62 Los domingos, cavilar
El capitalismo
Fernando Merodio
28-07-2019
“Creo
que el mayor peligro no es nuestra inacción. El verdadero peligro es cuando capital
y políticos hacen que parezca que están haciendo algo real y, en realidad, no
hacen nada”. (Greta Thunberg. Asamblea Nacional Francia. Julio 2019).
“Es más fácil imaginar el fin del
mundo que el fin del capitalismo”. (Mark Fisher citando a Fredric
Jameson y/o Slavoj Zizec en “Realismo capitalista”).
Explica Mark Fisher en “Realismo capitalista” que importante efecto de la caída del muro de Berlín ha sido la castradora idea
de que el capitalismo “no solo es el
único sistema económico viable, sino que es imposible incluso imaginarle una
alternativa”, siendo cierto, además, que, tras la práctica del estalinismo,
parece difícil apoyar el viable provecho de ajustar a hoy el núcleo fundamental
de la dialéctica marxista.
Se deformó todo y aquí
ahora, por ejemplo, titula El País la
crónica del patético esperpento Sánchez-Iglesias
como “la disputa por la guarda y custodia
de las esencias de la izquierda” y la subtitula, “el pulso entre los socialistas y el partido a su izquierda es una
constante histórica”, ¿a que dirá El
País “socialistas” y "partido a su izquierda”, al que vincula a la más
que noble -desde la España franquista- “tradición comunista”?; tergiversación -sin
duda maliciosa- que exige leer y releer con calma al Raffaele La Capria que de
acuerdo con Wittgenstein, para "ayudar
a salir a la mosca de la botella" de tan falso "realismo"
capitalista -“La mosca en la botella.
Elogio del sentido común”- emula a Montaigne y Orwell e invita a mirar y
detenerse, no en las grandes verdades que, casi siempre, nos superan, sino en “las múltiples pequeñas y obvias que tienen
lugar ante nuestra mirada y que, en cambio, se pretenden negar”.
Quien se someta a tan
razonable, humano esfuerzo y lo aplique a analizar, en medio del horrísono
ruido de politólogos y tertulianos, lo escenificado por el jefe de planta de la
gran superficie que es la PSOE y el peronista de la coleta podrá comprobar que
si, como afirma Karl Marx en “18 Brumario
de Luis Bonaparte”, “Hegel dijo en
alguna parte que todos los grandes hechos y personajes de la historia aparecen,
como si dijéramos, dos veces. Pero se olvidó de agregar, una vez como tragedia
y la otra como farsa”, ellos han dado otra vuelta más a la tuerca y, así
como en el "mausoleo Botín" se ha aflojado la rosca de la cerámica
que cubre el catafalco y se evidencia ruina que amenaza con descalabrar a quien,
confiado, pase por debajo, a ellos se les ha deslavado su tramposa ilusión
óptica, el trampantojo con que disfrazaban su ausencia de ideología e ideas, dejando
evidente su sola capacidad para hundirnos.
Evidencian, ¡eso sí!,
nuestros dos “hombres de Estado”, ¡la
izquierda!, su convicción de que el capitalismo es el único sistema
político-económico viable, incluso reforzado tras el desastre en 2008 del
corrupto, abisalmente injusto sistema de finanzas y empresasl, habiendo
permeado de tal modo en sus cómodos cerebros -sin ideas- tal sistema que les
impide imaginar cualquier otro escenario sociopolítico o cultural.
El monopolio del
escenario cultural lo exhibe -aplastante y de nuevo con El Delirio Montañés como arúspice- el banco que quiere aliviar su sórdida
imagen apropiándose del nombre de la ciudad y ser, sólo, Santander, que exhibe dos “containers” tirados en la mejor parcela,
junto a la Grúa de Piedra, y trata de ampliar la usurpación del vuelo público que es su anacrónico,
imperial arco franquista convirtiendo la entrada a la calle Martillo, si no lo
evitamos, en una gatera, al horrísono grito, bovinamente venerado por nuestra
burguesía de toda la vida: ¡La cultura es mía!; para perpetrarlo y vista la
ruina de "el Centro" ha comprado,
al parecer, un nuevo arquitecto, otro artista con nombre, Chipperfield, de mago.
