domingo, 11 de noviembre de 2018

25 Los domingos, cavilar Revolución en el malestar Fernando Merodio ALERTA 11-10-2018

25 Los domingos, cavilar

Revolución en el malestar 

Fernando Merodio

ALERTA 11-11-2018

Han convertido el bienestar en sentimental satisfacción que permite vivir con bovina pereza, hoy tan obsesivamente indispensable que dio muy útil nombre a la dudosa forma liberal del Estado nacida del miedo tras las guerras mundiales, motivo de que su contrario, el razonable malestar, aterre desde cualquier punto de vista, social, cultural, político, económico,... al resquebrajar por corrosión intelectual todas las instituciones que dotaban aquel de una apariencia estable.

Ejecutivo, legislativo y judicial, poderes políticos del benéfico Estado, claudican carcomidos, el mérito de los electos que crecen en el mórbido vientre de agonizantes partidos es ínfimo, lo mismo cuando gobiernan que si elaboran atropelladas, ilegibles y confusas leyes, al tiempo que quienes juzgan, última trinchera institucional ciudadana, viven en descrédito creciente -vicios en su formación/selección/promoción, impunidad, lentitud, cúpulas indefendibles, varapalos europeos, desigualdad al juzgar a los débiles o al poder,...-, todo ello ininteligible para el ciudadano -redundancia- implicado.

Un mundo que convive cómodo con la corrupción de todo poder, el consumo ciego, la obsolescencia programada, sustituye el debate de ideas fatigosamente elaboradas por cómodos e imprecisos tuits, destruye lo natural con el "progreso",... permite que tóxicos adeptos de Carl Schmitt, ideólogo de los nazis, o de Ernesto Laclau, social-populista que desorienta las más dignas ambiciones latinoamericanas, sin otra idea que, sin saber para qué, adueñarse del poder, quieran llevarnos al vacío de vías de hecho que, lección de historia, fácilmente reprimiría el poder del dinero.

La realidad es la que es y vemos que naturaleza, política, justicia, uso del sentido común,... están en manos de corruptos o, en el mejor -el peor, quizás- supuesto, de ignorantes y hay que revolucionarlo, sabiendo con Hanna Arendt que antes de las revoluciones de finales del siglo XVIII tal palabra definía la vuelta a un orden prefijado por quien podía y que la revolución hoy no es posible donde las estructuras de poder del Estado resisten y no hay, además, suficientes personas con coraje e ideas para tomarlo tras el colapso. Sería una ruina.

Canta Franco Battiato a la calle más conocida de San Petersburgo/Leningrado, la "Nevski Prospekt", vanidades, soldados, buscavidas, chicas de largas piernas y cortas faldas, ancianos comunistas vestidos con raídas camisas cargadas de medallas, sindicalistas en huelga, nuevos ricos y pobres viejos,..., día a día de lo que sucede tras aquella revolución sabiendo, cómo a él enseñó su maestro, "qué difícil es descubrir el alba dentro de las sombras".


Para acabar con una concesión a la más indolente melancolía, visto lo visto es fácil dejarse arrastrar por la vibrante "Albada" de Labordeta, tal vez relacionada con el difícil alba que canta Battiato, y ver si hay razón alguna en el belicoso Calicles que en "Gorgias", diálogo platónico, dice: "Qué amable eres Sócrates, llamas moderados a los idiotas".

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