jueves, 9 de mayo de 2019

Deconstruir el procés (24) Contradicciones Fernando Merodio ALERTA 10-05-2019

Deconstruir el procés (24)
Contradicciones
Fernando Merodio
ALERTA 10-05-2019
Junqueras, Turull, Rull, Sánchez y Romeva, se agarran al clavo ardiendo de su reciente condición de miembros del parlamento español y, ¡de verdad!, plantean que, en tal condición, para seguir juzgándolos, el Supremo deberá ser autorizado por el legislativo y, mientras tanto, ellos deberán gozar de plena libertad para ejercer como parlamentarios de España; son ideas que desnudan grotescas contradicciones ofensivas para su teoría y en especial su práctica del independentismo, siendo grotesco e indecente, exigirlo con supuesto apoyo en nuestra -para ellos, insufrible- constitución, el contrato social, no debiendo olvidar nadie que están siendo juzgados por dañar al resto con actos contra ese contrato social, ni ignorar que su exigencia del derecho a ejercer "con total plenitud las responsabilidades derivadas de su nueva condición" de representantes del pueblo español, siendo una burla para el resto, carece además de todo apoyo legal lógico, pues tanto los hechos litigiosos como el inicio del juicio son muy previos a las elecciones de las que, según ellos, nacería su derecho.
Aunque sea otra cosa, es también contradictoria la forma en que, aparentando ser un grupo monolítico, cada abogado propone y usa sus pruebas sin preocuparse de si benefician o no al resto de los alzados.
Dice Marx que la explotación, contradicción objetiva que sostiene al sistema capitalista, no se superará en el plano del debate de las ideas ni esperando que lo haga el devenir de la historia, es preciso que fuerzas sociales objetivas, que él identifica con la clase obrera organizada, se lo planteen y lo fuercen; del mismo modo, si aquí ahora aparecen contradicciones latentes en relaciones concretas, por ejemplo las de la sociedad española en general con las exigencias del independentismo -o incluso dentro de él mismo-, debemos saber que, en realidad, tales contradicciones solo son expresión de un egoísta y habitual enfrentamiento que, como el capitalismo, sólo confronta intereses, tratándose, pues, de un desafío sin solución dialéctica, que se resolverá cuando una parte se imponga a la otra, pues en tal contradicción no hay nada común que ate, se trata exclusivamente de egoístas intereses apoyados en muy subjetivos derechos que solamente separan.
Aceptado que existiendo, como existen, las reglas del juego previas de un contrato social, la constitución, nadie cuando quiera puede cambiarlas en medio de la partida, pues se trata, por su naturaleza pactada, de un contrato a respetar y para el que hay que exigir respeto, a partir de ello, en caso de contradicción entre dos partes, me parece lógico buscar el interés más amplio, más general, debatir, luchar por él,... hasta que, si las dos difieren, una se imponga a la otra, sin tener ningún complejo de culpa por el hecho de imponerse, siempre que haya respetado las reglas pactadas, pues si así se hace, no se es peor, menos honesto que aquel con el que se debate, se lucha,... y al que, si se le gana, se fuerza a respetar el interés general.

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