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domingo, 15 de noviembre de 2020

141 Los domingos, cavilar 46 Covilación Silencio siempre Fernando Merodio 15/11/2020

 141 Los domingos, cavilar

46 Covilación

Silencio siempre

Fernando Merodio

15/11/2020

“La epidemia es una enfermedad zoonótica en la que el virus ha saltado de un animal a un humano y somos responsables al haber creado las condiciones para que eso fuera muy fácil, al destruir el medio ambiente y poner a los animales salvajes en contacto estrecho con las personas". (Jane Goodall. Primatóloga).


EL ROTO 13/11/2020

La situación generada, al alimón, por el capital y los -corrompidos- vividores de la política que, un bloque, nos han caído encima, aplastándonos, evoca los relatos de la mitología del horror cósmico creada por H.P. Lovecraft y su "circulo", con Robert E. Howard, autor de Conan, Solomon Kane y Kull, Robert Bloch que, entre otros relatos de terror, escribió Psycho, Psicosis, Clark A. Smith y sus cuentos de la colección Weird Tales o August Derleth, creador de El caso de Charles Dexter Ward o la recopilación de los relatos de Arkham, cuya lectura, la de todos, en el tétrico momento que nos están obligando a soportar, recomiendo encarecidamente.

De cualquier modo, existe una certeza, o arriesgamos para intentar frenarlo -algo que, al ser quienes y como somos he empezado a confinar en el pequeño tabernáculo de los sueños y utopías-, o renacerán los peores tiempos de los duros fanatismos totalitarios, religiosos, dinásticos, identitarios, populistas,... y, como siempre, el dinero, que aún crepitan entre los rescoldos de los diversos fascismos, stalinismos, nazismos, las variadas formas del racismo asesino,..., que, impunes, como Hitler con los libros “peligrosos”, ya han empezado a elevar sus hornos a los 451º farenheit que posibilitan abrasar los libertarios, igualitarios logros ilustrados de la Razón y las Revoluciones.

Viendo cómo aquí y ahora, frente a la siempre acomodaticia (in)útil derecha, toma posiciones tétrico, el inepto, egoísta,... conglomerado de intereses en torno a la -cada día más- mercantil PSOE, del ruin, desleal nacionalismo catalán, el sádico etnicismo vasco, que coacciona, agita y recoge los frutos comunes  del árbol, aleados por la birria a que han devenido, ganapanes sin programa, oteadores de sueldo fijo y un poder de serie de TV, los seguidores de "Evita" Iglesias, no puede extrañarnos que, a los 10 días de que un alarmado ex-empleado de TUS me informara, el primero, de que en los autobuses urbanos de Santander, CSIF, cosa que, descarada, dice ser un "sindicato", había usurpado espacio público para pegar un pasquín y exigir a todos, no solo a sus acólitos, un tiránico "SILENCIO SIEMPRE", nadie ha hecho nada por frenar la tropelía totalitaria que, corporativa, olvida la obligación del conductor -o quien sea- de desinfectar -eso sí es profilaxis- asientos, barras, puertas,… entre viajero y viajero.

No esperaba nada, es cierto, de los injustificados sueldos de PP y VOX, ni del Ciudadanos del reservista militar Ceruti, pero sí tenía un remoto -pueril- hilo iluso de que harían algo, al menos simbólico, los mezquinos gestores de la marca "socialismo" que, desde 1939, no hace nada por la libertad e igualdad o que, acaso, lo hicieran quienes, con el populismo andrógino de UxS, Unidas por Santander, arrastran la digna y dura historia de lucha solidaria -y solitaria- por la libertad del comunismo español,…, y resultó que no; frente a la agresión al colectivo que, sin duda, son el exabrupto sindical y el odioso silencio de UGT y CCOO, ¿qué fue de las Comisiones Obreras de Marcelino Camacho y, aquí, de las de Cote, Miera, Chus, Melo,...? Son muy pocos los que -cuando no la había ni, por ello, se veía, desde la caverna, moverse su sombra- con riesgo se fatigaron por la libertad de todos y son los que quedan de esos pocos quienes, casi solos, la valoran y saben que, con lo que cuesta ganarla y que lo que aquí hay ahora es un mero sucedáneo, costaría un ápice, nada, perderla; estamos cediendo en todo a gusto del capital y por irracional temor al mínimo, extraño virus.

