Lo cotidiano.126
De (des)informar y miedo
Fernando
Merodio
11/10/2025
La vida ofrece mil motivos para, cómodo, ser infeliz, tener miedo, pero yo nací y viví la infancia en un serio, frío pueblo mínimo con sugerentes días y largas noches, marcado por una subestación sonora con líneas de altísima tensión, los Saltos del Nansa, que dibujaba mejor que cualquier otra más grande, los perfiles de vida/muerte y allí fuí feliz, crecí, aprendí, no tuve miedo hasta que, aún muy niño, fui trasladado a Santander y, por sorpresa, cedido a hombres raros con grasientas faldas negras hasta el suelo, que difundían tramas aún más raras, mientras, ¡abuso eterno!, algún niño intentaba, sin éxito, burlarse entre otras cosas, de la “u” final de mis vocablos, lo que también viví, creciendo -menos- feliz sin miedo, hasta que, con 16 años me dejaron en el Madrid -que decían- de los mil peligros, donde erré, me levanté, aprendí, también crecí sin miedo, feliz -próximo a Rosa y al prodigioso fútbol del Madrid de Di Stéfano- y, cercado por la odiosa peste de Franco, percibí soledad, acabé rápido, en menos de 3 años, la farsa del Derecho e hice la mili rasa no universitaria, 18 largos meses para, antes y después, ser abogado que usó la -supurante- Ley lógica como garrote, Rosa y yo nos casamos, no abortamos, tuvimos dos hijos, compré con ella, en 1972 ¡uf!, menos mal, un piso, sufrí -más de medio siglo- a jueces, fiscales, abogados, “bureaucratas”,… insufribles, ineptos y, peor, injustos, tras lo que, muerto -en la cama- Franco, apoyado -siempre- en Rosa, Marx, el presidente Suárez que nos legalió, mis carreras por correr, lo aprendido,… soporté como pude el fraude de Felipe, Aznar, Zapatero y Rajoy, iguales, hasta que Rosa -¿harta?- desconectó sus neuronas y, buena, con -muy- triste despedida, me enterró en amargura, me dejó peor que solo, en un estado que no podía, en la peor pesadilla, haber imaginado y, además, en el “atávico, arcano, numinoso, inmemorial” mundo de horror que tejió H.P. Lovecraft y, hoy aquí, recrea Sánchez el -genético- Malo, para, con la coraza de vividos 80 años y en la puerta de salida de mi relámpago de luz entre dos eternas tinieblas, sin entenderlo, ver que (la vida al final lo ha logrado) tengo -no por mí- miedo, terror.
Horror y paisaje cotidiano en Lovecraft: Dunwich, Cthulhu, Azarhoth, Miskatonic o Arkham
Decía Gabriel
Albiac, raro filósofo, que finalizando el siglo XVIII, en los albores de la era
que se acaba -¿o acabada ya?- Robespierre planteó de modo elíptico la única
alternativa en la acción política de los revolucionarios: o corrupción o
terror, y añadía que para él, y como hoy ya entonces, corrupción y terror son
potencias constituyentes, dos vistas de lo mismo que se apuntalan entre ellas y
se ofrecen al ciudadano, como mal menor y de forma alternativa, para salvarlo;
coincido con Albiac en ello y en que aquí ahora, en especial con el terrorífico
Sánchez el Malo, feto abortado del -dicen- progresismo, desde 1978 en
caída libre, es fusión en escoria de las dos potencias, corrupción y terror,
todo vale para evitar que, catárticos, arranquemos y un cataclismo social nos
devuelva la perdida autoestima, cambie nuestras estructuras, todas, e impida,
por ejemplo, que González, impune primer jefe, o esa cosa siniestra de la Z, bobo
devenido a malvado o el Aznar de cara e ideas hoy tan extrañas que con los pies
sobre la mesa nos metía en una guerra, aún aconsejen, siendo urgente aclarar, no
jueces, nosotros, todo hasta el fondo, pues si no, nadie lo dude, esto está hecho
para que, apoyada en un sutil terror, la corrupción del capital impere.
