Lo cotidiano.81
Derecho a ser frágiles e iguales
Fernando
Merodio
05/12/2024
El pasado lunes, excepción que confirma la diaria
regla de enojoso sectarismo en las tribunas de opinión -anejas a la laxa editorial- de El País, me interesé en una que, envolviendo la viñeta diaria de El Roto, llevaba como título “Su majestad la igualdad”, de Santiago
Alba Rico, excusatio non petita -me pareció-
por el hecho de figurar en la triste lista/cortafuegos de los 12 firmantes de
una inane querella contra el corrupto padre del actual rey -éste, pienso pese a
yo haber votado no a la constitución monárquica, nuestro mejor profesional de lo
que hoy llaman política-, padre que, dicen, ¿sólo hizo eso?, “no regularizó
correctamente su situación fiscal en 2020 y
2021, derivada de varias defraudaciones a la Hacienda Pública, pues lo hizo tras el
aviso de la Fiscalía, lo que la inhabilita”, algo
que, aunque yo no lo entienda, parece inquietar a Clemente Auger y José A. Martín Pallín magistrados eméritos, Carlos Jiménez Villarejo y José María Mena, fiscales jubilados, Javier Pérez Royo, Blanca Rodríguez y Joaquín Urías, constitucionalistas, Pilar del Río, viuda de Saramago, Miguel Mora y Josep Ramoneda, periodistas,
Eduardo Ranz, abogado y el
filósofo que firma la tribuna, restos
del naufragio, algunos, de aquella apolillada, afín al güisqui gauche divine madrileña, ¡frívola
discoteca Boccaccio!, casi peor que
la catalana.
Su majestad la
igualdad
El fraude fiscal de un rey no es un
simple delito individual, sino que atenta contra los principios del derecho
democrático
enrique flores
Santiago Alba Rico
Junto
al filósofo
Josep Ramoneda y el periodista Miguel Mora, me he sumado a la querella
que nueve juristas de reconocido prestigio (entre ellos José Antonio Martín
Pallín, Joaquín Urias y Javier Pérez Royo) han
presentado contra el rey honorífico Jua
(…)
Soy
abogado, ¡uf, casi siempre acabo escribiendo de lo mío!, y considero -e intento
usar- la ley cual porra -¿legal?- contra el poder más impune, a veces con éxito
y, sin duda por ello y por recientes avatares personales, me sentí identificado
con reflexiones filosóficas -¿y jurídicas?- de la tribuna, tan atractivas -al
menos para mí- como que la democracia debe ocuparse de dos derechos, “a la fragilidad y a la igualdad”, de
tener “derecho a ser frágiles sin que
ello nos cueste la vida” y de que, siendo cierto que “tenemos derecho a estar enfermos y poder ser atendidos por un médico; a
estar hambrientos y poder acceder a alimentos; a tener frío y poder volver a
nuestra propia casa; a tener sed de conocimientos y poder ir a una escuela”,
en el Estado social y de derecho, que -dicen- es el que ahora pastorea, tan
mal, Sánchez, la fragilidad debiera ser “inseparable
de la igualdad”, ya que la individual “reviste
un derecho -no total, pues nadie puede librarnos de la muerte- a protección
frente a la intemperie, frente al hambre, frente al frío y frente a la
ignorancia (…) todos tenemos derecho (pues es la condición de todo lo demás) a
la igualdad ante la ley“, siendo “la
idea de justicia una peligrosa quimera” en un mundo en que, usando el
actual argot futbolero, los frágiles aspiramos al empate que se oculta tras el “ojo por ojo, diente por diente“, el
bíblico “talión“, el islámico “qisás”, igual respuesta,… que, dice Alba
Rico, están orientados a “neutralizar y
equilibrar por completo el daño sufrido”, empate que, para el filósofo, en
el caso de los pueblos se llama “revolución”
y en el de los particulares, “venganza”,
pues el derecho “no puede hacer justicia
(…) no puede evitar que hayan ocurrido las cosas que ya han ocurrido. No nace
con ese propósito”, sino “para
afirmarse a sí mismo, para declarar públicamente la igualdad de todos ante la
ley” y no es por casualidad que la idea del empate se manifieste en
especial con toda su eficacia cuando y donde tantas veces no se confía en los
tribunales y las instituciones apoyan la desigualdad, material y formal, de los
frágiles. no se entiende, pues, muy bien que tales ideas puedan ser predicadas
por un serio filósofo desde una querella/disculpa tan fútil, en compañía de viejos
expertos en administrar -y opinar sobre- tal justicia.
El Roto 25.11.2022
La
igualdad para los frágiles estará más cerca si generan/controlan la energía
La
querella no es revolución, es venganza y no se ve en este -tan lógico como poco
fiable- caso, qué pretende, qué diente u ojo se quiere arrancar como revancha,
pues ni siquiera se roza al poder, limitándose a acusar a quien, por abyecto
que haya sido en trances de su vida, hoy no tiene poder e, indefenso, ya nadie
le teme; el sistema, es otra cosa, es el 1% que, impune, se enriquece con la -excesiva,
sobrante- generación de energía que puede aniquilar la vida del ser humano en
la Tierra o esos políticos que ni miran a quien, frágil, depende, dejándolo
morir indefenso, o jueces/fiscales que, cómplices, ignaros, cómodos, cobardes ….,
próximos al poder, cada uno a su modo, impiden que, como propone Alba Rico, frágiles,
seamos iguales, por lo que, sobre todo, si como los querellantes se tienen altavoces,
la batalla debe ser contra quienes imposibilitan la frágil igualdad del resto,
pero, ¡uf!, que duro debe ser eso para algunos.
Coda
para miserables.- Al día siguiente, a toque de corneta gubernamental, un tal
Ignacio Sánchez-Cuenca, risible catedrático de -oxímoron- Ciencia Política, columnista
usual de Prisa, cobarde, sin dar
nombres dice que “magistrados aplican un
rigor excepcional al sopesar las denuncias presentadas contra el gobierno”.
Golpista.
Así (mal)tratan a la justicia en El País -solo- cuando no hace lo que
ellos quieren
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