La vida es diversas cosas, entre muchas, una individual, física, personal y otra social, de grupo, política sobre las que haber vivido -ya muchos- años corriendo a diario para preparar diferentes maratones me ha enseñado que el yo físico, individual, mío ha sido y es, ciertamente, lo que -y cómo- yo he respirado, si el aire era poco o mucho, limpio o sucio, si llegaba a todo lo ancho de los alveolos pulmonares y hasta el fondo de abdomen y vientre, si el oxígeno de ese aire era distribuido bien por la sangre a todo mi organismo y si, al tiempo, expulsaba odioso CO2, mientras mi otro yo, el social, político se nutría -bien- de una continua relación con los que, selectivamente, elegía para compartir acción y palabra,..., hasta que desde hace meses, la crispada y crispante mascarilla me impide respirar y hablar bien, mientras el castrador, totalitario “silencio siempre” evita que, por falsa seguridad para los más miedosos del nutrido ejército de los cobardes y en exclusivo interés del capital y los políticos enunciados arriba, material opuesto a las chatarras que enumeró Eduardo Galeano al describir el, inconcluso, inventario del mundo elaborado por Arturo Bispo de Rosario: “vidrios rotos / escobas calvas / zapatillas caminadas / botellas bebidas / sábanas dormidas / ruedas viajadas / velas navegadas / banderas vencidas / cartas leídas / palabras olvidadas y / aguas llovidas”, todo historia que, antes de ser agotada por la vida, fue útil, hermosa, antagónica a nuestros no vividos, inservibles oportunistas Sánchez, "Evita" Iglesias, Casado, Abascal, Arrimadas, Puigdemont, patético Rufián, Urkullu,…, impar Revilla, sin más historia todos ellos que su bovino acomodo en el insano calor de establo de sus fétidos partidos, con la sola excepción del siniestro Otegi -“gordito” para los suyos-, que es una historia tétrica de la que avergonzarse, ajena, nadie lo dude, a la de sus pioneros, “Apala”, “Argala”, “Pertur”,…, que, por encima de todo, incluso de su etnicismo, además de arriesgar -y matar- con pistolas y bombas, tenían -y defendían, de verdad-, no solo egoísmos personales y tribales, también ideas sociales.

Jane Goodall, primatóloga que en la tele explica cómo nos horroriza ser contagiados por los animales y no nos preocupa contagiarlos a ellos, explica ahora su idea, “la epidemia es una enfermedad zoonótica en la que el virus ha saltado de un animal a un humano y somos responsables al haber creado las condiciones para que eso fuera muy fácil, al destruir el medio ambiente y poner a los animales salvajes en contacto estrecho con las personas", casi al tiempo de que Greta Thunberg, niña sueca con síndrome de Asperger, nos diera la solución a tan grave tesitura: "¡Hay que cambial el sistema!"; a partir de todo ello, una cuestión, tras taparnos nariz y boca con la -digan lo que digan poco fiables expertos- insana,  castradora mascarilla y callar ante el ruin -y para ellos útil- "silencio siempre" del "sindicato", ¿alguien ha oído al dinero o la política criticar rigurosos el daño ambiental y, a partir ello, exigir "cambiar el sistema"? ¡Hasta ahí podíamos llegar!, ríen al fondo Iberdrola y Banco Santander, mientras reducen plantillas y oficinas, tramitan EREs y se enriquecen, al tiempo que destruyen al resto. 

El terrible mamarracho del teniente coronel Antonio Tejero fue, para quien tenía dos dedos de frente y menos miedo que el que ahora casi todos al mínimo virus, además de un grotesco espectáculo, una ignominiosa farsa pueril y un ratito de mínimo riesgo, mientras su cateta frase icónica, “¡Se, sienten coño!”, ha quedado arrumbada en el rincón de los cosas ridículas, cual pellizco de ursulina o mal educado gritito histérico de niño escolapio, sin posible comparación con la totalitaria exigencia del “silencio siempre” que trata de imponer -de hecho impone, sin aclarar si el sigilo absoluto afecta a los odiosos smartphones- el patético “sindicato”, a lo que se ve, tan poco experto en salud social como laxo al dirigirse y tratar de condicionar al resto; todo ello es, lo sé, alarmante, muy peligroso, primero, porque la cosa CSIF sea tan ignara y osada, segundo, porque se lo hayan consentido, tercero, por el silencio de UGT y CCOO -no confundir, por favor, con las Comisiones Obreras contra Franco-, cuarto, por la vergonzosa complicidad de PP, Ciudadanos, Vox, PRC, PSOE y UxS, que dicen representar a sus votantes y quinto, por la cobardía de esos votantes que, por falsa seguridad y ser tan miedosos, se someten a respirar mal, incluso a dejar de hacerlo, no tener relaciones -ni organizaciones- sociales o familiares -¿sexuales?- y ahora, además, a viajar en autobús con las ventanillas abiertas, prefiriendo morir de pulmonía que de Covid19; si no fuera serio, sería para morirse -otro modo de hacerlo- de risa.