En el arduo campo de
la vieja lucha sociopolítica, en la “izquierda”, Sánchez, alardea de 140 años reducidos
por los 40 vacantes que vivió cuando Franco y la mancha de su entrega en la
transición a la CIA para debilitar la influencia que -contra Franco- se ganó el
PCE, usando, para ello, los bonitos -y caros- posters de José Ramón Sánchez que
en las paredes taparon el postrer pedagógico intento del izquierdismo marxista
y, poco después, entrar él en las cloacas del GAL, Filesa, Malesa,
Time-Export,..., Roldán, Barrionuevo, Vera,..., los inconclusos ERE,... y
aliarse, aquí ahora, con Revilla-Martín para facilitar al capital, como en toda
España, la destrucción del planeta y que sean, además, suyos todos los
beneficios de la generación y suministro
de la energía, al tiempo que Iglesias, "izquierdista" sin historia,
venido de una nada cutre que dicen universitaria, junto, igual que Ceaucescu, a
su compañera, deshacía “15-M”, “Marchas por la libertad”, “Rodea/Ocupa el Congreso”,... y lo
sustituía por la cáscara hueca que se ha evidenciado “Podemos”, exhibiendo la hortera y egoísta ambición de tener -contra
las solidarias recomendaciones de controlar territorio, agua, población,...- una
gran parcela, un chalet, piscina... y, al menos, tres hijos, ya que él dispone,
al menos de momento, de medios; el resto, la gente, que se las arregle.
Con tales
antecedentes parecen creer que, como dijo Thatcher, no hay alternativa y el
libre comercio y la desregularización del mercado son único modo para organizar
la sociedad, pese a ser evidentes y múltiples los nocivos efectos que tal
ontología de los negocios tiene en la vida pública; ignoran -o fingen ignorar-
que el capitalismo es todo menos un
inevitable orden natural eficiente, que, muy al contrario, es causa del trabajo
más precario, la intensificación de la cultura del consumo despilfarrador, la
expansión de la burocracia en la sociedad y sus propios partidos y
organizaciones afines, la mercantilización de educación y sanidad, la gestión
de la política por medios de empresa, el aumento de las enfermedades mentales,
estrés, depresión,... y, último logro para despistarnos de lo esencial, la
insana, ineficiente, desigual y jurídicamente insegura judicialización de la
relación entre hombres -agresores- y mujeres -víctimas-, olvidando que, escribe
Javier Marías, "las mujeres mienten
unas, otras no, igual que los hombres, (...) y la idea de que casi no haga
falta ni siquiera juicio es exactamente la misma idea que la del linchamiento",...;
olvida esta "izquierda" que toda solución pasa por ayudar a que la
mosca salga de la botella, de las pautas marcadas por el capital y hacer que,
de abajo a arriba, sea la sociedad quien ocupe la esfera pública.
Coda final práctica.-
Mientras esa "izquierda", revolucionaria, proponía en el tedioso,
canalla debate de investidura bajar algo el precio de la luz, subir un poco los
inseguros míseros salarios -de momento, Ada Colau se lo ha subido un 40%-,
desmontar -para montar otra- la reforma laboral, criticar, hablando ellos en
secreto, la "ley mordaza",..., admirable, una niña sueca con síndrome
de Asperger llamada Greta Thunberg, sabedora de cuál es el real problema, repite,
repite, repite,..., machacona repite que ya es muy urgente dejarse de pamplinas
y "cambiar el sistema" y,
hace unos días, se plantó, valiente, ante la Asamblea Nacional -¿queda algo en
ella de la Revolución?- francesa y, mientras la derecha, ignorante, egoísta e
histérica, silbaba, cierta izquierda, igual de ignorante, egoísta e histérica,
miraba estupefacta sin saber qué hacer, advirtió que, siendo tan grave que no
hagamos nada, "el verdadero peligro
es cuando capital y políticos -nuestra "izquierda" sin una
referencia a la destrucción del planeta y cambiar el sistema- hacen que parezca que están haciendo algo
real y, en realidad, no hacen nada".
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