan para analizar con efectos la derrengada Constitución, recomiendan  esperar, ansiosos, la opinión final del TC.

EL ROTO 20/06/2021

La etimología del esencial concepto teórico de la “soberanía”, no existente en la sociedad griega y latina, dimana del latín “super omnia”, “por encima de todo” o “poder supremo”, el “primus inter pares”, “primero entre iguales” o “principal” que definió Jean Bodino, 1576, Los seis libros de la República, base junto a Richelieu y sus juristas del absolutismo francés, como “poder absoluto y perpetuo de una República”, convencido de que “no se hallará en el mundo nadie soberano, pues todos los príncipes en la tierra están sujetos a las leyes de dios, de la naturaleza y a ciertas leyes humanas comunes a todos” algo que, entonces, se usó para avalar a cada sujeto de soberanía, fuera la Nación, el Estado, el Pueblo,…, hasta que en “Leviatán”, 1651, Thomas Hobbes eliminó la sumisión de la ley civil a la natural y dijo que las llamadas leyes naturales, justicia, equidad, gratitud,… son en realidad virtudes morales que empujan al hombre hacia una ley civil adecuada a ellas, siendo la Ilustración y Rousseau quienes, en 1762, eliminaron todo contenido individual de la soberanía, atribuyéndola al colectivo-pueblo, haciendo del individuo-ciudadano tanto mero sujeto detentador de ella y, por ello, soberano, como súbdito de aquello que ayudó a crear, firmando un contrato que le  somete a ella y nos hace a todos libres e iguales, sujetos de la soberana voluntad general, que fue base de la revolución francesa y, con sus múltiples abusos, lo es de la actual democracia.

Al tiempo, Emmanuel-Joseph, abate Sièyes, revolucionario al que el tiempo alejó de sus ideales, pese a haber sido uno de los autores del Juramento del Juego de Pelota y la Declaración de Derechos del Hombre y el Ciudadano, ambos de 1789, y de la Constitución de 1791, así como autor del celebrado panfleto “¿Qué es el Tercer Estado?”, que abría con una pregunta y respuesta ajenas, “¿Qué ha sido hasta ahora el orden político?. Nada”, y analizaba en el texto, lógicas, las suyas “¿Qué es lo que desea? Ser algo”, sosteniendo que la soberanía residía en la nación histórica y cultural, en valores bajo los que fue fundada, otorgando a los parlamentarios el papel de meros representantes, no mandatarios libres y responsables como dijo Rousseau, sino atados a lo que exigía el pueblo soberano; Rousseau defendía, pues, la ”soberanía popular”, representativa, tan mal usada, y Sièyes la “nacional”, en cuyo nombre tantos y tan crueles abusos se han cometido… y aun hoy, bien cerca de aquí, se siguen intentando cometer.

El esencial concepto teórico de la soberanía nació en la Edad Media, ni en Grecia ni en Roma, insisto, como efecto de la permanente lucha entre las tres grandes fuerzas entonces -¿y hoy?- existentes, iglesia, imperio -romano u otro- y grandes señores; en el ámbito del derecho internacional la soberanía define el modo en que un Estado ejerce sus potestades tradicionales al relacionarse con tres elementos centrales, el territorio, el pueblo y el poder, definiendo la forma en que iglesia, imperio y señores, enfrentados, se reparten los tres, territorio, pueblo y poder; la soberanía en general ha correspondido al Estado, a través del rey, “soberano”, o el tirano, dictador, lo que, con el tiempo -a veces-, ha evolucionado hacia dos modos divergentes en su ejercicio, el utópico revolucionario, basado en el sufragio universal, popular, individual, con elegidos, en verdad, libres, suficientes e independientes de todo y todos y el que, a partir del sistema censitario, delega la soberanía popular en distintos parlamentos.