domingo, 8 de noviembre de 2020

130 Los domingos, cavilar 45 Covilación Tenebrosa burocracia Fernando Merodio 08/11/2020

 130 Los domingos, cavilar

45 Covilación

Tenebrosa burocracia

Fernando Merodio

08/11/2020

“El CSIF recomienda no hablar en el transporte público para reducir el riesgo de contagio por el Covid 19. SILENCIO SIEMPRE” (Texto de cartel en DINA4, en impreso del Ayuntamiento, en todos los autobuses municipales de Santander. Al menos 6-7/11/2020)

Pablo San José, dibujante, humorista conocido como Pablo, oficinista que colaboró, entre otros medios, en La Codorniz y El País, autor de miles de viñetas de contenido social -él decía "no político"- que, vivo Franco, publicó dos libros con igual título, "La Oficina Siniestra", en los que evidenciaba su personal, conocimiento crítico del mal que encierra la -siempre- tenebrosa burocracia que hoy, de nuevo, domina España; en aquel tiempo -para pocos- doloroso me llamaban la atención y me provocaban la risa del "perro pulgoso" de la TV, personajillos enanos físicos y mentales, siempre atados a sus porcinos jefes por cadenas e identificados, un ejemplo, como "Pelota 37538", seres insignificantes que reían, aplaudían, brincaban como, aun ahora, hacen muchos.

Eran tiempos en que los -muchos- pelotas de Franco y sus -aún muchos más- adeptos veneraban la Dirección General de Seguridad, Ministerio de la Gobernación, con sede en la emblemática Real Casa de Correos, Puerta del Sol de Madrid, un instrumento sangriento que llegó a visitar Heinrich Himmler, plenipotenciario amo de la Gestapo, para evidenciar, cada día, sañuda, ceñuda y con su Ley para la Seguridad del Estado, la victoria, valga la redundancia, sobre los vencidos, para guardar el “orden público”-entonces casi solo contra los “horrendos” comunistas-, referencia estable, junto a la anecdótica masonería, de la focalizada represión franquista, que, con yerro, se identificaba solo en la tétrica -y hoy sobada, novelada- Brigada Político-Social; muerto el perro en 1975, pero sin agotar la rabia represora en la sede… de la policía, en 1978, tres años más tarde, tal Dirección General que, previa a Franco, fue órgano represor de toda clase de grupos molestos, en especial del mismo bando, una nueva Ley la sustituyó, en 1979, por la actual, de la Policía, encuadrada en la Dirección de Seguridad del Estado, sustituida hoy por la Secretaría de Estado de Seguridad; un mantra, el de "seguridad", que siempre, siempre intenta ocultar "abuso de autoridad".

Tras tanta insistencia histórica en el omnipresente, para pocos útil y para casi todos dañino abuso de la -en general, muy cobarde- “seguridad”, traigo algo hoy objetivo, real, mucho más serio, aquí ahora en peligro, el esencial, primer derecho a la "libertad individual" que, junto a otros que afectan a la justicia, igualdad y pluralismo político, artículo 1.1 de la Constitución, CE, es valor superior de nuestro ordenamiento jurídico definido en la STC 83/1984, de 24 de julio, como "libertad general de actuación individual", que "autoriza a los ciudadanos a llevar a cabo todas aquellas actividades que la ley no prohíba", lo que nos obliga a saberla valor absoluto del ordenamiento jurídico, "no solo en su dimensión política sino en la más amplia y comprensiva de libertad personal", obligando a todos "a una interpretación de las normas legales en favor de tal valor superior”, prohibiendo el abuso de su recorte con solo verborrea político e irrelevantes resoluciones, sin argumento jurídico ni aval científico.

Se limita tal libertad cuando a quien la disfruta se le impide o dificulta hacer uso de ella con autodeterminación y se apoya tal limitación o impedimento en meras razones de hecho sin base legal, pues no se debe olvidar -ni, desde luego, renunciar a- que el constitucional "valor superior" de la libertad, básico para el ser humano, posibilite que éste 1) actúe según sus convicciones y 2) sea responsable de sus propios actos, sin más límites que a) su criterio personal, en base a su capacidad, b) su responsabilidad social frente a los derechos de otros y c) la exigencia democrática legal, lo que hace que solo seamos responsables cuando, de verdad, seamos libres, sin normas ilícitas, miedo, fuerza física u otras coacciones,... que nos limiten, debiendo estar asentados en la percepción -lógica- de la previsibilidad de las normas con que actúa el poder, STC 273/2000, al aplicar el Derecho pues, en el conflicto entre libertad e, insisto, dañino abuso de la- seguridad cobarde, ésta debe ceder ante el desarrollo del primer derecho individual, que es revolucionario, artículo 1.1, y también social de la libertad, artículos 14 y siguientes, todos ellos de la misma CE.