Frente a
sesudos, gruesos libros que, muy serios, defienden lo contrario, supe siempre y
espero que, mientras me marcho poco a poco, se vaya viendo que la teoría -no sé
si algún día/en algún lugar fue práctica y no cuento chino- de Montesquieu ha muerto
y, sin remontarnos muy atrás, ya antes de Franco -certifico que desde 1946-
nunca ha habido tres poderes sino uno, primero, único el del general rechoncho y
quien -si lo había- estuviera tras él, siendo su aspecto, voz atiplada y atrabiliarias
ideas, entre otras razones, prueba evidente de lo poco que valemos el resto, la
poca cosa que siempre fuimos/somos, rodeándole de atronador/cobarde -en el
mejor caso- silencio, mientras hacía lo que quería, igual que lo hacen, ahora,
los muy corruptos mercantiles-partidos, -entes según para quién- (in)útiles
que, ligados al usurero banco, hacen que el capital decida quién/cómo -no
legisla- garabatea leyes y -no juzga- reparte al resto lo (in)justo y designa a
quién -no gobierna- manda, mientras, frente a ello, unos pocos ciudadanos, solos,
vigilados uno a uno, con el carné en la boca, indefensos, hablan bajo y el
resto, aún peor, a un lado, quietos, con su Smartphone, su coche y su viaje del
Inserso, ciegos felices… se pliegan. Todo ello cierto.
El Roto 05/10/2025
Así ellos parecen menos sucios
Pues es necesario, hay miedo, mucho miedo,
terror, cobardía y, cual hindúes, nos dividimos como nacidos de distintas partes del cuerpo de
Brahma y, por ello, miembros de las varias castas que definen nuestro estatus,
admitiendo que sea la pertenencia a esta o aquella ralea razón única del
derecho a ciertos privilegios, lo que, exacto, explica cómo se funciona sometido
a la estanca clase/mafia política, grupo -no muy- homogéneo que son los
partidos, en el que sus miembros, ignaros de Machado, no hacen camino al andar,
se lo dan hecho, exigiendo dudar de qué futuro espera a un país en que los cientos
de miles de miembros y/o pegatinas de tal casta se protegen con privilegios y
un velo (des)informativo que hace que incluso los fétidos excrementos de que se
nutre Sánchez el -genético- Malo sean minucia en el casposo, crispante día a
día, cuando, por ejemplo, la voz del
mostrador de alabastro que se acompaña en TVE del hijo de Pilar Miró -están de
moda las parejas Ceaucescu o Mussolini- para decir lo que la PSOE les dice que nos digan, no dejó a
Francisco Marhuenda -en mis antípodas- explicar, pese a que, de no ser cierto,
le pudiera caer una querella, que el suegro de Sánchez o sea el padre de esa Begoña
extraña, bachiller con universitaria cátedra que, sucia, negoció -para ella- en
la Moncloa, fue astuto proxeneta -se benefició al prostituirse, contra su
voluntad, otras personas-, un rumor -¿o más?- muy serio -sería insufrible que
el gerente/capataz de la mercantil PSOE que barriobajero, se ríe de todos y manda
aquí tuviera, entre sus vicios no sabidos ese-, siendo urgente que, con certeza,
se aclare tan sucia, repugnante duda y, al tiempo, que -¿nuestro, vasco,
chino?- El Delirio Montañés explique sus
razones para, tras robar nuestro constitucional derecho a ser -bien- informados,
junto a capital/dinero/poder, mienta con descaro en pro de Iberdrola/Banco Santander/Valcarce y el muy dañino P.E. El Escudo ¿Hay alguien ahí, a ese
lado, que pueda/quiera contestar ambas preguntas?
Flavita Banana 10.10.2025
Sutil explicación de cómo se (des)informa y genera
miedo
Coda sobre (des)información,
miedo y unidad.- Decía Eduardo Galeano, en parte cierto, que “nuestro
enemigo principal no son el imperialismo, la burguesía, la burocracia, sino el
miedo que llevamos adentro” y, con Domitila Barrios, minera, una de las
cinco mujeres que, con una huelga de hambre, provocaron en 1978 la caída de la
dictadura boliviana, añadía: “No sean bobos. Júntense. Nosotros, allá en
Bolivia, nos juntamos. Aunque sea para pelearnos, nos juntamos. Porque,
¿existen los dientes si no se juntan en la boca? ¿existen los dedos si no se
juntan en las manos?” y, añado yo, ¿es lógico que la mano nunca se haga
puño?, añadiendo a lo anterior León XIV, sigiloso papa, en su primera
exhortación apostólica, “Dilexit te. Te amé” que “mientras las
ganancias de unos pocos crecen exponencialmente, las de la mayoría se quedan
cada día más lejos de las de esa minoría feliz”, lo que, denuncia, es “dictadura
de una economía que mata”, así que, concluyo, hay que unirse en las
pequeñas bolsas de resistentes que patrocinaba John Berger y escapar de nuestro
miedo a ser, decir, vivir,..., maldito miedo; insisto, pesado: “el género
humano es la Internacional”.
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