Lo de aquí -y no sé si lo del resto del mundo que dicen democrático- resulta un pastiche, mezcla objetos, colores e ideas sin orden, sentido o ajuste y el artículo 1.2 CE, terminante, pontifique sin duda que “la soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado” y el apartado 1 del 66 CE lo aclare aún más y diga que “las Cortes Generales representan  al pueblo español y están formadas por el Congreso de los Diputados y el Senado” nos encaja en el sistema parlamentario, aquí censitario, el dictador Franco lo llamó “partitocracia”, reforzado por el párrafo segundo del artículo 67 CE, que afirma que “los miembros de las Cortes Generales no estarán ligados por mandato imperativo”, sino representativo, ajenos a cualquier tipo de vínculo obligacional, legal entre cuerpo electoral y elegidos, lo que impide entender que, siendo el pueblo español titular de la soberanía y estar prohibido cualquier mandato imperativo entre electores y elegidos, el artificial escándalo -sobre todo en los medios- montado por grupos de presión que, afines al capital, fingen alarmarse cuando unos cuantos hipócritas -encabezamos por el habitual disidente histérico Elorza- votan diferente a Sánchez, Casado y Belarra -sin tocar, eso sí, el negocio acordado- respecto al “impresentable” letrado de apellido Arnaldo, ya que no existe ningún mandato legal de los electores ni, menos aun, de partido, nadie está atado por otro convenio… que no sea el alimenticio de ser, de nuevo, incluido en ulteriores listas.

EL ROTO 07/09/2021

Si cavilamos -un poco- vemos que la situación que vivimos responde a -corrupta- imitación de los “Cuadernos de quejas” franceses, Cahiers de dolèances, 1789, una situación concreta, Cahiers que desde el siglo XIV sirvieron a nobles y clero para consolidar el absolutismo en Francia, con sus memorándums para mantener privilegios, si bien a partir de 1789 -los Estados Generales no se reunían desde 1614- la burguesía del Tercer Estado también demandó en ellos libertades, la eliminación del régimen feudal, la igualdad fiscal y ante la ley, la correcta representación en los Estados Generales,…  reclamaciones nacidas en los territorios y organizaciones que, por necesaria urgencia y conocidas, justas razones históricas, imponían su mandato.

El mandato imperativo es método político útil para ciertas necesidades y momentos concretos, se debe vincular -aquí no se hace- a lealtad, legalidad y a una revocación tajante del mandato, mientras el representativo se apoya solamente, en la confianza y obligación moral, ambas ineficaces, pues ahora no se votan personas, sino listas de partidos, grupos mercantiles antes que políticos. Rousseau definió claro la “soberanía popular” como concentración de considerable poder en manos del pueblo, que decide sobre ella en modo de “democracia directa” o, a lo sumo, a través de “comisarios” que hacen lo que decida aquel pueblo; lo contrario, lo describe el filósofo Giorgio Agamben en "Medios sin fin", cuando explica que "la corrupción completa de las inteligencias asumió la forma hipócrita y buenista que hoy se llama progresismo, (...) principio en cuyo nombre se ha cumplido ese proceso, transigir (...), ceder en todo, conciliar todo con su contrario, la clase obrera con el capital, el medio ambiente con el desarrollo industrial, (...)", imponer a Arnaldo, llegar a someter Ley y Justicia al interés partidista; ahora, además de la evidente, infame tropelía, tras usar con saña las leyes "mordaza" y "laboral", porque les convenía, nos dicen -mintiendo- que las van a derogar.

EL ROTO 20/07/2021

domingo, 24 de mayo de 2020

106 Los domingos cavilar CoVilación. 20 De la mentira Fernando Merodio 24/05/2020

106 Los domingos cavilar 

CoVilación. 20 

De la mentira 

Fernando Merodio 
24/05/2020 

“Es hora de liberar a la ciudadanía del encorsetamiento legal en que está atrapada (...) y repartir responsabilidades. El riesgo cero no existe y buscándolo podemos acabar asfixiados". (Josep Ramoneda. Opinión. "Liberar a la ciudadanía"

"Voy a ser cristalino en esto: ‘Pacta sunt servanda’, (...) En el acuerdo de UP con PSOE no se habla de derogación parcial, se habla de la derogación de la reforma laboral". (Pablo Iglesias, populista, sobre el pacto con PSOE-UP-Bildu). 