A partir de ahí, me parece inevitable concluir, usando la lógica que en la situación canalla, represiva, ilegal, policial, ciertamente neofranquista que Sánchez, Iglesias & Co, sin la "auctoritas" que supera el autoritarismo, generan con el llamado Covid19 y el injusto, injustificado confinamiento no se nos puede castigar por los actos ordinarios, en tanto se nos impida el uso de nuestro libre albedrío, nuestra libertad: ser libres; insisto en que en el otro ángulo de la “libertad” está la "seguridad" que analiza el artículo 9.3 CE, sin valor jurídico de derecho fundamental, por lo que, entre otras la STC 133/1989, define la primera como "principio constitucional que ha de informar todo el ordenamiento jurídico y presidir la conducta de los poderes públicos", muy por encima de la "seguridad personal", que solo es tranquilidad de espíritu que alivia miedo y cobardía, por lo que la STC 233/1999 dice que la libertad personal no se puede disociar de la democracia y ningún poder público, salvo el legislativo, tiene potestad para limitarla pues, STC 147/2000, la libertad "hace a los hombres hombres". 

Para el ejercicio de tal derecho es esencial que lo garantice el Estado y, por ello, el clarísimo artículo 1.1 CE dice que tal garantía está en la estricta y recta aplicación del Derecho, en normas legales independientemente aplicadas y su real cumplimiento que doten al ciudadano de la "seguridad jurídica" que complementa la libertad democrática, lo que hace que "la democracia necesite demócratas, hombres y mujeres que hayan aceptado los principios democráticos, porque en otro caso el sistema siempre estará en riesgo", pues "el principio básico es el respeto al orden jurídico que consiste", por encima de los demás derechos, ”en la obediencia a las leyes“, por lo que cuando, como ocurre aquí ahora, las "situaciones de desprecio al Derecho se generalizan, la democracia y el Estado mismo corren serio peligro", al estar sustituyendo el contrato social por valores personales y generando el "tenebroso y complejo problema" de la indisimulada cesión de nuestra libertad al poder más venal, menos legítimo, no político, el del capital de la “oficina siniestra”, a cambio de una miedosa “seguridad”; la responsabilidad personal debe primar sobre una seguridad apoyada en normas que nos coaccionen y priven de derechos y libertades fundamentales que, además de ser ilegales, no solucionan la situación compleja, protegiendo de modo abusivo e injusto el beneficio de unos pocos, sus desiguales derechos y libertades frente a los del resto.

Se equivoca, pues, hoy quien crea consolidada la libertad, no valore el miedo que su ejercicio genera en ciertas zonas espurias del poder y no se fatigue a diario en consolidarla, aceptando, por contra miedoso y sin protestar, que nos confinen y dejen, de facto, sin el uso de la palabra, en una insufrible inseguridad jurídica que llega a que, por insufrible que sea, en impresos municipales, el CSIF -no CSIC-, un descaro que se dice sindicato, apoyado en el silencio de CCOO y UGT, (ab)use del autobús urbano, de todos para, alegrando a las gallinas, exigir al resto: SILENCIO SIEMPRE”. ¿A quién conviene tal silencio permanente?, ¿hasta dónde quieren llegar?, ¿tan cobardes somos que, sobre la libertad juiciosa, triunfará el fascista “silencio siempre”?

Si nos acercamos más, vemos a la PSOE, Podemos & Co cocinando en su caverna la Orden PCM/103072020, un “procedimiento de actuación contra la desinformación”, acaso escandalizados porque nadie informe que a Jaime Botín, “mecenas tipo Borgia”, faro cultural en Santander, le han condenado -¿qué dirán Castañeda y Balbona?- a 3 años de cárcel y una multa -muy- millonaria por robar patrimonio cultural de todos, o molestos por la (des)información sobre los trapicheos de Evita Iglesias en Podemos, o extrañados porque, tras permitirle todo al presidente USA, ahora que no lo es quiten, porque sí, la palabra a Trump, o irritados ante el silencio de las dañinas tropelías de la ministra Rivera,…, o ¿serán, acaso, ellos los burócratas del “silencio siempre”?