Insisto, un grupo insolvente nos somete a su pedestre batiburrillo conceptual, difícil de digerir tras más de sesenta días confinados, socio-políticamente fosilizados, sin voz, soportando consignas, privados de serios derechos solo por dúctiles razones de hecho y sin argumentos "expertos", mientras los que lo dicen -y lo hacen- tienen tan ignara y cruel actitud ética e ideológica que obligan a reflexionar qué ocurre y quiénes son los que -abusando de la pertinaz excepción de un "estado de alarma"- deciden todo, absolutamente todo lo nuestro, sin -casi- darnos opción para responder y obligándonos a leer a diario el -más contradictorio que nunca- BOE, intentando no sufrir, además del bozal, la penitencia de la -hoy no- denostada Ley mordaza. 

Escribía hace días Josep Ramoneda algo tan lógico como que "ni siquiera con las mascarillas nos dan la oportunidad de comportarnos según nuestra conciencia y responsabilidad", demostrando cómo la "coalición progresista" nos maltrata en la crisis al desconfiar "de la capacidad de los ciudadanos de decidir por sí mismos" y aumentar el caos social al tenernos confinados mientras, inepto dañino, en grupo intrigan con el capital y, uno a uno, sus miembros hacen lo que estamos viendo, para luego pensar y finalmente, tras errar, con descaro mentir. 

EL ROTO 23/05/2020

Dijo Baltasar Gracián (1601-1658) que “el saber más práctico consiste en disimular”, por lo que política y mentira siempre han sido compañeras y casi 100 años después, hace más de 300, se publicaba el opúsculo “The Art of Political Lying”, "El arte de la mentira política", atribuido durante siglos a Jonathan Swift (1667-1745), siendo autor real su amigo el escritor escocés John Arbuthnot (1667-1735) que, con agudeza, talento irónico, incluso estilo similares a Swift, cuando la política esbozaba sus actuales fondo y forma parlamentarias, fijándose en Whigs y Tories explicó que mentir bien en política no se improvisa, es un arte que exige dedicación, pautas y reflexionó sobre la disposición fisiológica del humano a la mentira, para exigir que un arte tan útil y noble como mentir tuviera, como el resto de las artes y ciencias, su entrada en la enciclopedia y, así, ayudara al político que intentara alcanzar la gloria. 

Definió la mentira política con sencilla contundencia, “arte de hacer creer al pueblo falsedades saludables con un buen fin” y lo acompañó de la enumeración de posibles tipos de engaños, negando que toda falsedad sea difamatoria y citando tres clases de mentiras políticas: “calumniosas”, que tratan de arrebatar a un hombre la reputación justamente ganada, “por aumento”, que atribuyen al personaje mayor reputación de la que le corresponde y “por traslación”, que transfieren el mérito de una buena acción o el demérito de una mala de una persona a otra, todo ello aliñado de consejos para que la mentira funcione mejor, se extienda más rápido, dure, advirtiendo a los jefes de los partidos políticos que no deben creer sus propias mentiras y sí temer que el exceso de calidad en el ejercicio del arte pueda hacer que acaben persuadidos de que lo que afirman es en efecto verdad y terminen intentando resolver los asuntos políticos según dicta lo inventado, lo que, igual que ahora, al parecer ocurría a menudo, por lo que exigía la terapia de que, si algún partido se excediera en el número y tamaño de sus mentiras, “para restablecer su credibilidad deberá, durante tres meses, no decir nada que no sea verdadero; lo que les dará derecho a difundir mentiras durante los siguientes seis meses”, dudando, es cierto, de la posibilidad de encontrar políticos capaces de semejante esfuerzo de contención. 

Lo escribía Swiftt/Arbuthnot, analista del siglo XVIII, sin televisión, debates de tertulianos, campañas mediáticas, sin comentarios anónimos en Internet, blogs y redes sociales, en una era en la que ni se intuía el retoque fotográfico, la suplantación digital,..., lo que quizás sea razón de que, en el comentario que cierra el pequeño volumen Jonathan Swift -ahí sí, el famoso escritor irlandés- diga que “al igual que el más vil de los escritores tiene sus lectores, el más grande de los mentirosos tiene sus crédulos: y suele ocurrir que si una mentira perdura una hora, ya ha logrado su propósito, aunque no perviva”; el ruido y la confusión harán el resto. 

En medio de un tsunami vírico, el anuncio de una quiebra total del sistema y con la evidencia en puertas del caos planetario que -todos sabemos- es el calentamiento global que exigen el esfuerzo pedagógico de los gobiernos para lograr el apoyo activo en masa de la sociedad en el camino del imprescindible cambio -radical- de sistema con inteligencia, temple, coraje, fuerza,..., aquí vemos cómo los dos clanes de nuestro (des)gobierno -unas siglas históricas, nada de socialismo con mucho afán mercantil y un populismo cutre que tiene gratis la libertad luchada por otros -a los que insulta- y es ajeno a la igualdad, al admitir que sus jefes vivan en un lujo imposible para el 99%- firmaban -solo- con Bildu, pequeño, histórico -insufrible, cruenta historia- grupo vasco territorial xenófobo que solo los analfabetos funcionales pueden ver de izquierdas, un acuerdo cuya base, al tiempo de negociar con -y humillar a- sindicatos, patronal y, aun peor, lo más sólido del pueblo, era el compromiso de -sin otra ley- "derogar de manera íntegra la Reforma Laboral del año 2012", urgiendo, por su sola cuenta, que "deberá ser efectiva antes de la finalización de las medidas (…) derivadas de la crisis originada por el Covid19", ¡viva el confinamiento!, y, de postre, -más- ventajas solo para Euskadi y Navarra; supongo que ello demuestra que nos merecemos el peor -y mira que los hubo malos- gobierno y la peor oposición con mucho de los últimos 40 años, en el momento ideal para que el cruel ultra-liberalismo reaccionario remate su sucia tarea. 

EL ROTO 22/05/2020

Todo es desleal, cutre, pueril en el peor sentido, el presidente, el vicepresidente 2º del gobierno y el grupo xenófobo han perpetrado -en la sombra- una chapuza que empeoran al mentir mal, muy mal, no como enseña Swiftt-Arbuthnot, con patrañas diversas de cada inepto que habla tras destaparse el escándalo que -tan cortos son- ni siquiera intuyeron y, mientras la PSOE, traidora a -casi- todos y, ahora en concreto, a sindicatos y empresarios con los que -como tanto le gusta- pacta, reniega, cobarde, de lo hecho y miente -¿quién se fía ya de él?- al asegurar que solo derogarán, entre otras cosas, "la posibilidad de despido por absentismo causado por bajas por enfermedad", ya derogada, como, aun peor, lo hace "Evita" Iglesias que se definió "cristalino" -y me evocó, lo siento, "la noche de los cristales rotos"- al mentir diciendo que el acuerdo PSOE-UP avala que, ¡ya!, se derogue "íntegra", la reforma laboral de Rajoy -junto a la Ley mordaza, su obsesiva referencia-, obviando el "Acuerdo de coalición progresista" que tanta -y tan injusta- cancha política –y económica- le ha dado, con la peor mentira, semi-verdad parcial, que no resiste la más leve lectura de cómo el vacuo "Acuerdo" enumera "lo urgente" sin citar tal "derogación íntegra" que -sin control político de la socio-economía- nada aporta a la clase machacada; sí, por contra, ha habilitado una fiesta -de banderas y cláxons- al facherío irredento a partir de su aventurero, golfo y cobarde intento de tapar conducta tan poco solidaria y leal usando -y manchando- el serio -de hombres de verdad- "pacta sunt servanda" y, sin duda satisfecho, ignora -¿y apoya?- que el dañino Sánchez Galán tenga hoy dos planas publicitarias en El País. 

Nada se ha alterado, es cierto, en tres siglos desde que se escribió "El arte de la mentira política" y, aún hoy, “la falsedad vuela, mientras la verdad se arrastra tras ella”.